39 Mostra de València-Cinema del Mediterrani (2): Lucía Casañ y Nuria González nos hablan de «Un bany propi»

Published on:

«Cuando tienes claro lo que quieres contar, el resto de cosas viene impuesto»

Mostra de València-Cinema del Mediterrani ha presentado Un bany propi, la película inaugural del certamen, que este año cumple su 39ª edición. El filme, que participa en la Sección Oficial del festival, está escrito y dirigido por Lucía Casañ Rodríguez.  

La opera prima de la directora valenciana está protagonizada por Nuria González, con un reparto que incluye a Carles Sanjaime, Amparo Báguena, Antonio Martínez ‘Ñoño’ y Manu Valls. Un bany propi es un relato de emancipación femenino con un tono de realismo mágico que permite unir la realidad y la ficción.

Tras la rueda de prensa con los medios, hemos mantenido una entrevista con Lucía Casañ Rodríguez y Nuria González, que nos han hablado de los diferentes aspectos de la película.

Has sido ayudante de dirección, tienes rodado un documental. ¿Cómo ha sido el salto a la ficción con esta película?

Lucía Casañ Rodríguez: Para mí es un salto natural, siempre he aspirado a hacer ficción y el documental es ficción también, realmente. Todo tiene un punto de vista, una perspectiva. Evidentemente el trabajo de respeto que haces con los personajes de los documentales es diferente, pero para me he sentido muy feliz, como que era donde realmente me quiero desarrollar, que es la ficción.

El hecho de haber sido ayudante de dirección me ha permitido un salto más ágil y más natural en lo que ha sido la parte de dirigir. Porque ya había conocido a mucha gente, de hecho yo ya había trabajado con mi productor en un piloto de una serie que finalmente no salió, pero que yo hice la ayudantía de dirección. Y por ejemplo con la mayoría de gente del equipo, del equipo técnico, ya había trabajado con ellos y eso fue muy bonito porque al final había gente con mucha más carrera y experiencia que yo, que a su vez estaba unida con gente que por primera vez estaba debutando como jefes de departamento. Entonces ahí se ha dado una sinergia que yo creo que nos ha hecho crecer a todos, y aunque sea un tópico, ha sido un rodaje muy familiar.

La película navega entre la ficción y la realidad, es muy onírica. ¿Cuándo te das cuenta del tono que debes emplear para contar la historia?

Lucía: Sí es cierto que ya desde la primera versión el realismo mágico estaba implícito, pero me acuerdo que fue en la cuarta versión del guion, cuando llevaba un año trabajando en el proyecto, cuando de repente me di cuenta que la película que íbamos a ver era el cuento que Antonia escribía y cómo Antonia era la protagonista de su propia historia.

Y ese paso que Antonia hace en la ficción lo tuve que hacer yo con esta misma historia. Y entonces fue ahí cuando vino ya el resto de cosas, desde el punto de vista formal. Cuando pensé cómo se tenían que relacionar esos dos elementos, como tú bien señalas, de la ficción y la realidad, pero desde una puesta en escena muy de cuento, muy de fábula.

Nuria, cuando te llega el guion y lo lees ¿ya se transmitía en el papel lo que la película iba a ser luego? ¿Y qué es lo que te atrae de ese guion?

Nuria González: Yo no tenía ninguna idea. Me había dado referentes de algunas películas,  pero no tenía una idea clara de cómo iba a ser el entorno. Pero me sentí secuestrada por el personaje cuando termine de leer el guion. Cuando terminé la última hoja, volví a empezar. Normalmente te das un tiempo para reflexionar, pero no pude. Tuve que volver a empezar porque había tantas cosas que estaban entre líneas y que estaban como, digamos, tratando de hacerse notar ahí, que no me había dado tiempo a descubrirlas, necesitaba una segunda lectura.

Era un personaje tan poliédrico, tenía tantas cosas, tenía tanta salsa que con un pan no bastaba. Y me enamoré desde el primer minuto. Aparte que está muy bien explicado. Hay otros personajes que tienes que trabajártelo más, buscar, tienes varias opciones; pero es que en Antonia era todo como que una cosa llevaba a otra. Fue amor a primera vista con el personaje. Y luego ya, cuando conocí a Lucía, amor a primera vista con la creadora del personaje.

Hemos hablado de que es una película con un tono onírico, de realismo mágico, pero el mensaje de la película sí está anclado a la realidad mostrando una situación que ha vivido una generación de mujeres. ¿Cómo mantienes ese equilibrio?

Lucía: Al final esto es un entrenamiento que te hacen casi desde pequeños. Yo he tenido la suerte de que mis padres, todas las noches me contaban un cuento, y eso al final me estaba hablando de los miedos, me estaban enseñando cómo reaccionar a según qué cosas. Quiero decir, esa traslación ya existía desde los primeros cuentos que a mí me narran cuando soy pequeña. Entonces, en ese proceso tiendo a ser un poco teórica y tiendo a ser un poco densa. Y tenía muy claro que no quería que la película fuese así.

Y pese a que a mí me puede gustar un tipo de cine a veces más cinéfilo, más nórdico,  de repente dije: “No, no, no. Y de repente descubrí a Billy Wilder, descubrí como otro tipo de cosas. Y bueno, a Rafael Azcona, que fue como un pelotazo en mi vida también. Y dije: “Esto es lo que yo quiero hacer.”  Y aunque me aleje desde lo estético, creo que me he convertido en una creadora más interesante, porque antes solo escribía para mí y ahora trato de escribir para todo el mundo y eso me gusta más.

Lucía Casañ y Nuria González durante la presentación de ‘Un bany propi’

Es una película donde los espacios son muy importantes, las localizaciones en el baño y las habitaciones son claustrofóbicas. ¿Cómo has encontrado la forma de narrar la película con ese uso del gran angular y la profundidad de campo?

Lucía: Creo que cuando tienes claro lo que quieres contar, el resto de cosas viene un poco impuesto porque, para mí, sí que existen formas de contar cosas. Si estamos hablando de una película donde el espacio es importante, a mí esa profundidad solo me la daba, en este caso, el uso de las angulares. Y también los condicionantes de la producción. De hecho, yo quería tener muchísima más profundidad de campo de la que tengo en la película, pero para eso hubiese necesitado tener tiempo y un nivel de iluminación con el que yo no contaba y también un mayor espacio; entonces tuve que ir haciendo ciertas concesiones en algunas cosas y redefinir otras sobre todo desde el punto de vista de dónde colocábamos la cámara.

Y lo mismo cuando la cámara se mueve porque tampoco tenía la posibilidad de que la cámara se moviese siempre desde un punto de vista de la producción. Entonces creo que esas limitaciones me han hecho encontrar un lenguaje más interesante.

Y sobre todo eso, teniendo muy en cuenta la importancia de este espacio y cómo el individuo se relaciona en el espacio. Entonces yo necesito verlo y necesito que el propio público lo encuentre, no hacer una narración tan señalada de hacia dónde tiene que mirar la gente, sino dejar que la gente mire también por su cuenta.

Has hablado del cine de Douglas Sirk como referente. Mirando la película los colores y el diseño de producción de la cocina me recordaba a Almodóvar. Y también es cierto que Sirk es una referencia para Almodóvar también.

Lucía: Sí, me hace mucha gracia porque nunca he tenido, pese a que evidentemente valoro y respeto mucho el cine de Almodóvar, no ha sido un referente directo, aunque tenemos muchísimos nexos porque hemos bebido de los mismos referentes;  y eso fue algo que también nos comentaron en China [la película tuvo su estreno en el Festival de Shangai].

Y sí que es verdad que cuando estábamos hablando con el  director de fotografía sobre qué cámara escoger, qué tipo de sensor y las ópticas,  estuvimos mirando un corto de Almodóvar para ver las especificaciones porque estéticamente y técnicamente sabe mucho.

¿Qué te aportó Nuria González durante el rodaje para desarrollar el personaje? ¿Cómo fue el trabajo diario, tanto de dirección como de intérprete,  para defender ese personaje?

Lucía: Con ella, de verdad, fue muy fácil. Primero porque tiene una mirada que es increíble y transmite tanto con la mirada que a mí ya me cautivaba solo el hecho de hablar con ella. Luego porque compartíamos la visión del personaje, es decir, las dos entendíamos el personaje desde el mismo punto de vista y eso te facilita muchísimo. También ella es capaz de viajar desde una vis cómica a una vis dramática, pero sin pasarse; incluso la forma de moverse también me lo ha dado ella.

También  me ha ayudado a dirigir a otros actores. Por ejemplo, me acuerdo que con Ñoño hubo una escena que me ayudó un montón trabajándola con él. La verdad es que estoy muy contenta porque han sido todos muy aliados y cuando eres novata es muy importante sentirte arropada por tu equipo, poder simplemente expresar las dudas y que no pase nada porque todos están aportando; y en los momentos que lo tienes clarísimo, todos te siguen. Me he sentido muy bien.

Nuria González en una escena de ‘Un bany propi’. Foto: Begin Again

La película a nivel interpretativo recae en tu personaje, un personaje que tiene diálogos pero sobre todo escenas en solitario donde la interpretación viene de tu reacción a la voz en off o los objetos, casi como si fuera un personaje de cine mudo. ¿Cómo se trabaja ese tipo de interpretación?

Nuria: A mí me gustan mucho los personajes silentes. Y tengo muy poca oportunidad de hacer este tipo de personajes. Tengo muy buena voz, ha sido de las cosas que tengo destacadas, y de hecho, fui locutora hace muchísimos años. He trabajado mucho la voz, pero el silencio lo he trabajado muy poco. Y para mí esta película ha sido un parque de atracciones porque me daba la oportunidad de, sin textos, sin asideros, desnuda, ir al meollo y eso es una gozada para cualquiera.

Lucía: Me acuerdo que durante los ensayos, cuando se estaba construyendo la casa, en una película donde el espacio es tan importante, Nuria no paraba de hablar del personaje y a veces nos imaginabas cosas en las escenas que tienen un pequeño diálogo; pero no fue hasta que entramos en la casa cuando empezamos a interrogarnos sobre dónde estaban las cosas porque es difícil interpretar lo cotidiano cuando la puesta en escena es tan artificial. Por eso estoy muy agradecida con Nuria porque es la mejor actriz que podría haber tener tenido.

¿Y tu experiencia de trabajar con una directora que hacía su opera prima?

Nuria: No he pensado que esto fuera una ópera prima, solamente en presupuesto. Quiero decir, esto no tenía el aspecto de ser una ópera prima, empezando por ella [Lucía Casañ] que es mi, digamos, mi acicate, mi base en la película. Ella lo tenía muy claro y coincidíamos tanto, y eso es importante porque si hubiéramos visto a Antonia de una forma diferente, supongo que el viaje hubiera sido otro, porque hubiera habido más confrontación. Esto no es malo, porque a veces de esas confrontaciones surgen cosas muy interesantes, pero necesitas más tiempo, lo cual también es más dinero.

Y entonces para una película de bajo presupuesto está muy bien que la directora y la actriz estén muy de acuerdo, esto es muy interesante. Pero por otra parte el viaje ha sido dulce porque mi comunicación con Lucía no necesitaba demasiadas palabras. Al principio yo le requería más palabras, repetíamos escenas y yo no sabía si tenía que hacer lo mismo o tenía que arriesgar un poco más en algún sentido. Pero cuando me di cuenta de lo que realmente necesitábamos, fue fluir realmente con el personaje.

Y ya para terminar.  Se están estrenando muchas películas valencianas (L’avi i el foraster, Les vacances de Mara, Valenciana, Lo carga el Diablo) ¿Cómo ves eso del cine valenciano?

Lucía: Yo diría que el cine valenciano es como una mujer. Es decir, si ahora las mujeres, de repente, estamos llegando a sitios, en todos los ámbitos, a sitios de liderazgo, a sitios de referencia, no es por generación espontánea, es porque ha habido un tipo de políticas, porque se han dado unas condiciones para hacer que esto sea posible. Siempre digo lo mismo, no es por generación espontánea, ha existido un asociacionismo de mujeres que han luchado por los derechos para que yo pueda llegar aquí. He conseguido unas ayudas públicas, es decir, desde la institución han creído en mi talento para que yo pueda hacer esta película.

Pues con el cine valenciano es igual, se ha trabajado en los últimos años para que ahora exista esta confluencia de películas y que la gente esté yendo a verlas, que es lo importante. De repente tenemos películas que están llegando a sitios como El agua, que estuvo en Cannes. Pero como frenemos esto, no habrá posibilidad de imaginar el futuro de la industria.

Escribe Luis Tormo | Fotos Lucía Casañ y Nuria González: Nerea Coll/Mostra de València

Con Nuria González y Lucía Casañ