Brillo engañoso
Hace cinco años, un joven Paco Cabezas se dio a conocer con un cortometraje del mismo título, en el que participaron como actores protagonistas Oscar Jaenada y Victoria Abril, junto a Macarena Gómez y Vicente Romero como secundarios de una realización que llamó la atención de la crítica festivalera y emplazó al equipo para un futuro proyecto de largometraje.
Este ha llegado a la pantalla a finales de 2010 con nuevas incorporaciones en los papeles principales: el televisivo Mario Casas y la veterana Ángela Molina, que encarnan a los personajes de Ricky y su madre Pura respectivamente.
El filme desarrolla y amplía el argumento del corto con las modificaciones pertinentes. En ambos se relatan las peripecias y desventuras del joven Ricky, un muchacho que se ha criado y crecido en la calle entre camellos, traficantes, prostitutas y mafiosos, y que tiene un sueño para el que ha ahorrado con tesón y paciencia durante su vida de trapicheos y cambalaches por los bajos fondos: hacer feliz a su madre, a punto de salir de la cárcel en la que ha permanecido durante años tras cumplir condena por prostitución.
El corto finaliza con la llegada de Pura al piso de Ricky, espacio interior donde han confluido el resto de personajes, cuyas miserables historias marginales hemos conocido mediante pequeños flash-backs. El largometraje dilata y extiende el tiempo posterior a la llegada de Pura y desarrolla los disparatados sucesos que conducen a Ricky y a sus amigos hacia la realización de un proyecto aparentemente imposible: la compra y puesta en marcha de un puticlub, para que la madre de Ricky descanse y disfrute de una vida apacible dirigiendo el negocio que tan bien conoce.
A partir de ahí y del hecho de que Pura tiene Alzheimer y no recuerda nada, el conjunto de personajes hace avanzar el argumento hacia un final en el que lo absurdo de las situaciones se mezcla con la violencia del mafioso de turno y defensor encarnecido de su parcela de negocio. La trama se centra en el enfrentamiento entre dos tipos de delincuentes: los del nivel más bajo —los buenos— que sobreviven mediante turbios negocios callejeros y parecen condenados a quedarse para siempre en ese estrato social; y los de alto nivel —los malos— que controlan las grandes cifras del comercio ilícito pero consentido, y defienden sus castillos con un eficiente ejército de matones y esbirros debidamente armados y dispuestos.
A los primeros pertenece el protagonista, Ricky, apoyado por un grupo de incondicionales que constituyen una galería de tipos y estereotipos, reflejo de los marginados y excluidos de la sociedad. Repite, como en el corto, Vicente Romero (el Hocicotocino de Entrelobos y el Tachuela de Celda 211) en el papel de Angelito, el amigo listillo y fiel que ayuda a Ricky, aunque sabe que se juega la vida al interferir en el negocio del tráfico y explotación de prostitutas.
También lo hace Macarena Gómez (Mejor que nunca, 2008, y Verbo, 2010), que vuelve a encarnar a
El ingenuo Ricky es interpretado por Mario Casas, actor de moda, tanto por su última película (Tres metros sobre el cielo) como por su participación en series de TV (Sin miedo a soñar y la reciente El barco) con tanta audiencia entre los espectadores adolescentes como mediocre calidad. Su interpretación no está a la altura de sus compañeros de reparto, aunque hace lo que puede en este nuevo registro, tan alejado del de chico guapo y molón con resabios románticos.
Excelente la colaboración del argentino Darío Grandinetti (El lado oscuro del corazón, Hable con ella) en el papel del violento y ruin Chino, capo mafioso y responsable de la feroz crueldad y la violenta furia que se desatan en al película. Ángela Molina, salva el tipo pero sin excesos, actúa con corrección pero no es la interpretación de su vida.
Así que quizás haya llegado el momento de preguntarse por qué, a pesar de contar con un reparto bastante digno y un argumento aceptable, la película no alcanza las expectativas suscitadas por las posibilidades del cortometraje. El director no oculta su admiración por el cine de acción de Guy Ritchie, y de realizadores como Tarantino y Scorsese. De hecho, ha afirmado en una entrevista que este filme es una combinación de Reservoir dogs y Mujeres al borde de un ataque de nervios, lo que es mucho decir. Más bien podría ser un intento de imitación de Good bye, Lenin en versión género negro.
Paco Cabezas no construye con los ingredientes narrativos de que dispone una historia consistente, con personajes dinámicos que trasciendan lo anecdótico para contar una historia verosímil y creíble, que conmueva al espectador. El argumento avanza encauzado por un guión nada original y más atento a entretener que a comunicar. La acción desbordante y la violencia sangrienta y explícita parecen más un fin en sí mismo que un medio para transmitir algún mensaje de fuste.
Los personajes, estereotipados y planos, permanecen iguales a sí mismos a lo largo del filme, a pesar del intento de trasladar al espectador cierta dosis de sarcástica ternura mediante diálogos fáciles pero ingeniosos, que funcionan bien, ya que consiguen arrancar la sonrisa del espectador. A veces se argumenta que estos detalles son concesiones al cine comercial y que eso no es malo.
Pero habría que añadir que tampoco es bueno si lo que se persigue es conseguir un éxito de taquilla, y no contar una buena historia. Desconozco las cifras de beneficios de este filme. Lo que sé con certeza es que el día que yo la vi sólo había seis espectadores en el patio de butacas.
Escribe Gloria Benito
Título | Carne de neón |
Título original | Carne de neón |
Director | Paco Cabezas |
País y año | Nacionalidad y año |
Duración | 113 minutos |
Guión | Paco Cabezas |
Fotografía | Daniel Aranyó |
Música | Julio de la Rosa y Óscar Araujo |
Distribución | Vértice Cine |
Intérpretes | Mario Casas, Vicente Romero, Macarena Gómez, Blanca Suárez, Ángela Molina, Dámaso Conde, Antonio de la Torre, Luciano Cáceres, Darío Grandinetti |
Fecha estreno | 21/01/2011 |
Página web | www.carnedeneon.es/ |