Eres mi héroe
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Cuéntame cómo pasó... otra vez

Un realizador televisivo... y eso se nota en el resultado final: falta empaque.Antoni Cuadri es uno de los heterogéneos (en todos los terrenos) realizadores procedentes de la televisión. Algo que se nota. La construcción de su película se asemeja a la de cualquier serie producida en la pequeña pantalla: secuencias (más o menos largas) que tratan de cerrar, y encerrar, a los protagonistas en espacios y tiempos concretos. Son como bloques independientes de hecho, que unidos a otros terminan por mostrar una progresión temática tanto a nivel de historia general como de motivaciones o cambios de los personajes.

Un periodo de tiempo que encierra (en su totalidad) un antes y un después. Un cierre que engloba a los personajes en un círculo continuo: el joven protagonista llega al principio una nueva ciudad dónde vive importantes cambios. No es casual que todo comience con una llegada, que es y significa el propio enlace del espectador. Como es natural al final que nuestro personaje vuelve a marcharse. Un periodo de tiempo el que vive el muchacho y que no casualmente implica un curso escolar entero. Vulgar y tópico sentido tratando de producir una importante cambio (y no sólo el político que se vive en el “exterior”) de nuestro personaje. La realidad es muy otra ya que no existe cambio lógico, tan solo una forzada búsqueda de una idea cambiante a golpes de guión.

La triple negativa que el chaval se ha prometido tendrá que cambiarse en función de los hechos. Desea evitar los enfrentamientos hacia los otros, no ser jamás un “acusique” y no llorar nunca. Pero una cosa son las querencias y otras las circunstancias que le obligan a enfrentarse en cada momento a nuevas situaciones. Una a una las reglas inmutables, las murallas inaccesibles que él se ha propuesto, va derribándolas paulatinamente. Ocurre al contacto del mundo real  bastante diferente al creado en su fantasía. Sus claudicaciones son una forma de decir adiós a su propio mundo, a una niñez que cuesta despedir acompañado (mal o bien) de aquellos que conviven a su lado en esa etapa de su vida. Son su madre (principalmente) o sus compañeros imaginarios como un jefe piel roja salido de cualquier programa doble cinematográfico, que trata le aconsejarle desde la figura creada por la propia mente del chaval. Elemento, de todas formas, demasiado fácil y que recuerda a otro semejante salido directamente de La Demasiadas historias simbólicas, demasiadas trampas de guión, para que la historia llegue al final pretendido por el director. llave secreta de Frank Oz. Cuando el chiquito ha crecido por arte y magia del guión, el jefe indio se despide. Muy literario como se puede imaginar.

Lo peor es que frente a esta historia iniciática hacia la edad adulta se ha incluido otra de renacimiento político. Nuestro héroe vive los instantes de la muerte de Franco. Pero si con anterioridad a la muerte del dictador el pensamiento libertario no se ha recalcado, ni tenido un protagonismo, su posterior muerte (algo realmente imposible para los que vivieron ese momento) resulta incongruente como elemento narrativo o de marcha hacia la independencia personal. Son momentos tan torpes que recuerdan a esa serie de unión familiar que es la super vista y llorada Cuéntame. ¿Acaso es por ahí por donde quiso ir el filme? No lo sé, ni me importa. Lo que veo es la falta de fuerza, de vigor, de lógica narrativa, de personajes mal construidos ya sean niños o mayores como ese imposible ogro falangista.

No se entiende tampoco la relación entre el protagonista y el chico jefe de la pandilla, como tampoco por dónde se mueve ideológicamente. No basta con presentar unas cuantas manifestaciones de perra gorda, unos graffitis chapuceros recién pintados en las paredes o unas palabras de difícil sentido para aclarar al personaje y a su (negada) evolución.

Por no faltar en este tipo de historias hace hasta acto de presencia una relación de iniciación amorosa. Tan tópica como todas las anteriores imágenes y que posee una doble conclusión: la marcha del protagonista nuevamente de viaje con viento fresco y la comprobación de la traición amorosa también doble al ser “engañado” por el amigo y por la chica. Sin duda, en ese sentido, y muy tristemente la película se une a tantas otras que convierten a las mujeres en el centro del mal. Y luego nos quejamos, ante tal didactismo, de la violencia domestica.

Y de la lucha por la libertad mientras muere el dictador ni hablamos: la cosa está resuelta con los pies.¿Qué queda en este galimatías que oferta tanta aparente calidad pero no ofrece más que bisutería? Poco, tan sólo unas escenas entre madre-hijo, separados cada vez más, pero unidos en idea y pensamiento o la música llena de canciones de aquella época.

Ni el camino personal, ni el político e ideológico llevan aquí a ningún sitio por separado y menos de forma conjunta. Lo de menos es que el dictador muera. La película sería la misma si las circunstancias fueran distintas. Para remate, un inoportuno epilogo nos dice que la amistad (¿de unos chicos?) está por encima de engaños o traiciones. Que siempre se seguirá fiel (?) a esos años pasados, aunque eso sí todo debe quedar muy claro: unos y otros siguen estando en el mismo bando, o sea que los hijos de proletarios seguirán siendo proletarios más o menos aplastados.

¿He dicho que la película suena a televisión? Pues queda dicho. Un filme, pues, vulgar con hechuras de una grandeza que le queda demasiado “gorda”.

Mister Arkadin

ERES MI HÉROE

Título Original: Eres mi héroe

País y año: España, 2002

Género: Comedia

Dirección: Antonio Cuadri.

Interpretes: Manuel Lozano. Toni Cantó. Antonio Dechent. Maru Valdivielso. Juan Fernández.

Guión: Carlos Asorey.

Distribuidora: Festival Films

Calificación: Todos los públicos.

 

 

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