El irlandés (3)

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No despertar a un policía que duerme 

el-irlandes-1Como ya hemos comentado en alguna ocasión la persona o personas encargadas de poner el título español a los films extranjeros que van llegando a nuestras pantallas merecen un Goya a la originalidad o un reconocimiento público a su oscura y nunca bien ponderada labor.

En el caso de la película que vamos a comentar a continuación se han superado con creces, ya que del The guard original hemos pasado a El irlandés a secas. Aunque mi inglés no es muy avanzado me parece que un título se parece al otro igual que Guardiola a Mouriño. En Portugal la han titulado O Guarda, en Italia Un poliziotto da happy hour y en Hungría A Guardista. Y aquí, como somos más papistas que el Papa, pues El irlandés. Y sí, el protagonista lo es hasta la médula.

Un Brendan Gleeson (Escondidos en Brujas, Albert Nobbs) que nunca se ha visto llevando unos zapatos tan cómodos como los que le han proporcionado en este film. El traje a medida le viene que ni pintado, y lo cierto es que el corpulento y bonachón actor lo borda.

En el film da vida a un sargento de la policía de un pueblo irlandés fronterizo que queda más o menos donde Dos perdió la alpargata; una villa lejana al mundanal ruido que verá cómo de la noche a la mañana su tranquilidad recibirá una severa zozobra cuando aparezcan unos cuantos muertos y tres rufianes que parecen tener mucho que ver en el entuerto. Con la ayuda de un agente del FBI llegado de tierras americanas (Don Cheadle, que aquí también ejerce labores de productor ejecutivo), deberá enfrentarse a una situación anómala en parajes tan sosegados pero que demostrará de qué pasta puede estar hecho un irlandés de pura cepa.

El desarrollo del film se beneficia, y de qué manera, de lo bien delineado y trabajado que está cada uno de los personajes. El trío de villanos es de lo mejorcito que uno ha podido ver en cuanto a malvados se refiere en los últimos años. Son personajes definidos muy al estilo Tarantino. Interactúan entre ellos con frases tan empíricas como surrealistas y no dudan en filosofar y usar la ironía como arma más mortífera. El nivel de empatía con ellos es similar al que podemos sentir a lo largo del metraje por la atípica pareja protagonista.

Y es que los tres actores elegidos para interpretar a estos indignos son para quitarse el sombrero. Tanto Mark Strong (quien no para de añadir a su currículum roles a cual más destacado, o si no sólo hay que echar un vistazo a su magnífico papel recreado en El topo), como Liam Cunningham, un intérprete de solvencia contrastada visto en films como Caballo de batalla o Furia de Titanes, y el menos experimentado David Wilmot (aunque con una cara de loco que lo dice todo) hilvanan unas actuaciones memorables que dejan sin aliento. A fin de cuentas, todos destilan un sentimiento nostálgico en sus palabras y en sus hechos que nos desvela que estamos ante un ejercicio de cine noir con un sustrato de melancolía acentuado.

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Las líneas de diálogo son brillantes y existen fragmentos simplemente demoledores, para muestra un botón. Un personaje a punto de morir le confiesa a su ejecutor: “Tenía tantas cosas por hacer”, y el otro le replica: “¿El qué, ir a correr delante  de los toros en Pamplona?”. Pues así todo el rato.

No caeremos en el error de desvelar quién muere y quién no, aunque anticiparemos que el tramo final constituye un auténtico duelo en OK Corral, contrapunteado por la estupenda banda sonora compuesta por Calexico, un grupo de indie-folk americano que con sus acordes a lo spaghetti-western parece ser descendiente directo en grupo del mismísimo  Ennio Morricone.

Hasta los personajes más secundarios que pudiera parecer que tan sólo tienen una incidencia marginal están trazados a la perfección, como ocurre con ese niño de la bicicleta tan pecoso como descarado que parece arrancado literalmente de cualquier pradera de un pueblo cercano a Dublín, o aquel otro que sin ser periodista se dedica a sacar fotos de los muertos que se van amontonando a medida que el caso se va esclareciendo entre la bruma.

El irlandés se encuadraría en ese tipo de films donde héroes solitarios se ven obligados a salir de su rutina para demostrarse a sí mismos que tienen mucho que ofrecer a una sociedad a la que parece no les importa un pimiento. Personajes como Will Munny, al que daba vida Clint Eastwood en Sin perdón, o más en la tradición británica el Harry Brown interpretado por Michael Caine en el film de mismo título.

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Podríamos hablar de una buddy movie que está de vuelta de todo, con un grado de desmitificación del género que se agradece. Tanto el sargento Gerry Boyle como el agente Wendell Everett son perros viejos que atesoran una experiencia que les permite reírse de lo divino y lo humano (el segundo espeta al primero en un momento dado: “No sé si eres terriblemente estúpido o increíblemente listo”), todo ello regado con grandes dosis de cerveza y whisky irlandés y unos chistes tan irreverentes como acertados (atención a los que tienen en el punto de vista a los americanos y sus tradiciones, donde realmente el plumilla ha desplegado toda su mala uva).

Del director de la función comentar que se trata de John Michael McDonagh, conocido por firmar el guión de Ned Kelly, comienza la leyenda (Gregor Jordan, 2003) y que aquí acomete su ópera prima con arrojo y convicción. Un nombre muy a tener en cuenta que ya cuenta con un nuevo trabajo en cartera, Calvary, donde volverá a coincidir con Brendan Gleeson.

McDonagh es también conocido por ser hermano de uno de los escritores más divertidos del momento, Martin McDonagh (quien también ha hecho sus pinitos como cineasta dirigiendo la ya comentada Escondidos en Brujas). Si Martin se caracteriza por ser un advenedizo malhablado con una capacidad inigualable para investigar lo irlandés con una tremenda energía y viveza, su hermano sabe imprimir al relato las dosis justas de dramatismo, violencia y humor socarrón que la misma tesitura del film y el espacio geográfico tan concreto donde se encuentran le está pidiendo a gritos. El film no cuenta con un número elevado de escenas de acción, pero éstas están resueltas con bastante pericia y corrección.

En definitiva, una cinta que no debería pasar desapercibida a los ojos de los amantes de las buenas interpretaciones, pues aquí existe un buen puñado de ellas. Recomendamos disfrutarla en su versión original, ya que parte de la gracia del film se establece en el juego de contrastes entre el gaélico cerrado que se gastan los habitantes de la población del Oeste de Irlanda donde transcurre la acción y el inglés macarrónico hablado por el americano recién llegado, quien se da cuenta (sobretodo en una tronchante escena de interrogatorios sobre el terreno) de que una misma lengua puede llegar a ser del todo ininteligible dependiendo del lugar donde se habla.

Hora y media de diversión pura y dura. Poco más se puede pedir.

Escribe Francisco Nieto

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Título El irlandés
Título original The guard
Director John Michael McDonagh
País y año Irlanda, 2011
Duración 96 minutos
Guión John Michael McDonagh
Fotografía Larry Smith
Música Calexico
Distribución A Contracorriente Films
Intérpretes Brendan Gleeson, Don Cheadle, Liam Cunningham, Mark Strong, David Wilmot, Rory Keenan, Fionnula Flanagan
Fecha estreno 27/07/2012
Página web http://www.sonyclassics.com/theguard/