Donde acaba la memoria (3)

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Una vida con tres genios

donde-acaba-la-memoria-0a«El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña».

(Federico García Lorca)

El documental Donde acaba la memoria, de Pablo Romero Fresco, pretende poner en valor la labor investigadora de Ian Gibson durante más de cincuenta años a través de los tres creadores a los que más y mejor ha estudiado: Federico García Lorca, Luis Buñuel y Salvador Dalí. Un poeta, un cineasta, un pintor. Artistas procedentes de Granada, de Teruel, de Gerona.

En la obra de Romero Fresco se impone, por la abundancia de testimonios propios y ajenos, por las numerosas imágenes actuales y de archivo, una reivindicación del trabajo dilatadísimo y erudito de Gibson. El propio biógrafo, en la propuesta audiovisual, recibe mayor atención que los ilustres biografiados a los que ha dedicado miles de hora de su vida desde principios de los 70 del pasado siglo.

Resultan muy valiosas las apreciaciones del trabajo de Gibson por parte de Carlos Saura, Román Gubern o Mike Dibb, al igual que las propias palabras del investigador. Gibson se interesó por la cultura española a partir de una temprana devoción por la lírica lorquiana. En 1971 salió a la luz un libro del autor irlandés acerca de la represión franquista en Granada. Fue prohibido por la dictadura franquista, pero se leyó en la clandestinidad. Progresivamente, merced a su talento y esfuerzo, se convirtió en un hispanista de prestigio. Numerosas obras, bastantes trabajos audiovisuales.

En Donde acaba la memoria, nos acercamos a su vivienda de Lavapiés, en Madrid, donde vive actualmente, y también al centro de estudios lorquianos, en Granada —en esta ciudad andaluza, Gibson residió catorce años—, donde se encuentra el archivo bibliográfico de Gibson. El octogenario intelectual nos revela que a veces le cuesta más tiempo elaborar una nota a pie de página que el capítulo de un libro. Ahí, en la minuciosidad, en la sólida documentación, en la búsqueda del conocimiento, encontramos la piedra angular de sus investigaciones.

De los tres artistas que han marcado la vida y el trabajo de Gibson, en Donde acaba la memoria Buñuel ocupa una posición hegemónica, Lorca repunta algo al final del metraje y Dalí posee un espacio demasiado periférico. Para profundizar en el genio de Calanda, Gibson y Mike Dibb, documentalista inglés con el que lleva mucho tiempo colaborando, viajan a la región extremeña de Las Hurdes, casi noventa años después de que Buñuel rodase allí el emblemático documental Las Hurdes, tierra sin pan (1933).

Existe aquí un trabajo de campo muy meritorio, pues Dibb y Gibson recorren los lugares por donde pasó y grabó Buñuel, entrevistan a hurdanos actuales, les preguntan por su valoración de la creación buñuelesca, se adentran en las antiguas casas de piedra donde el cineasta aragonés revelase la pobreza de muchas familias españolas en la época de la II República, incluso caminan por los riscos donde tuvo lugar la secuencia de la caída de la cabra.

Romero Fresco combina las imágenes presentes, en color, con fragmentos en blanco y negro de la histórica obra de Buñuel —me preguntaba viendo los mismos sobre en qué momento añadió Paco Rabal la voz en off—. Carlos Saura, cuyo cine ha tenido en Buñuel a su máximo referente, confiesa el impacto que le produjo ver Las Hurdes, tierra sin pan en su juventud, allá por los años 50, en la Escuela de Cine de Madrid.

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El viaje a Las Hurdes de Gibson y Dibb constituye, en el fondo, una notabilísima reflexión sobre el paso del tiempo, acaso el gran tema del arte y de nuestra propia vida. Con todo, debido quizá a su carácter fragmentario dentro de una propuesta polifónica, que atiende también a otros artistas y, sobre todo, al investigador que los investiga, Donde acaba la memoria se halla lejos de la calidad cinematográfica y la profundidad de Buñuel en el laberinto de las tortugas (2019), de Salvador Simó.

Ya hemos comentado que el trabajo de Romero Fresco se resiente por la escasa atención que dedica a Salvador Dalí: solo unas pocas palabras, algunas imágenes del documental que hizo Gibson en los años 90. Quizá, en estrecha conexión con la esencia de la obra de Romero Fresco, hubiera sido muy interesante aludir al cuadro de Dalí La persistencia de la memoria (1931).

Por otro lado, sí hay luminosidad en el acercamiento a la Residencia de Estudiantes, verdadero foco de cultura europeo en los años 20 y 30 del siglo XX, y en las secuencias que tienen como protagonista a Lorca. Gibson establece un brillante nexo entre el «Romance sonámbulo», del Romancero gitano (1928), y el filme Viridiana (1961), de Buñuel.

Todavía hoy no sabemos dónde está enterrado Lorca, como muchas familias españolas no saben dónde están los restos mortales de sus seres queridos. Donde acaba la memoria concluye con unos planos cargados de simbolismo: Gibson caminando solo por una carretera de Granada. En la última etapa de su vida, intenta mantener viva la luz del conocimiento, sabedor de los estragos que provoca el discurrir temporal.

«Recuérdalo tú y recuérdalo a otros».

(Luis Cernuda)

Escribe Javier Herreros Martínez | Imágenes Surtsey Films

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