Berlinale, 74 Festival Internacional de Berlín (3): Sterben

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Mis encuentros con Matthias Glasner

La última película de Matthias Glasner ha causado buena impresión y si revisamos las valoraciones de los críticos de Screen presentes en la Berlinale, Sterben se llevaría una de las mejores valoraciones en este quinto día de festival.

Fue en la Berlinale del 2012 la primera vez que vi una película de Matthias Glasner. Es un director que ha trabajado más en el ámbito de la televisión que en el cine. Solicité una entrevista con él por su película Gnade (Redención, 2012) que pensé podía ser interesante por lo que leí en el dosier de prensa. Normalmente tengo que solicitar las entrevistas antes de poder ver la película, así que la tarea de leer los dosieres de prensa y ver qué película puede ser interesante es algo a lo que suelo dedicar bastante tiempo antes de que el festival comience.

Recuerdo muy bien esa entrevista y, aunque no suelo escribir sobre las cosas que suceden entre las bambalinas de los festivales, haré aquí una excepción. La película me gustó, si bien es verdad que encontré que los actores no transmitían nada bien todo lo que la película llevaba dentro y que algo fallaba en el desarrollo de los personajes. Se notaba el esfuerzo visual y tensional que había invertido Glasner en los paisajes de Noruega. Además, la idea argumental era buena.

Cuando acudí a la entrevista, el agente de prensa me pidió esperar, se suponía que otros colegas de prensa internacional escrita iban a estar presentes en la entrevista conmigo. Glasner y Jürgen Vogel (actor protagonista) no estaban muy lejos, ocupados en grabar algunos minutos para televisión. Esperé tanto tiempo en el Lobby y en silencioque, supongo que pasé desapercibida para las dos mujeres que estaban en el otro extremo. Supongo que, o no me vieron, o simplemente no se imaginaron que alguien de prensa extranjera entendiera lo que hablaban en alemán.

Se trataba de Birgit Minichmayr (la actriz protagonista) y su representante, o asistente de prensa. Minichmayr estaba claramente enfadada y decía cosas nada bonitas sobre la autora de un artículo publicado esa misma mañana en un diario importante alemán, supongo que la autora, a quien Minichmayr hacía referencia, había escrito una crítica no muy buena de ella, y digo autora porque escuché alguna que otra palabra malsonante en alemán que solo se usa referida a mujeres de mala vida. Sí, lamentablemente entendí lo que hablaban. Por fin, el agente de prensa regresó y me dijo que iba a estar sola en la entrevista, claramente mis otros colegas de prensa de mi grupo no se habían molestado en aparecer y tampoco habían comunicado su ausencia.

El agente me ofreció la oportunidad, mientras esperaba a Glasner, de entrevistar a los actores, en concreto empezaría con Minichmayr. En ese momento quise que la tierra me tragara. Normalmente si algún agente me ofrece entrevistar de manera añadida a alguien del equipo, nunca digo que no por reciprocidad a su tiempo y por brindarme la oportunidad de hablar con el realizador o realizadora. Pero esa fue la primera vez que lo hice y fue un «no» categórico que me salió del alma.

En seguida me disculpé diciendo que tenía otras entrevistas y no podía dedicar más tiempo. Debí poner cara de angustiada (lo estaba: imagínese entrevistar a una actriz que por haber recibido una mala crítica le dedicó esos improperios a una colega). El agente lo entendió y se disculpó por la larga espera. Me puse muy nerviosa y, por fin, cuando vi a Glasner llegar, me di cuenta de que probablemente no solo la interpretación de la protagonista había sido mal acogida, sino de la película en general.  Glasner se veía muy cansado y abatido.

La entrevista empezó con mal pie, él no tenía ganas, y esto se notaba en sus respuestas, me llegó a sugerir en una de las primeras preguntas que mejor me leyera el dosier, que ahí explicaba todo lo referido a mi pregunta. No me molesté por su reacción, me sentí mal por toda la situación, también porque había leído atentamente el dosier y fue este el motivo de haber solicitado la entrevista, pero al estar sola en la entrevista y tener más tiempo decidí empezar con una pregunta introductoria.

Le dije que no me lo tomara a mal, pero que era española y que mis lectores no le conocían todavía y que si podía explicarme en sus palabras cómo surgió el proyecto. Lo entendió, se disculpó por su cansancio y volvimos a comenzar de nuevo la entrevista. Si escribo esto no es por un afán de criticar a nadie del equipo, ni a los actores, ni a mis colegas de prensa, sino porque por primera vez fui consciente dentro del ámbito cinematográfico, cómo de fácil es que todo el esfuerzo, tiempo y energía que se llega a invertir en un proyecto, durante meses o incluso años, pueda irse al garete. Vi que esa línea que separa el llevar a cabo un proyecto de manera satisfactoria y el no llegar a conseguirlo es demasiado frágil. Creo que todos hemos vivido experiencias así, pero fue la primera vez que empaticé de esa manera con un realizador.

Sterben es una película que explora la intersección entre la vida y la muerte a través de la familia Lunies.

Este año, Glasner se veía también tremendamente cansado en la rueda de prensa, pero los motivos eran otros. No solo fueron debido a la tensión o al cúmulo de reuniones y declaraciones realizadas, sino a la experiencia vivida de volver a ver su film reflejado en los ojos de su equipo, de su familia y de los periodistas de la sala que solicitaban respuestas a sus preguntas: «El film nació en el momento que mis padres murieron en un intervalo de muy poco tiempo, pero en un largo proceso de sufrimiento, y en el momento que mi primera hija nació. Estaba tremendamente agotado y era infeliz, y la manera que yo tengo de manejar esto es buscar espacios abiertos para escribir. Comencé a escribir sobre mi madre, quería hacer un pequeño film sobre ella, pero cada vez se volvía más y más grande. Entonces empecé a reflexionar sobre mí, sobre mi madre y sobre todo en general. También sobre la pregunta de por qué somos como somos, por qué tomamos las decisiones que tomamos, y por qué cuando tomamos las decisiones que queríamos tomar no nacieron las personas como nos las habíamos imaginado y esperado. Se convirtió en un viaje sobre todas esas preguntas (…) solo quería acercarme a esas cosas al escribir. En principio no quería hacer un film, solo escribir», comentaba Glasneren la rueda de prensa. Ese agotamiento, pues, es el que proviene de ese trayecto o viaje arduo y extenuante que Glasner realizara con, contra y para su familia.

Sterben es una película que explora la intersección entre la vida y la muerte a través de la familia Lunies. Lissy (Corinna Harfouch), una mujer de unos 70 años, se siente secretamente aliviada del declive de su demente esposo (Hans-Uwe Bauer) para que este se tenga que trasladar al hogar de ancianos. Su hijo Tom (Lars Eidinger), un director de orquesta, se sumerge en una composición titulada Sterben (Muriendo). Mientras tanto, la hermana de Tom, Ellen (Lilith Stangenber), se embarca en un romance con un dentista casado (a ambos les une el amor por la embriaguez y la música).

La película teje una narrativa que examina temas complejos como la enfermedad, la pérdida y el amor en medio de la inevitable presencia de la muerte. Sterben va de las personas incapaces de sentirse felices en un mundo que les atosiga y golpea, de las expectativas no cumplidas, de las personas y relaciones rotas, de la crueldad y frialdad que puede haber entre ellas, de las miserias que conlleva el hacerse viejo, de la creación artística y de la delgada y frágil línea que separa el fracaso del éxito, y de la perdida de autenticidad que puede conllevar a la larga esto último.

La película está dedicada a la familia de Matthiaas Glasner: «Tanto a los que viven, como a los que no». A pesar de la falta de romanticismo, la frialdad, la amargura y rudeza de sus personajes, Sterben es tremendamente emocional y cruelmente divertida. Las tres horas de duración no se perciben como tal, muchos de los diálogos son brillantes y su estilo recorre desde el más clásico (aunque antirromántico) hasta el más puro underground.

Escribe Laura Bondía | Fotos Berlinale 2024

Mathias Glasner en la Berlinale 2024.