«Las historias avanzan a base de conflictos»

Votemos es el último trabajo del guionista y director Santiago Requejo (Abuelos, No puedo vivir sin ti) basado en el cortometraje nominado al Goya y preseleccionado a los Oscar Votamos (2021), y también en la posterior obra de teatro, que aborda un tema muy presente en la sociedad: los problemas de salud mental, y los prejuicios hacia las personas que sufren esta condición.
La película cuenta con un reparto protagonizado por Raúl Fernández de Pablo, Clara Lago, Tito Valverde, Charo Reina, Gonzalo de Castro, Neus Sanz y Christian Checa que dan vida a los vecinos de la finca.
Distribuida por DeAPlaneta, la película se estrena en cines de toda España el 12 de junio.
Dentro de la iniciativa de los Preestrenos del Festival Antonio Ferrandis de Paterna ha tenido lugar en los cines Kinepolis contado con la presencia de Santiago Requejo, Clara Lago y Raúl Fernández de Pablo, con los que hemos hablado de cómo poner en pie una historia que habla de la salud mental y de muchos más temas presentes en la sociedad actual.
La película está basada en un corto anterior del que luego se hizo una adaptación teatral. ¿Cómo te has planteado el traspaso al largometraje porque la película sí juega con el lenguaje cinematográfico?
Santiago Requejo: El mayor reto era precisamente ese, hacer una película. Y también que se mantuviera la tensión a lo largo de toda su duración.
He tenido la inmensa suerte de contar con Kiko de la Rica, el director de fotografía, que es capaz de captar no solo lo que los personajes dicen, sino lo que los personajes piensan y sienten, en función de cómo transcurre la historia. Y que ese fuera el punto de vista para ir desarrollando los personajes, más allá de lo que está pasando, de los diálogos, teníamos que ver cómo se va reaccionando a todo eso que está por encima. Y eso te lo permite el lenguaje cinematográfico .
En el caso del personaje de Clara Lago, por ejemplo, a mí me interesaba mucho el anticipar sus sentimientos, el ver cómo ella puede ir sintiendo. Y eso para mí es lo que lo hacía cinematográficamente interesante.
Son unos personajes muy reales. ¿Cómo habéis aterrizado como actores la problemática de lo que les pasa a los personajes a la realidad?
Clara Lago: Es que el guion estaba tan bien escrito que no tengo la sensación de que tuviéramos ni que hacer grandes cambios ni meter más cosas, únicamente algún matiz, porque estaba muy bien. Y yo eso lo noto normalmente en si me cuesta poco o mucho memorizarlo. Cuando me es fácil memorizar un texto, es que está bien escrito. Y cuando de repente se me atasca digo: «Hay algo que no estás identificando, pero que no funciona bien».
Santiago: Son súper cariñosos, pero te lo cuento yo, lo que pasa es que han hecho un trabajo espectacular. Primero porque hay muchas cosas que en el guion no estaban, como es esa puesta en escena de la que hemos hablado. Y ya a nivel individual cómo se construye el personaje y se plantea todo en la organicidad de los movimientos. Y también hay una labor de documentación que Raúl ya tuvo cuando hizo el cortometraje y Clara hizo hablando con un experto en salud mental y con personas con trastornos mentales que les han permitido acercarse de una forma muy seria a esta realidad.
Raúl Fernández: Como actores y actrices creo que hay que tener la atención bien puesta, y parte de esa atención, para mí, consiste en no pretender hacer un personaje que tenga una personalidad. En el caso de Alberto, y todos los vecinos, son gente corriente, son gente de la calle. Entonces, hay que tener la atención puesta en eso y no caer en la tentación de hacer un Alberto que tenga un puntito de malvado, un puntito de rácano. No, es un tipo corriente y el actor tiene que estar muy centrado en eso, tener la atención bien puesta. Yo creo que con eso, con un buen guion y con un buen vestuario ya está todo.

En la película estáis todos los actores en escena, con un juego de raccord de movimientos y miradas brutal. ¿Cómo se trabaja ese sentido orgánico donde tan importante es el que habla en primer plano como la reacción del que está fuera de foco?
Clara: Estábamos ahí todos los días, todo el rato, y es verdad que eso no es lo común tampoco, primero porque normalmente en un día ruedas varias secuencias, para empezar; y aquí era todo el tiempo, o sea, lo que elegíamos ese día se rodaban cinco páginas, eran esas cinco ese día, pero no por bloques, repetíamos eso todo el rato, una vez era Raúl, otra era Tito, pero todos teníamos que estar todo el tiempo, los unos para los otros. Fue tomar conciencia como grupo, muy intenso pero muy divertido. Además, fue un aprendizaje, aprendimos unos de los otros, y es bonito estar conectados como grupo durante todo el tiempo.
Raúl: Si me permites el símil deportivo es como jugar un gran partido, muy exigente, donde acabas reventado pero te lo has pasado muy bien. Eso fue a nivel actoral, muy exigente.
Santiago: El planteamiento era no ir con un guion técnico, tipo vamos a hacer este número de planos y vamos a empezar contigo. El planteamiento era que íbamos a un rodaje de ocho horas, y de esas ocho horas, aproximadamente unas cuatro, quizá cuatro o cinco horas, era levantar el texto y ver cómo se desarrollaba de forma natural. Ver qué te pedía hacer cada personaje, levantarte, sentarte, alejarte de este personaje, mirar así, sentarme en el piano, respirar… En ese primer momento mi trabajo era observar qué hacían los personajes. Una vez que observábamos, ibas dando indicaciones, hasta que encontraba la organicidad natural, para que todo fuera coherente. Un proceso que llevaba bastante tiempo.
Para que eso se pudiera hacer tomando las decisiones correctas los actores no tenían que estar en el ensayo y soltar simplemente el texto, tenían que estar con un nivel de energía muy alto porque solo estando todos con un nivel de energía muy alto puedes ver si todo estaba correcto, si la decisión era buena o no, y eso era muy cansado. Una vez que teníamos esto, Kiko y yo veíamos dónde estaba el punto de vista y decidíamos el tipo de plano. En realidad no rodábamos tanto, a lo mejor 6 ó 7 planos durante una jornada cuando en un plató podríamos hacer veinte. Pero para llegar a esos 6 ó 7 planos había mucho trabajo previo porque el quid de la cuestión era encontrar ese punto de vista que era lo interesante, cada día era el reto, que la película fuera evolucionando de una forma muy orgánica.
Votemos era como un truco de magia que si no lo hacías bien se veía ese truco. Lo notaba yo. De repente se levantaba una persona y veías que no era real. El hecho de ir encontrando ese engranaje ha sido un trabajo muy de grupo, muy de conjunto, con muchísimas aportaciones y yo estoy muy contento porque cuando ves la película, independiente que te guste o no te guste, creo que fluye.
Clara: Lo importante era no dormirse porque a Kiko de la Rica lo amamos, pero la iluminación, que es brutal cuando lo ves en pantalla, in situ era una penumbra. Recuerdo que esto lo hablamos entre nosotros la primera semana y dijimos: «¿Esto va ser así todos los días?». Porque, además, como sucede en tiempo real la iluminación era la misma durante todas las semanas de rodaje.
Santiago: Jugó con luces muy bajas para luego subir el ISO. Pero para conseguir ese look cinematográfico… no nos veíamos.
Todas tus películas muestran o denuncian una realidad, tanto Abuelos como No puedo vivir sin ti o Votemos. Y todas ellas, en las que también escribes el guion, parten de un enfoque centrado en la comedia.
Santiago: La comedia me encanta. El otro día decía Charo Reina, y voy a copiarle la frase: «No hay nada más serio que el humor». Contar este tipo de problemáticas sociales, si consigues abordarlos desde la comedia, sin faltar el respeto, creo que entra mejor. Y luego porque, aunque parezca mentira, es verdad todo lo que dices y parece que soy un tipo que voy levantando banderas sociales, pero no es mi objetivo. O sea, al final yo soy una persona que observo y, es verdad, que cuando hay cosas sociales que no funcionan, hay un conflicto. Y ese conflicto a mí me ayuda a que nazca la historia.
No sé cómo explicarte. Las historias avanzan a base de conflicto y, por ejemplo, en Abuelos era el paro de las personas mayores de 50 años. Yo eso lo vi muy de cerca con un familiar y dije: «Aquí hay una historia. ¿Una persona con 50 años de edad qué hace?»; en No puedo vivir sin ti se veía que lo primero que hacemos cuando nos levantamos es mirar el teléfono y eso crea conflicto en la pareja. En las dos películas son casos reales que conozco.
Me gusta el tema de la comedia. Soy muy así también, me gusta hablar de cosas serias pero la comedia te da oxígeno. El drama me permite acercarme a temas muy serios pero la comedia me permite aligerar un poco para que entre con más facilidad.
Clara: [Dirigiéndose a Santiago] Es que eso es muy tuyo. Eres una persona con mucho sentido del humor.
Santiago: Sí, tengo mucho sentido del humor. Me encantaría hacer un drama, pero este género me gusta mucho, creo que es como la vida.

En el trabajo actoral de Votemos era importante encontrar el tono para no terminar cayendo en el exceso, para no resultar demasiado exagerado. ¿Cómo se trabajó este tema?
Raúl: A mí me parecía intuirlo nada más leer el guion. Pero Santi estuvo siempre muy encima, vigilándonos. Y no era fácil conseguir el tono de esta película porque, sin desmerecer el género, igual era más fácil hacer una parodia, simplemente te pasas un poco y ya está; pero hacer esto aquí no colaba por ningún lado porque se trataba de hacer un relato muy realista de esa comunidad pero sin perder el sentido del humor. Para mí no fue fácil, lo fuimos encontrando poco a poco en los ensayos, en conversaciones con Santi.
Clara: Yo me quedé tranquila porque desde la primera reunión me lo dijo así y dije: «Bueno, bien, al menos la intención la tiene». Y luego ya cuando vi las cositas que íbamos hablando y las cositas que decía dije: «¡Vale, ya está!».
Santiago: En el momento en que hablamos, yo les transmitía este tono que es lo más difícil de una película y, en este caso, estamos todos en la misma clave. Y el guion tiene momentos en que te lo puedes llevar a la exageración máxima y es muy divertido, de hecho, teníamos ensayos en los que decíamos vamos a apretar más, y estás ahí y dices…
Clara: ¡Me está haciendo gracia!
Santiago: Pero yo les decía lo del bebé. El humor es como la música, imagínate que estás con tu pareja tomando una copa de vino en el salón, con tu música, y tienes al bebé dormido en el cuarto. El humor tiene que ser como esa música que tiene que sonar pero sin despertar al bebé. Para mí fue fácil al tener buenos actores. Podía decir: «Apretamos un poquito y lo vemos». Y de esa forma puedes subir o bajar y modular el tono.
Raúl: Y también por el perfil de cada personaje. Hay algunos de ellos que tienen un perfil más histriónico y otros no.
La película pone el acento en la salud mental, pero ese tema convive con otros como la presión económica, la soledad de las personas o el ambiente tan crispado que tenemos actualmente en la sociedad. ¿Es algo consciente? ¿Querías reflejar esto?
Raúl: Para mí, sí. Rotundamente sí
Clara: Para mí también, lo que no sé es si era tu intención…
Santiago: Totalmente. Para mí la salud mental no te diría que es una excusa porque es un tema importantísimo, pero es el disparador. De hecho, si te das cuenta, todo lo que le achacan al personaje del futuro alquilado lo hacen luego los personajes. Dicen: «Es que puede ser violento» y luego hay personajes que terminan siendo violentos. Por eso la película viaja por muchos temas: habla de la salud mental, del problema de la vivienda, de muchas cosas que están en el día a día en ese cóctel molotov que es la casa.
Escribe Luis Tormo
