«El terror es un altavoz perfecto para otros géneros»

Ángel Gómez Hernández, que debutó en el cine hace tres años con la película de terror Voces, regresa ahora al género con El hombre del saco: El origen del mito. La película trae a la gran pantalla el popular personaje que tantas pesadillas ha provocado entre los más jóvenes, sumergiendo al espectador en los orígenes españoles de la historia: un almeriense enfermo de tuberculosis dispuesto a cualquier cosa para curarse, incluso a beberse la sangre de los niños que secuestra en un saco.
Javier Botet, Macarena Gómez y Manolo Solo conforman el trío protagonista en un reparto que se complementa con jóvenes intérpretes como Lorca Prada, Claudia Placer, Iván Renedo, Carla Tous, Guillermo Novillo y Lucas de Blas.
Con motivo de su estreno el próximo 11 de agosto, los cines Kinepolis de Paterna, dentro de la iniciativa los Preestrenos del Festival Antonio Ferrandis, acogen el preestreno de El hombre del saco: El origen del mito contando con la presencia del director Ángel Gómez Hernández y la actriz nominada al Goya Macarena Gómez (30 Monedas, Musarañas, Las brujas de Zugarramurdi).
Con ambos hemos mantenido una entrevista en la que hablamos de este largometraje que se atreve con esta figura terrorífica que ha alimentado las pesadillas de millones de niños de nuestro país y de todo el mundo desde hace años.
El hombre del saco es una figura mítica asociada al terror infantil en muchos países de todo el mundo. ¿Cómo surge el proyecto?
Ángel Gómez Hernández: Precisamente por ser una leyenda y un mito tan conocido no solo a nivel nacional, sino internacional. Es nuestro monstruo más internacional y nunca había sido adaptado a la gran pantalla y es algo que se debía hacer. Al final hay un montón de industrias que están explotando sus folclores terroríficos y nosotros no habíamos ido por esa línea. Sobre todo con este monstruo que para mí es el más referencial de nuestra cultura, con ese componente histórico arraigado en acontecimientos que tuvieron lugar el siglo pasado en este país, que le da ese fundamento más sólido y veraz. En ese sentido, el marketing ya estaba hecho, es un nombre que no hay que explicar a nadie.
El objetivo era empezar a construir una historia que intentara recopilar todo lo que conlleva a nivel icónico, a nivel visual, a nivel conceptual, con todo ese aspecto de la dinámica entre padres e hijos, esa historia que vincula a los padres con los hijos a pesar de ser un monstruo.
Macarena Gómez: Y tú siempre contabas «¡Qué raro que no se haya hecho una peli sobre el hombre del saco!». Y de repente, te llaman y te dicen que se hace una película sobre el hombre del saco.
Ángel: Una señal, sí, es verdad. Es más, de niño, incluso con los primeros cortos amateur hice un pequeño corto homenaje al hombre del saco. ¡Qué esto no lo había dicho todavía y es muy fuerte! Fíjate que llevaba siempre ese runrún en la cabeza y de repente me llamaron para esta propuesta. Y fue: «Por supuesto, me apetece mucho».
¿Y tú cómo llegas a la película? No es tu primer trabajo con Ángel pues ya habías trabajado en su corto Behind.
Macarena: Sí, en muchos cortos. Cuatro como mínimo. Yo empecé con él hace muchos años, cuando Ángel tenía 17 años, hice su primer corto, me gustó mucho y descubrí que era un chico muy talentoso.
Y me llamó para hacer este papel en El hombre del saco. Entonces me pregunté: «¿Qué haré? ¿De adolescente? ¿No puedo hacer de adolescente?». Pero no, me ofreció el papel de la madre y cómo voy a decir que no. Primero porque evidentemente quería trabajar con Ángel y estoy muy orgullosa de que sea director de cine, de hecho tengo muchos amigos cortometrajistas que llegan a ser directores de cine; y en segundo lugar, tenía muchas ganas de hacer de madre de un adolescente. Porque creo que lo primero que le dije a Ángel es: «¿Tú crees que yo soy capaz de hacer de madre de un adolescente, no sé si me creo que yo puedo hacer eso?». Y luego, fluyó… Disfruté mucho trabajando con los niños.
La película tiene ese aire de cine de los ochenta que la emparenta con títulos como Los Goonies o E.T. con la escena de las bicicletas…
Ángel: Fue una cosa que tuvimos todos muy claro desde el primer momento, que la película necesitaba ese tratamiento. Había algo que era incuestionable en ese sentido y es que tenía que ser una película de espíritu ochentero. Un cine de aventuras protagonizado por niños en el que, sin ocultar o disfrazarnos de nada más trascendental, «simplemente» es una película disfrutable de niños combatiendo a un monstruo y descifrando un enigma. Con sus mensajes, con sus conceptos, con sus temas, con sus valores y todo lo demás.
Pero al final no deja de ser una película que lo que pretende es ese disfrute gozoso, lúdico, muy amplio en términos de audiencia, donde el adulto puede encontrar cosas que le atraigan y le satisfacen, y el adolescente, el más joven, también va a encontrar otros atributos que le van a divertir, que le van a entretener, que le van a asustar.
Y a mí me apetecía mucho este reto, porque mi anterior película o los cortos que yo había hecho siempre tenían esa cosa como muy dura, muy áspera, a veces incómoda y desagradable en términos emocionales. Me apetecía mucho retarme a ver qué tal manejaba esta textura un poco más amable en general. Esa es la palabra, es una película mucho más amable y más disfrutable.
Macarena: Inocente. Es una cosa muy inocente que ha conseguido Ángel. A mí me transporta a mi infancia, a mi adolescencia, a los ocho años, once, doce, cuando yo veía las películas a las que tú has hecho referencia. Por eso digo: «¡Qué bien, qué alegría poder participar en una película así que era lo que yo amaba cuando era adolescente!».

Comentabas antes que haces de madre de adolescentes. En la película sois una serie de actores reconocidos y un casting formado por una serie de actores y actrices jóvenes. ¿Cómo ha sido esa experiencia de manejarte con esos niños adolescentes en la peli?
Macarena: No te voy a mentir, al principio, tenía miedo. Pensaba: «¿Me voy a llevar a bien con ellos, van a salir bien las secuencias?». Cada uno tiene una experiencia muy distinta y podía haber un choque a la hora de actuar. Sin embargo, me quedé bastante fascinada con la profesionalidad de los actores. Iván, que es el chico jovencito que hace de mi hijo, tiene bastante experiencia para lo pequeño que es; era un niño que sabía todos los tecnicismos del cine, es decir, primer plano, segundo plano, marcas, o sea, sabía lo que es el lenguaje de cine.
Luego está, por ejemplo, Carla Tous, que ya es una chica mayor, que para mí está divina en la película, me parece que es soberbia. Y había otros hijos míos que no tenían esa experiencia, pero lo bonito fue que aprendieron, y aprendieron rápido, porque ellos cuando rodaban no solo jugaban, para ellos era un juego, pero también sabían que era trabajo, es decir, se lo tomaban muy en serio. Sabían que era una película, sabían de la importancia, de que hay mucha gente involucrada en una película, entonces eran muy respetuosos. Y tú les enseñabas y ellos aprendían. Y eran agradecidos, así que fue un proceso muy bonito.
En TV se te conoce por la comedia pero en tus papeles cinematográficos tienes un amplio abanico de personajes, con trabajos en el cine independiente, en cortometrajes y un apartado de películas en el género de terror. ¿Qué te atrae de este género?
Macarena: A mí me gusta mucho hacerlo, disfruto haciéndolo, y no te voy a mentir, es que me llaman para hacer cine de terror. Es que soy un icono, una musa, me llaman y… ¿Por qué no lo voy a hacer? Yo tengo cero miedo a encasillarme, yo no considero que me encasille haciendo comedia ni haciendo terror, porque cada película de terror que hago es un mundo. Puedo hacer un thriller, una película de aventuras, una película de género slasher, he hecho tal diversidad de cosas que yo no me siento encasillada. Yo disfruto mucho, me gusta el terror porque te hace viajar a mundos totalmente distópicos o mundos tan ajenos a la realidad que ese viaje a mí me parece fascinante.
Tu cine se estructura siempre dentro del terror. ¿Qué te aporta el género para contar historias?
Ángel: El terror es un altavoz perfecto para otros géneros y para cualquier tipo de tema. De hecho, hemos visto a lo largo de la historia del cine multitud de películas que han utilizado el escaparate del terror para hablar de cosas mucho más hondas, más profundas, más críticas, y creo que al final es porque tiene un gran poder cautivador en el público, al menos hablo desde mi subjetividad egoísta.
El disfrute que yo puedo llegar a experimentar en una sala de cine con una película de terror es absoluto. No es por ponerme a comparar los géneros como si fueran caballos de carrera, pero es que en esos términos, para mí es el género más completo, porque creo que puede llegar a potenciar muy bien otro tipo de géneros y tener películas tremendamente dramáticas con terror, como El Orfanato, comedias con terror, como El Día de la Bestia, películas de ciencia ficción con terror como Alien, y creo que ayuda muy bien a ensalzar el sabor y la experiencia de esos otros géneros.
Y, además, como creador es muy divertido. Te diré que es todo el rato proponiendo un juego al público, proponiendo trucos, trampas: «Ven por aquí, mira aquí, mira aquí, mira esta mano y te estoy robando la cartera con esta otra». Es sentirte así todo el rato, cómo puedo hacerle el truco a un espectador que ya lo ha visto todo, que ya conoce todos los trucos, e intentar sorprenderlo. Y si lo logras, pues figúrate lo satisfactorio que es. Para mí, de verdad te lo digo, es una de las sensaciones más bonitas que he vivido profesionalmente: asistir a una sala donde el público grita con tus escenas de terror, o sea, grita, que lo exterioriza, que ya no es una cosa que va por dentro, que reacciona, que tiene una respuesta casi fisiológica al estímulo que le estás ofreciendo, para mí eso es muy satisfactorio porque es muy difícil.
Tú piensa que cuando creamos escenas de terror y situaciones de terror estamos en nuestra casa, escribiendo en un portátil, en babuchas, pensando qué le dará miedo al público dentro de un año y medio cuando esté en la sala de cine, al público en general, cuando cada uno es de su padre y su madre, y es muy satisfactorio, es muy retador y muy interactivo, por eso me gusta mucho el terror.
Hablábamos antes de los actores adultos y los actores niños, adolescentes, y en la peli también encontramos esa dualidad en la relación entre padres e hijos, adolescentes que viven en su mundo y padres que trabajan y llevan su rutina diaria. Y al final hay una conexión entre ambos mundos.
Macarena: Creo que es una película necesaria, deben ir los padres con hijos a verla. Los padres para entender cuáles son los miedos de sus hijos, y los hijos para poder entender a veces el comportamiento de los padres. Esta película va más allá de una película de aventuras o de terrores, habla de muchísimas otras cosas, yo lo digo siempre, potencia el valor de lo importante que es la amistad, lo importante que es saber pedir perdón, que un padre sea capaz de perdonar a su hijo, que entre los amigos se sepan perdonar. Habla de la culpabilidad, de cómo sacarnos ese sentimiento de culpabilidad. Es una película muy interesante sobre cómo es el trato día a día, cómo son las relaciones dinámicas entre padres e hijos.

La película cuenta con la participación de Prime Video. ¿Cómo veis esa posibilidad de que vuestro producto llegue a todo el mundo más allá de las pantallas de cine españolas? Macarena tú, además de actriz, eres también productora.
Ángel: Para mí es maravilloso. Al final el marco de una sala es incomparable, es una cuestión que es absurdo decirlo porque todos somos conscientes, no hace falta recordarlo ni muchísimo menos. Pero el hecho de que gracias a este tipo de plataformas se esté llegando a una cantidad de público más que considerable y a su vez, se esté facilitando un mayor porcentaje de producción para cineastas, más jóvenes, noveles, que a lo mejor con los métodos tradicionales o con los estudios tradicionales hubieran tenido mucho más difícil llegar, sin esa bombona de oxígeno que han supuesto las plataformas de cara a proyectos diferentes, a dar espacio a historias más alternativas, a miradas diferentes, a directores que a lo mejor no tenían detrás algo que le avalaran como para hacer ese tipo de apuestas. Para mí es fundamental, para mí ha sido un regalo coincidir con esta época en la que se ha democratizado tanto esto.
Macarena: El hombre del saco la van a poder ver ahora en un pueblo de Japón perdido en la montaña que hace años sería impensable a no ser que fuera a un festival de cine de terror. Se ha internacionalizado, trabajo con actores de Hollywood, los actores de Hollywood vienen a trabajar en Europa, hace años eso era impensable. Yo lo siento, pero gracias a Dios a que existen las plataformas.
Hablo con muchos productores que dicen: «Ya, pero si haces una película de autor chiquitita, independiente, las plataformas no te las van a comprar». Bueno, vamos a darle tiempo al tiempo, es decir, quizás en las plataformas se ven películas que son más comerciales, pero yo creo que al final esas películas independientes van a encontrar un hueco en las plataformas.
Y a ti esa parte de productora, ¿qué es lo que te aporta respecto a tu trabajo como actriz?
Macarena: Realmente es levantar proyectos que yo siempre he querido hacer. A mí ¿sabes lo que me ha pasado a lo largo de los años? Que había mucha gente como Ángel, por ejemplo. Yo me leía el guion de cortos que me gustaban, gente que deseaba poder hacer su película y yo veía que tenían talento y nadie les ha dado la oportunidad, pues yo digo, si yo puedo poner un granito de arena y darle la oportunidad a gente con talento pues voy a dársela, y por eso me dedico a producir.
Y aparte que a mí me gusta producir las historias que yo quiero contar. Y hay una cosa muy interesante, como productora me pongo en el otro lado: cuando soy productora, dejo de ser actriz, o sea, totalmente el polo opuesto, y estoy entendiendo muchísimas cosas del otro lado.
A eso me refería a qué es lo que te aportaba respecto a estar al otro lado de la cámara.
Macarena: Fíjate, ahora voy a festivales de cine, y no me junto con los actores, me junto con los productores, ahí te lo digo todo, es decir, realmente he aprendido a valorar lo que cuesta y lo difícil que es levantar una película; no solo lo difícil, sino con la cantidad de egos como productora que has de tratar, los egos de los actores, los egos del equipo, los egos del director, o sea, es muy difícil. Creo que tienes que ser una persona muy bien amueblada psicológicamente, o sea, intelectualmente, una persona inteligente para poder entender la psicología de todo el mundo que te rodea, porque es muy complejo.
Escribe Luis Tormo | Foto película Filmax
