El cine mudo nunca ha tenido demasiada aceptación en nuestro país, lo cual se refleja, por ejemplo, en el nulo eco que tiene en la oferta cinematográfica de las numerosas cadenas de televisión que emiten en España.
Y eso también se refleja en la paupérrima oferta de películas silentes en las ediciones comerciales en DVD.
Si todo lo anterior lo aplicamos al cine mudo español entonces la realidad impone sus terribles números, por las cuales se deduce que el cine mudo español no interesa a nadie.
Si hacemos un recuento de cuaáles son dichas ediciones comerciales, nos encontramos con la escalofriante cifra de que apenas llegan a media docena los títulos que han merecido el honor de ser editados comercialmente, para ser vendidos al público.
Esta mínima lista la forman las películas Pilar Guerra (José Buchs, 1926), El abuelo (José Buchs, 1925), El sexto sentido (Nemesio Manuel Sobrevila, 1929) y La aldea maldita (Florián Rey, 1930), aparecidas en la Colección Filmoteca Española, publicada por Divisa Home Vídeo en 2003.
A las anteriores hay que añadir Las películas de Tomás Camarillo 1927-1935, de la Diputación Provincial de Guadalajara y el Centro de la Fotografía y la Imagen Histórica de Guadalajara, CEFIHGU (2009) y Segundo de Chomón 1903-1912. El cine de la fantasía, de la Filmoteca de Cataluña y Cameo Media (2010).
Como se ve se trata de una exigua muestra para reflejar a un cine que, seguramente, tiene más sombras que luces y cuya historia no es para estar demasiado orgullosos, pero que creo que si cuenta con un número suficiente de filmes como para que el listado de las obras editadas fuese algo más sustancioso de lo que es en la actualidad.
La causa de esta situación es achacable a la opinión que las empresas editoras tienen sobre el cine mudo, como un material que no se vende.
Pero la realidad indica que cuando el producto que se ofrece es de calidad y, además, se presenta en ediciones que cumplen las más exigentes condiciones, tales como la de ser copias restauradas, con acompañamientos musicales adecuados y con extras suficientes y significativos, el éxito comercial avala a dichas ediciones.
En un próximo comentario trataremos del cine mudo español en ediciones no venales.
Escribe José Luis Martínez Montalbán