En busca del cantautor perdido
Avalado por una cantidad enorme de nominaciones y premios, entre los que destaca el ser finalista de los Oscar en el apartado de mejor documental y el Premio del Público en el Festival de Sundance, se nos presenta esta propuesta atípica donde las haya, en la que dos sudafricanos se disponen a descubrir qué pasó con su héroe musical, un tal Sixto Rodríguez, quien llegó a ser una estrella del rock a la altura de grandes como Elvis Presley o Bob Dylan en el país africano.
Desde luego aquí no vamos desvelar (o al menos lo intentaremos) absolutamente nada de su jugosa trama, sobre todo porque la estructura fílmica se basa en la intriga de conocer cuál fue el paradero de la estrella errante protagonista del film. Como si de una película de espías se tratara, la información se nos va facilitando con cuentagotas, alimentando nuestra curiosidad que crece a medida que avanza el metraje.
Esta técnica de presentarnos el documental con unas dosis de misterio exacerbadas parece que se ha puesto de moda en estos últimos años, y títulos muy recomendables como The Cove —donde se denunciaba la cruel matanza de delfines en una isla de Japón— o El impostor —todavía no estrenado en nuestro país, en la que se investiga la perturbadora desaparición de un niño de trece años—, así lo manifiestan.
Se trata de una forma de afrontar el género muy a contracorriente de lo que normalmente entendemos como el documental de toda la vida. Aquí los datos se van desencriptando a medida que se realizan pequeños descubrimientos. Así, el espectador es partícipe desde el primer instante de una historia que hace suya. Y es que lo que nos explica, esa búsqueda de Sugar Man, puede tildarse incluso de surrealista en algunos instantes.
Las ironías de la vida pueden llevarnos a que un cantante que ha conocido el mayor de los fracasos y del que sólo se han publicado dos discos en Norteamérica se convierta de la noche a la mañana en un superventas al otro lado del hemisferio. Y lo más rimbombante del asunto es que las letras de sus canciones son simplemente geniales.
El director de este aconsejable trabajo tiene la delicadeza y el acierto de ir intercalando las canciones de los dos LP que se llegaron a poner a la venta para que nos vayamos empapando del arte y buen hacer del, podríamos llamar, trovador fantasma. Cada una de sus letanías está impregnada de una melancolía y una poesía tan sólo aptas para unos pocos creadores elegidos, así que no es de extrañar que sus mensajes se convirtieran en auténticos himnos generacionales para una época, la del apartheid sudafricano, en la que la denuncia del racismo era castrada impunemente a base de represión y castigo.
En este aspecto es increíble darte cuenta de los métodos que el poder establecido utilizaba para que la música recién descubierta no fuera pinchada ni en radios ni en ningún otro lugar. Simplemente se cogía el disco y se rayaba con una cuchilla el surco correspondiente a la canción con pretendido mensaje revolucionario.
Los hacedores del film tienen acceso a algunos de estos ejemplares, hechos con los que no te queda más remedio que indignarte, y es que por desgracia no estamos tan lejos de prácticas abusivas en las que la cultura es la cabeza de turco para justificar una situación de crisis que tiene otros culpables bien distintos. Pero esto sería harina de otro costal, y tampoco nos vamos a dejar llevar por la injusticia actual en cuanto a materia restrictiva se refiere.
¿Y qué fue de este personaje convertido en estrella? Para saberlo habrá que pagar la entrada, pero no por ello dejaremos de citar alguna de las elucubraciones distorsionadas que a lo largo de los años tomaron cuerpo ante la ausencia casi total de información que pudiera llevarnos al paradero de Sixto Rodríguez.
En algunos lugares se llegó a afirmar que el músico se había suicidado en escena quemándose a lo “bonzo” para demostrar al pueblo hasta qué punto estaba dispuesto a llegar en su lucha contra el régimen establecido. Mucho de leyenda y poco de verdad. La realidad dista mucho de ésta y de otras teorías increíbles citadas a lo largo del film.
Al final (mejor dicho, en el último tramo) el misterio se desvela y presenciamos la objetividad de lo planteado. Tan sólo adelantaremos que son momentos que recuerdan muy mucho a otro espléndido documental musical que también obtuvo excelentes críticas y que nos narraba las peripecias de un grupo de música heavy que también conocía un esporádico éxito de masas. Nos estamos refiriendo a Anvil, el sueño de una banda de rock (Sacha Gervasi, 2008).
Searching for Sugar Man es una historia de las que se suele denominar bigger than life (se podría traducir por algo así como más poderosa que la vida) a las que son tan propensos las producciones anglosajonas. Gracias a su cuidada puesta en escena, en la que se mezclan testimonios reales con las intrigas detectivescas propiamente dichas, podemos sumergirnos en los entresijos de las compañías discográficas y ser partícipes de los caprichos de la fama e incluso de las verdaderas prioridades de la vida. Entretenida, conmovedora, absolutamente arrebatadora y fascinante. ¿Qué más se puede pedir?
De todas maneras no todas las preguntas que van apareciendo durante la búsqueda encuentran su respuesta concreta. Por ejemplo: ¿Dónde fue a parar todo el dinero acumulado por los royalties producidos por las multitudinarias ventas en Sudáfrica? Algunos dicen que tales emolumentos no existieron y que se funcionó a base de copias piratas y el boca a oreja, pero ante la falta de claridad en las explicaciones que nos dan algunos productores musicales de la época todo nos hace temer que algunos listillos de turno se aprovecharon de la situación para sacar una tajada considerable.
O también, ¿por qué llegaron a fracasar canciones tan emblemáticas como las que podemos escuchar en la película? Falta de promoción, disputas por los derechos, ¿simple apatía de unos y otros? Estas y otras cuestiones darían pie a otro documental distinto, pero por ahora disfrutemos de esta certera muestra de cine que trasciende la pantalla.
Por último, no me gustaría finalizar esta reseña sin meter una pequeña pulla a todos aquellos compañeros críticos de cine que se dedican impunemente a reventar las películas a través de sus escritos. Cotejando algunas de ellas referidas al film que nos ocupa me he podido dar cuenta de lo sencillo que resulta escribir líneas contando con toda clase de pelos y señales lo que vemos en pantalla.
¿Qué ganas va a tener el sufrido espectador de ir a ver una película si le explican el final? En este caso, en el que la gracia estriba precisamente en mantener en vilo a la audiencia todo lo que se pueda, se trata de una situación que se merece la más tajante de las desaprobaciones.
Escribe Francisco Nieto
| Título | Searching for Sugar Man |
| Título original | Searching for Sugar Man |
| Director | Malik Bendjelloul |
| País y año | Suecia y Reino Unido, 2012 |
| Duración | 86 minutos |
| Guión | Malik Bendjelloul |
| Fotografía | Camilla Skagerström |
| Música | Rodriguez |
| Distribución | Avalon |
| Intérpretes | Documental |
| Fecha estreno | 22/02/2013 |
| Página web | http://www.sonyclassics.com/searchingforsugarman/site/ |