Monstruoso

No crean que con el título del editorial quiero referirme a la película de Matt Reeves producida por J. J. Abrams en 2008. Esta es una semana muy triste para hablar de cine incluso en un editorial como este. Me perdonarán pues, el tono trágico, pero creo que en estos días no hay ánimo para mucho más.
Como ya se dijo en estas mismas páginas hace mucho tiempo, del análisis de su etimología podíamos deducir que lo monstruoso es lo que avisa. Una malformación, una catástrofe, un comportamiento torcido… son tan solo el aviso de que algo no funciona bien en la naturaleza, la sociedad o la psique. Ese aviso parece siempre llegar tarde cuando padecemos sus devastadoras consecuencias, pero el espectador atento sabe, cuando recuerda, que las señales ya estaban ahí, y que la supuesta tardanza de lo que avisa no es más que una seria advertencia de lo que está por venir.
Lo monstruoso se ha apoderado de la actualidad en diversas formas en este mes de octubre.
Lo imposible, lo impensable
En su forma más terrible, como en un remedo mediterráneo del tsunami que Juan Antonio Bayona filmara en Lo imposible, una DANA ha arrasado la parte sur y oeste de la provincia de Valencia, y ha provocado graves daños en Andalucía, Castellón, Catalunya y Castilla la Mancha.
El número de fallecidos es espantoso y sigue en aumento. La pesadilla solo es imaginable para los que no la hemos vivido directamente, en los fragmentos de vídeos que circulan por redes, con gente desesperada llevada por la corriente, puentes derrumbándose y coches amontonados en calles convertidas en lodazales, cuyos garajes y bajos se convirtieron en trampas mortales para muchos de sus dueños.
La catástrofe es de tal magnitud, que las zonas afectadas tardarán semanas, si no meses, en recuperarse. Cuando el fango se retire será el momento de exigir responsabilidades, y ahora solo cabe arrimar el hombro. Pero que nadie diga después que no estábamos avisados: las inundaciones monstruosas ya se habían producido en esta zona muchas veces a lo largo de los años, y de forma periódica: 1957, 1962, 1982, 2000… y muchas de ellas teniendo como protagonistas el cauce del Río Magro y el barranco del Poyo. Que la inusual temperatura del Mediterráneo, probablemente producida por un cada vez más evidente cambio climático ha contribuido a magnificar este fenómeno recurrente, parece innegable a menos que seas Miguel Bosé.
El tiempo de pensar y planificar a largo plazo ha llegado, y es hora de que los responsables políticos lo hagan más allá de las próximas elecciones.
Porque el monstruo mastodóntico del Estado se ha mostrado torpe e inoperante: sus patas, descoordinadas, se enredan como las de los ATAT en El imperio contraataca, y su caída cuesta una insoportable cantidad de vidas.
Uno quiere pensar que es solo la descoordinación, y no el cálculo político el que ha contribuido a magnificar la catástrofe… pero sería estúpido no pensar en lo monstruoso de la segunda opción: quizá nos esté avisando de algo a lo que cabe poner remedio antes de que la catástrofe absoluta sea inevitable.
Il Mostro
Otra faceta de lo monstruoso se evidenció tan solo un par de días antes, cuando Íñigo Errejón, fundador de Podemos, Más Madrid y Sumar dimitió de sus cargos políticos a raíz de unos presuntos abusos hacia varias mujeres. No alcanzamos a saber a ciencia cierta si Errejón es un monstruo: las denuncias anónimas tienen la entidad que tienen, y las que no lo son, muestran más bien a un tipo desconsiderado, insensible, llevado de una rijosidad insana, pero quizá –solo quizá– no delictiva.
Pero no lo olvidemos: lo monstruoso es el aviso de algo siniestro, no necesariamente lo siniestro en sí. Si Errejón no es un abusador, un reo de la tríada oscura, sí parece al menos un individuo cuyas actitudes nos hacen reinterpretar aquello que se denominó la erótica del poder.
En su carta de dimisión, el político madrileño recurre a varios de los mecanismos de defensa de la psique que Freud evidenció en su obra y que Hitchcock plasmó en Recuerda: proyección, deslizamiento, racionalización… para quitarse de encima el peso de lo insoportable. Acusa al patriarcado y al neoliberalismo, monstruosidades cuya abstracción manifiesta los hacen potenciales responsables de cualquier comportamiento, y solo muy tangencialmente señala a la vida política y sus exigencias como detonantes de una actitud como mínimo irresponsable para con sus parejas.
Pero fue con toda probabilidad el uso indebido del poder que le otorgó la política uno de los causantes del desbordamiento de su líbido: el magnetismo de la retórica, del protagonismo televisivo, de los manejos del lujo y los presupuestos, añadieron capas de atractivo hacia quien nunca pudo considerarse guapo y decidió aprovechar las ventajas de su recién adquirida popularidad. Es un caso parecido y a la vez distinto al de Ismael Álvarez, en el que el poder político otorgó a una madurez incipientemente marchita la oportunidad de reverdecer las hazañas gloriosas del macho.
Para quien no recuerde el asunto, baste señalar que se acaba de estrenar una película, Soy Nevenka, en la que Icíar Bollaín rememora los acontecimientos de hace más de dos décadas en Ponferrada.
Ambos casos dan pie, aun como he sugerido con sus diferencias, a reinterpretar eso que tan blandamente se ha caracterizado como erótica, y que no puede entenderse sin la retórica: la retórica de la hipocresía, del decir sin hacer, del concienciar sin concienciarse, del señalar sin enfrentarse al espejo o de presentarse como la víctima cuando probablemente seas el victimario.

Rodeado de monstruos
Lo más llamativo de esto, sin duda, es que lo monstruoso apenas es perceptible para quienes están rodeados de ello, inmersos en ello. Nada menos que Arnaldo Otegui, a raíz de las oscuras andanzas protagonizadas por Errejón, se atrevió a decir que «hay monstruos a nuestro lado». La innegable verdad de su palabras es también un aviso de su iniquidad: alguien que ha convivido con monstruos —si no lo ha sido también él mismo, pues todo apunta a su implicación en secuestros y señalamientos por parte de ETA, grupo terrorista del que fue un integrante de peso durante sus más oscuros años—, se atreve a hablar como si el caso Errejón gozase de una incontestable evidencia que sobrepasa en varios órdenes de magnitud al de los asesinatos y secuestros que sus correligionarios llevaron a cabo durante décadas.
Les supongo a todos ustedes informados de la indignidad de ETA, pero nunca está de más llamar su atención sobre algunas de las películas que la han tenido como protagonista directa o indirecta: a las famosas Días contados, El lobo o Maixabel, se añade ahora una muy notable La infiltrada, dirigida por Arantxa Echevarría y protagonizada por Carolina Yuste y Luis Tosar.
Estas películas de Bollaín y Echevarría son quizá dos magníficas opciones para aprovechar la Fiesta del Cine, que se celebra la primera semana de noviembre, con entradas a 3,5 Euros en cines asociados, y que ya no requiere de registro previo.
El segundo jinete
Un monstruo nacido también del huevo de la serpiente, Yahya Sinwar, ha muerto recientemente en la inhumana y crudelísima guerra que él mismo contribuyó a iniciar hace ahora justo un año, con el planeamiento y ejecución de los sangrientos atentados del 7 de octubre. Con él desaparece la cabeza principal de la hidra de Hamás, pero no parece que vaya a producirse el final del conflicto: Netanyahu, otro candidato a la historia universal de la infamia, parece dispuesto a no dejar piedra sobre piedra o cabeza sobre sus hombros en este festival de la monstruosidad en que se ha convertido la guerra de Gaza-Líbano, a la que pronto quizá se sume el nombre de Irán.
No habrá paz para los malvados, o eso esperamos… pero también arde nuestro deseo de que la gente ponga a los indignos en su sitio, ya por el fracaso al que han conducido las instituciones que representan, ya por su enloquecida vanidad y furor vengativo.

La Mostra
Como no podía ser menos, La Mostra del Cinema del Mediterrani que se celebra estos días, decidió el mismo día 30 cancelar todas sus actividades a raíz de la catástrofe. Las votaciones de los galardones, como corresponde a los bien nacidos, han sido suspendidas. Ha sucedido lo mismo, en otro orden de cosas, con el Gran Premio de Motociclismo de Cheste.
Estas noticias que tan bien hablan de nuestros representantes culturales dejan en peor lugar a los políticos, pero como hemos dicho antes, no parece momento de exigir responsabilidades todavía.
Para todos aquellos que quieran estar al tanto de lo que sucedió hasta que la DANA se llevó por delante la alegría de la celebración del cine, les dejo con la crónica de lo que fue hasta el momento el festival, narrada como siempre de modo fantástico por Luis Tormo.
Porque el cine siempre alivia, y a veces nos salva. Parece simbólico el hecho de que muchos supervivientes de la catástrofe se refugiaran en las salas de cine situadas en la parte superior del centro comercial Bonaire, arrasado por las inundaciones.
Llega el tiempo del llanto y del duelo, pero también de la superación de la desgracia. Si lo monstruoso es lo que avisa, habrá que procurar tener sereno el ánimo y agudizada la vista: habrá que sacar consecuencias, tomar decisiones y no dejar que esto se olvide.
Ahora si me disculpan, les dejo. Tengo que ir a echar una mano.
Escribe Ángel Vallejo
