Cielo rojo (3)

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Un ridículo amparado en cuestiones humanas

En el año 2023 llegó la recompensa por el trabajo realizado. Cielo rojo fue galardonada con el Gran Premio del Jurado en el 73 Festival de Cine de Berlín, mientras que el Festival de Cine de Sidney le otorgó el premio a la mejor película, y Thomas Shubert fue considerado mejor actor en la edición 36 de los Premios del Cine Europeo.

Petzold amortigua la versión de un individualismo exacerbado, apuntalado en la ingenuidad inconsciente de un personaje interpretado de manera impecable por Thomas Schubert.

Leon hace la diferencia en un esquema comunitario donde la importancia de las personas adquiere preeminencia sobre el éxito. Los ámbitos naturales alcanzan a confabularse en la idiosincrasia propia de alguien que no logra situarse fuera de sí mismo. Mecanismo usufructuado en aras de no asumir la propia cobardía frente a las circunstancias de vida. Se evidencia en interpretaciones de la realidad aquejadas de una impronta cegada por el «trabajo literario», que sirve de escudo a la experiencia emocional perturbadora en el silencio de lo incierto.

Felix y Leon son amigos que se disponen a pasar unos días en una casa cercana a la playa, propiedad de la madre del primero. Ambos concurren con la intención de preparar sus trabajos en un ambiente sereno: Felix, el porfolio de ingreso a la universidad de arte; Leon, la novela próxima a ser examinada por su editor.

Se encuentran con Nadja, quien también habita transitoriamente la morada, lo cual provocará la molestia de Leon y la aceptación de Felix. Al trío se le sumará Devid, guardavidas de la playa, quien iniciará una relación homosexual con Felix. Todo enmarcado en la decisiva anécdota de incendios forestales que delimitan la zona, riesgo siempre presente fuera de campo.

Nadja (una inteligente Paula Beer) es contrapeso que balancea la ingenuidad egocéntrica de un temeroso escritor víctima de sentimientos y emociones perturbadores obturados por el temor a la vivencia. Lo mundano abre una brecha, la muchacha será la cuña exacta que alterará el programa vital de «vacaciones» regladas. Un formato de aclaración persistente constituirá el freno al ridículo sin alterar la necesaria comprensión hacia un personaje corto en capacidades para alcanzar la línea de comunicación habitual en la convivencia.

Una lección de humildad sostenida en la relevancia de acontecimientos prioritarios que opacan la intención de lo sublime al ampararse en ciegas elucubraciones. Leon registra los acontecimientos de forma lenta y con ayuda, no por mala intención, sino en la negligencia propia de quien no acumuló recursos sociales realistas. Hallazgo personal que transita hacia la confesión desde la habitual inutilidad de las decisiones fuera de tiempo. Nunca el reconocimiento es frente al espectador, hay una circunstancia extrema, una hipótesis obvia que crece desde el principio. A todo esto, Nadja siempre es portadora de un sentido común sosegado y empático que, a excepción de Leon, el resto de los personajes comparte. 

Puesta en escena ordenada y prolija, el encuadre especifica punto por punto los detalles necesarios a la adecuada comprensión. El cartel de la sala de oncología es acompañado de planos donde las miradas se entrecruzan; las posturas corporales delatan el intento de ocultar que aspira a cerrar la magnitud diferencial por comparación a la inicial negación de lo furtivo. En un clima de mayor laxitud, Leon oficia de disimulado espía en atención a los movimientos de Nadja y bajo la mirada de un Felix que, despreocupado y sin censura, advierte y pone en evidencia la maniobra.

Lo sugerido y lo explícito se dan la mano en momentos diferentes; el espectador siempre cuenta con todas las cartas a la vista, no hay posibilidad de confusión.  Filme trasparente en la comunicación; las ideas circulan primero por la imagen y luego por la palabra. La sugerencia expresa en tono de reclamo, sorpresa o explicación.

El cielo rojo es la vivacidad de pasiones contravenidas en una presencia fuera de campo que nos llega por el avance de las cenizas y la intensidad del color púrpura en el firmamento, fiel indicio de múltiples existencias y presencias acabadas en la intensidad de lo incontrolable. Significado que entrecruza temores humanos que reasignan contenido intelectual evasivo a la experiencia natural de la necesidad humana. La posibilidad, de momento no considerada, es observada en la lejanía, avenencia a la circunstancia que atraviesan Nadja y Leon, por cierto, diferenciada del desprejuicio espontáneo de Felix y Devid. Los muchachos representan la aceptación de una diversidad de opciones ya presente en el ambiente desde el contacto sexual entre Najda y Devid.  

El cielo rojo es la vivacidad de pasiones contravenidas en una presencia fuera de campo.

La emoción viene asociada a riesgos superados por la liberación o anulados por una intelectualización responsable de esquemas perimidos. Lo intelectual es ridiculizado cada vez que es colocado por encima de valores comunitarios básicos y actividades necesarias a lo cotidiano. Un buen ejemplo es la reparación compartida del techo de una vivienda.

Los juicios de valor demuestran un posicionamiento ajeno a dosis de soberbia que aseguren la supremacía sobre el otro. Nadja no entiende pertinente hacer ostentación de un conocimiento que supere al escritor. La compasión es un valor que se asienta en lo innecesario del ridículo, la película no pretende configurar un ataque al egocentrismo, lo considera fuera de toda intención y recurrente en la falta de comprensión de las situaciones humanas. Todo se sintetiza en una apología de las relaciones humanas y sus valores. Más allá de riesgos, desgracias y catástrofes, el respeto a lo humano es lo esencial; se debe conservar por encima de aspiraciones de grandeza.

La naturaleza siempre es fondo que establece un marco de referencia en la dicotomía agua-fuego, polaridades que albergan vida y destrucción; el bosque se instala como punto intermedio para viabilizar la devastación, posibilidad de combustión propagada en la magnificencia del riesgo consumado por la debilidad humana. Su máximo grado es alcanzado en la negligencia que asume la muerte en situación de confianza. Floresta que, como alternativa, ofrece posibilidad de salvación, camino de salida o llegada, ambivalencia que denota circunstancias puntuales; cambio de signo en la experiencia según sea comprendida.

Camino alternativo hacia una carretera gobernada por la tecnología y sus imperfecciones; el auto perecerá en su función, la naturaleza ofrece opciones de atajo que tienden a realidades inesperadas, ya sea en formato de catástrofe o tránsito hacia el encuentro con extraños. El bosque es capaz de ofrecer ese contexto de acceso a situaciones voluntarias donde el amor circula en los ámbitos de lo posible junto a la trampa mortal que todo calcina, camino de fuga hacia una vida imperfecta llena de posibilidades en el encuentro. El camino también incluye la enfermedad en su doble circunstancia: la angustia del descubrimiento y la mejora por el tratamiento.

La naturaleza y la vida como polaridades a resolver en la experiencia mediante atajos, espasmos de conciencia y testarudez.

La naturaleza y la vida como polaridades a resolver en la experiencia mediante atajos, espasmos de conciencia y testarudez inducida en la seguridad que otorga «cordura»; las posibilidades pueden ser ampliadas.

Escena decisiva en la playa, contexto de revelaciones para el cambio; el agua es símbolo de transformación, la arena denota la transparencia volátil de momentos aclaratorios en la necesidad de obrar con celeridad. La tragedia se ofrece en cuestión de minutos; la realidad circula entre los polos, no debe decaer la atención, so pena de fatalidades involucradas en la pérdida de oportunidad.

Petzold apela a la sensibilidad bajo una capa de apariencias que, a ojos del espectador, opera de manera artificial en la transparencia de intenciones especificadas por detalles sutiles. El persistente intercambio de miradas alcanza a establecer un entrecruzamiento de interioridades.

Película de actores que revela contextos afines a la circunstancia; gran acierto del realizador alemán, una producción que logra sostener con firmeza el nivel al que nos tiene acostumbrados.

Escribe Álvaro Gonda Romano