39 Mostra de València-Cinema del Mediterrani (6): Dos títulos de la Sección Oficial

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«Moondove» y «La vita accanto»

Anunciada a bombo y platillo por ser estreno mundial en la Mostra, Moondove, de Karim Kassem (Libano),a pesar de su aparente significado de altura, no era la mejor carta de presentación, ni quiera su director libanes, Karim Kassem, podía considerarse uno de los grandes directores consagrados y muy premiados.

Kassem, hasta el momento, sólo ha realizado cuatro películas: Only the winds (2021), Octopus (2022), Thiiird (2023) y la presentada en la Mostra con fecha de producción de este mismo año. Si en la primera realizada era guionista, montador, actor y director, en Octupus no actúa, pero se añade otro trabajo en el filme, la fotografía, y en las dos últimas la única variación es que el guión lo ha realizado junto a Nadia Hassan. De las cuatro, las dos últimas han estado presentadas en dos certámenes cinematográficos: Thiiird en Rotterdam y Moondove en la Mostra.

Su cine, en general, tiende a unir documental con ficción de manera que, muchas veces, no se sabe distinguir en qué se mueve la película. En alguna de ellas, incluso, toma como protagonista a un director de cine que muestra, a través de su cámara, lo que se supone estar viendo. De ahí que en su cine Kassem ejerza determinadas funciones fundamentales, además de la de director, como son las de fotógrafo y montador, difícil de ser definida como documental o ficción.

El problema en este caso es la mezcla de varias narraciones pasando de una a otra convirtiendo el filme en una forma de calidoscopio imposible de seguir. Temas, situaciones se vuelven en sí mismas llegando a lo caótico en vez de documental la crítica de la situación vivida en unos determinados lugares del Líbano, como si su película quisiera mostrar la propia dificultad vivida por un país difícil de entender, debido a las implicaciones políticas, en su situación de estar en medio de los conflictos con Israel y estar en el país una de las facciones de una organización terrorista.

La película no muestra la guerra aunque se presiente por el tono empleado en la narración y paso continuo por unas zonas del país donde se siente el miedo y acecha la muerte, en un paisaje doloroso donde la falta de agua lleva a destruir las cosechas. Esfuerzo de unos habitantes casi inútil donde los días pasan sin discontinuidades. Día y noche con el calor insoportable continúo.

La preparación de una nueva cosecha se muestra en el principio del filme, siendo la aparición de la luna el momento de falso reposo o simplemente el que nos conduce de un sitio a otro: una joven pareja, alguien que acude a un garaje con su viejo coche para ver cómo pueden arreglarse sus múltiples fallos, unos personajes que representan una obra teatral llamada Salidas, palabra que parece señalar la solución para unos personajes encerrados a pesar de la extensión de sus campos.

Filme, pues, en conjunto errático, y en parte inclasificable tendiendo siempre a acercarse al iraní Kiarostami, sin conseguirlo, al cine innovador en busca de una nueva forma de hacer, en esa mezcla documental-ficción. Si en algo sobresale Moondove es en la banda sonora compuesta de música y sonidos, tratando de acoplarse a las historias que se cuentan, y se mezclan en este cuarto filme de Karin-Kasan

Uno de los problemas de la Mostra es plantear una sección oficial con la primera, o primeras obras de un realizador junto a otras de directores bien conocidos como es el caso de Marco Tullio Giordana (1950), director de La vita accanto (Italia), el filme que comentamos, con bastantes películas en su haber, conocido sobre todo por La mejor juventud (2003) y que comenzó su labor como director en 1982, habiendo realizado más de diez largometrajes.

La profesionalidad del filme, su buena realización, sirve para demostrar que Giordana sabe hacer cine, construyendo secuencias excelentes. La película navega entre el realismo, el sueño y la fantasía, más bien lo inexplicable, contando la historia de una joven desde el nacimiento hasta su liberación.

En el guión de la película aparece el nombre de Marco Bellocchio, ese todo terreno que a sus ochenta y tantos años sigue realizando un cine comprometido y de calidad (se puede ver en Movistar+ su último filme, El rapto, como prueba de ello), eso de lo que está tan necesitado hoy el cine italiano. Bellocchio comenzó a escribir esta película hace 10 años, con el fin de realizarla, pero, por las razones que sea no siguió adelante.

En una conversación con uno de sus amigos habló de aquel guion, cuya historia —basada en una novela Mariapia Veladiano— y cuyos derechos compró Bellocchio. La conversación llevó a que el amigo Giordiana se interesase por rodarlo. Está claro, dónde se encontraba el interés de Bellocchio por convertirlo en película: la destrucción familiar, la locura de uno de los personajes y las puyas contra la iglesia.

Giordana no ha dejado olvidado nada de ello, añadiendo probablemente todo el sentido, digamos, mágico por donde camina la película, y que probablemente no le gustaba a Bellocchio.

El comienzo, con música de misterio, más bien un prólogo con poco sentido, recoge una de las escenas del final donde se insinúa una historia más o menos de terror, algo que no corresponde en absoluto a lo que es la película.

La historia se desarrolla en una familia adinerada, que vive en la ciudad italiana de Vicenza, donde toda la película se va a desarrollar, y habita uno de esos palacios prodigados en varios filmes italianos con grandes estancias de techos altos. Los personajes principales son cuatro. Al principio se centra en un matrimonio que acude a un concierto de piano de la hermana gemela del hombre, y del que se tienen que salir ya que la mujer se pone de parto. Nace una niña que va a ser rechazada, y tratada de esconder por la madre, sintiéndose maldita, al tener una gran mancha rojiza que le cubre una parte de la cara.

La niña crece y siente una gran afición por el piano, lo que la lleva al conservatorio a probarlo. Su interés por el piano surge espontáneamente aunque luego sea una profesional (su tía) quien la oriente.

Poco a poco su madre se va encerrando más y más. En la película pasan muchos años y muchas cosas, pero algunas no son expuestas y resultan, por ello, increíbles. Parece que pasa el tiempo encerrada en su cuarto sin, al menos aparentemente, opinar sobre los estudios y relaciones con su hija.

Resulta raro, cuando va al colegio o cuando vive las diferentes situaciones de su vida, que nadie pregunte a la niña/joven (Rebeca) por esa mancha que lleva o que no sea objeto de burla o distanciamiento por ello; aunque, eso sí, parece que la única amistad que consigue tener en el colegio sea la niña que se sienta en el mismo pupitre. Un mensaje que da para otra película ya que tiene un padre maltratador y que termina muriendo… asesinado por la niña al empujar al padre desde un balcón, aunque sea la madre quien asume la culpa.

Con el paso de los años Rebeca es ya una joven pianista con un gran futuro, su madre se ha suicidado y sigue viviendo con sus tíos. En el planteamiento mágico que se junta con el realismo de la historia, a Rebeca le desaparece la mancha. Su madre, una noche, se le aparece, después de dejar una especie de punzón (?) en la caja del piano llega a la habitación de la joven, quien después contempla (nuevamente) el suicidio de la madre.

Rebeca trata de buscar y buscarse, la realidad en que vive. Vaga por la casa a oscuras hasta llegar a la habitación de su padre que se encuentra acostado junto a una mujer. No se dice de quien se trata, pero se intuye que es su tía, es decir la hermana de su madre. El incesto hace presencia en la mentira de ese «honorable» entorno familiar, respetado, pulcro (la familia y sus mentiras vivenciales es algo muy propio en el cine de Bellocchio).

Rebeca siente cómo empieza a resquebrajarse su vida. Asustada sale, en la noche, a las calles prácticamente vacías de Vicenza, corre por ellas como si estuviese en un estado de shock frente a lo que acaba de descubrir. En un lugar ve cómo unos jóvenes ponen anuncios sobre el concierto de una banda de rock, en el que actúa como cantante Lucy.

Rebeca asiste al concierto. Al terminar habla con su amiga, quien le hace partícipe de la libertad alcanzada en su vida sin estar dominada por ningún familiar. Es lo que hará Rebeca al final, despedirse de su padre y de su tía para, en la búsqueda, encontrarse a sí misma.

Está muy claro que el film se centra en esa familia, rica, opresora, encerrada en su palacio, escondiendo su verdadera vida en una ciudad que dominan, sin contacto prácticamente con el exterior. O sea Bellocchio total, unido a la presencia de un sacerdote más preocupado por llevarse el dinero recibido que por solucionar problemas que abunda en el palacio.

Lo que ocurre es que esa historia de Rebecca, en diferentes etapas de su vida, se dispersa ante planteamientos lindantes con el misterio con toques de suspense, produciendo una mezcla nada convincente con acciones inexplicables.

En todo caso, este filme, proyectado en el festival de Locarno, sin ser excelente sí es capaz de mantenerse por encima de la mediocridad del actual cine italiano.

Escribe Adolfo Bellido López

Está muy claro que el film se centra en esa familia, rica, opresora, encerrada en su palacio, escondiendo su verdadera vida.