He aquí la segunda
página que dedicamos a la televisión (la otra es Malalts de tele).
Sumadas os ofrecen mucho más que un análisis de la programación
televisiva: constituyen toda una filosofía de vida.
GOYA
CONTRA MATAMOROS
Por
Ángel San Martín
Nunca
fue mi intención ocupar esta sección con crónicas de actualidad. Sin
embargo, en esta ocasión me tomo una licencia. A última hora cambio el
texto y dedico las líneas siguientes al gran espectáculo televisivo
ofrecido durante la gala de los Goya. Aburrido o entretenido, todo depende
del gusto de quien lo enjuicie. Durante una representación tan larga hay
tiempo para experimentar todo tipo de sensaciones. Resultó justa o
injusta la asignación de premios. También el tiempo dirá, aparte de las
doctas plumas de esta revista, si los galardones respondieron o no al mérito
de las obras. Pero poco importan ya estas apreciaciones de forma y fondo.
Eso sí, aún siendo relevantes estas cuestiones, no lo es menos el éxito
sin precedentes experimentado por el espectáculo ofrecido en la entrega
de los Goya. ¡Para que luego digan que nuestras gentes del cine son
aburridas y poco creativas! Pues ahí los tienen: con su “no a la
guerra” en TVE desconcertaron al Gobierno ganándose la simpatía de
miles de espectadores que, según las estadísticas, no ven sus películas.
Sólo
por esto habría valido la pena ver la referida gala televisiva, sobre
todo si tenemos en cuenta cómo andan las cosas por la pequeña pantalla.
Sin embargo, la retransmisión de los Goya propone otra lectura: el estilo
televisivo “matamoros” ahora
dominante, se ve cuestionado en sus fundamentos por un especial en directo
que, con contenidos de actualidad, cautiva a la adormecida audiencia. Como
titiriteros que son, consiguieron, sin demasiados aspavientos, romper el férreo
cerco impuesto por el Gobierno a la información audiovisual. Tan mal les
ha sentado este ejercicio democrático de libertad a los del PP, que con
sus declaraciones han convertido un espectáculo puntual en una serie por
entregas con mensaje. Lo cual viene a poner en entredicho la demagógica
frase de los programadores: la audiencia sólo quiere “salsa rosa”.
Pues no, cuando un programa de televisión tiene algo importante que decir
y lo dice, la ciudadanía lo prefiere a la telebasura de los
“matamoros” y compañía, como lo demuestra la gala de los Goya.
La
“fiesta del cine”, pese al denonadado empeño de los ideólogos del PP,
pone de manifiesto que la audiencia se interesa por la historia no oficial
(Goya) y, por otro lado, acrecienta el fracaso de la política informativa
diseñada por el Gobierno (los “matamoros”). Política que pivota
sobre el control de TVE al dejarla en manos de comisarios políticos
capaces, con su furor de censores, de “pulir” la información cuando
adquiere una orientación que no les gusta. Así nos encontramos, por
ejemplo, que en la entrega de los Goya, la realización fue lamentable, sólo
se ofrecieron planos generales, además se barajó la idea de interrumpir
la retransmisión, al resto de televisiones se les entregó un resumen al
estilo NO-DO, altos ejecutivos del ente se alegraron públicamente de la
baja audiencia de esa retransmisión, desalojo de foros cuando se
discrepa, etc. Ahora bien, ¿cuánto tiempo más tendremos que soportar a
los “matamoros” de turno hasta disfrutar de un nuevo efecto Goya, con
lo cabreados que se han quedado esos tipos?
Por
otra parte, se confirma el enorme potencial de la televisión para llegar
al público (pese a la baja audiencia declarada), provocando el “efecto
dominó” o serialización de aquello que genera expectativas en la
audiencia. En este caso el escándalo va de programa en programa, logrando
mantenerse como actualidad mucho más tiempo del esperado. Así nos
encontramos que en la cita diaria con Crónicas
marcianas, algunos de sus contertulios aparecen con el cartelito en la
solapa de “no a la guerra”. En La
noche de Fuentes se entrevistó a dos actores y una actriz que dieron
todo un gozoso recital de dominio de las ideas y la palabra. Adviértase,
no obstante, que ambos programas son de Tele 5, cadena en la que
Berlusconi, desde hace unos meses, es el accionista mayoritario y la
fiscalía solicita penas mayores para algunos de sus anteriores gestores.
Atentos, pues, no vaya a ser que le pase a la cadena lo que al extinto Caiga
quien Caiga. Y es que para Aznar sólo es demócrata quien piensa como
él, quienes disienten son un peligro a eliminar. Pese a ello, yo también
proclamo “adiós a las armas, no a la guerra” .
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