«No ruedas ideas, ruedas hechos»
Viggo Mortensen ha presentado en los Cines Lys de Valencia su segunda película como director, Hasta el fin del mundo. Tras su debut en la dirección en el año 2020 con Falling, un drama incómodo sobre las relaciones de padres e hijos, Mortensen regresa a su papel de director (en esta película también ejerce como productor, guionista, actor y compositor musical) con un western de apariencia clásica en el que incorpora ciertos elementos poco habituales en esta clase de género.
Ambientada en torno al año 1860, la historia de Hasta el fin del mundo se centra en Vivienne Le Coudy (Vicky Krieps), una mujer independiente, que se embarca en una relación con un inmigrante danés llamado Holger Olsen (Viggo Mortensen). Después de conocer a Olsen en San Francisco, Vivienne accede a viajar con él a su casa cerca del tranquilo pueblo de Elk Flats, donde comienzan una vida juntos.
Sin embargo, la Guerra Civil los separa, dejando a Vivienne sola en un lugar controlado por el poderoso ranchero Alfred Jeffries, su violento y descarriado hijo Weston Jeffries y la ayuda y la complicidad del corrupto alcalde.
Mortensen explica que el origen de la película está en “la primera imagen de la niña en el bosque, soñando, imaginándose cosas. Entonces me pregunte: ¿Quién es esta niña, qué le va a pasar’? Y al final resultó ser la historia de una mujer, una mujer independiente, una mujer de su época, pero con una gran fuerza interior, con una gran decencia”.
Y para llevar adelante esa historia la película se articula en torno al western: “El western me gusta. Tengo suficientes años para haber visto muchos por la tele, westerns hechos en Estados Unidos que yo veía en una tele en blanco y negro en Argentina y me gustaban. Con 3 ó 4 años ya montaba caballos, entonces todo eso me interesaba mucho. Y también en el cine, a comienzos de los años 60, todavía había algunos westerns que se podían ver. Ahora sí, este año parece que hay la nuestra y otro par de westerns. Hay un renacimiento un poco de género. No creo que desaparezca nunca”.
En este sentido: “Pensé que, para una historia de una mujer valiente, independiente, intentando abrir fronteras ella misma, personalmente, era interesante colocar esa historia en este momento histórico, en un lugar donde la sociedad estaba completamente dominada por hombres, por unos pocos hombres, donde no había mucha Ley, donde la frontera física estaba abierta. Me parecía un buen contraste entre la historia de la hija y la historia de esta mujer”.
Mortensen ha revisado gran parte del cine de este género para preparar la película. “He visto muchos westerns antes de rodar esta película. Vi todos los westerns que había visto en mi infancia, en mi adolescencia, y muchos más. Vi todo lo que pude. La gran mayoría de los westerns, como cualquier género, son bastante malos, poco originales. Con temas repetitivos y actuaciones regulares. Pero después hay un porcentaje, digamos un 5% que son obras importantes, que tienen un poder poético, de una profundidad que te hacen reflexionar, que pueden conectar la sociedad actual con lo que pasaba entonces”.
En relación con el significado de la película y la idea conceptual que hay tras las imágenes, Viggo Mortensen explica que “hay gente que dice que ruedas lo que conoces. Que cuentas historias sobre algo que conoces y ves. En Hasta el fin del mundo hay cosas que conozco como los idiomas, las costumbres, las emociones, los caballos o los paisajes. Puedo explorar con la ventaja de saber algo de ello antes, aunque siempre se aprende algo nuevo. Pero no tenía una idea fija sobre lo que quería lograr. No me gusta trabajar desde el arranque con una idea conceptual ni ideológica. Eso no lo puedes rodar, una idea; no ruedas una idea, ruedas hechos”.
El guion de Hasta el fin del mundo nos presenta un personaje femenino central. Frente a los westerns clásicos donde la mujer tiene un papel secundario, aquí es la protagonista y cuando el marido se va a la guerra, no seguimos a ese hombre en la guerra, sino que la cámara se queda con ella. “La gran diferencia es que hay una mujer en el centro de la historia, que no es usual en el western clásico. Y mucho menos usual es quedarse con esa mujer cuando el hombre se va a la guerra”.
Respecto a su protagonista, la actriz luxemburguesa Vicky Krieps, Mortensen comenta que: “Cuando escribes algo, especialmente un personaje como este, es complicado porque trasmite mucho desde el silencio, tenemos que creer que tiene esta fuerza interior. Cuando ella dijo sí a la propuesta sabía que teníamos una oportunidad para hacer una buena película. Para mí, está genial en la película, tiene una actuación muy buena y eso afectó también de forma positiva a todos los demás”.
Pero el actor, guionista y realizador estadounidense se reafirma en que “Mi idea era hacer una película respetando ciertos códigos del western clásico”. Y su estilo va enfocado a hacer realidad su deseo: “Quiero ver los personajes, quiero ver los paisajes, quiero ver a la gente en los paisajes, los detalles, los sitios que vemos. Quiero ver todo de una forma ideal, hermosa, sin llamar la atención inútilmente, teniendo en cuenta los detalles históricos, la forma de hablar, los dialectos, el argot, los acentos, etc.”.
Hasta el fin del mundo apuesta por la generosidad del perdón como solución frente a la venganza. “Esta historia se ve desde el punto de vista particular de Vivian y Olsen. El perdón, perdonarse a uno mismo y perdonar al otro, es mucho más importante que la venganza, que la violencia. El perdón es probablemente el ingrediente más importante en una verdadera relación de amor, me parece que ahí se incluye la generosidad, porque perdonar al otro es generoso».
Por último, Viggo Mortensen defiende el cine como un trabajo colectivo. “El cine es un universo bastante completo, con todo tipo de artes, de esfuerzos creativos que reúne a gente con muchos talentos distintos. Y lo ideal es que todos se sienten parte de un equipo, de algo original, especial, único. Antes del primer día de rodaje dejo muy claro que las ideas, las sugerencias, de cualquier persona del equipo, son bienvenidas».
En definitiva: «De esa forma hemos logrado que todos sentimos que tenemos un propósito común que es contar la historia de la mejor forma posible. Eso es lo que siento al hacer una película. Y no tengo una preferencia, todo es parte del trabajo colectivo. Por ejemplo yo hago la música, tengo melodías, tengo los temas, pero después lo trabajo con los músicos y todo evoluciona”.
Escribe Luis Tormo