Secuelas de la infancia
Los traumas de la infancia que derivan en comportamientos excéntricos durante nuestra madurez suelen funcionar muy bien en el cine, siempre que haya un guión aceptable y la dirección cumpla con sencillez su cometido.
El regalo, un drama con destellos de thriller psicológico que escribe, dirige y protagoniza Joel Edgerton, cumple con esta premisa, hecho imprescindible para que una película funcione sin desafinar como una buena orquesta.
Durante toda la película el director consigue llamar la atención del espectador con influencias claras del cine de suspense que grandes directores llevaron a la pantalla en otros tiempos, contando una historia sobre nuestros actos procedentes de influjos carentes de la infancia, apareciendo fantasmas, miedos e inseguridades que se construyeron bajo unas circunstancias difíciles de controlar, sin poder soltar lastre.
Actualmente director modesto con poca experiencia, ya que esta producción americana es su tercera película —después de las producciones australianas The List y Monkeys—, Joel Edgerton cuenta con habilidad una historia centrada en una pareja que cambia de hogar y se reencuentra con un viejo conocido de la infancia que inesperadamente hace regalos desconcertantes convirtiendo los recuerdos en un juego.
Venganzas derivadas de ambiciones que pretenden cumplirse con la anulación del otro para adquirir liderazgo, tomando como punto de partida la infancia se aprecian en El regalo, donde destaca la combinación de géneros como drama y thriller psicológico.
En mi opinión es muy acertada la fusión de géneros que se dan cita en el filme. Los principales, como ya se ha mencionado, son drama y thriller psicológico pero también encontramos suspense y un pequeño acercamiento al cine de terror apelando a trucos como el susto para mantener al espectador en tensión.
Las secuelas de la infancia representan el drama en la película, provocando comportamientos inconscientes con cierta bipolaridad y el acercamiento al thriller psicológico tiene su origen en la interpretación de los actores, concretamente recae en el personaje Gordo interpretado por el propio Joel Edgerton.
Los actores principales mantienen el mismo nivel de calidad que atesora la dirección, destacan las interpretaciones del ya citado Joel Edgerton (Gordo) y Jason Bateman (Simon), sin embargo Rebeca Hall (Robyn) sobrepasa algunos límites dejando al descubierto un personaje que sobreactúa llegando a no ser creíble en algunos momentos de la película. Es la única crítica posible en una película que sorprende por su dignidad dentro de un contexto de cine actual, donde el nivel de calidad de las películas se desploma.
Si recordamos, por ejemplo, algunas obras maestras de Alfred Hitchcock y hacemos un ejercicio de comparación con El regalo de Joel Edgerton pensaríamos que este es un aspirante a gran director.
En cambio si tenemos en consideración el nivel del cine actual podríamos pensar que El regalo es una de las películas más interesantes de este año. Esta reflexión deja al descubierto el poco nivel del cine actual que incluso en la proyección de películas comerciales con excesiva promoción aburren a su público.
Escribe Marcos Sáez
