Cenicienta (3)

Published on:

Lady Macbeth en verde

cenicienta-1Cenicienta no es solo la última película proveniente de la “fabrica de sueños y fantasía” de Walt Disney, sino también el último trabajo del realizador británico Kenneth Branagh. Muchos se preguntarán qué tipo de mezcolanza es esa que llega a aunar en un mismo proyecto la versión más edulcorada y ñoña de la vida con la de un actor y realizador británico preocupado por adaptar al cine las obras más clásicas y categóricas del teatro inglés. Y es que aunque Branagh no se haya prodigado mucho en los últimos años dirigiendo proyectos cinematográficos siempre se le consideró de alguna manera como el descendiente de Laurence Olivier en el cine actual.

Entonces, volviendo a la pregunta: ¿Qué puede salir de la mezcla del mundo rosa de la fábrica Disney y el mundo aciago, sombrío y shakespeariano de Branagh? La respuesta parece ser Cenicienta.

Mi primera sorpresa fue observar la reacción de los periodistas en el estreno mundial de la película durante la pasada Berlinale. Aquellos periodistas a quienes anteriormente había visto y escuchado desestimar en tantas ocasiones durante el festival las películas más “considerables” de la sección de competición, incluyendo realizadores como Terrence Malick, Werner Herzog o Wim Wenders, aplaudían como niños y sin ningún tipo de reparo en la escena trepidante de transformación de la carroza de Cenicienta al dar las doce campanadas. En ese momento no pude evitar pensar si la tan publicitada “magia” de Disney, tendría algo de verdad.

¿Qué es lo que había embelesado a aquellos pragmáticos críticos tan acostumbrados  durante el festival a desestimar otros filmes?

Cenicienta comienza de manera floja y superficial, no pude evitar reír al ver ese excesivo mundo tan edulcoradamente rosa y también al escuchar de la boca de algunos de los personajes la máxima: “Have courage and be kind”. En la versión doblada al castellano se ha traducido como “Sé generosa y ten valor”. Sea como fuera esta máxima se repetirá ante las más oscuras de las adversidades y será  el recuerdo y el credo que Cenicienta guarde de sus padres. La falta de “valor” de Cenicienta se hace en realidad palpable en toda la película, supongo que hubiera sido demasiado esperar de una producción Disney que se le hubiera dado la vuelta a este personaje tan ñoño e inocentón. 

Sin embargo, a pesar de todo ese look rosa y de “parque temático” en el que se envuelve la película en sus primeros minutos debo de reconocer que la versión de Branagh de la Cenicienta me asombró por la interpretación de Cate Blanchett como la cruel madrastra, por el cuidado de la puesta en escena y planificación en muchas de sus secuencias, también por las pinceladas expresionistas que parecen provenir del teatro de Max Reinhart y por las escenas en el desván entre la madrastra y la inocente muchacha. Éstas, lejos de recordar al mundo Disney, parecen acercarse más al shakespeariano.

El personaje de la madrastra modifica en parte el rol clásico y pasa a tomar rasgos de una lady Macbeth manipuladora. Reconozco que estos elementos sombríos me fascinaron. Recomiendo que aunque sea difícil se intente ver la película en su versión original. Los usos de registros de voz tan variados que usa Blanchet pueden atrapar tanto la tragedia, como el slapstick más jocoso y son muy difíciles de transmitir en el doblaje. En el fondo, ni Cenicienta ni su mundo me interesan, sino más bien el de aquella buhardilla macbethiana, también el de las intrigas palaciegas y el de su parte expresionista de la puesta en escena.

cenicienta-3

Helena Bonham Carter. en su aparición como mendiga-hada madrina parece en su vestuario, mímica y maquillaje salida del Sueño de una noche de verano de Max Reinhardt. Los diseños de vestuario están a cargo de Sandy Powell, fantástica diseñadora que ha trabajado con los más variados realizadores, desde Neil Jordan hasta Martin Scorsese. En el 2011 la pudimos ver dentro de los miembros del jurado del Festival Internacional de Berlín y ya entonces nos contaba a los periodistas  su personal idea sobre el vestuario de los personajes: “puedes leer el guión y tener una idea en tu cabeza de qué aspecto debería tener el personaje, por ejemplo, el personaje malvado: Ok, le hago vestir con algo negro, pues es lo tradicional, pero entonces miras al actor y ves que tiene un aspecto horroroso vestido de negro. En cambio, el verde le hace aparentar más malvado todavía”. Estas declaraciones se adaptan a la perfección a los diseños en verde del personaje de la madrastra. 

Kenneth Branagh también se ha hecho rodear no sólo de una de las mejores diseñadoras de vestuario, sino también por uno de los mejores directores artísticos y de diseño arquitectónico cinematográfico: Dante Ferretti. Este diseñador ha trabajado con una gran variedad de realizadores entre los que se encuentran Fellini, Pasolini y también Scorsese. Las escenas de la buhardilla, las de los exteriores nocturnos y las del baile en el palacio son las más notables de la película y fueron las más costosas de rodar.

Sólo para la escena del baile palaciego se usaron 2.500 velas especiales de aceite ya que Branagh insistió en usar una iluminación de velas reales y no de tipo artificial.  “Quería hacer una película que tuviera que ver con el coraje, la amabilidad y también con una cierta modernidad psicológica en medio de estos cuentos tradicionales. Quise introducir con un buen grupo de colaboradores un nuevo ambiente”, explicaba Branagh durante la rueda de prensa de Cenicienta en Berlín. La parte del “coraje” y la “amabilidad” es la menos conseguida, sin embargo, la del ambiente y la de la modernidad psicológica de los personajes oscuros, sin duda la mejor.

Escribe Laura Bondía

cenicienta-2