El maravilloso ritmo de la comunicación
No siempre conseguimos entender todo lo que nos rodea. Esto es debido a muchos factores: un idioma diferente, por supuesto, un malentendido o también por nuestra incapacidad de escuchar lo que nos resultaría incómodo como una herida: Lilting es una película que contiene todos estos elementos y que íntimamente juega con la importancia de la comunicación como descubrimiento, miedo, sorpresa y unión.
Fruto de un trabajo inspirado a su propia vida, el director camboyano Hong Khaou decide enseñar en la gran pantalla el mecanismo humano de la comunicación y del intercambio, cuando las características culturales y sociales pueden representar un obstáculo o, más bien, un límite para expresar una emoción, pronunciar una palabra o demostrar un sentimiento.
Una mujer china. Un chico inglés. Un único dolor por haber perdido a alguien que les conectaba de una forma casi invisible. Lo que les queda es sólo el recuerdo y la posibilidad de volver a enlazar una conexión.
Con la belleza de los encuadres realizados con un montaje que alterna los sentimientos con las discusiones, las sonrisas con las lágrimas y el inglés con el chino, Hong Khao consigue despertar el sentido de la vida y de la muerte no sólo a través de las imágenes, sino también con las palabras. Estas últimas pesan, cuestan, valen. Nada es determinado sólo por los hechos, sino también a través de lo que uno dice e intenta comunicar en un diálogo.
Lo que se dice y cómo se dice es, a veces, el único medio que poseemos para llegar al otro, a través de nosotros mismos. Las palabras son como armas cortantes o como puentes enlazadores: todo depende del uso que se hace de ellas. Richard quiere establecer un contacto y una relación con la madre de su pareja. Sin embargo, las barreras culturales representan muros muy altos y difíciles de superar. La obstinación en no querer entrar el uno en el mundo del otro es, al mismo tiempo, un engaño del que ninguno de los dos consigue liberarse hasta que no aceptan la diferencia como un medio para romper el hielo.
La película aparece como catártica, por el hecho de que después de muchos intentos, sólo al final los dos protagonistas conseguirán hablar y decirse todo lo que sienten, sin necesidad de un intérprete o de los subtítulos. De hecho, una de las particularidad del filme es el uso de los subtítulos a veces inapropiado: cuando asistimos a unos diálogos entre Richard y la madre de su pareja, a veces leemos lo que está escrito como lo correcto, creyendo que es lo que justamente acaban de decirse, pero, a veces, no lo es, o, más frecuentemente, uno dice algo que después no quiere que sea traducido al otro. De esta manera el espectador se hace cómplice de los personajes ya que lee y entiende antes (o a veces después) todo lo que les ocurre.
El espectador participa con su mirada constructora en el juego del intercambio y del diálogo que en algunos momentos parece mudo o incomprensible y que se transforma poco a poco en un claro intento para sobrevivir. Sobrevivir al dolor y a la pena, a todo lo que pueda provocar un recuerdo incomodo o desgraciado, sobrevivir a lo que no se conocía antes: la muerte.
Hong Khaou consigue hablarnos sobre el descubrimiento de esta posibilidad de comunicarse aunque sea sin entenderse desde el punto de vista lingüístico, sino utilizando las mismas palabras y acabar comunicando con las miradas y los gestos del lenguaje universal de las emociones y los sentimientos.
Lilting es una prueba, una posibilidad, una ocasión: es el rescate que demuestra que el diálogo supera los límites culturales y lingüísticos, ya que las palabras, aunque sean duras o tiernas, significan siempre lo mismo, a pesar de que sean pronunciadas de forma distinta.
Se queda el misterio del título Lilting (que, por cierto es el nombre de la productora) sobre el cual podría haber muchas interpretaciones. El significado directo del inglés es “cadencioso”, que tiene ritmo, posiblemente referido a los diferentes sonidos pertenecientes a cada uno de los dos idiomas hablados. Sin embargo, es curioso que al escuchar esta palabra parece casi significar “little thing” que sería “cosa pequeña, de poca importancia” o la mezcla de los dos idiomas juntos: “Lil” es “Little” y “ting”, que en chino significa “entender escuchando”, así que sería “entender un poco”. Estas son solo suposiciones mías.
Sin embargo, estas interpretaciones que pueden ser irresueltas o atrevidas dejan una libre interpretación a todos los espectadores para que cada uno le dé el significado que quiera (ya que no es una palabra que directamente remita a algo en concreto) y que más siente suyo en el infinito juego de la comprensión y del diálogo entre culturas.
Escribe Serena Russo
