La carreta fantasma

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Körkarlen (1920) de Victor Sjöström (*)

la-carreta-fantasma-1Publicada por A Contracorriente Films, aparece en nuestro país la edición, en DVD, de La carreta fantasma, la importante película que Victor Sjöström realizó en 1920.

Se trata de un film capital en la historia del cine sueco, pues lideró la edad de oro de esta cinematografía, en el período mudo. En efecto, a partir de ese año el cine sueco se abrió camino en todos los mercados internacionales. Países europeos que estaban cerrados al cine nórdico, como Alemania, Italia, Austria, Francia o Gran Bretaña, adquirieron una gran parte de la producción sueca para su distribución. Incluso un mercado tan importante y difícil, como el de Estados Unidos, también contrató numerosas películas suecas para su proyección ante el público norteamericano.

Esta aceptación del cine sueco en todo el mundo, tuvo su reflejo en la prensa, general o cinematográfica. Así, por ejemplo, el estadounidense Moving Picture World decía: “Es necesario lamentar que no lleguen a América más films suecos. Son sólidos, de una gran simplicidad, de una ruda verdad, y con gran provecho podrían ser tomados como modelo por nuestra misma producción”.

Por su parte, el británico Weekly Despatch afirmaba: “Un maravilloso ejemplo de la obras maestras cinematográficas nórdicas es, en su género, un film exhibido la semana pasada, La carreta fantasma”.

Desde el punto de vista cinematográfico la película de Sjöström es un paso adelante en la profundización en los temas sociales y humanísticos que el director había iniciado con Ingeborg Holm, que tiene mucho que ver con su propia biografía.

La novedosa forma de narrar la historia, utilizando profusamente la doble exposición, para mostrar el aspecto fantástico del argumento, causó admiración y expectación, dada la compleja red de flash-backs con que se nos cuenta la acción. Esta se centra en la posibilidad de que un ser que ha llegado a lo más bajo de la degradación moral, pueda hacer un examen de sus pecados y redimir su vida y la de los que le rodean.

Con un gran contenido autobiográfico, en la figura del protagonista Sjöström refleja los nefastos recuerdos que tiene de su padre, por los malos tratos que dio a su madre.

Todo ello queda plasmado, además de en su incontestable despliegue visual y técnico, en las impresionantes interpretaciones de todos los actores que intervienen en la película. Encabezados por el propio Victor Sjöström, que encarna al protagonista, todos los demás integrantes del reparto nos ofrecen unas precisas interpretaciones, extraídas de las vivencias íntimas, de las angustias existenciales y de los terrores psicológicos que sobrevuelan las secuencias del film.

La edición de A Contracorriente Films, con una magnífica calidad de imagen, adolece de una alarmante carencia de material extra. Excepto el folleto que la acompaña, que contiene un atinado y preciso texto de Jesús Palacios, no se nos ofrece ninguna aportación audiovisual o documental, que enriquezca la edición. Esa es la razón por la cual hemos elaborado el presente dossier informativo.

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Ficha de la película

Título original: Körkarlen. Dirección: Victor Sjöström. País: Suecia. Año: 1920. Producción: AB Svensk Filmindustri. Productor: Charles Magnusson. Estudios: Filmstaden (Råsunda). Laboratorios: AB Svensk Filmindustri (Råsunda). Jefe de laboratorio: Eugén Hellman. Rodaje: mayo a julio de 1920. Distribución: Svenska Biografteaterns Filmbyrå (Estocolmo). Argumento: Novela homónima de Selma Lagerlöf. Guión: Victor Sjöström. Fotografía: J. Julius [Julius Jaenzon], en blanco y negro. Ayudante cámara: Carl-Axel Söderström. Dirección artística: Alexander Bakó y Axel Esbensen. Ayudante dirección artística: Bertil Duroj. Ayudante dirección: Arthur Engborg. Intérpretes: Victor Sjöström (David Holm), Hilda Borgström (Anna Holm, la esposa de David), Tore Svennberg (Georges, el conductor de la carreta), Astrid Holm (Hermana Edit Larssen, del Ejército de Salvación), Lisa Lundholm (Hermana Maria, del Ejército de Salvación), Tor Weijden (El oficial Gustafsson, del Ejército de Salvación), Concordia Selander (Madre de Edit), Einar Axelsson (Hermano de David), Nils Aréhn (El capellán de la prisión), Simon Lindstrand y Nils Elffors (Los compañeros de borrachera de David), Olof Ås (El primer conductor de la carreta), Algot Gunnarsson (Obrero en la taberna), Hildur Lithman (Su mujer), John Ekman (El agente de policía), Joshua Bengtson y Bror Berger (Jugadores), Emmy Albiin (La mujer con tuberculosis), Mona Geijer-Falkner, Helga Brofeldt y Signe Wirff (Camareras), Anna-Lisa Baude, Erik Bergman, Frida Dahlskog y Arthur Natorp (Soldados del Ejército de Salvación), Edvin Adolphson y Carl Harald (Hombres en la posada), Elof Ahrle y Fridolf Rhudin (Jóvenes), Björn “Nalle” Halldén (Hombre calvo en la sesión de bienvenida del Ejército de Salvación). Longitud: 2129 metros. Duración: 107 minutos a 16 ips; 103 minutos a 18 ips. Expediente de censura: 25849. Fecha de censura: 15 diciembre 1920. Estreno mundial: 1 enero 1921, en el Röda Kvarn (Estocolmo) y en el Cosmorama (Göteborg). Título inglés: Thy Soul Shall Bear Witness (Gran Bretaña); The Phantom Chariot (Estados Unidos). Título francés: La charrette fantôme. Título alemán: Der fuhrmann des todes. Título italiano: Il carreto fantasma.

EN ESPAÑA: Título: La carreta fantasma. Estreno: 16 agosto 1924, Fuencarral (Madrid).

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Restauración:

Producción: Svenska Filminstitutels Filmarkiv. Tintados originales. 16 imágenes por segundo.

Sonorización:

Grabación de la música: 23 marzo 1998. Producción: Svenska Filminstitutet. Productor musical: Daniel Bingert. Productor ejecutivo musical: Ragnar Berthling. Montaje musical: Hans Ottosson. Director de la grabación: Bio Victor. Técnico de la grabación: Jan Ljungwaldh. Ayudante de la grabación: Jonas Sahlin. Mezclas: Leif Westerlund y Filmhus Ateljéerna AB. Laboratorio: Filmteknik AB. Música: Matti Bye. Dirección musical: Daniel Bingert. Músicos: Matti Bye (piano y órgano), Anna Lindal y Staffan Larson (violín), Tony Bauer (viola), Mats Olofsson (violonchelo), Michael Blair (percusión), Ivo Nilsson (trombón), Andreas Edlund (clarinete), Ingrid Lindskog (arpa y cítara).

Ficha del DVD

La carreta fantasma (Körkarlen). Edición original: Svensk Filmindustri. Edición española: A contracorriente films (Barcelona, 2011). Formato: 1,33:1. Un DVD en caja estándar. 107 minutos. Sonido: 3.0. Zona 2. Rótulos: Sueco. Subtítulos: Español. Depósito legal: B-25149-2011. Número de expediente: 121780. ID: 54877. Código de barras: 8-436535-540544. Referencia editorial: AC 0054.

Extras: Ficha artística. Ficha técnica.

Contiene un folleto de 12 páginas, con el texto La extraña carreta de Victor Sjöström, de Jesús Palacios.

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Filmografía de Victor Sjöström

En Suecia:

1912. De svarta maskerna (Las máscaras negras). D: Mauritz Stiller. Actor.

1912. Trädgårdsmästaren (Los jardineros). Director y actor.

1912. Ett hemligt giftermål (La boda secreta). Director.

1912. I livets var, eller första älskarinnan (En la primavera de la vida o las primeras amantes). D: Paul Gabargny. Actor.

1912. Vampyren, eller en kvinnas slav (Vampiros o el esclavo de una mujer). D: Mauritz Stiller. Actor.

1912. En sommarsaga (Una leyenda estival). Director.

1913. Lady Margon. Director.

1913. När kärleken dödar (Cuando el amor muere). D: Mauritz Stiller. Actor.

1913. Barnet (La niña). D: Mauritz Stiller. Actor.

1913. Pa livets ödesvagar (Por los caminos azarosos de la vida). Director.

1913. Äktenskapsbyrån. Director.

1913. Löjen och tårar (Risas y lágrimas). Director.

1913. Lady Marions sommarflirt. Director.

1913. Blodets röst (La voz de la sangre). Argumento, guión y director.

1913. Livets konflikter (Conflictos de la vida). Codirector: Mauritz Stiller. Actor.

1913. Ingeborg Holm. Guión y director.

1913. Miraklet (El milagro). Director.

1913. För sin kärleks skull (Por causa de su amor). D: Mauritz Stiller. Actor.

1914. Kärlet starkare än hat (El amor es más fuerte que el odio). Director.

1914. Halvblod (Media sangre). Director.

1914. Prästen (El pastor). Director.

1914. Strejken (La huelga). Argumento, guión, director y actor.

1914. Högfjällets dotter (La hija de la alta sierra). Argumento, guión, director y actor.

1914. Dömen icke (No juzgueis). Director.

1914. Bra flicka reder sig själv (Una buena chica se desenvuelve por si misma). Director.

1914. Gatans barn (La hija de la calle). Director.

1914. Hjärtan som mötas (Un corazón que se encuentra). Director.

1915. En av de många (Uno en la multitud). Argumento, guión y director.

1915. Sonad skuld (La deuda). Guión y director.

1915. Det var i maj. Director.

1915. Landshövdingens döttrar (Las hijas del gobernador). Guión y director.

1915. Skomakare bliv vid din last (Zapatero a tus zapatos). Director.

1915. Judaspengar (El dinero de Judas). Director.

1915. I prövningens stund (La hora de la prueba). Director y actor.

1916. Skepp som mötas (Al borde de la muerte). Director.

1916. Havsgamar (Los buitres del mar). Director.

1916. Hon segrade (Juan el marinero). Director y actor.

1916. Therese (Teresa). Argumento, guión y director.

1916. Dödskyssen (Terrible aventura). Argumento, guión, director y actor.

1917. Terje Vigen (Érase un hombre). Director y actor.

1917. Thomas Graals bästa film (La mejor película de Thomas Graal). D: Mauritz Stiller. Actor.

1917. Tösen från Stormyrtorpet (La hija de los pantanos). Guión y director.

1918. Berg-Ejvind och hans hustru (Los proscritos). Guión, director y actor.

1918. Thomas Graals bästa barn (Los mejores hijos de Thomas Graal). D: Mauritz Stiller. Actor.

1919. Ingmarssönerna (La voz de los antepasados). Guión, director y actor.

1919. Hans nåds testamente (El testamento de su excelencia). Guión y director.

1920. Klostret i Sendomir (El monasterio de Sendomir). Guión y director.

1920. Karin Ingmarsdotter (La hija de Ingmar). Guión, director y actor.

1920. Mästerman (El amo). Director y actor.

1920. Körkarlen (La carreta fantasma o el toque de medianoche). Guión, director y actor.

1922. Vem dömer (La prueba del fuego). Argumento, guión y director.

1922. Det omringade huset (La casa cercada). Guión, director y actor.

1922. Eld ombord (El navío trágico). Director y actor.

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En Estados Unidos:

1923. Name the Man. Director.

1924. He Who Gets Slapped (El que recibe el bofetón). Director.

1925. Confessions of a Queen (El trono vacante). Director.

1925. The Tower of Lies (Amor de padre). Director.

1927. The Scarlet Letter (La mujer marcada). Director.

1928. The Wind (El viento). Director.

1928. The Divine Woman (La mujer divina). Director.

1928. The Masks of the Devil (La máscara del diablo). Director.

1930. A Lady to Love (La mujer que amamos). Director. (Versión alemana: Die sehnsucht jeder frau).

En Suecia:

1930. Markurells i Wadköping (La familia Markurell en Wadköping). Director y actor. (Versión alemana: Väter und shone).

1934. Synnove solbakken. D: Tancred Ibsen. Actor.

1935. Valborgsmässoafton (La noche de Walpurgis). D: Gustaf Edgren. Actor.

1937. John Ericsson, segraren vid Hampton (John Ericsson, conquistador de Hampton Roads). D: Gustaf Edgren. Actor.

En Gran Bretaña:

1937. Under the Red Robe (Bajo el manto escarlata). Director.

En Suecia:

1938. Gubben kommer (El anciano vuelve). D: Per Lindberg. Actor.

1939. Mot nya tider. D: Sigurd Wallen. Actor.

1941. Striden går vidare. D: Gustaf Molander. Actor.

1941. Det brinner en eld (Una nación en llamas). D: Gustaf Molander. Actor.

1941. Ordet (La palabra). D: Gustaf Molander. Actor.

1944. Kejsarn av Portugallien (El emperador de Portugal). D: Gustaf Molander. Actor.

1947. Jag är med der (Yo estoy contigo). D: Gösta Stevens. Actor.

1947. Rallare (Los peones). D: Arne Mattsson. Actor.

1948. Farlig vår (Primavera peligrosa). D: Arne Mattsson. Actor.

1949. Till glädje (Hacia la felicidad). D: Ingmar Bergman. Actor.

1950. Kvartetten som sprängdes. D: Gustaf Molander. Actor.

1952. Hård klang. D: Arne Mattsson. Actor.

1952. Kärlek. D: Gustaf Molander. Actor.

1955. Männen i mörker. D: Arne Mattsson. Actor.

1956. Flyktingarna. D: Jean-Paul Le Chanois. Actor.

1957. Smultronstället (Las fresas salvajes). D: Ingmar Bergman. Actor.

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Biografía de Victor Sjöström

Victor David Sjöström nace el 20 de septiembre de 1879 en la pequeña aldea sueca de Arjäng, junto a la frontera con Noruega. Su familia vive muy modestamente, aunque su padre había tenido buena posición, pues tuvo un comercio en Estocolmo y se había casado con una actriz, Sofia Hartmat, pero después las cosas le fueron mal y se había arruinado.

Cuando Victor tiene un año la familia se traslada a Nueva York, en busca de mejores perspectivas. Pero muere su madre y su padre vuelve a casarse. La madrastra envía al chico a Suecia, a casa de una tía, que le proporciona todo tipo de comodidades y le hace estudiar en la Universidad de Upsala. Pero la herencia materna hace que su afición por el teatro vaya en aumento.

Una vez acabados sus estudios decide dedicarse, profesionalmente, al teatro, en donde debuta como actor en 1896, bajo el nombre de Gerhard Hartmat.

En 1912 es contratado por la Svenska Bio, debutando en la pantalla con la película De svarta maskerna, bajo la dirección de Mauritz Stiller. Inmediatamente pasa a la realización, comenzando una larga y fructífera carrera cinematográfica. Durante los siguientes cuatro años realiza numerosos films, en donde va adquiriendo un sólido bagaje cinematográfico. Esta etapa de aprendizaje cristaliza con sus dos primeras obras importantes Terje vigen (1916), sobre una obra de Henryk Ibsen, con guión de Gustaf Molander, en la que también interpreta al protagonista, y Tösen från stormyrtorpet (1917), sobre una novela de Selma Lagerlöf, con guión suyo y de Ester Juhlin.

Su primera obra maestra es Berg-Ejvind och hans hustru (1917), sobre una obra teatral del escritor islandés Johann Sigurjonsson, con guión suyo y de Sam Ask, que supone el lanzamiento del cine sueco en todo el mundo y que lleva a Louis Delluc a decir “Este es el más bello film del mundo”.

Poco después realiza su siguiente obra maestra Körkarlen, cuyo éxito sirve para abrir las puertas del cine sueco al exterior, estrenándose en toda Europa y en Estados Unidos.

Poco después marcha a Hollywood, contratado por Louis B. Mayer, en donde se le rebautiza como Victor Seastrom. Allí realiza varios films, de los que pueden destacarse The Scarlet Letter (1927) y He Who Gets Slapped (1924), y sobre todo su obra cumbre del período americano The Wind (1928).

La llegada del sonoro le hace volver a Suecia, en donde recupera su trabajo como actor, en numerosas obras para el teatro y películas para el cine. Su última interpretación cinematográfica es en 1957, bajo la dirección de Ingmar Bergman, en la película Smultronstället.

Fallece, en Estocolmo, el 3 de enero de 1960.

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Selma Lagerlöf y el cine

(…) Entre 1925 y 1930 se traducen la mayoría de los títulos de Lagerlöf, y cabe esperar si este boom no va estrechamente ligado a la historia del cine. Resulta que entre 1917 y 1924 se llevaron a la pantalla nada menos que siete obras de Lagerlöf, y no por unos artesanos cualesquiera sino por dos gigantes pioneros del cine mudo: Victor Sjöström, paisano de Lagerlöf que comparte su fascinación por los paisajes de Värmland, y el suecofinlandés Mauritz Stiller.

Victor Sjöström consiguió extraer dos guiones de Jerusalén. En Dalacarlia; así, en 1919 aparece Ingmarsönerna o La voz de los antepasados y en 1920 Karin Ingmarsdotter o el reloj roto. Y en 1921 filma La carreta fantástica basada en Körkarlen (El cochero), de 1913, donde el motivo de la muerte representada como el conductor de una carreta ya aparece en Jerusalén. En Tierra Santa.

El mismo año, 1921, Mauritz Stiller, famoso descubridor de Greta Garbo, llevó a la pantalla otras dos novelas: Herr Arnes penningar o el Tesoro de Sir Arne [sic], considerada una obra maestra que contiene una de las imágenes más memorables de la historia del cine sueco, y en 1924 La expiación de Gösta Berling, que le abrió a Greta Garbo las puertas de Hollywood. Entre paréntesis, diremos que el descontento de Selma Lagerlöf ante ésta y otras versiones de sus relatos fue considerable.

—Caterina Pascual Söderbaum: “Prólogo de la traductora”, en Selma Lagerlöf: Jerusalén. Ediciones B. Barcelona, 2005. Página 13—.

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Críticas del estreno en Estados Unidos

Las apuestas están noventa y nueve a uno a que si The Stroke of Midnight, la película sueca que llegó ayer al Criterion, la hubiese producido una cualquiera de las 99 primeras productoras que se te ocurran entre 100, habría sido algo estereotipado y aburrido. Las mismas apuestas afirman que, si la hubiera dirigido uno de los primeros 99 directores que puedas nombrar entre 100, habría sido una cosa previsible y pesada. Pero la realizaron la centésima productora y el centésimo director, y resulta ser convincente e interesante.

No quiere decir que los otros 99 directores y productoras no hagan películas interesantes de vez en cuando, a veces las hacen. Y, probablemente también, la Swedish Biograph Company y Victor Seastrom caigan en ocasiones en aburridas medianías. Pero en este caso en concreto, la Swedish Company y Mr. Seastrom se han acercado a un tema tratado antes cientos de veces, invariablemente ensayado hasta el agotamiento, y han conseguido hacer revivir la historia para la pantalla. De ahí que haya que considerarlos como unos entre cien.

Se trata de la historia de redención de un hombre. ¡Cuántas veces hemos tenido que verlo! ¡Cuántas veces nos ha aburrido sin llegar a convencernos! Mostrar la rehabilitación de un hombre es uno de los motivos principales de toda película. Pero si se trata de una enmienda artificial, sin voluntad propia, insuflada mecánicamente por el arbitrio del dramaturgo, es un ejercicio que carece de interés.

En cualquier caso, la redención de un hombre es interesante, y la primera clave de The Stroke of Midnight es que su personaje principal es un hombre con un carácter firme, un hombre de voluntad obstinada cuya fuerza es digna de admiración, incluso cuando se manifiesta con la determinación de destruirse a sí mismo y a otros. La primera idea establecida por la película es que merece la pena salvar a este hombre. Nunca te preguntas “¿Por qué están gastando su tiempo con semejante tipo todas esas buenas personas? ¿No hay otros que merezcan más sus esfuerzos?”, puesto que a este hombre merece la pena salvarle, vale igual que cien de los otros. Lo mismo que sucede con la propia película.

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Así pues, la historia comienza de manera lógica y consigue ganarse la aprobación hacia su propuesta y a partir de aquí continúa consecuentemente. A veces se rompe la continuidad —la han montado de forma errónea para la circulación en América o bien Mr. Seastrom ha permitido cierto número de lagunas— pero, excepto donde se fuerza al espectador a dar un salto mental, la transición de escena a escena se hace de forma convincente.

La taberna a la que recurren David Holm y sus compañeros licenciosos y bebedores, llega a convertirse en un lugar muy auténtico. El vestíbulo de lo que parece el Ejército de Salvación Sueco es también realista, al igual que lo es el hogar de David a medida que se aproxima la destrucción final, a la que parece empeñado en llegar.

Y cuando decimos que las escenas son reales queremos decir que lo son los personajes y los escenarios. El propio David, interpretado por Mr. Seastrom, y su esposa, interpretada por Hilda Borgstrom, destacan de manera especial. La actuación es tan intensa, expresiva y al tiempo contenida como se pueda esperar de una interpretación poderosa de verdad. Astrid Holm en el papel de Edith Larssen, la chica que más hace por salvar a David también consigue crear un personaje sentido y Tore Svennborg, como el amigo de David y mediador de su redención, está del todo correcto para el propósito de su papel.

La salvación de David se plantea por medio de un ejercicio espiritual. David tiene un sueño en el que muere y su espíritu es conducido al lecho de muerte de Edith Larssen y a su hogar por el conductor de una carreta fúnebre que, según la leyenda, vaga recogiendo a los espíritus de aquellos que han fallecido de forma violenta y criminal, en medio de un gran sufrimiento. Aunque el despertar de David envía al conductor y su carreta al plano de la leyenda, el hecho de que conserve cierta información adquirida en el sueño y actúe en consecuencia confía la historia a la hipótesis de lo espiritual. Y es la honestidad con la que se aborda dicha hipótesis, así como el tratamiento tan imaginativo de la misma, lo que logra su aceptación por el espectador quien, por otra parte, probablemente no tenga fe en absoluto en los espíritus.

Estas escenas fantásticas hacen uso de la doble exposición y en su mayor parte producen un gran efecto. En ocasiones los objetos etéreos parecen demasiado sólidos, a veces muy finos, pero estas deficiencias ópticas pasan casi desapercibidas de tan absorbente como es la acción en las escenas donde aparecen. Esto es así a lo largo de todo la historia. Fotográficamente no es siempre buena, pero ni siquiera una fotografía burda puede destruir el efecto de una escena físicamente bien construida y bien animada por las interpretaciones. También se emplea la imaginación en el tratamiento de la película y alguno de los momentos de mayor impacto se consiguen por la sugestión, más que por encuadres explícitos.

The New York Times, 5 junio 1922—.

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La película está teñida con las tinieblas de la melancolía escandinava. Es tan taciturna como Ibsen en sus peores momentos pero, hasta cierto punto, cargada de una atmósfera de enorme dignidad, y su brutal realismo resulta irresistible sin ninguna duda. Sin embargo, este profundo efecto de drama dura mientras la película se ciñe a las sencillas pautas de la tragedia, pero en algún punto hacia la mitad de su realización, alguien debió de pensar “Estamos haciendo una película comercial para un público al que le gustan los finales felices. Debemos darles, por todos los medios, un final feliz”.

Así que se aplicaron a dicho final y hundieron la película. Después de esto, lo que antes había sido una tragedia sobrecogedora se convierte en algo meramente teatral. El resultado neto es como si Ibsen hubiese decidido en el último momento que su Espectros debía tener un final alegre y hubiese convocado a un hechicero para terminar la obra con una escena de pacífica y alegre vida hogareña. No es que nadie recomiende Espectros al que busque entretenimiento, y vagamente podríamos llamarlo éxito, pero si Ibsen lo hubiera dotado de un final feliz nunca habríamos vuelto a oír hablar de esta obra después de su estreno.

Y la comparación es perfectamente apropiada. Hasta la mitad, la historia es desgarradora por la crudeza del sufrimiento humano que expone, pero después entra en un estado que mezcla el optimismo más trivial con Un cuento de Navidad, de Dickens. Lo que comienza fúnebre, con negros y grises, termina en un ramo de flores primaverales. Y eso no puede hacerse.

Excepto por ese horrible final feliz, la obra tiene la profundidad y las dimensiones del mismo Ibsen y un significado tan profundo, casi, como cualquiera de las cosas que el noruego escribió. El mensaje es, brevemente, que los hombres con inclinaciones oscuras tienen que labrarse su propia salvación o cargar con las consecuencias de sus crímenes y las almas cándidas que pretendan ayudarles, por muy dispuestas que se muestren, sólo conseguirán perjudicarles y arruinar su vida y la de otros inocentes. Es pesimista, si quieren, pero ¿quién se atreve a decir que no sea sincero? Mientras la película aborda esta tesis es absorbente y carece por completo de artificio, pero luego llega el quiebro hacia ese final feliz tan inapropiado y todo se hace añicos. Todo aquel capaz de soportar la depresión de la tragedia sin dejarse asustar por el vulgar atraco del final, estará a prueba de la melancolía y el happy end no conseguirá calarle.

La primera vez que nos cruzamos con David Holm es en la víspera de su salida de prisión; se trata de un bruto desaliñado, fornido y vicioso cuya perjudicial comportamiento ha provocado un asesinato por el que otro cargará con la culpa. Al llegar a casa descubre que su mujer, tras haber sufrido su violencia y abandono, ha huido. Y empieza a seguir su pista, clamando venganza por esa deserción “justo cuando más la necesitaba”. Sus merodeos le llevan a un centro de acogida del Ejército de Salvación, donde una joven trabajadora de la caridad llamada Edith Larssen hace todo lo que puede para ayudarle en su regeneración, mas él rechaza sus buenas intenciones entre blasfemias.

Así que tenemos a David, más desaliñado y hosco, vagando por el centro de acogida en el que, sin saberlo, se encuentra su esposa. Y Miss Larssen decide que debe reunir al matrimonio por lo que convence a la mujer de que su tarea es ayudar a su marido. Gracias a su intervención, la pareja se junta de nuevo en el pulcro hogar que la mujer ha construido para sí y sus hijos. Pero, tras un año, David recae en sus viejos hábitos, bebe, se muestra intratable y violento y el hogar vuelve a la miseria. Las consecuencias negativas de lo que empezó con una buena intención empiezan a acumularse. David vuelve a regresar borracho a casa y a maltratar a su mujer y ella trata de nuevo de escapar, frustrada y desesperanzada con su destino.

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La desdicha que ha causado atormenta a Miss Larssen en su lecho de muerte, por lo que hace llamar a David y su esposa, en un último intento por salvar al hombre. Pero es Noche Vieja y él se niega a que le distraigan de su juerga (¿quién, si no un pesimista escandinavo, tendría la ingenua idea de representar la celebración en un cementerio?). David y sus compinches de borrachera terminan en una pelea de la que éste sale inconsciente y es abandonado a la muerte.

Aquí es donde empiezan a “instalar” el final feliz. Mientras yace desvanecido, sueña con una carreta fantasma conducida por alguien que murió en el filo de la medianoche del último día del año, convertido en esclavo de la Muerte y que debe recoger a todos los muertos. En el sueño se le conmina a que se haga cargo de esta fantasmal tarea y en el recorrido pasa por su propia casa, donde su mujer está a punto de envenenar a sus dos hijos y suicidarse después. Entonces David se despierta del desmayo y corre a casa, donde descubre que todo ha sido un sueño. En ese momento, con mucha pompa religiosa, decide reformarse y convertirse en un buen marido. El final muestra a la familia un año después, reestablecida y próspera.

Parece demasiado pedir al público que acepte una solución en la que un simple sueño es capaz de corregir a una persona tan envilecida, esto le deja a uno helado e indignado. Y eso que parte del sueño (del que desconocemos su naturaleza onírica hasta que termina) es de una fotogenia impresionante, con abundantes efectos espeluznantes.

Se aprecia un esfuerzo por dotar a la obra de la profundidad de lo espiritual. Uno de los rótulos reza: “¿Regresan los muertos? ¿O es una auténtica tontería?”. Sin adentrarse en los méritos de esta reflexión, intentar aprovechar la moda de las teorías de Sir Conan Doyle, de rabiosa actualidad, para sacar réditos para la película sí es “una auténtica tontería.”

La película tiene que valerse por sus propios méritos. En lo referente a sus enseñanzas morales —¿y quién puede decir que un film que refleja un problema humano no sea tan educativo como una historia sobre el Louvre o la “Vida Nativa en Calcuta”? — la película supondría una contribución tan válida para la pantalla como Espectros o Casa de muñecas si la intención original se hubiera desarrollado con sinceridad hacia su conclusión lógica.

Variety, 9 junio 1922—.

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Comentarios sobre la película

Un celebrado éxito mundial en su estreno, La carreta fantasma no sólo cimentó la fama del director, guionista y actor Victor Sjöström y el cine mudo sueco, sino que también tuvo una influencia artística bien documentada en muchos grandes directores y productores.

El elemento mejor conocido de la película es sin duda la representación del mundo espiritual como un limbo atormentado entre el cielo y la tierra. La escena en que el protagonista, el odioso y autodestructivo alcohólico David Holm, despierta al oír las campanadas de la Nochevieja y contempla su propio cadáver, sabiendo que está condenado al infierno, es una de las más citadas de la historia del cine. (…).

—Michael Tapper: “La carreta fantasma”, en Steven Jay Schneider (coord.): 1001 películas que ver antes de morir. Grijalbo [Random House Mondadori]. Barcelona, 2004. Página 41—.

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(…) Obra puritana, es decir, de escasa comprensión para las desgracias y vicios de los demás, narra la historia de una mujer, miembro del Ejército de Salvación, obstinada en salvar el alma y regenerar la existencia de un descarriado, al que en verdad ama inconfesadamente. Le hace volver con su mujer y sus hijos, ocasionando más desgracias que beneficios.

Y la carreta fantasma es la que lleva a las almas de los muertos, durante todo el año, conducida por el que muere en pecado, a las doce de la noche del último día del año. Pocas veces la fotogenia, clave del cinema de aquel tiempo, había sido empleada tan extraordinariamente y los recursos técnicos, especialmente las sobreimpresiones, mejor utilizadas para dar el clima terrorífico de lo sobrenatural. (…).

—Manuel Villegas López: Los grandes nombres del cine. Páginas 612 a 615—.

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(…) Realizó La carreta fantasma (1920), partiendo de un relato de Selma Lagerlöf. Basándose en él, Sjöström, a causa de su comunidad de sentimientos, su gran respeto por el tema y la realización literaria… consiguió crear su obra de arte más relevante y duradera.

La carreta fantasma es el mejor y a la vez más puro ejemplo del estilo del cine mudo sueco, tal y como fue concebido y configurado por Victor Sjöström. La madurez de esta obra de un hombre ya maduro, reside en su desdramatizado estilo de actuar, la mesura en su “pathos”, la intimidad de sus sentimientos y su sensibilidad para con la gente y sus reacciones. A la vez la trama del film está firmemente anclada en la configuración dramática de un ambiente que posee un carácter auténticamente humano y comunitario.

La carreta fantasma causó una tremenda impresión en todo el mundo. No sólo por la maestría con la que el tema está llevado, sino también por la excelente actuación y por el toque firme y a la vez suave del que el director hace gala a lo largo de la narración del film. El modo técnicamente magistral y lleno de imaginación, con el uso de la doble proyección para plasmar en la pantalla la carreta de la muerte, hicieron famoso en el mundo entero, de la noche a la mañana, al fotógrafo y operador Julius Jaenzon.

La carreta fantasma no destaca sólo a causa de su realizador y perfil artístico. Es uno de los pocos clásicos de la época del cine mudo sueco.

—Gösta Werner: “Körkarlen/La carreta fantasma”, en Varios autores: Clásicos del cine sueco. Sjöstrom, Stiller y contemporáneos. Hojas 12 y 13—.

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(…) Pero la originalidad de La carreta fantasma procede de la luminosa fotografía, de la doble exposición de Julius Jaenzon. La construcción de los “flash-backs” es altamente compleja, y en realidad, cuatro quintas partes de la película se desarrollan en el cementerio. Alguna que otra vez, hasta cuatro imágenes se funden en un fotograma. La primera acción del cochero, llevándose al rico que se mató, es de  un ingenio sobrecogedor; parece haber una separación real entre cuerpo y alma. Las imágenes del carruaje avanzando sobre las olas o recortándose como el espectro de Hamlet sobre el cielo crepuscular, impresionan fuertemente la imaginación. (…).

—Peter Cowie: El cine sueco. Página 31—.

*****

(…) En La carreta fantasma, lo fundamental es el ambiente nórdico, cosa fácilmente asequible por la nacionalidad de la película; luego, lo importante es la noche y la superstición que inculca la leyenda; los cementerios, los desaparecidos en las tinieblas, la protección materialista contra esos poderes de ultratumba, nos darán la dimensión poética, ajena a otra clase de interpretaciones de índole psicológica o social. (…).

—Manuel Rotellar: “Lo terrorífico en el cine”, en Revista Internacional del Cine, nº 5, octubre 1952, páginas 46 a 50—.

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(…) Por más poderosa que pudiese ser la técnica del film de Sjöström, La carreta fantasma debe la mayor parte de su valor a los actores, tanto como a la grande y sugestiva fuerza de la narración original.

O quizás, sería más justo afirmar que el valor del film es debido a la extraordinaria capacidad de Sjöström en la dirección de los actores, ya que él trabajó con personas de diverso talento y nivel. Hilda Borgström resultó una gran actriz, si bien había iniciado su carrera como bailarina. Tore Svennberg, el seductor, era uno de los nombres más famosos del Teatro Dramático Real.

La parte de Edith fue confiada a una actriz danesa desconocida, que nunca se había hallado frente a una cámara. Y lo tenemos al propio Sjöström en el papel principal, David Holm. (…).

—Bengt Idestamn-Almquist: Cine sueco (Drama y renacimiento). Página 195—.

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(…)  En Körkarlen, Sjöström renuncia a los grandes espacios abiertos, presentes en sus anteriores filmes, centrando todo su esfuerzo en el retrato de interiores.

Con un magistral tratamiento de la iluminación, una cuidadosa planificación de las escenas y el empleo de un buen número de trucajes, el realizador consigue crear una atmósfera sobrenatural en la que se desenvuelven las atormentadas almas de los protagonistas. A través del espíritu de David Holm, Sjöström se permite despojar al ser humano de su envoltura externa para mostrarnos sus miedos y sus sentimientos más profundos que, de otro modo, quizás nunca hubiesen llegado a aflorar al exterior. (…).

—Luis Enrique Ruiz: Obras maestras del cine mudo. Época dorada (1918-1930). Ediciones Mensajero. Bilbao, 1997. Página 68—.

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Fragmento del guión

31. Un mísero cuartucho, que tiene más aspecto de tugurio que de casa habitada por personas. Una mesa, basta y sin pintar, y algunas sillas desvencijadas componen todo el mobiliario. En un ángulo hay algunos colchones, que seguramente sirven de lecho. Efectivamente yacen allí dos niños que duermen. Sobre la mesa hay una lámpara rota, que ilumina el cuchitril con pálida luz. En un rincón, próximo a la puerta, está sentada una mujer, completamente inmóvil. Tiene el rostro dirigido a la pared. Una de las Hermanas del Ejército de Salvación pasa cerca suyo sin que ella lo note. La Hermana mira a su alrededor, inquieta y desconcertada. Solo entonces su mirada se detiene en

32. Primer plano de los niños.

33. Primer plano de la Hermana. Ella tiene cada vez más el aire inquieto, vuelve la cabeza y ve

34. Primer plano de la mujer, sentada en un rincón, completamente apoyada en la pared.

35. Primer plano de la Hermana cuando llama a la mujer.

36. Primer plano de la mujer, que continúa inmóvil.

37. Primer plano de la Hermana. Su quietud se transforma en espanto, se aproxima apresuradamente al rincón.

38. En el rincón, se acerca a la mujer, la habla, pero no recibe respuesta. La toma dulcemente de un brazo y la obliga a darse la vuelta. Entonces se la ve el rostro. Tiene las huellas de un infinito sufrimiento, la piel es gris, parece que los ojos se le estuvieran por salir de las órbitas, tiene pocos cabellos, todo el cuerpo es delgado y en un estado penoso. A esto se agrega que, más que de vestidos humildes y pobres, su cuerpo está cubierto de andrajos. Su rostro está rígido e impasible, los ojos miran hacia delante, como si ignorase el lugar donde se halla. Sólo mueve algunos dedos, girando ininterrumpidamente unos sobre otros. La Hermana le habla llena de ansiedad, pero la mujer no reacciona, como si en realidad nada oyese. De pronto la mujer se levanta y

39. Plano general, comienza a deambular por el cuarto, retorciéndose los dedos. De cuando en cuando su cuerpo es sacudido por un estremecimiento. La Hermana, perpleja, la sigue y le habla, pero inútilmente. La mujer continúa con su caminar. Finalmente se acerca al rincón opuesto, se recuesta, sacudida por los estremecimientos, y mira fijamente a la pared. La Hermana va junto a ella.- Bengt Idestan-Almquist: Cine sueco (Drama y renacimiento). Páginas 193 y 194.

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Los comienzos del cine sueco

(…) El año clave en la producción cinematográfica sueca es 1912. Por aquellas fechas la principal empresa sueca de producción cinematográfica, Svenska Bio., comenzó una producción regular, construyó los primeros estudios, organizó un servicio de laboratorios, una compañía de distribución y exhibición, abrió sus propias salas de exhibición y, lo que es más importante, contrató a dos nuevos directores, Victor Sjöström y Mauritz Stiller.

Victor Sjöstrom era actor y director de teatro, se convirtió entonces en actor, guionista y director de cine, pero sólo durante el verano. Durante el invierno recorría Escandinavia y Finlandia con un grupo de teatro, que incluso llegó a hacer representaciones en San Petersburgo, la ciudad rusa hoy llamada Leningrado, con obras en sueco (!). ¡Felices días aquellos antes de las guerras!

Victor Sjöström tuvo una experiencia muy completa cuando se dedicó al cine. Sus primeras 13 películas se han perdido. No importa demasiado. Su film número 14, que se ha conservado, se llama Ingeborg Holm. Tiene una estructura muy convencional, pero representa el primer drama social del cine sueco. En efecto, se trata de un ataque al sistema sueco, vigente en aquella época, según el cual se vendían o subastaban niños, cuando sus padres morían, enfermaban o no podían pagar sus deudas. Es desde luego una historia sentimental, pero consiguió ser el mayor éxito de taquilla de aquel año.

Sjöström siguió con el mismo estilo. Pero tras realizar otros 15 films se produjo una total ruptura: Érase un hombre es el primer film en que el paisaje sueco jugaba un papel determinante.

Era una historia basada en un poema del dramaturgo noruego Henrik Ibsen, acerca de un pescador, llamado Terje Vigen, durante el bloqueo británico a Noruega, en el siglo XIX, en el tiempo de las guerras napoleónicas. El pescador trata de eludir el bloqueo para conseguir alimento para sus hijos. El mar, la tormenta, la gente hambrienta…, todo ello mezclado constituye el dramatismo de la historia que el film narra.

Nunca volvería Sjöström al viejo tipo de historias y films. Encontró la nueva forma de construir historial dramáticas, con nueva ambientación, lo que constituyó los films sobre “el hombre y la naturaleza”, reflejándose mutuamente dentro de una historia dramática.

Más tarde, según puede verse en Los proscritos, Sjöström abordó las novelas de Selma Lagerlöf, escritora sueca que ganó el premio Nobel, realizando para la pantalla alguna de ellas.

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En 1920 realiza La carreta fantasma, su obra maestra. Ninguna de las historias de Selma Lagerlöf contenía “temas sociales” de los del estilo de Ingeborg Holm, realizada siete años antes, pero aún contiene bastantes problemas sociales. Con La carreta fantasma este estilo cinematográfico sueco, recién nacido (la escuela del cine mudo sueco), alcanzó uno de sus puntos culminantes, y hoy día tiene el mismo impacto que hace cerca de sesenta años.

La carreta fantasma es la historia de un hombre que es condenado a conducir la carreta de la muerte. La carreta aparece a las doce en punto todas las noches, y cada Nochevieja hace falta un nuevo conductor. Pero Victor Sjöström, que interpreta el papel protagonista, además de dirigir el film, se salva de este destino a causa del amor de una joven enfermera del Ejército de Salvación, que está enferma y muere.

Si, es también una historia sentimental, sin embargo está narrada con un nuevo lenguaje cinematográfico. Pero Sjöström no era el único director de cine sueco de aquellos tiempos. El otro era Mauritz Stiller. (…).

—Gösta Werner: “Presentación del ciclo Clásicos del Cine Sueco”, en Varios autores: Clásicos del cine sueco. Sjöström, Stiller y contemporáneos. Hojas 2 y 3—.

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Bibliografía

—Victor Sjöström: As I Remember. Swedish Institute. Estocolmo, 1952.

—Bo Florin: Regi: Victor Sjöström. Directed by Victör Seastrom. Svenska Filminstitutet. Colección Cinemateket. Estocolmo, 2003. 108 páginas.

—René Jeanne y Charles Ford: Victor Sjöström. Editions Universitaires. Colección Classiques du cinema, nº 13. París, 1963. 192 páginas.

—Varios autores: Clásicos del cine sueco, Sjöström, Stiller y contemporáneos. Filmoteca Nacional de España. Madrid, 1978. 57 hojas + 8 hojas, intercaladas sin paginar.

—Bengt Idestam-Almquist: Cine sueco (Drama y renacimiento). Ediciones Losange. Colección Estudios Cinematográficos, nº 17. Buenos Aires, 1958. 328 páginas.

—Peter Cowie: Swedish Cinema. A. Zwemmer Ltd. Londres, 1966. Traducción al español: El cine sueco. Ediciones Era. Colección Cine Club Era. México, 1970.

—Jean Béranger: La grande aventure du cinéma suédois. Eric Losfeld-Le Terrain Vague. París, 1960. 350 páginas + 15 hojas intercaladas sin paginar.

—Lars Åhlander (ed.): Svensk filmografi. Svenska Filminstitutet. Siete tomos. Estocolmo, 1977-1988. Ver Körkarlen en el tomo 2: 1920-1929, páginas 97 a 100.

—Carlos Fernández Cuenca: Cuatro maestros del cine nórdico. VIII Festival Internacional del Cine de San Sebastián. San Sebastián, 1960. 64 páginas.

—Manuel Villegas López: Los grandes nombres del cine. Separata de la revista Triunfo. Madrid, 1962-1965. 664 páginas. Reedición: Editorial Planeta. Dos tomos. Colección Biblioteca Universal Planeta, nº 63 (Mosaico nº 14) y 64 (Mosaico nº 15). Barcelona, 1973. 372 páginas (+16 hojas, intercaladas sin paginar) + 376 páginas (+16 hojas, intercaladas sin paginar).

—Francesco Savio: La parola e il silenzio. Il film scandinavo dalle origini al 1954. Venecia, 1964.

—Bengt Idestam-Almquist: Sjöström. Suplemento de L’Avant-Scene du Cinéma, nº 54, diciembre 1965. Colección Anthologie du cinéma, nº 10. Reedición: Anthologie du cinéma. Tomo 1. L’Avant Scene y C.I.B. París, 1966. 8 + 564 páginas, “Sjöström” en páginas 493 a 557.

—Tytti Soila, Astrid Söderbergh Widding y Gunnar Iversen: Nordic National Cinemas. Routledge. Colección National Cinemas. Londres y Nueva York, 1998. X + 262 páginas.

—Paolo Cherchi Usai (ed.): Schiave bianche allo specchio. Le origini del cinema in Scandinavia (1896-1918). Edizione Studio Tesi. Pordenone, 1986. 552 páginas.

—Peter Cowie: Swedish Cinema, from Ingeborg Holm to Fanny and Alexander. The Swedish Institute. Estocolmo, 1985. 160 páginas.

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Notas

—La película se estrenó en el 1 de enero de 1921, en Estocolmo y en Göteborg. En el cine Röda Kvarn, lo hizo con música de Ture Rangström, Felix Mendelsohn, Camille Saint-Saëns y Max Reger, interpretada por la orquesta del cine, dirigida por Eric Westberg.

—En 1998 se sonorizó con partitura de Matti Bye, por encargo de la Svenska Filminstitutels Filmarkiv. El estreno de esta versión tuvo lugar el 20 de marzo de 1998, en el Filmhuset, de Estocolmo. La grabación de esta partitura se realizó el 23 de marzo de 1998.

—La novela de Selma Lagerlöf, publicada en 1912, fue traducida a numerosos idiomas, dado el prestigio que la escritora tenía, al haber conseguido el Premio Nobel de Literatura en 1909.

Así, por ejemplo, en Francia, bajo el título Le charretier de la mort, tuvo bastantes ediciones. En ese sentido se puede citar el caso de Perrin et Cie., de París, que en 1922 lanzó a la calle la sexta edición de la novela.

En España fue publicada, bajo el título El carretero de la muerte, en la colección Revista Literaria Novelas y Cuentos, año 37, nº 1762 (Madrid, 1965), 39 páginas.

—Uno de los últimos trabajos de Ingmar Bergman fue Bildmakarna (Creadores de imágenes), que dirigió como obra teatral, en 1998, y como película para televisión, en el 2000. En ambos casos utilizó imágenes de La carreta fantasma, película de la que Bergman se confesaba ferviente admirador, asegurando que la había visto más de cien veces.

La obra de teatro original es de Per Olov Enquist, y en ella se recrea la visita que la escritora Selma Lagerlöf hace, en 1920, al director Victor Sjöström, invitada por este para que vea algunas de las escenas que ha rodado de La carreta fantasma. En la sala de proyección de la Svensk Filmindustri asisten, además, el director de fotografía Julius Jaenzon y la joven actriz Tora Teje.

La obra de teatro se estrenó el 13 de febrero de 1998, en el Teatro Dramático Real, y obtuvo un gran éxito, por lo que la televisión sueca le propuso a Bergman que la llevase a la pequeña pantalla.

Para ello contó con un guión del propio dramaturgo y los mismos actores de la representación teatral: Lennart Hjulström (Victor Sjöström), Anita Björk (Selma Lagerlöf), Carl-Magnus Dellow (Julius Jaenzon) y Elin Klinga (Tore Teje). Esta película se estrenó, en la televisión de Suecia, el 14 de noviembre de 2000.

En España se ha editado en DVD con el título Creadores de imágenes.

—La proyección en los cines de estreno, en 1921, se realizó a 18 imágenes por segundo.

—Con el rodaje de esta película la Svensk Filmindustri inauguró, en mayo de 1920, los recientemente terminados estudios de rodaje Filmstaden, en Råsunda, localidad cercana a Estocolmo.

—Ingmar Bergman, que siempre ha proclamado su admiración por esta película, ha dicho de la misma: “La carreta fantasma es la piedra angular de mi mundo cinematográfico. Para mi es casi axiomático que La carreta fantasma es una de las obras maestras absolutas de la historia del cine. Si compilamos una lista de éxitos de las películas más importantes de la historia del cine, La carreta fantasma estará en ella, no hay duda”.

Dossier elaborado por José Luis Martínez Montalbán

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(*) Con este artículo continuamos la recuperación de los textos publicados por nuestro compañero y amigo José Luis Martínez Montalbán en su sección dedicada al cine mudo. Un proyecto personal al que dedicó muchos años de su vida. Sirva esta recuperación como homenaje a su incansable labor de documentación de la historia del cine.