El Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) y la Escuela Oficial de Cinematografía (EOC)

En este mes de diciembre he tenido la oportunidad de visitar en la sede de la Filmoteca Española en Madrid, una exposición con un curioso título: Los 100 metros libres: Vida y milagros de la Escuela de Cine (1947-1976).
La exposición propone un recorrido que permite recuperar el origen y la trayectoria de la institución que asumió la formación cinematográfica en España, una década después de la finalización de la Guerra Civil. Hablamos de un Centro que ha tenido dos denominaciones durante los casi 30 años de existencia: El Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (1947-1962) y La Escuela Oficial de Cinematografía (1962-1976). En 1951, al crearse el Ministerio de Información y Turismo, el IIEC se integró en este departamento y, en 1962, cambió su nombre por el de Escuela Oficial de Cinematografía (EOC).
Con su creación en 1947, se perseguía el objetivo de proponer la mejor formación teórico-práctica del alumnado, en las disciplinas que conforman la creación y producción cinematográfica. La Escuela de Cine tuvo siete directores distintos y varios cambios de sede durante su existencia.
En esta institución se formaron los principales cineastas españoles de la segunda mitad del siglo XX. Por sus aulas pasaron creadores de la talla de Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem, Basilio Martín Patino, Cecilia Bartolomé, Carlos Saura, Manuel Summers, Mario Camus, Francisco Regueiro, José Luis Borau, Josefina Molina, Víctor Erice, Pilar Miró, Iván Zulueta, Mario Camus, Jaime Chávarri, Manuel Gutiérrez Aragón, Pedro Olea o Fernando Colomo, entre otros muchos.
El título de la exposición hace referencia a la expresión: «los 100 metros libres» que utilizaban los alumnos de la especialidad de Dirección para referirse al ejercicio de prácticas en el que se les proporcionaban 100 metros de película virgen (apenas tres minutos de duración) con los que tenían que contar una historia.
El archivo fílmico y documental de la Escuela de Cine que ha llegado a nuestros días es, junto al del No-Do, el fondo de titularidad pública más completo, gestionado ahora por la Filmoteca Española. Esto ha permitido preservar y dar a conocer las 1.750 producciones audiovisuales vinculadas a la EOC que han llegado hasta nuestros días.
Influencias en la creación del IIEC
Durante la primera mitad del siglo XX en un contexto que contemplaba el desarrollo de la industria cinematográfica en Europa, proliferaron las escuelas estatales de cine. La pionera fue la Escuela de Moscú (VGIK) fundada por el director de cine Vladimir Gardin, que abrió sus puertas en 1919 y donde estudiaron y después fueron profesores Serguei M. Eisenstein y Vsevolod Pudovkin.
Siguiendo el ejemplo de la Unión Soviética, otros estados totalitarios fundaron escuelas de cine en las dos décadas siguientes. Así ocurrió en Italia, con el Centro Sperimentale di Cinematografia (CSC) creado por Mussolini en 1935. Aquí podemos encontrar el germen que dio pie pocos años después al movimiento conocido como Neorrealismo.
En el caso de Francia, el IDHEC (Institut des Hautes Études Cinématographiques) fue creado en París en 1943 por Marcel L’Herbier; su desarrollo se produjo a partir de 1945.
A imagen y semejanza de las escuelas de cine europeas el IIEC/EOC incorporó un modelo en el que la formación teórica y especialmente las prácticas concentraban la actividad formativa.

Una formación con muchas especialidades
En la EOC se formaron la gran mayoría de los profesionales del cine español. Su plan de estudios contemplaba ocho especialidades: Dirección, Producción, Decoración, Interpretación, Guion, Cámara, Sonido y Técnica de laboratorio.
Además de Docencia, en la escuela funcionaban otras dos secciones: Experiencias e Investigaciones. La primera fue creada para producir películas de animación, filmes científicos, documentales de arte y experimentos de microcinematografía. Con la segunda se pretendía impulsar la investigación técnica para que la industria del cine español pudiera competir con la de otros países.
En cuanto a las diferentes especialidades, cabe señalar que durante el primer año de vida del centro a las mujeres solo se les permitió matricularse en las especialidades de Interpretación y Decoración. Afortunadamente esta limitación fue revertida por el segundo plan de estudios, de manera que a partir de 1948 pudieron acceder a todas las especialidades, si bien su presencia en la Escuela fue marginal. De los 1.515 estudiantes que lograron ingresar, solo 180 fueron mujeres.
En 1964 se aprobó una nueva ley del cine a propuesta del Ministerio de Información y Turismo. El objetivo era impulsar un nuevo cine que permitiera ofrecer una imagen moderna y aperturista de la dictadura franquista en el exterior. De esta manera, la Escuela de Cine se integraba dentro de la planificación política del régimen, lo que generó fricciones entre los diferentes grupos de estudiantes. La acusación de «posibilistas» recaerá sobre algunos de los titulados. Los desencuentros entre estudiantes generarán a finales de la década una respuesta radical que sumirá a la institución en un periodo de alta conflictividad.

La edad de oro de la Escuela Oficial de Cine
Sin embargo, la EOC vivirá en los años 60 su particular edad dorada. Las excelentes prácticas de licenciatura que firman los miembros del grupo bautizado como el Cabo de Buena Esperanza (Basilio Martín Patino, Manuel Summers, Miguel Picazo, José Luis Borau y Francisco Prósper) y sus éxitos en el cine profesional, con el apoyo de la productora Eco Films son una buena muestra de ello.
También cabe citar vinculados a este periodo a los operadores Fernando Arribas, Luis Enrique Torán y Luis Cuadrado. Y también en este periodo logran diplomarse las tres primeras mujeres: en Dirección, Josefina Molina y Cecilia Bartolomé; y en guion, Pilar Miró. Muchos de los alumnos del período de la edad de oro de la EOC formarán parte del llamado Nuevo Cine Español.
Entre 1960 y 1966 se instauró la gala de inauguración en cada nuevo curso. En ella se proyectaba una selección de las prácticas de licenciatura del año anterior. Estas sesiones, se celebraban en uno de los cines con mayor aforo de Madrid: El Palacio de la Música. A estas galas acudían autoridades, medios de comunicación, productores, directores y estrellas del cine español. El objetivo era dar a conocer los trabajos que realizaban los alumnos para facilitar así su desembarco en el cine profesional.

Los años finales de la EOC
En la última etapa de actividad de la institución hay dos generaciones de cineastas cuya aportación resultará clave para entender el cine de la transición y la plasmación de la llegada de la democracia. Por un lado, el «grupo donostiarra», llamado así por el origen de sus integrantes: Antonio Eceiza, Santiago San Miguel, José Luis Egea y sobre todo Víctor Erice, que en el año 1973 filma una de las mejores películas en la historia del cine español: El espíritu de la colmena.
La otra generación es la llamada «escuela de Argüelles». Entre los méritos futuros de un grupo en el que sobresalen Iván Zulueta, Jaime Chávarri o Antonio Drove, cabe señalar que son directores que incorporarán influencias y temáticas provenientes del cine europeo contemporáneo.
Desde su fundación en 1947 hasta 1974-1975, a lo largo de sus dos etapas en el IIEC/EOC se impartieron 28 cursos académicos, aunque situaciones como las huelgas y problemas administrativos impidieron una completa regularidad de estos.
En el año 1976 la Escuela Oficial de Cinematografía fue clausurada y su actividad formativa fue derivada a la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
Escribe Juan de Pablos Pons
