Reconstruye
(y tal vez sea esta la palabra clave) Isaky Lacuesta la vida y milagros
de Artur Cravan, hombre aspirante a mito, púgil poeta, sobrino de Wilde y
acuciado viajante (transeúnte del mundo, forzado a la ruta ininterrumpida
más por la necesidad que por el amor manifiesto al nomadismo.).
Es este
rompecabezas biográfico un monumento a la originalidad y al riesgo que
pone en evidencia a filmes de alta alcurnia presupuestaria y de bajo
relieve formal, amparados en concursos regidos por una serie de notarios
de la suma estupidez, pues sus elecciones se atienen a no se sabe que
criterios presuntamente elaborados desde el rigor y el conocimiento cinéfilos
(léase Reflejos, también visto en la inefable Mostra de éste ya
pasado año).
Volviendo
al hábil (que nada tiene que ver con su otra acepción de escapismo
efectista-tramposo) constructo cinematográfico propuesto por Lacuesta,
cabe reseñar la inventiva aplicada a un género como el documental,
demasiadas veces asido a términos como real o verdad, y la voluntad
explicita del director de “situar el filme en la frontera ambigua y
degenerada entre el documental y la ficción”, reclamando como
propio un terreno olvidado que permite al lenguaje del cine reformularse y
avanzar hacia otros campos de la narración. Y son vocablos como realidad
o verdad los que quedan puestos en entredicho, justo cuando el cine
documental al uso intenta convencernos de la verdad a través de las imágenes
(ignorando la verdad de la imagen –construida- al margen de cierta
verdad ontológica), Lacuesta opta por elaborar “un documental real
que parece falso”. Es en este punto donde la pieza cobra mayor
alcance: los entresijos de la representación quedan puestos en entredicho
(¿existió Cravan en realidad? ¿es esto un bulo? ¿los testimonios son
veraces?). Todo esto se consigue a través del empleo de un sinfín de
soportes narrativos: desde la mera entrevista a expertos en la figura,
hasta la recreación de momentos de la vida del personaje (el celebre
combate de boxeo en Barcelona contra el campeón del mundo de los pesos
pesados), pasando por la incorporación de texturas y tonos, actores e
historias que nos hacen penetrar de lleno en el terreno de la ficción,
produciéndose un encabalgamiento entre dos mundos que no puede sino
desembocar en una reflexión sobre que es lo que se nos plantea y como
podemos asimilarlo.
Es la
vida del, en sus tiempos, afamado boxeador (plagada de misterios, como así
lo suscribe su propia muerte) la que permite al director ofrecer una visión
del mito (pues la persona muda en personaje y deviene leyenda) impreso en
fotografías, fotogramas borrosos, testimonios contradictorios, nostalgias
de la niñez, etc. Vida nacida de otras vidas, reconstruida (repito) a
partir de experiencias ajenas (pues los testigos técnicos son más bien
exiguos) y contradictorias que ve la luz desde el choque entre la realidad
y la ficción, la verdad y la mentira (es por ello que este documento
ficcional no podía sino tener otra estructura que no estuviera basada en
el conflicto –testimonios, soportes, fondo y forma).
Tal vez
el único pero del filme se encuentre no ya en la elección de Frank
Nicotra (alter ego de Cravan) como personaje que da vida, conduce y
elabora la historia (pues además de interpretarse a sí mismo interpreta a
Cravan); sino en su (casi) desaparición en el tramo final del relato,
momento en que los personajes secundarios (seguidores de la fantástica
trayectoria de éste fenómeno pugilístico) se apropian de la narración.
En este intento de (re)forjar el mito (tarea que sólo puede llevarse a
cabo a partir de terceros), la encarnación de la figura necesita dejar de
ser parte del discurso para convertirse en el discurso mismo (es una
especie de metamorfosis del sujeto –que participa de hecho- en objeto
–sobre el que otros hablan). Esta falta (muy leve) producida por la
voluntad de acrecentar la miticidad de lo que se cuenta, no ensombrece un
conjunto atrevido, original y (lo más importante, por olvidado)
reflexivo.
Enric
Albero
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CRAVAN
VS. CRAVAN
Título
Original:
Cravan Vs Cravan
Género:
Documental
Dirección:
Isaky Lacuesta
Guión:
Isaky Lacuesta
Producción:
Benece Paco Poch
Fotografía:
Gerard Gormezano
Música:
Pascal Comelade
Montaje:
Domi Parra
Distribuidora:
Benecé Documental
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