¡Steve! (martin): un documental en 2 partes (3)

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Un genio anda suelto

Steve Martin, de setenta y ocho años, ha tenido una carrera brillante y todavía le va bien en su vejez con la exitosa comedia en formato serie: Solo asesinatos en el edificio, que se puede ver en la plataforma Disney+ y ya ha renovado por una tercera temporada.

Puede que para algunos no sea uno de los más grandes de la comedia (para el que esto escribe por supuesto que sí), pero ciertamente ha dejado su huella en el stand-up, la televisión y el cine.

Los dos episodios de Steve! (martin): un documental en 2 piezas, disponibles en la plataforma Apple TV, nos llevan en un viaje a través de la carrera de Martin y ocasionalmente muestran destellos de su vida privada, contando con el mismo actor como narrador.

El primer episodio, titulado Entonces, es un sencillo relato cronológico de la carrera de Martin como comediante, que culminó con una actuación en un estadio frente a 45.000 personas a finales de los años 70 y le valió el título no oficial de «mejor comediante del mundo del espectáculo».

Sin embargo, las cosas no siempre salieron bien. A pesar de los trucos de magia, los animales con globos, las narices de broma y el material cómico (a menudo robado), Martin no tuvo éxito durante mucho tiempo seguido. Estudió filosofía y, mientras otros se preocupaban por el significado de la vida, él pensaba profundamente en cómo podía hacer reír más a la gente.

Martin, demostrando ser un adelantado a su tiempo, analizó el monólogo y vio que casi siempre había un pacto entre el comediante y el público. La acumulación de tensión conduce a un remate que se anuncia a través de varias líneas. Pero ¿qué pasa si no hay anuncios ni reglas? El actor experimentó con la comedia donde no se ofrecía al público aquello de lo que debía reírse en bandeja de plata: chistes sin conclusión y con una estructura confusa.

Podríamos hablar incluso de un tipo de comedia picassiana, si nos atenemos a la importancia que dio al cuadro del Guernica en una visita que hizo junto a unos amigos. Se convirtió en su marca registrada, pero después de sus mayores éxitos le dio la espalda al monólogo y se subió al carro del cine.

La transición a su conocida carrera cinematográfica es el punto de inserción del episodio dos, titulado Ahora, de naturaleza mucho más personal: Martin explica por qué participa en el documental y voluntariamente se deja entrevistar sobre cualquier tema. La cronología de su carrera cinematográfica se ciñe vagamente al material de archivo, pero también se han grabado muchas imágenes nuevas.

Somos testigos de una conversación bastante insustancial con Jerry Seinfeld. Y es una pena, porque se podría haber dado el mismo tema y daca hilarante que en las conversaciones que mantiene con su amigo del alma Martin Short, con quien le vemos departiendo en agradables charlas e incluso enseñándonos cuál es su proceso creativo para futuros trabajos juntos.

Otras celebridades de la comedia también opinan sobre Martin y su forma de humor. Todo es bastante familiar y, como siempre ocurre en estos casos, desean una larga vida a Steve, y para lo que algunos podría ser una sarta de halagos que no llevan a ninguna parte igual para el protagonista sí que llega a tener algún sentido.

Martin recuerda principalmente una infancia feliz lejos de casa. Tenía un padre distante, cuya única respuesta a uno de los primeros éxitos de su hijo fue: «Bueno, no es Charlie Chaplin». Con un poco de psicología del terreno frío, parece probable que Martin siempre haya estado buscando amor y reconocimiento (¿quién no?) y que le gustara ser el payaso para ello.

Y es que, a pesar de su fama, Steve Martin siempre ha sido una figura que ha dado mucha importancia a su privacidad, incluso para sus amigos más cercanos. ¡Steve! ofrece un acceso sin precedentes. Todavía hay algunas áreas en las que no entra en detalles, como las razones detrás del fin de su matrimonio con la actriz Victoria Tennant, pero habla alegremente sobre la dicha que ha tenido en su segundo matrimonio (con la ex empleada del New Yorker Anne Stringfield).

rtin se convirtió en un artista mucho más convincente cuando dedicó su vida a otras cosas aparte de la comedia.

Lo mismo ocurre con la paternidad, un trabajo que nunca anticipó pero que le encanta. En un momento especialmente conmovedor, reflexiona sobre cómo fue miserable cuando era joven, gracias en parte a un problema de ansiedad, solo para encontrar paz y serenidad a sus casi ochenta años.

Existen momentos sinceros en los que se nota el grado de complicidad que se llega a establecer entre el director del documental, Morgan Neville, experimentado en este tipo de lides con títulos tan remarcables como Anthony Bourdain: un chef por el mundo; El arte del sonido con Mark Robson o Keith Richard, bajo la influencia y ¡Steve!

Martin llora al recordar haber trabajado con John Candy en Mejor solo que mal acompañado, destacando lo buena persona que era el finado actor. Habla de que su carrera fue un largo intento por ganarse la aprobación de su padre. Incluso afirma (incorrectamente) que no tiene talento y que su carrera se debe a la suerte.

Toques personales como los citados hacen que el documental se consuma en un visto y no visto. Lo que quiero decir es que, a pesar de todo su éxito inicial, Martin se convirtió en un artista mucho más convincente cuando dedicó su vida a otras cosas aparte de la comedia. El arte, la filosofía, la escritura y la familia le han dado más a qué recurrir que todos los accesorios extravagantes o frases divertidas del mundo.

Escribe Francisco Nieto