Abel Ferrara, Hong Sang-soo y los otros
Durante el festival hemos podido ver algunas películas carismáticas y de muy buena calidad. La primera mención es para My Favourite Cake (Mi pastel favorito) una coproducción iraní, francesa, sueca y alemana de los realizadores Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha, una historia profundamente conmovedora y con momentos mayormente divertidos.
Mahin (70 años) vive sola en Teherán desde que su esposo falleciera y su hija se marchara a Europa. Sus mejores amigas viven demasiado lejos, así que solo pueden reunirse una vez al año. En la última reunión la experiencia de una de ellas y el ánimo aportado por las otras dan valor suficiente a Mahin para romper su rutina solitaria y abrirse al romance. Lo que comienza como un encuentro inesperado se transforma rápidamente en una noche impredecible e inolvidable.
Los realizadores no pudieron acudir a Berlín por la prohibición que tienen por parte del gobierno de Irán de salir del país, pero Lily Farhadpour y Esmail Mehrabi, los protagonistas, sí que lo hicieron.
Dentro de la sección Berlinale Special tengo que hacer otra mención importante. Se trata de Tourn in the wound, un documental realizado por Abel Ferrara que fusiona performance, poesía y música de Patti Smith con las vivencias de aquellos que se ven inmersos en la guerra (en este caso de Ucrania) y, por inverosímil que parezca, ambas partes se relacionan: «Patti nos dio ese hermoso acceso sobre su proceso creativo (…) las personas se pueden juntar y crear música, o algo diferente, o bien se pueden juntar para matarse las unas a la otras», nos comentaba el propio Ferrara en una entrevista que le pudimos hacer después de presentar Tourn in the wound.
Durante la conversación comentamos que echaba mucho de menos a Jonas Mekas y que Tourn in the wound me había hecho sentir como la primera vez que vi de estudiante un documental de este en la Filmoteca de Valencia. Se trataba de Scenes from Allen’s Last Three Days on Earth as a Spirit (1997), en él aparecía Patti también.
Ferrara me preguntó si conocía a Mekas personalmente. Mi inglés es a veces demasiado directo y rudo, yo me refería a que echaba de menos ver más documentales de Mekas al haber fallecido este en el 2019, no que le echara de menos personalmente (aunque me habría encantado conocerle). Este equívoco hizo que habláramos un poco de Mekas. Ferrara me dijo en esa voz rota y áspera tan característica de él: «Man, he is the master, you know?».
Del documental de Ferrara pasamos a otro documental de un estilo totalmente opuesto, pero visualmente impresionante. Victor Kossakovsky y su equipo lo han vuelto a conseguir. Architecton compite en la sección oficial, y sinceramente, si no se lleva el galardón a la mejor contribución artística, sería muy decepcionante.
Architecton es impresionante y realmente un lujo el poder contemplarla en la pantalla y con el equipo de sonido del Berlinale Palast. (De veras que lo siento por los colegas que se perdieron el pase temprano de la mañana y de los que se salieron de la sala por otros compromisos: una oportunidad así es irrepetible).
Los primeros veinte minutos son un auténtico espectáculo visual y sensorial. En majestuosas escenas de la naturaleza, seguimos el ciclo vital de las piedras, nacidas en el seno de la tierra y destinadas a reposar en la frialdad de los vertederos. Mientras las construcciones modernas sucumben en el fragor de las guerras y las embestidas de la naturaleza, las antiguas ruinas, perdidas en los lugares más remotos del mundo, susurran la historia de una estabilidad y una belleza que parecen haberse desvanecido en el tiempo. Pues la arquitectura no es meramente la artesanía de erigir edificios, sino el arte de esculpir el espacio, trazando los límites de nuestras acciones, moldeando nuestra política, y definiendo nuestra existencia.
Las producciones alemanas han tenido una presencia y calidad importante en esta edición. Como ya escribí en otro artículo, Sterben, de Mathias Glasner, me cautivó. In liebe, eure Hilde, de Andreas Dresen, me pareció una buena película. Aunque esta conserve algunos elementos propios de una película para televisión, la idea y el uso del montaje inverso en el tiempo mantuvieron mi interés. Además, la idea de que la lucha, el esfuerzo y el compromiso también pueda tener su lado más banal y que este sea precisamente lo que lleve a los personajes hacia su drama interno me gustó especialmente.
En In Liebe, eure Hilde nos encontramos en el Berlín de 1942. Hilde (Liv Lisa Fries), enamorada de Hans y embarazada, se une a la resistencia antinazi. Es arrestada por la Gestapo y da a luz a su hijo en prisión. Ella se verá enfrentada a una situación desesperada y con poco tiempo junto a su hijo.
Langue Étrangère (Lengua extranjera),deClaire Burger,es la tercera producción alemana en la sección de competición que también me mantuvo pegada al asiento de la sala. Fanny, una joven estudiante de diecisiete años de Francia se aventura en un viaje de intercambio lingüístico a Alemania. En Leipzig vive Lena, su amiga por correspondencia de la misma edad, comprometida y ansiosa por adentrarse en el activismo político. Para cautivar a Lena, la tímida y reservada Fanny teje un manto de fantasía sobre su vida.
El conflicto familiar Langue Étrangère se entremezcla con el social y el político, pero es la parte privada y familiar la que me atrapa. Quizás no sea demasiado objetiva, ya que Nina Hoss es una actriz por la que siento gran debilidad. Ella cumple a la perfección el papel de madre de Lena, una mujer que ama profundamente a su hija, pero que ve que esta le sobrepasa en responsabilidad, madurez y ternura.
Sé que es de obligado recurso mencionar a Olivier Assayas siempre que alguna película suya participe en un festival, sobre todo si lo hace en la sección de competición. Hors du Temps (Tiempo suspendido) tiene lugar en abril de 2020. Etienne y Paul, junto con sus nuevas parejas, están confinados en su casa de infancia, enfrentando recuerdos y la distancia entre ellos. La atmósfera del mundo exterior afecta sus acciones diarias, sumiéndolos en una sensación de irrealidad y extrañeza. Reconozco que los personajes de Assayas no me engancharon en absoluto; no sentí ninguna conexión ni atracción hacia ellos o sus circunstancias. Me resultaron insípidos.
La película que sí mantuvo totalmente mi atención y que es una de mis favoritas es A traveler’s needs, la última de Hong Sang-soo. No conozco muchas películas de Sang-soo, pero literalmente me hechizan: me fascinan sus personajes tan irresistibles como enigmáticos.
Y al descubrir que el personaje principal en A traveler’s needs está interpretado por Isabelle Huppert, este encanto se intensifica aún más. Huppert da vida a una enigmática mujer que se encuentra en Corea, su origen es un misterio por descubrir. Ella encuentra refugio en un banco del parque del vecindario y dice provenir de Francia. Nada se sabe de su pasado. Lo que parece seguro es que su corazón anhela la amistad verdadera y la refrescante embriaguez del makgeolli, bebida coreana.
Impulsada por la urgencia se convierte en profesora de francés de dos mujeres. Sus métodos son poco tradicionales, pero los usa sin complejos. Todo el personaje se muestra, en realidad, sin ellos, dejándose llevar por lo que acontezca, sin restricciones ni inhibiciones. Sus pasos descalzos sobre la tierra, su descanso sobre las rocas y sus travesías por los parques son como danzas con la naturaleza.
Escribe Laura Bondía | Fotos Berlinale 2024