El cine y el oficio de actriz contra el olvido

La historia sigue a la actriz catalana Carme Elías, diagnosticada con alzhéimer en 2019, tras 50 años en teatro, cine y televisión. El documental muestra su evolución a lo largo de los meses. La directora, Claudia Pinto, directora y amiga, captura la memoria que se desvanece en la actriz y la frustración por perder la palabra que tanto amó. El filme es un pacto de amor y de amistad.
Podría decirse que es un testimonio generoso, valiente y vitalista de Carme. No es una cinta pedagógica sobre el alzhéimer. Se limita, que no es poco, a acompañar a una actriz que se enfrenta con una lucidez aplastante a la pérdida de su consciencia. «Mi último viaje consciente», como lo llama ella.
Con una impecable dirección y un meritorio guion de Pinto, el reparto es, ante todo Carmen Elías, a quien acompaña Carlos Corazza, el director y maestro argentino afincado en España. Elías puntúa al máximo con su mera presencia. Es una importante mujer de cine y de teatro, con un perfil de elegancia, belleza y mesura, eso que se denomina clase.
Tiene la cinta igualmente una interesante música de Vanessa Garde envuelta en una estupenda fotografía de Agnès Corbera. La puesta en escena y todo el relato, que es doloroso y glorioso a la vez, muy bien llevado por Pinto. Si bien es diferente, esta cinta recuerda el documental de Maite Alberdi La memoria infinita, 2023.
Elías dijo en su momento que el proceso de afrontar el alzhéimer se produce, naturalmente, desde el miedo, con los primeros síntomas. Poco a poco y con penar se pasa a la aceptación del diagnóstico, pasando por el pudor a hacer pública la enfermedad. Esta aceptación culmina con el libro de su autoría: Cuando ya no sea yo (2023), relato honesto y vitalista sobre el alzhéimer, narrado en primera persona.
En este libro, cuenta cómo afrontó el temido diagnóstico de una enfermedad que, poco a poco, diluye la memoria y la propia identidad. Carme defiende en sus páginas el derecho a una muerte digna, lo cual ya es legal en nuestro país desde 2021, un recurso para quienes temen el momento en que la mente y el propio autoconcepto se evaporan, quedando a merced de terceros e incluso significando un peso para la familia. Respetable.
Desde que dio a conocer su enfermedad, la actriz, que ha cumplido 73 años, ha insistido en que quiere tener una muerte digna y por ello cuenta ya con el documento de voluntades anticipadas, que le proporciona «mucha tranquilidad».
«En mi caso, es el cerebro el que se va. No quiero llegar a estar sin ser consciente, que tengan que limpiar mi cuerpo, darle la vuelta. Y lo que le vendría además encima a mi familia. Yo he sido niña de monjas y no creo en esa muerte sacrificada», ha declarado.
Elías dice que vivimos «sin tener en cuenta la muerte, en una sociedad que vive de espaldas a esta realidad. (…) La muerte debería violentarnos un poco menos».
Esta obra tiene el sello y la visión de la directora, la venezolana Claudia Pinto, que ha sabido encontrar la distancia precisa para que su presencia en pantalla no le reste protagonismo a la protagonista.
Pinto ya había rodado con Elías la irregular La distancia más larga (2013), donde hace de mujer víctima de una enfermedad terminal; la segunda que rodó fue una especie de thriller-drama, Las consecuencias (2021), en un momento en que nuestra actriz ya tomó conciencia de que olvidaba los textos y comenzaba su calvario. Así que este documental bien puede considerarse la tercera pata de una impensada trilogía (como apunta Phillip Engel de Cinemanía), no exenta de sospechas y premoniciones.

De modo que fue hace cuatro años cuando la actriz Elías, recién diagnosticada de la enfermedad de Alzheimer, y su amiga y cineasta Pinto, acuerdan rodar esa tercera y última película juntas. Carme afirmó en su momento que no quería decir a Claudia telefónicamente que tenía alzhéimer y esta fue con su hijo a un campo de Valencia donde ella estaba con su familia. Fue ahí cuando le dijo: «¿Quieres que dejemos un rastro de todo esto?», explica la actriz en un recuerdo guardado en su quebradiza memoria.
Además, Pinto había estado captando imágenes para Elías y su familia, para que ella lo recordase al verano siguiente o en los sucesivos, «como quien coge un móvil y graba, sin ningún otro propósito».
«Carme no lo quería contar a nadie, la película era secreta. Tenemos la fortuna de que ella es actriz y yo soy directora, y ella sabe hablar de sus emociones con una franqueza alucinante. Y en el momento que ella cuenta públicamente que tiene alzhéimer, la película deja de ser secreta, genera interés y coge fuerza», relata la directora.
La actriz tampoco sabía cómo iba a ser el devenir de la enfermedad. «Pensé que a estas alturas ya estaría fuera de juego, pero el proceso es más lento de lo que imaginaba. Es cierto que mi verbosidad no es tan fluida, me pasan cosas rarísimas todos los días, noto que va avanzando, pero tampoco soy consciente de todo porque tengo la vida muy ordenada», detalló Elías.
El título tuvo su punto de partida cuando Pinto filmó secretamente el penar médico de Elías,antes de que se hiciera pública la noticia de lo que significaba el fin de su carrera y el principio de un viaje a ninguna parte. Lo que empezó siendo una película furtiva y sin pretensiones, termina por convertirse en una contundente invitación a vivir el presente. Un canto a la vocación cinematográfica y al milagro del arte.
Además, a esta crónica íntima rodada con todo el pudor, modesta, lúcida y tierna, Pinto acierta a incorporar un material de archivo escogido con inteligencia y acierto, para que las imágenes antiguas cobren significados nuevos.

Se ve que Elías, además de rememorar su propia travesía por el páramo de la demencia, su afán y su voluntad por hacer frente a la enfermedad, pone también de su parte por disfrutar de «lo que ambicionan los actores»: el aquí y el ahora.
Como declaró en su momento la directora venezolana: «La película muestra cómo el oficio de actor, cómo la vocación, puede convertir en luz algo tan oscuro».
No es casualidad que la canción de los créditos sea Ítaca, de Lluís Llach, que habla de disfrutar más el proceso del viaje que el destino. La expectativa de un final próximo anima a Elías a revivir su camino como actriz desde sus inicios, frente a un primer momento en el que se planteaba la destrucción de sus recuerdos.
Carme va recordando sus personajes de la mano de su amigo, el maestro de actores y director Juan Carlos Corazza, lo cual sirve para abrazar a todas las vidas que ha adoptado en su travesía como actriz. Una sensación de entrañable tenacidad por guardar lo más cerca posible esa magia que la ha convertido en miles de personajes y a la vez en ella misma.
De manera que acompañan esta historia los personajes que Carme ha interpretado, personajes que la custodian en esta migración hacia el olvido. A la vez, los límites entre ficción y realidad se desvanecen, convirtiéndose este documento en un constante juego de espejos, sellados por el afecto y la sintonía entre Carme y Claudia.
Por eso, el documental hace que el espectador vuelva en el tiempo hasta 2009, cuando Elías recibió elGoya a Mejor Actriz Protagonista por Camino, 2008, momento en que hace un discurso interesante donde recuerda al gran actor JoséMaría Rodero, que defendía que «lo más importante en nuestro oficio es persistir». Elías cumple con esto de «persistir», que es perseverar. Su recorrido de vida es un reflejo de lo que es la constancia y la firmeza de carácter. Fruto de ello es que su legado permanecerá en el tiempo, en el mundo del cine, la televisión y el teatro.

Este documental fue estrenado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Pinto declaró que, si le hubieran dicho que pasearía por la alfombra roja donostiarra para presentar esta obra, habría dicho que era imposible. Además, esta obra ganó el Premio Goya al mejor documental y el Premio Gaudí a la mejor película documental.
También, cara al futuro, la directora precisó que este es un documental abierto y que, de hecho, grabaron la estancia de la actriz durante los días en San Sebastián. Va a ser una especie de epílogo sin fecha aún para ponerle fin, aunque tiene muy claro de que no rodará cuando la actriz «deje de ser consciente de quién es».
«Ahora hay una película que está muy centrada en el periodo de la aceptación y cómo dos amigas, haciendo lo que saben a través del arte, se enfrentan a eso. Cuando ella no sea consciente, no tiene ningún sentido para mí seguir porque esta película forma parte de que Carme también la pueda vivir. No me imagino retratando eso, no me apetece, nunca ha sido mi intención».
Carme Elías ha interpretado infinidad de papeles en cine, también en teatro y la televisión. En este testimonio da fe de que su presencia en la pantalla es un atractivo, una figura que seduce y una fortuna para la mirada. Se siente la tentación de cambiar el título original Mientras sea tú, por el de Seguirás siendo tú.
Al final de la película Carme, envuelta en imágenes de archivo y bellas panorámicas, habla de su pasado: «Me descubro en un gesto adolescente, en una sonrisa infantil, en un latido del corazón maduro, en un ágil pensamiento, en un recuerdo gastado. La imagen que me devuelve un vidrio desenfocado. Bonita. Nena. Vieja. Joven. Madura. Y todas son yo. Todas están conmigo, mientras dejo de ser este ‘no yo’ que me acompaña. La raíz. El milagro de la vida. El milagro del arte. El milagro de la vida y del arte… El misterio de existir. El misterio de no existir».
Resulta conmovedor ver el humo de la memoria volatilizarse y a la vez perdurar en una mujer que resiste y sigue la vida, una gran actriz que nos sonríe desde la pantalla.
Escribe Enrique Fernández Lópiz | Fotos Filmax