El nuevo juguete (2)

Published on:

Fábula con variados mensajes y final feliz

Samy vive feliz fuera del sistema, se gana la vida con algunos trabajillos junto a sus amigos de la infancia. Su esposa Jihane, espera su primer hijo. Samy es un inmigrante sin recursos, con una minusvalía (de la cual por cierto no se habla en la película), vive en un barrio marginal, está hasta el cuello de deudas y su mujer se encuentra al borde del despido de una empresa propiedad del súper empresario Étienne.

Por todo ello, la atribulada Jihane presiona a Samy para que consiga un trabajo estable y bien remunerado, pues los gastos acucian. Para satisfacer las necesidades de su futura familia, muy a regañadientes, acepta un trabajo como vigilante nocturno en una tienda de artículos de lujo.

Pero hete aquí que esa gran tienda es propiedad de Philippe Etienne, el hombre más rico de Francia, una persona que se ha vuelto fría y metódica desde la muerte de su mujer. Porque el Sr. Etienne es viudo y a su vez Alexandre, su hijo de once años, huérfano de madre y también malcriado y errático.

El padre quiere contentar al crío en su soledad y su añoranza de la madre perdida. Ante la llegada de su cumpleaños, Philipe cierra los grandes almacenes para que el chico escoja un presente. Hace llevar al niño para escoger su regalo, cualquier cosa que desee, para recuperar su afecto.

El niño elige a Samy, que anda de vigilante en la galería, al que encuentra durmiendo y que le hace gracia, y decide que sea su juguete. Samy, un hombre sin futuro, se convierte por sorpresa en el juguete de un niño caprichoso.

Conviene apuntar que el Sr. Etienne solo vive para sus negocios y apenas conoce a su hijo, un chico antojadizo y apenado a la vez. Samy acepta ser el regalo del niño, pues él mismo será padre en breve y necesita dinero para los muchos gastos. Samy acabará teniendo buena sintonía y química con el nene y una gran influencia, tanto en Alexandre como en su padre.

Alexandre lo tiene todo. Su habitación es como un planetario en el que se puede encontrar cualquier detalle que haría feliz a un niño. Incluso un salón con todas las máquinas electrónicas que imaginarse pueda. Tiene su propio blog, un servicio a su disposición, hasta una cama que se eleva sin cables y un coche eléctrico, herencia del filme de Veber, con el que se pasea por las dependencias del castillo que le sirve de morada.

Hay una frase que repite el infantil personaje: «Cuando eres rico no tienes amigos», que ya señala cuán solo se siente el menor, a pesar de ser hijo de un riquísimo hombre y con acceso a viajes, colegios y actividades.

Alexandre ha perdido a su madre recientemente y por lo tanto está de duelo, o sea, elaborando la pérdida de aquella. En este proceso son comunes la rabia y el mal carácter como un signo del dolor. De modo que el niño es malhumorado y errático con causa.

Así que no es sencillamente el perfil de un niño malcriado, sino de un niño cuya falta de madre no ha sido sustituida por otra figura de apoyo y amparo, como habría podido ser el padre. Pero la figura del padre que encarna Auteuil es la de un hombre frío, deshumanizado, obsesivo y que todo lo quiere solucionar tirando de dinero y de orden.

Por todo esto, no es raro que, como regalo de cumpleaños, el nene pida al vigilante de los grandes almacenes de su padre, saltándose a la torera el principio fundamental de que los hombres no se compran, no pueden ser una «propiedad privada». Pero es que su padre cosifica a sus empleados y subalternos, cosa que el niño parece haber asimilado como algo normal.

La cuestión es que se sale con la suya. Samy necesita de manera urgente hacer caja para los gastos de supervivencia ante la inminente llegada de su vástago; o sea, el juguete de Alexandre tiene una gran necesidad económica porque va a ser padre de familia. La historia dará lugar a un sinfín de situaciones divertidas.

A pesar de no encontrarnos ante una historia original, el cineasta británico James Huth haya logrado una película entretenida.

El argumento de esta comedia familiar francesa versiona uno de los clásicos del cine francés del siglo XX: El juguete (1976), de Francis Veber, que también tuvo una réplica estadounidense en Su juguete preferido (1982), dirigida por el competente director Richard Donner.

Lo cual no quita para que, a pesar de no encontrarnos ante una historia original, el cineasta británico James Huth haya logrado una película entretenida que incluye, de forma amable, la misma denuncia que hicieron las dos propuestas anteriores: el dinero no puede suplir nunca la ausencia de los progenitores y estos, a pesar de sus ocupaciones, deben priorizar el pasar tiempo con sus hijos, porque crecen y esa relación nunca volverá atrás. De ahí que, aunque suene tópico, en esta película se entiende perfectamente la frase: «Pobre niño rico».

También podemos ver que el filme fluye bien en la pantalla e incluye en su desarrollo la nueva sociedad francesa, donde los inmigrantes cobran cada día más peso; también la irrupción de las redes sociales en la vida cotidiana.

El libreto está firmado por el propio Huth junto a Sonia Shillito y el actor Debbouze, como resultado de adaptar guion original de Francis Veber. De resultas, un libreto entrañable y educativo, podría decirse.

Tiene una muy cuidada puesta en escena, la obra se ha rodado en el espectacular Castillo de Porgès de Rochefort-en-Yvelines, en la localidad homónima para ambientar la fabulosa mansión donde habita el niño rico. Estupenda fotografía de Stéphane Le Parc y aceptable banda sonora de Goodwing & Foltz. Tiene el filme un ritmo narrativo apropiado, que hace que resulte entretenido en todo momento.

La cinta es también una crítica al neocapitalismo feroz rampante que reina en EE. UU. y Europa, donde el trabajo empieza a ser un bien preciado.

El reparto cuenta con el cómico Jamel Debbouze (premio al mejor actor en el Festival de Cannes por su labor en Days of glory, 2006) y al veterano todoterreno y enorme actor Daniel Auteuil (ganador de dos premios César y un premio BAFTA). Destaca la buena interpretación del púber Simon Faliu, que hace un papel muy creíble como niño insoportable con gran necesidad de afecto, acompañamiento y amor, de ser querido. Acompañan Salim Kissari, Laurent Bozzi, Alice Belaide, Lucie Fabry, Laurent Saint-Gérard, Anna Cervinka, Salim Kissari y otros, todos en sintonía.

La cinta es también una crítica al neocapitalismo feroz rampante que reina en EE. UU. y Europa, donde el trabajo empieza a ser un bien preciado y algunos empresarios, no todos, obvio, tienen en su mano el futuro de mucha pobre gente que pierde su empleo por una cuestión de coste-beneficio, por un mero asunto de balance económico que no tiene en cuenta la realidad humana y las consecuencias sociales y de salubridad de sus decisiones.

En tono de comedia se habla también de la diferencia de clases sociales, donde vemos, en contraste con el lujo, la desmesura, las comilonas, la servidumbre y la parafernalia de la mansión del Sr. Etienne, el pobre apartamento en un suburbio, en el que viven Samy y sus colegas y vecinos.

Y hete aquí que, dentro del buen rollo de la cinta, estos vecinos, incluida la propia mujer de Samy, ven peligrar su trabajo en la empresa de millonario Sr. Etienne quien, una vez caído del caballo del pragmatismo empresarial y convertido al humanismo y la bondad que le ha inspirado Samy, decide recontratar a toda esa gente que ya estaba preparando movilizaciones contra los despidos.

El barrio de esta película no es como el barrio de las mil viviendas de Sevilla, donde impera la droga o la violencia extrema. Simplemente, es un lugar donde todos los vecinos intentan sobrevivir, llegar a fin de mes. Ello en una especie de cuento, un relato blanco, que sin ser nada del otro mundo, pasa el corte del aprobado.

Escribe Enrique Fernández Lópiz | Fotos Flins y Piniculas