Misterioso asesinato en la montaña (2)

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Ola de crímenes, ola de risas

Nadie, que uno sepa, ha aprobado hasta la fecha el avistamiento de algún oso en la región francesa, aunque si nos atenemos a lo que ocurre en el arranque de la película que nos ocupa, más de un turista de la zona va a estar ojo avizor no vaya a ser que la estadística se rompa.

La vida administrativa del lugar se detiene para dar paso a los fastos navideños y de los gendarmes del pueblo solo se espera que medien en las riñas de los borrachos, que, dado el carácter de cerrazón y aislamiento que son señas indiscutibles entre la población en estas fechas, para los defensores de la ley es tarea más que suficiente.

Ahora bien, en el filme Misterioso asesinato en la montaña (2024) todo el mundo muestra un enconado empecinamiento en contradecir estas tres máximas.

El título, en su traducción española, juega a evocar al Misterioso asesinato en Manhattan, de Woody Allen (1993), film con el que coincide en la mezcla de crimen y humor. SI nos atenemos al título original, Un ours dans le Jura, pues sería eso, tal cual: Un oso en el Jura.

Por otro lado, Franck Dubosc, director, coguionista y también actor que se guarda un pequeño papel en la función, ha explicado en alguna entrevista que adora a los hermanos Coen y a su obra maestra Fargo (1996), y que tenía la intención de efectuar un guiño a este otro clásico.

El realizador francófono ha parido un thriller policial con aroma a western ambientado en las invernales montañas del Jura, con una trama ingeniosa, muchas sorpresas y un equipo muy unido de comediantes cinematográficos consumados.

En la película vemos a los jurassiens modernos: individuos desquiciados, familias recompuestas o extraviadas, en el momento de la verdad, es decir, en Navidad, cuando la festividad impuesta por el calendario nos obliga a dejar la rutina diaria y a confrontar nuestra satisfacción vital con nuestras expectativas. Por suerte, el club de swingers local atiende y da consuelo a media población.

Y ahí, en medio de esas vidas ordinarias que no tienen nada de particular, ocurren de repente una serie de catastróficas desdichas que dan como resultado que, como dice uno de los protagonistas en un momento dado: «en el pueblo haya más muertos que vivos».

Y es que si por algo destaca esta tan singular propuesta es por alguna que otra línea de diálogos que haría las delicias del mismísimo Tarantino, tal y como acabamos de comentar. Para muestra un botón más: «Hay tres cuerpos ahí dentro. Uno tiene cortes en la cara, los demás están cubiertos de miel. Uno fue empalado. Le perforaron el estómago. ¡Su abdomen reventó!». Y es que los protagonistas se la van a ver y desear para deshacerse del marrón de las maneras más increíbles y desmelenadas que uno pueda llegar a imaginar, y todo con desparpajo y a ritmo de comedia de humor negra barnizada de costumbrismo.

Los amigos de resolver acertijos pueden ir relajados a ver la película: en todo momento el espectador sabe quién hace qué y el porqué. Hay más divertimento que misterio. En todo caso, la gran pregunta dramática sería: ¿podrán salir vivos Michel (Franck Dubosc) y Cathy (Laure Calamy) del entuerto en el que se han metido?

El tono de la película nos hace pensar que sí, pero siempre hay que dudar de la buena fe de los guionistas. Michel y Cathy, su mujer, son criadores de abetos y a pesar de todos sus esfuerzos y desvelos solo tienen deudas. Pero un día un oso aparece por la zona y todo cambia. No faltan situaciones cómicas, construidas sobre la escatología, los despistes y la lógica interna de los personajes.

En todo momento el espectador sabe quién hace qué y el porqué. Hay más divertimento que misterio

La veterana Emmanuelle Devos (vista últimamente en Un silencio, Los amantes del engaño y Fantasías de un escritor) en el papel de gerente del club de swingers, y el jovencísimo Timéo Mahaut (Los peores, 2022), que interpreta a Doudou, el hijo de Michel y Cathy, podrían haber dado más juego. Sus presencias no pasan de ser testimoniales: la primera cumple con un pequeño cameo y al segundo es que no le dan ni una frase para que pueda demostrar lo buen actor que es, pese a su juventud. El oso también es una pena que solo salga al principio.

Y refiriéndonos a la escena inicial podemos decir que nos hallamos ante uno de los casos más flagrantes de los estrenos de los últimos años en los que la premisa se come con patatas el posterior desarrollo. Parece como si los guionistas (el mismo Dubosc acompañado de Sarah Kaminsky, conocida por aquí por libretos como La trenza, Adiós, señor Haffmann o Mi familia del norte) hubieran gastado gran parte de sus energías creativas en un arranque que quita el hipo.

La pena es que después la cosa tira por otro lado y todos los elementos que hicieron de ese momento inicial un auténtico disfrute para el público se diluye en el costumbrismo más acomodaticio. En este sentido, es simplemente una pieza cinematográfica agradable y de humor negro que ofrece una diversión sumamente satisfactoria en el mejor sentido de la palabra.

Por último, señalar que la película ha sido un éxito de taquilla en Francia y se llevó el premio del público en el Festival de Cine Francófono de Málaga 2024.

Escribe Francisco Nieto | Fotos A Contracorriente films