Mortadelo y Filemón
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Son ellos, son ellos

¿De verdad debemos decir que nuestro cine va bien porque haya dado un taquillazo como esta nueva propuesta de los Fesser?¡Ya está aquí! ¡Por fin! Ya ha llegado la gran... esperanza del cine español. Este año podremos decir de nuevo que nuestro cine, va bien, porque va a subir el índice de cuota de pantalla. El nuevo “torrentazo”. Una película que se aleja de los unos, para estar mas cerca de “los otros”. ¡Mmmm..! ¿Una? ¿Va a subir la cuota, solo por una? ¿Y debemos estar contentos? Estamos contentos por ella, y no por todo el cine nacional, no nos equivoquemos. Y nos alegramos porque ha mostrado como batallar contra el cine norteamericano con sus propias armas: marketing y publicidad (ya se le vieron las intenciones a Fesser con El milagro de P. Tinto) a mansalva para un producto de entretenimiento que pueda reventar la taquilla. Así se lucha para salvar una industria - para ganar dinero también, no nos olvidemos- y no con cositas como Más de mil cámaras velan por tu seguridad o No deberías estar allí (afirmación que te golpea la conciencia nada mas comenzar la proyección), ya que esto sería competir con la misma basura que nos envían ellos, y puestos a elegir... Lo que nos conduce a una segunda opción de lucha por la taquilla -dado que esta primera resulta muy cara- y es la calidad, que cuando la hay, el boca-oído funciona a la perfección. Hablan de producir más, no por favor, menos y mejor. ¿Cómo? Leyendo los guiones antes de gritar acción.

Y cuanta acción nos ofrece Ibáñez desde 1958 que apareció la primera historia de Mortadelo y Filemón. Escribe los guiones y los dibuja –no es lo corriente, solo lo hacen los grandes- convirtiéndose en un cronista de nuestra sociedad. Se nutre de la realidad y los cuela por su peculiar filtro, reubicándolos en su universo ficcional. La moda, los teléfonos móviles, las clínicas de belleza, los mundiales o el festival de Eurovisión. Nada se le escapa: el Juez Calzón o el General Pinocho le llegaron directos, en su momento, de la actualidad; en la que prensa y radio emite constantemente material susceptible de convertirse en viñeta. El humor parece la mejor forma de poner en evidencia a la realidad. Además de cronista, anecdóticamente casi se le puede considerar un visionario, o vidente, hace diez años dibujo un avión estrellado en las torres gemelas. 

Un casting inmejorable y unos efectos digitales de primera son sus mejores virtudes.Pero he aquí la difícil tarea de la adaptación del tebeo. Y los quebraderos de cabeza que puede producir, qué voz ponerle a un personaje para que no destroce la imagen mental de millones de personas –por citar una de tantas complicaciones posibles-. El resultado ha sido una matricula de honor para lo que a priori era lo mas difícil, la traslación de la viñeta al fotograma. Un casting impagable, Ibáñez, al verlos, dijo “son ellos, son ellos”. Javier Fesser (con la ayuda de su hermano Guillermo en el guión) han conseguido que este universo se materialice en una sensación entre el dibujo y la goma (y/o espuma) cuya elasticidad parece inquebrantable. En la búsqueda de fidelidad y respeto por la adaptación se ha llegado a un sub o superrealismo tebeístico de turbador calado.

Pero no todo son flores para La gran aventura de Mortadelo y Filemón, también hay que darle un buen mazazo. La primera media hora de película es un tebeo en estado puro, una acumulación de gags en cascada –si no te ríes de uno lo haces de otro- que se pueden saborear de nuevo viéndolos las veces que sea necesario, como sucede en los tebeos, que con las relecturas se descubren lagartijas y otras barbaridades por los rincones. Tras semejante aluvión de golpes de efecto decelera en exceso, comprensiblemente hasta cierto punto, para elaborar una trama que lleva a pensar en una falta de capacidad de condensación y agilización de planteamientos por parte del director. Es más, en esa ralentización de la acción esa gran viñeta que es la pantalla, no se consigue rellenar de detalles y avanza a trompicones hasta llegar a un pretendido delirante final que ya no alcanza la cota del comienzo.

Tras una media hora inicial inmejorables, la película se estanca de forma lamentable para intentar contar una trama a la que le falta capacidad de condensación.De los personajes que se puede decir que no se haya dicho. Pues que resulta impecable el extracto de las mentes de los Fesser. Benito Pocino, con el personaje mas difícil de acoplar a carne y hueso, Mortadelo, lo despliega como si hubiera sido su trabajo toda la vida (cuando lo suyo era Correos); y que acierto el de que si es capaz de disfrazarse como lo hace, porque no va a ser buen imitador de voces. Solo le falta disfrazarse de lagarterana o de torero, para  ver en su máximo esplendor a la España cañí, de lo cotidiano y lo tradicional, porque al chalado y bajito Tirano (Paco Sagarzazu), constructor e impositivo en su dictadura del obrero, nada mas le falta inaugurar algún pantano. El Super (Mariano Venancio) de toda la vida -el que juega como un niño cuando no le ven, y siempre le pillan-, que maltrata a sus patosos agentes e intenta verles las piernas constantemente a una Ofelia (Berta Ojea) que hubiéramos reconocido de haberla visto por la calle. O ese Filemón Pi (Pepe Viyuela), el Jefe, que ha cambiado sus dos pelos por una leve pelusilla que le hace mas humano y sufridor por su pasado de fotonovela. Y por supuesto no podía faltar -además del cegato alter ego del autor, Rompetechos (Emilio Gavira), repescado de otra colección- la personificación de los peligros de la ciencia, el Profesor Bacterio (Janfri Topera) cuyos inventos como el DDT (desmoralizador de tropas), el transformador meteorológico o la campana hermeticorribonucleica, provoca la mayor parte de los entuertos.

Se añora con cariño que la trama provenga, o se aproxime a algunas de sus grandes aventuras como la Chapeau el esmirriau, aquella del hierbajus apestosus repelentus –marca de la casa es el paso fronterizo con Tirania que en tantas obras ha aparecido- o El sulfato atómico de 1969, su primera historia larga; que se busquen los doce diamantes de una condesa o salga Majin el mago. Se echa de menos que a alguien se le convierta la cara en la de un burro o un cerdo, por un error de Bacterio; a algún majadero que se crea Napoleón; o que Super, trabuco en mano, busque a los dos merluzos burricalvos escondidos en la conchinchina. De la misma manera que a uno le chocan, por encontrarse fuera de tono, las ejecuciones de Tirano o una herida sangrante. Sin embargo, muchos son los momentos y situaciones, cien por cien características de esta tropa, en este cambio de medio. Las dos secuencias para capturar a Elton Matraca (Andres Gacsh) son viñeta en movimiento, como el estrujamiento del gato de la madre de Filemón, aunque resulte ligeramente cruel. El uso de la técnica del cambiazo, o el “tengo una idea Jefe” que les hace ir a la carcel. La presencia de 13 Rue del percebe. O detalles como que un mono cruce una calle con un carro de la compra, o perseguir ansiosamente la muerte de un mosquito, son detalles que enriquecen el filme.  

El cómic es 30% dibujo y 70% guión. Los Fesser han invertido los términos: muy poco guión y mucho diseño... así les va.El francés Dominique Pinon, que ya pertenece a lo que podríamos llamar individuos Fesser, o club de amigos de lo nada convencional, interpreta a  Freddy Mazas agente que habla cuatro idiomas, dos dialectos chinos y algo de catalán. Es la nota discordante, y no por su solvencia, sino por su excesiva presencia justo cuando decae el ritmo y se hilvana la historia, no es a él, a quien hemos venido a ver. Pero en fin, todo sea para que se lleve la sensación de cómo se hacen, bastantes bien las cosas y no los desastres de Asterix y Obelix. En muchos más lugares percibirán el bien hacer, ya que La gran aventura de Mortadelo y Filemon cruzará fronteras; el camino lo tiene hecho, el tebeo es traducido a once idiomas, hasta el punto de que en Alemania se cree que Clever y Smart –nombres que allí reciben- son tan germanos como las frankfurts. El conflicto vendrá en como aceptan los británicos el especial tratamiento de su reina en la película.

Absténgase si es racionalista, clásico empirista,  o autoestopista (éste solo por si llega tarde al cine); ya que se van a encontrar con el humor del absurdo de una subrrealidad obvia, aunque ligeramente tergiversada. Y recordarles tres cosas muy importantes: el cómic no sólo es cosa de niños o adolescentes; Ibáñez ha dicho en alguna ocasión que sus tebeos son 30% dibujo y 70% guión, Fesser ha invertido los números; y por ultimo, y no por ello menos importante ¡Gibraltar español!

Israel L. Pérez

MORTADELO Y FILEMÓN

Título Original:
Mortadelo y Filemón. La gran aventura.
País y Año:
España, 2002
Género:
Aventuras
Dirección:
Javier Fesser
Guión:
Guillermo Fesser, Javier Fesser
Producción:
Peliculas Pendelton, Sogecable
Fotografía:
Xavi Giménez
Música:
Rafael Arnau, Mario Gosálvez
Montaje:
Iván Aledo
Intérpretes:
Berta Ojea, Pepe Viyuela, Pablo Pinedo, Benito Pocino, Emilio Gavira, Javier Aller, Mariano Venancio, Janfri Topera, María Isbert, Paco Sagarzazu, Dominique Pinon
Distribuidora:
Warner Sogefilms
Calificación:
Todos los públicos

 

 

 

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