En busca de la fama
Ti West (1980) tiene una cierta fama como director de películas de terror, en muchas de ellas también es guionista y montador. Integrado dentro del cine independiente, como lo fuera Greta Gerwig antes de pasar a realizar películas dentro de una categoría más ¿profesional?
Su primera realización es de 2001, un cortometraje de diez minutos titulado Prey, donde ya se da alguna de las características del cine de West y derivada, como la mayor parte de su obra, al terror. Una obra, la suya, que supone el hacerse cargo del guion, la fotografía, el montaje y la dirección y en el mundo del terror.
West toma siempre la cámara, muchas veces llevada a mano, como elemento esencial de la narración en un movimiento constante dentro de historias donde, casi siempre, personajes jóvenes se ven envueltos en un clima de terror. Si ese terror se localiza en bosques, granjas aisladas y espacios cerrados, la efectividad es mayor, pero, hay una cuestión importante: la ironía, con ciertos rasgos humorísticos sirve para dar forma y personalidad a su obra.
Pocos títulos, los más débiles de su producción, escapan a la categoría del terror pero eso sí, siendo protagonistas actores jóvenes desconocidos. El presupuesto de sus rodajes no da para más. Como dato curioso indicaremos que también ha realizado un western (El valle de la venganza, 2016) con un actor de primera fila (Ethan Hawke) junto (eso si es una total sorpresa) a John Travolta.
Siendo el terror el dominante de su cine, es natural que el festival de Sitges no solo haya dado a conocer a este director al programar algunas de sus películas (ya en 2013 se pudo ver The Sacrament)sino que incluso ha premiado alguno de sus títulos recientemente (Pearl recibió en 2022 el premio al mejor director y mejor actriz).
Una trilogía ejemplar
En 2022 realiza X, donde cuenta con una buena actriz, una rubia pecosa de 30 años y que supone, por muchas razones, un gran descubrimiento, actuando como protagonista en su admirable trilogía donde se aúnan varios temas presentes en sus películas: jóvenes, casas aisladas, jovencitas en busca de sexo y fama, sectas satánicas, matanzas a gogó, todo ello bendecido por el mundo del cine con destino a Holly.
X es el primer título de la trilogía, pero no el primero en cuanto al orden cronológico de los personajes e historia que cuenta. Un filme que en su título deja claro algo sobre lo que va a tratar: el cine porno, por supuesto, pero desde una premisa y un cierto acercamiento a La matanza de Texas (1974), de Tobe Hooper.
El argumento es simple: unos jóvenes han alquilado una casa situada en el campo, aislada, para rodar allí una película porno. No pueden imaginar que van a entrar en contacto con dos ancianos: los dueños de la casa principal. La única casa existente es, en realidad, esta, ya que la alquilada por lo jóvenes es más bien un destartalado granero, una estancia para los animales de granja o una vaquería.
Los chicos y chicas jóvenes que van a rodar la película porno casera, son muy distintos, incluso hay una chica remilgada que se convertirá en una gozosa intérprete. Por una serie de circunstancias el matrimonio de ancianos, que no tienen idea a quién y para qué han alquilado el lugar, al saber las actividades de los jóvenes comienzan las matanzas, una a una, entre unos y otros. Sólo quedará con vida una joven que cogerá la camioneta en que han llegado para dirigirse a Hollywood mientras un telepredicador habla de los jóvenes a los que hay que salvar porque no saben lo que hacen, como ha ocurrido con su hija (la que va en la camioneta). El cierre pone su punto irónico ante los interrogantes de la policía sobre lo que allí ha ocurrido.
En X la joven que marcha en pos de la fama y el triunfo a Hollywood y la anciana asesina son interpretados por la misma actriz, la citada rubia y pecosa, no muy conocida de los espectadores, de nombre es Mia Goth, y que se convertirá en protagonista tanto de la precuela de X como de su conclusión.
Cómo se ha dicho, Pearl, la primera parte de esta trilogía ganó dos premios en el festival de Sitges, pero asombrosamente no tuvo el premio merecido de un estreno en salas, de manera que directamente pasó a las plataformas. Uno de los muchos errores de distribución/exhibición que la mejor de las tres películas fuera condenada a pasar directamente a televisión.
Guion, montaje y dirección se deben, como en la mayoría de sus películas, a Ti West, aunque en este título hay una pequeña variante: Mia Goth, la pizpereta protagonista, ha colaborado con el director en la escritura del filme. La historia se centra en Pearl, una joven obsesionada con hacer cine, enfrentada a una madre dominante y a un padre enfermo, que no puede ni moverse. Un clima de asfixia que se extiende a toda la película.
Pearl tiene la ilusión de triunfar como sea. En el cine se hace amiga del proyeccionista que le enseña una película pornográfica, filme que realmente existe al igual que la película interpretada por Theda Bara cuyo afiche está a la puerta del cine al que acude Pearl. No así la cinta musical que se nombra y a la que acude Pearl. Y claro, Pearl, como trasunta de Theda Bara, bautizara al cocodrilo que hay en el agua cerca de su casa con el nombre Theda.
Para Pearl, cuyo marido ha ido al frente (estamos en los años de la I Guerra Mundial) solo existe un mundo fuera de la casa, donde se encuentra el camino que conduce al final del arco iris. Las alusiones a El mago de Oz son claras referencias a los ensueños de la joven que, en este sentido, baila sensualmente con un espantapájaros.
La tragedia se cierne sobre la casa. Pearl matará a los que la rodean, incluidos familiares de su marido. Sueña con su vuelta. Y cuando ha preparado todo su futuro llega realmente su esposo ante la sorpresa de Pearl. Ese punto señala el fin de la película. En su continuación X, Pearl y su marido serán los ancianos que alquilan una casa a los jóvenes.
La película
El título (Maxxxine) juega con el nombre de la protagonista, al tiempo de las X por triplicado indican el carácter sexual sobre el que pivota tanto el personaje como todo el filme.
El comienzo hace alusión al padre de Maxine (con un salto atrás en el tiempo), el telepredicador, quien la grabarla cuando era pequeña le hace repetir «No acepto una vida que no merezco». Palabras que al final de MaXXXine repiten padre e hija. El padre, falso ariete de la libertad, desea un cambio (o su muerte) para su hija, mientras para Maxine esas palabras tienen otro significado: ella lo merece porque ha hecho lo imposible para conseguir… ser una actriz capaz incluso de cambiar la palabra Hollywood (o soñar que eso ocurre) escritas sobre la montaña por su nombre.
Hay que saltar por encima de quien o como sea, aplastando o matando si es preciso. Para Maxine (o quizá para la propia Mia) el fin (aquel arco iris que buscaba Mia interpretando a Pearl en el primer filme de la trilogía, pero que nunca conseguiría) sólo hay una meta y llegará más arriba que cualquier estrella pasada, marcada por las vamp de anteayer y de ayer, como Theda Bara o la propia Marilyn, pero con un final feliz. ¿Acaso es feliz el triunfo de Maxine en este filme señalado por un trávelin que se acerca a una reproducción de la cabeza de la protagonista, de la cual antes han sacado una reproducción en los estudios? ¿Una cabeza sin cuerpo o un cuerpo en el que la cabeza es lo de menos?
Pearl soñaba con ser actriz, igual que Maxine. Una en la primera película de la trilogía, Maxine después de los pinitos del rodaje de un filme realizado por amigos, y ser la única que no muere en X, marcha a ese Hollywood donde su fama será grande. Es seguro, porque de una forma u otra ella es ya un monstruo, a la que nada asusta, haciendo suyas las palabras de Bette Davis con las que se abre el filme: «En este negocio mientras no seas considerada como un monstruo no serás una estrella».
Maxine sabe lo que tiene que hacer, enfrentarse a quien sea, ser un monstruo, y como tal sin sentimientos, salvando todos los obstáculos que se le ponen en su camino. Estará por encima de cualquier estrella soñada capaz de identificarla con Hollywood. No hay que olvidar ese detalle en que Maxine deja caer su cigarro (y pisotearlo) sobre la baldosa de una de las estrellas inscritas en el paseo de las estrellas hollywoodense. Y en esa baldosa se lee el nombre de Theda Bara.
Lo mejor del filme es sin duda la primera parte, así como el final-final. El comienzo en que, desde un pasillo en la sombra, avanza la protagonista (al igual que la cámara) hacía el centro de una habitación es sorpresivo en su expresión y fuerza. La sombra se convertirá en la actriz protagonista que viene a ser entrevista para actuar en una película.
Un momento eléctrico, estéticamente perfecto en el que la protagonista se muestra como dominadora de una situación. Toda esa entrevista presenta el gran dominio de Maxine, sostenido, en sus respuestas a las tres personas que están valorando sus contestaciones y que conduce a ese primer plano en el que debe llorar, para a continuación tener que cortar el llanto. Verdad o mentira sobre lo vivido, en cualquier instante, forma parte de un oficio donde se dominan las emociones.
Ti West domina más los momentos en que debe dirigir pocos personajes, que cuando la situación se complica y todo resulta más forzado. Piénsese, por ejemplo, y pase a compararse, la propia escena del examen (tres examinadores sentados para valorar) con la secuencia de los integrantes de la secta demoniaca rodeando a Maxine.
El film podía haber optado por seguir varios caminos, algunos esbozados: el sentido de culpabilidad que parece perseguir a Maxine por las muertes de las que de una manera u otra se siente culpable (los recuerdos que a veces la atosigan, de los asesinatos vividos en el filme anterior); las relaciones, o el mundo, familiar del que no se huye fácilmente; la realidad del mundo de Hollywood; la forma de llegar a la gloria desde uno mismo o subiendo y aplastando a quien sea necesario… asuntos que son tratados muchas veces de refilón para centrarse sólo en la historia de la protagonista y sus pasos para llegar a ser una gran actriz.
En esa dualidad entre el preparar una película (una segunda parte que por el título nada tiene que ver con la primera) y la persecución y muerte de la que están siendo objeto mujeres de Hollywood, no existe una total unidad, es como si cada una fuera por su lado, aunque al final ambas se unen dando un sentido (demasiado forzado) a la historia y más a su resolución.
Hay momentos admirables en la realización, como la persecución de la protagonista por un personaje con la cara cubierta y que terminará con una conclusión impensable y muy curiosa; o la escena en la que Maxine tiene que excitar en un club a la persona que ha abierto la ventanilla en la que ve a la mujer. Y cómo las manos del personaje, cubiertas por unos guantes, van dando todo el enfado que se va produciendo ante los movimientos cada vez mas lascivos de la mujer.
Hay cosas que no se entienden, como la petición de ayuda (¿el mánager de la protagonista?) frente a un detective, interpretado por Kevin Bacon y que quiere dar un cierto aire paródico a las películas de género, al igual que la aparición de la pareja de policías que se enfrentan, en un momento muy discutible desde el punto de vista de realización, a la secta satánica.
No hay duda de que Ti West tiene ideas (y también su protagonista) para abrirse paso en unas películas novedosas de terror. De la misma manera que no hay duda de en quien se quiere mirar su cine. Lo deja claro: Hitchcock, con alusiones tanto a Psicosis (el motel Bates) como a las mujeres presentes en las películas del director de Vértigo (una amiga dice a Maxine que se parece a una de las mujeres de las películas de Hitchcock ya que son rubias como ella).
El otro director llamado a comparecer en esta película es uno de los mayores imitadores del maestro: Brian De Palma. Su relación se da por el uso de la división de la pantalla en dos partes, cada una de las cuales representa algo distinto pero cercano y que tiene que ver con lo que vemos.
Quedarían otras cosas dignas de estudio, como la mirada hacia las calles de Scorsese en Taxi Driver o los comienzos en el cine tanto de De Palma como de Scorsese y otros directores de su generación (Coppola) que se iniciaron como realizadores con películas de escaso presupuesto y encuadradas dentro de lo que se denomina cine independiente.
Quizá como ellos, tanto Ti West como su actriz Mia Goth, mañana se encontrarán realizando películas de gran presupuesto. Talento no les falta.
Escribe Adolfo Bellido López | Fotos Universal España