Al
Pacino es un gran actor y, como tal, su mera implicación en un proyecto
es garantía suficiente para que éste salga adelante; es más, la
presencia del actor debe ser arrolladora, debe salir en casi todos los
planos y realizar una actuación que nos ponga de relieve esa importancia.
Insistimos, Pacino es un gran actor, pero como otros muchos grandes (De
Niro, Day-Lewis) necesitan de una dirección, de alguien que les deje
"crear" el personaje pero que también les contenga en el
rodaje. Desafortunadamente no es este el caso. En Relaciones
confidenciales tenemos al Pacino en su registro más desmadrado (El
Padrino III, Pactar con el diablo) y que bajo la dirección de Daniel Algrant
(director de Desnudo en Nueva York
y de algunos episodios de series de televisión) se encarga de reforzar en
cada plano del filme quién es la estrella y para quién está realizada
esta película.
Para
ello se escoge un personaje de perdedor, un relaciones públicas que en
los años 60 fue importante en su campo (continuas referencias a
personajes históricos de la época, los Kennedy, Martin Luther King) y
ahora, se dedica a sobrevivir mediante pequeños trabajos, teniendo que
aguantar los caprichos de otros con más poder y que vive inmerso en un
caos personal (soledad, drogas, etc.). La película tiene una pseudo pátina
progresista (Robert Redford aparece en la producción) en la que se
muestra la contraposición entre los ideales de los 60 y la actual
sociedad descrita con pesimismo (las relaciones se basan únicamente en
las disputas por las parcelas del poder). El personaje de Pacino encarna
esa perdida de ideales y desde el principio se destaca la tesis de que las
24 horas en que transcurre la historia son un descenso vertiginoso hacia
el abismo en un último intento de organizar un acto que remita a esas
iniciativas de lucha por la libertad de años anteriores (un homenaje a
unas personas de color detenidas de manera injusta). Ese acto
reivindicativo se sabe inútil de antemano pero es la única -y última-
alternativa que tiene el personaje principal de revivir su pasada gloria.
Engarza, en este sentido, con las denuncias de las situaciones de falta de
libertad que se están dando últimamente en los EE.UU de Bush (intentos
de censuras, aumento del patriotismo en su aspecto más conservador,
derechos humanos agredidos, etc.).
¿Cuál
es el problema de Relaciones
confidenciales? Que se agota a la media hora de proyección y una vez
tenemos el personaje de Pacino definido, de ahí en adelante, es una
repetición que en lugar de mostrar con imágenes la figura de ese
perdedor se limita a insistir (mediante situaciones y diálogos
reiterativos) que lo es, alargando escenas y recreándose en exceso en
situaciones y personajes de la vida neoyorquina, intentando establecer una
trama de intrigas que no termina de conectar con la historia. En el
discurso clásico la historia se muestra en la pantalla, en el discurso
que imita a los clásicos lo que se muestra es la intención y el armazón
de la estructura del filme, lo cual provoca planos y situaciones que rayan
la pedantería como ese plano final de la cámara girando sobre el
personaje de Pacino que acaba enfocando al cielo y que destaca más por lo
forzado de su situación que por el valor estético.
Curiosamente,
en un filme en donde el actor principal lleva todo el peso, los personajes
que más destacan son los dos secundarios: por un lado la prostituta
interpretada por Téa Leoni (muy superior a otras cosas que le hemos visto
como Deep Impact o Parque jurásico III); y por otro lado, la breve pero muy adecuada
composición de Kim Basinger, el único apoyo verdaderamente sincero que
le queda a ese relaciones públicas acabado.
Luis Tormo
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RELACIONES
CONFIDENCIALES
Título
Original: People I know
País
y año: EE.UU., 2002
Género:
Drama
Dirección:
Daniel Algrant.
Interpretes:
Al Pacino. Richard Schiff. Ryan O´Neal. Bill Nunn. Robert Klein. Mark
Webber. Kim Basinger. Téa Leoni.
Producción:
Robert Redford. Karen Tenkhoff.
Música:
Terence Blanchard.
Montaje:
Suzy Elmiger.
Distribuidora:
Filmax
Calificación:
No recomendado menores de 13 años.
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