Aquí no hay ninguna
duda, el título de esta mítica película de Lubitsch lo dice todo: esta
página es un bazar, donde todo cabe y cada mes tendréis que pinchar en
ella para descubrir qué sorpresa os aguarda. En esta ocasión un
artículo sobre un festival de cine y nuestra selección de las mejores
del año.
a)
PARA MUESTRA, UN BOTÓN (La Mostra de Valencia).
b)
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL AÑO (Nuestra votación particular).
*****
PARA
MUESTRA, UN BOTÓN
(La
Mostra de Valencia)
Por
Enric Albero
Uno no
puede por menos que escandalizarse ante los atropellos contra la moral y
la decencia cinematográficas que se cometen en estos días, crímenes
perpetrados por inquilinos de las segundas filas de los palcos
presidenciales que se obnubilan ante presupuestos titánicos que,
tristemente, devienen en propuestas rancias.
Los capítulos
de esta oda al caos en que se convierte la Mostra empiezan en la creación
de una serie de ciclos hijos de la inverosimilitud geográfica. Se le
dedica un ciclo a Michael Caine, actor descomunal, curiosamente nacido en
el Reino Unido. Ya sabemos que el no tiene la culpa de no haber nacido
Marsella o veranear en Sitges, ni de que el Mediterráneo no decida
estrellar sus olas contra las costas de Portsmouth,
pero sus relaciones con el Mare Nostrum no pasarán de dos devaneos
acuáticos por década.
En otro
intento de reivindicar la génesis ribereña del festival, se optó por
empapelar de rojo las aceras (pues a pesar de tanto presupuesto la cosa no
da para alfombras rojas) y traer un ciclo made in Hollywood, con el
ingenioso nombre de cine con glamour. Si en el ciclo anterior
Michael Caine no apareció para ver cómo se le rendía tributo, en éste,
Boris Izaguirre (ante la imposibilidad de traer a Hitchcock o a John Ford)
no hizo acto de presencia para darle ese toque de distinción a un espacio
que la pedía a gritos. En definitiva, para no perder ni un ápice de
empaque, las películas clásicas que conformaban el ciclo fueron
proyectadas en video. ¿Se imaginan viendo Crimen Perfecto en tamaño
diapositiva? Para la próxima edición les recomiendo incorporen a las
salas los accesorios necesarios para convertir las salas de cine en una
acogedora salita o cuarto de estar (una mesa camilla, la mecedora, etc.).
En esta
semana de cine de andar por casa no faltaron los homenajes a las figuras
que deambulan por los corredores patrios como José Luis López Vázquez ,
Concha Velasco o Bigas Luna. Pero ellos tampoco escaparon a los
francotiradores parapetados en las cabinas de proyección (y a los linces
encargados de surtir de copias al festival) y en Peppermint Frappé
la calva de José Luis López Vázquez solo aparecía en todo su esplendor
en algún furtivo plano cenital.
El ciclo traka
tampoco pudo huir de la pasión cinéfila de los burócratas atrincherados
detrás de las mesas y escondidos tras montañas de solicitudes que se
encargaron de ‘importar’ una copia en beta de la última pieza del
reputado Dario Argento, Insomnio.
Dejando
de lado los ciclos, muchos de ellos incorporados por la necesidad de
llenar un número de salas (14) que la oferta de la Mostra no puede
cubrir, cabe entrar en el tema del recorte de sesiones (motivado, de
nuevo, por lo anterior: la incapacidad de llenar la parrilla de programación)
de 4 a 3. El año pasado el espectador tenía cine a las 16:00, a las
18:00, a las 20:00 y a las 22:30. Este año se ha cambiado la sesión de
las 18:00 a las 19:00 y se ha suprimido la de las 20:00, reduciendo en
media hora la última sesión. La reducción obedece a motivos que se nos
escapan, aunque tal vez sea necesario tener en cuenta que el espectador
pagaba el año pasado por dos sesiones y las otras dos eran gratuitas,
mientras que este año las dos sesiones de pago siguen en pie y se ha
suprimido una gratuita. Seguramente la gran cantidad de dinero privado con
que se financia la Mostra haga necesaria esta reestructuración para,
ofreciendo menos, ingresar más dinero... ¿ah, que el noventa por ciento
sale de las arcas municipales? En fin, vivir para ver.
Pero la
cosa no acaba aquí. Seguramente con el paso de los años (y de las
legislaturas) los perspicaces organizadores serán condecorados por la
prestación de sus devotos servicios a la ciudad...aunque seguramente sus
actividades repercutirán más en la mejora del transporte público que en
las tareas que les eran propias, porque organización, organización... no
es que haya habido mucha. Tal vez el ejemplo paradigmático de estupidez
horaria se produjo el día en que el festival arrancó: en el diario de la
Mostra que la organización facilitaba en las entradas de los cines, se
congregaba a los espectadores a las 19:00 en el Palau de la Música para
presenciar la proyección de la película inaugural 8 mujeres (por
cierto nadie acudió para (re)presentar al filme, a pesar de que Isabelle
Huppert estaba en Gerona). Cuál fue la sorpresa de los asistentes cuando
se les comunicó una vez en el Palau, pues en la entrada de los cines la
organización se había reafirmado en sus postulados horarios, que la película
se proyectaría una vez finalizada la gala inaugural (que empezaba a las
20:30, aunque en realidad se retrasó tres cuartos de hora). Evidentemente
aquello fue un ir y volver de espectadores airados que acabaron empleando
el metro o el bus para volver a sus casas hasta la hora en que la Mostra
dio su pistoletazo de salida (de ahí la insignia de oro y brillantes que
estos avezados arquitectos de horarios recibirán de aquí a unos años
–recuerden que el tiempo pone a cada uno en su lugar-).
Ahora
bien, y no se me asusten, el rosario de despropósitos tampoco acabó aquí.
Entonando el más difícil todavía, y emulando a David Copperfield, la
organización se sacó de la manga, por el arte del birlibirloque, tres
mil votos en el recuento de una sección informativa (es decir, el premio
del público) que sólo había contado con 6.000 espectadores (aunque la
organización dijo que 9.000 habían votado). Para colmo de males la película
premiada con tan controvertido galardón (la danesa Old man in new cars)
sólo había sido vista por 68 personas, mientras que la española Cualquiera
había congregado a más de 500 espectadores (esta información fue
facilitada por los empleados de los cines). Seguramente serán los
juzgados los que se encargaran de dirimir el asunto, pues David Marqués y
Eric Francès (el director y uno de los actores del filme español) fueron
incapaces de conseguir de manos de la organización el acta notarial que
certificaba el polémico recuento de votos.
Podríamos
hablar de la calidad de las secciones a concurso del festival, pero los
integrantes de los jurados ya se han encargado de poner a cada uno en su
lugar. Sobre la sección oficial, en la que ganó la película francesa La
chatte a deux têtes, el actor Jorge Perrugorría dijo que, salvo tres
o cuatro películas, el nivel era muy bajo. En cuanto a la sección opera
prima, que premia al mejor filme realizado por un director español novel,
se llevó el gato al agua la notable Smoking Room, y hubo una mención
para Un perro llamado dolor de Luis Eduardo Aute. Junto a la película
de Gual y Wallovitz, el otro filme digno de mención era Cravan vs.
Cravan el arriesgado e interesante documental elaborado por Isaky
Lacuesta. El resto (salvo X que ante la comparación con los otros
filmes acaba resultando una película notable) eran obras menores y
algunas francamente espantosas (Reflejos, No debes estar aquí,
....).
En fin,
sé que está esperando algún disparo entre las cejas episcopales (lean
el editorial), pero el verdadero escándalo (que esta intromisión a las
libertades ha conseguido desdibujar) se centra en la construcción de una
semana de cine que se desmorona a cada año que pasa, a pesar de que los
presupuestos aumentan.
Hubo
menos cine, y lo más triste, hubo peor cine.
P.D.
Otro acontecimiento delicioso fue la cruzada que ciertos individuos
tuvieron que llevar a cabo para conseguir entradas para el concierto de
Nicola Piovani (lo mejor de la semana, que curiosamente se encargaron de
organizar personas ajenas a la Mostra). Entradas que, cual George Kaplan,
se movían de un sitio a otro sin terminar de aparecer... ¿en verdad
existirían?
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