Blow
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Blow

El cine, y las artes en general, tienen una ventaja y es que pueden contarnos la misma historia una y mil veces mientras se haga bien. En los primeros 25 minutos de Blow (Ted Demme, 2001) asistimos a la ascensión de un traficante que pasa de vender marihuana a convertirse en el primer importador de cocaína procedente de Colombia. El modelo para contarnos esto es el que hemos visto en Uno de los nuestros o Casino: una sucesión de planos de tono documental , presentación de un sinfín de personajes con cuatro pinceladas, voz en off apoyando la narración y descripción del contexto social  en que nos movemos (finales de los 60 en la costa de California). Hasta ese momento, todo perfecto. El problema es que mientras en los títulos que hemos nombrado anteriormente el tono se mantiene a lo largo de toda la película, inexplicablemente en Blow esto no ocurre, sobre todo a partir de la desaparición del personaje de Barbara (Franka Potente) relentizándose la narración  y asistiendo a un declive del guión que va desvirtuándose conforme pasa el tiempo (y pasa mucho tiempo). 

Por lo tanto la película no levanta el vuelo porqué está lastrada desde el propio guión (obra de David McKenna y Nick Cassavetes) que se limita a ir mostrando acontecimientos pero que no dedica el mínimo espacio a comprender las motivaciones que mueven a los personajes en la pantalla. El caso más patente es el del personaje de Diego (Jordi Mollà) que resulta plano, un estereotipo carente de emoción, que actúa sin justificación y al que no se le permite -como personaje- ninguna defensa, simplemente es malo porqué sí. Algo parecido le ocurre a Mirtha (Penélope Cruz), aparece y se va extinguiendo. 

Johnny Depp, protagonista de "Blow"Y es significativo que esto ocurra en un film donde aparecen cerca de una decena de personajes secundarios y donde tan solo George Jung (Johnny Depp) merece alguna consideración psicológica que muestre al espectador el interior de su personaje. Es por ello que se desenvuelve solo, sin ningún tipo de apoyo dentro de una trama que pretende ser un fresco de más de una década y de un sinfín de hechos sociales (desde la imagen idílica de la California de los últimos años 60 hasta finales de los 70 y principios de los 80 donde la situación se torna más dramática (mafias, violencia, etc.). 

Por último, hemos escuchado y leído (declaraciones del director y también alguna crítica) que supone un acercamiento progresista al mundo de las drogas y el sexo, dentro del conservadurismo que impera ahora en el cine americano. El problema no es que sea progresista, lo que hace es no juzgar a los personajes en ese tipo de vida al margen de la ley, pero  no por progresista sino porqué al no estar elaborados ¿cómo va a juzgarlos? (al margen de que Ted Demme realice un cameo como abogado de Johnny Depp, eso no vale). 

 Luis Tormo

Blow

Director: Ted Demme. 

Guión: David McKenna y Nick Cassavetes. 

Director de fotografía: Ellen Kuras. 

Productores: Ted Demme, Denis Leary y Joel Stillerman. 

Reparto: Johnny Depp (George Jung), Jordi Mollà (Diego delgado), Mirtha (Penélope Cruz), Barbara (Franka Potente).

EE.UU. 2001.

 

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