28 días después
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Romero + Matheson + modernidad = lo último de Danny BoyleCójase La noche de los muertos vivientes (George Romero), Zombie (la  revisión gore del mismo director, cuando nadie sabía lo que era el gore) y el relato Soy leyenda de Matheson (llevado al cine por Boris Sagal como The omega man, El último hombre vivo fue su título en España), agítese convenientemente y aderécese con unas gotas de modernidad (música, formato digital) y ya tenemos lo último de Danny Boyle listo para proyectarse en las pantallas de todo el mundo.

Las primeras escenas arrancan con fuerza, planteando el director de La playa el origen de los hechos mediante una elipsis radical que sitúa al espectador directamente en el problema (escena del asalto de los activistas, hospital y primeras imágenes de un Londres solitario, ataques y presentación de protagonistas). Durante los primeros veinte minutos el filme se sustenta en función de ese estilo planteado en Trainspotting (cámara en movimiento, montaje acelerado, introducción de canciones, etc.) y que consigue momentos visuales excelentes: la visión de ese Londres solitario, los primeros ataques de los contaminados mostrados en cámara subjetiva y apenas definidos como manchas de sombras (el ataque nocturno en la primera casa cuando el protagonista enciende un mechero), el aprovisionamiento en un hipermercado o el paso del túnel inferior.

Lo mejor está al inicio, con la presentación de Londres vacío: unas imágenes escalofriantes.Sin embargo, una vez sentadas las bases y teniendo en cuenta la escasa originalidad (el principio en el hospital remite a Resident evil, la soledad y la ciudad desierta viene de El último hombre vivo, la escena del hipermercado se parece mucho a Zombie, donde los protagonistas se atrincheraban en una especie de centro comercial), el filme se empieza a perder con el desarrollo de toda la parte de los soldados que se han hecho fuertes en una residencia en el campo y asistimos a un estancamiento de la acción. Y esa parte no funciona porque Boyle se vuelve trascendente, quiere empezar a lanzar mensajes (el hombre es el verdadero peligro, la contaminación y la ira han estado siempre en el ser humano, todos somos iguales para lo malo, etc.) descuidando los mecanismos de la narración.

Pero pronto la narración queda estancada en un supermercado y la película se parece demasiado al "Zombie" de George Romero.Así, asistimos a un sinfín de escenas que enmascaran el tono del filme (con diálogos absolutamente increíbles) con el objetivo de llevarnos al final al único aspecto interesante de la película: la transformación del protagonista en un auténtico contaminado sin estar contaminado, es decir, Jim (Cillian Murphy) se convierte en un asesino para defender a las mujeres del ataque de los propios soldados, terminando irreconocible (la protagonista está apunto de acabar con él, pensando que ya está contaminado) y demostrándose que el problema radica en la esencia del hombre, convirtiéndose la contaminación en una metáfora de la violencia que engendra la especie humana. Para ello Boyle presenta toda esta parte en la oscuridad de la noche y donde resulta difícil distinguir quienes están contaminados y quienes no.

El epílogo esperanzador, además de romper las claves del filme, acaba por resultar una tomadura de pelo.Y en ese momento, el filme termina bruscamente con la imagen del soldado negro contaminado en el umbral de la puerta y con el título del filme en la parte inferior derecha, aportando un tono pesimista de la situación. Sin embargo, Boyle se permite un epílogo esperanzador –y ridículo- que rompe con la tesis de lo que se ha querido mostrar (el “hola” escrito en el suelo mediante telas les libra de su aislamiento, cuando en todo el filme el “hola” solo significaba muerte), traicionando el espíritu de todo lo que se ha contado hasta ese momento.

En definitiva, queda una sensación de tomadura de pelo, de filme incompleto, de filme errático que juega a moderno, pero que no tiene el sustento necesario por debajo para aguantarse, y del que apenas podemos salvar unas pocas imágenes.

Luis Tormo

28 DÍAS DESPUÉS

Título Original: 28 days later

País y año: Holanda, Reino Unido, EE.UU., 2002

Género: Ciencia-Ficción

Dirección: Danny Boyle.

Interpretes: Brendan Gleeson.

Guión: Alex Garland.

Producción: Andrew MacDonald.

Montaje: Chris Gill.

Distribuidora: Hispano Fox Films

Calificación: No recomendado menores de 13 años.

 

 

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