Mis años en Cinema Jove (24): Llega Basilio a Valencia

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Un soplo de libertad

1996-basilio-libroEl libro está a tiempo, pero cuesta sus buenas horas de trabajo. Una vez terminada la redacción, como siempre en todo lo que he escrito, es con Sabín con quien procedo a releer el texto, corregirlo y dejarlo listo para la impresión.

Y esta vez, al menos cuando damos la primera ojeada al libro ya publicado, parece que no encontramos errores tan apreciables como ocurriese con el libro de Boetticher. De todas maneras siempre nos consuela lo que nos decía Ricardo Muñoz Suay: en cualquier publicación existen errores, contabilizados, por estudio, según el número de páginas. Lógico, como ya sabemos nadie es perfecto, por tanto el error es algo inherente al hombre.

Lo primero que hago es enviar un ejemplar del libro a Basilio. Le digo por teléfono que se lo he enviado. No sabe si tendrá tiempo de leerlo inmediatamente. Cuando venga a Valencia al homenaje de Cinema Jove al menos deberá hacerlo porque uno de los actos será la presentación del libro. Sé, de todas formas, que en cuanto llegue el libro se pondrá a leerlo y a encontrarle las diversas lagunas, que seguro tiene, y en algunos casos lagos más que lagunas.

También a Ricardo, en la Filmoteca, le paso un ejemplar para él y varios más para diferentes amigos de la entidad.

No pasan muchos días cuando recibo la llamada de Basilio.

Parecía muy contento, aunque de sus respuestas, desde la lejanía, es difícil confirmarlo. Pero si, después de decir que le ha gustado, empieza con los peros que son variados. De todas formas cuando venga a Valencia dejará una dedicatoria en la que afirma que el libro le ha devuelto muchas cosas.

Lo fundamental era que el libro reflejara la historia, y el cine de una persona que había luchado por ese ansia, por ese aliento de libertad que expresa el título elegido. Una libertad en el hacer y en el pesar que seguirá hasta el hoy con la realización de Libre te quiero, un excelente documento sobre el movimiento 15-M, donde está involucrada su hija Teresa, aquella niña a la que iba dedicada el libro en aquel año de 1996.

Han pasado ya, de eso —el tiempo que no cesa—, diecisiete años.

Basilio arremete contra la carta de José Luis Blanco Vega.

No entiendo qué le disgusta de esa semblanza, nada demagógica, que José Luis ha hecho del momento en que ambos estuvieron en el seminario de Comillas. “Sí, pero eso —afirma— no es así. Estuve en el seminario pero no quería estar, incluso llegué a crear una especie de grupo de ateos«.

Blanco no entra en su fe o en su no fe. Tan pronto habla de una serie de vivencias de aquel instante, de la amistad que también tenían con el fundador de lo que sería el circo de los muchachos.

patino-canet-2No sé exactamente lo que critica de la carta de Blanco para el libro. Quizá la crítica es hacia mí por haber incluido un episodio que quiere olvidar. De todas formas de ese episodio también nos habló en la entrevista que se incluye en el libro.

Blanco Vega, jesuita, fallecido hace unos años, llegó a colaborar en Canciones para después de una guerra. Su nombre aparece en los títulos de crédito, pero parece ser que ciertas cosas les han separado. Las críticas, como era de esperar, no se quedan ahí: tampoco entiende a qué viene que se hable de su pasado, que si estuvo en falange o fue comunista o qué. No es nuestro —le decimos— es un dato que aparece en un libro de Carlos Heredero. Sin más.

Quizá de lo que parece estar más dolido es de la entrevista.

Algunas de las personas sobre las que aparecen dichas cosas no me van a volver a hablar”, asegura.

Y eso, las críticas por la entrevista, las tres personas que la hicimos (Sabín, Jesús y yo) sabemos que no tienen demasiado sentido, ya que no sólo en diferentes momentos de la entrevista decidimos apagar el magnetofón para evitar sacar ciertos asuntos que sabíamos que podían resultarle engorrosos, sino que también procedimos a eliminar de lo dicho varias cosas que a lo mejor ciertas personas, sobre las que hablaba, no hubieran entendido el sentido de lo dicho. Siempre sin acritud alguna.

De todas maneras, está contento con el libro.

Sólo hay que esperar que ningún mal viento sople hacia otro lado y lleve a Basilio a no venir a Valencia. Es algo que nos mantendrá en vilo durante días y sobre todo cuando el festival comienza. De todas maneras sabemos que cumplirá y vendrá.

Y así lo hace.

Puntual llega a Valencia acompañado de su mujer, Pilar, y de su hija, Teresa. Ahora a comenzar una serie de entrevistas, de actos, que deben cuidarse con esmero para evitar susceptibilidades. A pesar de ello alguna estalla.

Y entre ellas una cierta desconfianza sobre Sabín. Simplemente, creo yo, porque no comparte su humor. El de Patino es ironía pura, el de Sabín más primario y directo. No sé si también le achaca algunas de las partes de la entrevista, pero la entrevista, el original, está ahí vivito y coleando. Sabín nada tiene que ver con ello. Y menos en este caso, ya que nuestro actual jefe de redacción es un gran admirador del cine de Patino.

De todas formas la llegada de Patino es tranquila y casi en su totalidad tranquilos todos los actos, aunque en algunos —y uno se pregunta por qué— saltan algunas chispas.

Y no exactamente porque la persona que presenta la sesión de clausura fuese Santiago Segura haciendo de las suyas.

Y es que Santiago Segura es alguien que venía acudiendo a Cinema Jove desde sus comienzos. Lo mismo que Paco Plaza, Juanma Bajo Ulloa y tantos otros realizadores del novísimo, por llamarlo de alguna manera, cine español. Aunque uno, a pesar de que él lo dice, y será verdad, no recuerda que presentara películas al apartado escolar de Cinema Jove. Lo que si recuerdo es que por aquí y por allá, años atrás de esto que contamos, iba repartiendo tarjetas suyas a diestro y siniestro en las que se denominaba el perturbado. Formas propias para que se hablase de él. Por unas o por otras causas.

Ahora, no obstante, no estamos con Santiago Segura sino con Basilio, en Valencia para recibir el merecido homenaje de todo el festival. Y de muchas personas de Valencia que acuden al acto central con la proyección (¿Otra vez vais a proyectarla? ¿Y va a ir la gente a verla?) de Canciones para después de una guerra. Fue a sala llena y con gente sin poder entrar. Al igual que en muchas de las secciones de su ciclo, prácticamente con el aforo completo y donde por primera vez se proyectan diferentes capítulos de su serie televisiva Andalucía, un siglo de fascinación.

De eso, y de otras cosas, trataremos en la próxima entrega

Escribe Adolfo Bellido López

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