Gran turismo (2)

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Buena película de carreras de coches

«Entréme do no supe», y efectivamente, fui a ver esta película porque no había otra; no quise preinformarme y ni leer nada sobre ella. Fui, la vi y me pareció bien hecha, excelente dirección de Neill Blomkamp, gran guion sin fisuras de Jason Hall, Will Dunn, John Hoeber, Erich Hoeber y Zach Baylin, basado en el videojuego Poliphony Digital.

Buena música de Lorne Balfe, estupenda fotografía de Jacques Jouffrett y un ritmo muy aceptable, como para no aburrir en absoluto.

Un juego, en suma, cuyo mundo es el de la competición automovilística y sus mayores virtudes el realismo en las respuestas y la sensación que da cada coche de su inmenso catálogo. También la esfera física de estos, extensible a los circuitos.

La cinta está basada en la vida real de Jann, un adolescente que vio su sueño cumplido. Jugaba a Gran Turismo, un juego-simulador de carreras de autos a base de destreza conductora virtual. En ese juego el joven ganó una serie de premios financiados por Nissan.

El conductor británico protagonista fue uno de los ganadores de la competición GT Academy, un proyecto colaborativo entre Nissan y Sony Interactive Entertainment para llevar a jugadores de Gran Turismo al mundo de las carreras reales. Lo cual, si valía, se le daría la oportunidad de convertirse en piloto profesional.

En esta historia le acompaña Jack Salter, un antiguo piloto frustrado, ahora técnico y entrenador de Nissan, que con su conocimiento de la profesión, con su sabiduría en el terreno de las carreras de coches, y, como psicólogo, acaba convirtiendo al joven en un piloto de carreras profesional y en un número uno en las veinticuatro horas de Le Mans, ayudándole a superar traumas, accidentes y su propia inseguridad.

Gran Turismo se inspira en el cine deportivo ambientado en el mundo de la alta competición. Si este es el tipo de películas que te gusta, encontrarás paralelismos con obras como Grand Prix (1966), de John Frankenheimer; 500 millas (1966), de James Goldstone; la carismática, Las 24 horas de Le Mans (1971), de Lee H. Katzin; más recientemente Días de trueno (1990), de Tony Scott; del tipo documental, Senna (2010), de Asif Kapadia; McLaren: la carrera de un campeón (2016), de Roger Donaldson; Ferrari: carrera a la inmortalidad (2017), de Daryl Goodrich. Y muy actuales Rush (2013), de Ron Howard; Driven: el origen de la leyenda (2018); o Le Mans’66, de James Mangold (2019), y habría alguna más.

Así pues, es película de coches que ofrece un contacto muy directo con el espectador. Un drama de acción, de bólidos que serpentean por laberínticas pistas a más de 300 kilómetros a la hora, todo lo cual Neill Blomkamp sabe llevar por el camino de la autenticidad y una cierta inocencia, mezcla sorprendente que engancha.

Película basada en la historia real de Jann Mardenborough, un niño mulato de Cardiff, que tras pasar horas delante del simulador de carreras de última generación Gran Turismo, logra dar el salto a la competición real. En casa Jann ha aprendido a tomar las curvas, conoce todos los circuitos de la competición y es un virtuoso en la ficción que anhela correr con autos reales, lo cual se le presenta la oportunidad de la mano de la casa japonesa Nissan.

Danny Moore, un sagaz ejecutivo de marketing de automovilismo propone a la empresa nipona el concurso Gran Turismo para aumentar la venta de coches.

Otro personaje clave es Jack Salter, un veterano de carreras retirado, que será el entrenador y sargento de instrucción de los corredores participantes en el concurso real. Posteriormente, la persona que instruye y acompaña al protagonista Jean hasta en los peores momentos. Un hombre que hará de entrenador, asesor, psicólogo e incluso como especie de padre sustituto.

Bólidos que serpentean por laberínticas pistas a más de 300 kilómetros a la hora, todo lo cual Neill Blomkamp sabe llevar por el camino de la autenticidad.

Jann es un niño feliz, pero su padre, Steve, que una vez fue jugador de fútbol profesional y que en principio no apoya al hijo en sus pretensiones y le aconseja que estudie o consiga un trabajo convencional. Quien sí mira por sus anhelos es la madre de Jann, interpretada muy bien por la Halliwell.

Pero Jann es una especie de héroe que va a por sus sueños con valentía y que es, en gran medida, una figura de nuestro tiempo, al tratar de trasladar sus habilidades virtuales al mundo de la realidad.

El reparto está muy bien elegido. Para el rol principal Archie Madekwe, que encarna a Jann Mardenborough, el aspirante a conductor adolescente. David Harbour, muy eficiente y estupendo trabajo como como Jack Salter, el entrenador de los jóvenes conductores, un instructor que exorciza sus traumas viendo a su pupilo triunfar donde él fracasó e instándole a continuar cuando las cosas se ponen difíciles, para que no cometa el error que él mismo cometió de retirarse, cuando era piloto.

Orlando Bloom, buen trabajo como como Danny Moore, ejecutivo de marketing de deportes de motor. Gen Halliwell, como Lesley, la comprensiva y amorosa madre de Jann; Djimon Houmsou, más que correcto como como Steve Mardenborough, el padre de Jann que inicialmente no apoya al hijo pero que finalmente cae rendido ante la evidencia de su pericia como piloto. Daniel Puig como Cai Mardenborough, el hermano de Jann y otros artistas de reparto como Blanca Bardoe, Josha Stradowski, Emelia Hartford, Sang Heon Lee, Richard Cambridge, Maximilian Mundt o Harki Bhambra.

Basada en la historia real de un jugador que llegó a corredor.

Película realizada por Blomkamp con una gracia humana y espontánea, y con unas secuencias de carreras, que dominan la película, porque, además de estar rodadas de manera impresionante y emocionante, constituyen parte sustancial de la historia que está contando. Las escenas de carreras están dirigidas y editadas de forma deslumbrante. Blomkamp sabe moverse entre los coches para que la película tenga emoción y además lo hace con mucho elemento real y poco CGI.

En un momento hay un accidente terrible con tremendas consecuencias para un espectador en el circuito, que pone a Jann en la tesitura de abandonar por el trauma; pero Salter lo habrá de salvar de una decisión que le puede pesar para toda la vida. Al final todos serán felices tras arduos días de trabajo, cuando Nissan y Jann corran las 24 horas de Le Mans.

Gran Turismo trata de carreras, de curación de los traumas y de la inseguridad, del apoyo y la entrega de todo un equipo; de padres e hijos, de enfrentar a los competidores, hasta alcanzar el momento cumbre en que nuestro protagonista es capaz de enfilar su propio destino.

Una historia de superación cientos de veces contada, pero que funciona, una película muy bien hecha para pasar un buen rato. Además, resulta emocionante cuando, sobre todo al final, conocemos al auténtico Jann, el protagonista real que aparece en pantalla unos segundos y que colaboró con la realización del filme y como doble en el pilotaje de los coches en la pista.

Escribe Enrique Fernández Lópiz | Fotos Sony Pictures España