La banda centennial que nació en el confinamiento
He podido ver esta película documental de estreno en Filmin, que trata de música, pero a la vez, de los denominado centennials, jóvenes nacidos a partir del 2000 y que han vivido bajo el amparo de los dispositivos móviles. «Han nacido con un smartphone en las manos, las redes sociales son una forma de vida, se comunican al instante a través de mensajes y emoticonos y no recuerdan que una vez el mundo vivió desconectado» (Banco Estadounidense Merrill Lynch).
Los centennials representan más de un tercio de la población del mundo y los más mayores han cumplido poco más de la mayoría de edad, de forma que constituyen un motor para la economía y la sociedad con una influencia creciente en los gastos y la lealtad hacia las marcas. Además, su influencia se extiende por las redes con un poder amplio, tal vez no pretendido, pero que es así.
Es por esto que este documental me interesó, y además me ha resultado muy aleccionador. No tengo que decir que no soy en absoluto un centennial, pero sí soy un curioso. Me afano y me ufano en conocer lo que ignoro y esta cinta me ha resultado interesante para adentrarme en la vida de unos jóvenes que tienen aptitudes musicales, conocimiento de idiomas, iniciativa y nobleza en lo que hacen.
La historia
En el momento más trágico de la pandemia, confinados en una terraza del centro de Barcelona y casi por casualidad, nació el fenómeno musical de los Stay Homas. El caso internacional del trío de músicos catalanes que lograron hacerse virales en todo el mundo al colgar una nueva canción cada día en Instagram, durante los peores días del encierro forzoso, en 2020. Esta película fue estrenada en la 14ª edición del Atlántida Mallorca Film Fest.
Es un documental entrañable que cuenta la historia del grupo formado por Rai Benet, Guillem Boltó y Klaus Stroink, tres muchachos que durante el tiempo COVID-19, viviendo los tres juntos en el mismo apartamento, tuvieron la feliz idea de componer canciones multigénero, muy alegres y pegadizas, y compartirlas por las redes. La cosa es que sus vídeos se divulgaron rápidamente por las ondas. En ellos animaban a quedarse en casa; además, colaboraban con otros artistas.
El documento arranca y continúa su camino desde la terraza donde se hicieron famosos hasta convertirse en una banda conocida en todo el país. Y acabarán firmando un contrato con una multinacional y saliendo de gira.
Su alcance fue tan enorme que los tres miembros de Stay Homas llegaron a grabar temas en colaboración con artistas como Pablo Alborán, Sílvia Pérez Cruz o Machu Chao, y Michael Bublé compartió un cover de una de sus canciones más conocidas: Gotta be patient.
Éxito y sinsabores
Como toda historia de éxito centelleante, la de Stay Homas tiene una componente agridulce: felices éxitos y momentos difíciles. N. Bolger, codirector del documental, los define como «tres hombres normales que no buscaron la fama y que han estado luchando contra ella». Nada más acertado. Tres jóvenes que se vieron en la cúspide, sin ser esa su intención.
De entre los pasos dados por el grupo para tratar de recuperar la normalidad inicial prepandémica, está, por ejemplo, que llegaron a romper un contrato con una discográfica importante como Sony Music, o que anunciaron una retirada indefinida a finales del 2023. Porque en un punto dado la cosa les vino muy grande, muy estresante, muy loca.
«Homas nos ha dado y nos ha sacado mucha vida y después de la gira del año que viene nos despediremos de los grandes escenarios», anunciaban en noviembre en Instagram.
Uno de los capítulos en los que profundiza el documental son los comentarios negativos e hirientes sobre el grupo, lo cual les hacía sentir mal. El grupo al unísono tuvo que hacer frente, paralelamente a sus triunfos, a sentirse mal, unas veces porque decían que habían abandonado su origen de grupo de terraza, otras porque cantaban en catalán, o en español, o en inglés, etc. Ya se sabe, de cualquier cosa se pueden hacer críticas. Pues algo importante que muestra este documento es la cara amarga de la fama sobrevenida.
Sin embargo, el documental tarda en ponerse a ver los sinsabores. Solamente sobrevuela la cara amarga hacia el final del largo, pero lo hace un poco tarde y de puntillas. El filme, a nivel narrativo, explora más la alegría que el conflicto. De hecho, una tercera parte del metraje es celebración de la vida, viaje exitoso.
Pero para hacer un documental importante, el viaje necesita caída. Y en este filme sobrevuela la pregunta sobre cuándo empezó la espontaneidad y la frescura y cuándo terminó. Hay una frase clave que dice uno de ellos: «Si parece que no somos músicos… Mejor».
Dirección, guion y acceso a la intimidad del grupo
En la dirección, Ramón Balagué, Nick Bolger y Oriol Gispert toman la batuta de este documental, conducidos por un sencillo, pero bien escrito, guion de Balagué, Bolger, Gispert y David Casademunt, un relato que nos cautiva y nos hace seguir la historia con interés y buen ánimo, pues la simpatía de la historia lo merece.
Los tres directores de la cinta se pusieron en contacto con Stay Homas durante la pandemia casi por casualidad y les propusieron, a la vez que les convencieron, de hacer un documental de cuanto estaban viviendo, para dejar constancia de ello.
El estilo alborozado y fresco de Stay Homas fue aceptado por un tiempo, pero a algunos les acabó resultando indigesto. Como vemos en la cinta, mil asuntos servían de pretexto para atizar. Como explica Gispert: «Es muy representativo de la sociedad en la que vivimos, en la que haces algo y todo el mundo opina en redes, para bien o para mal. Queríamos retratar cómo vivieron ellos los comentarios de los haters».
Es por todo esto que los responsables de la cinta tuvieron un acceso especial a momentos muy íntimos de la banda. «Hay un momento en el que se dan cuenta de que no quieren ser el grupo de la terraza, pero a su vez es su identidad, y esta lucha contra el origen hace que pasen cosas, que es lo interesante de cualquier película», opina Gisbert, el cual subraya el trabajo sensacional de la directora de fotografía Camille Irrgang, de la misma generación centennial que los músicos, lo cual allanó el camino para capturar los momentos más reservados del grupo.
Hay en este trabajo sobre la banda Stay Homas un relato humano intenso, que refleja en sus temas las sensaciones compartidas que dejó el encierro y el compromiso de deshacerse de ellas. Lo cual deviene historia fascinante y a la vez amable.
No hay desencuentros entre los tres jóvenes, son empáticos, simpáticos también, sin historias paralelas de adicciones, no hay malos rollos o desencuentros con los productores, ni líos sexuales de pareja, de amistad o de dinero. También cuenta cómo gestionaron su éxito, y más.
Tal vez, lo más duro que vemos es la caída de Rai Benet, agotado por el trajín de la banda y consecuencia de todo el esfuerzo del éxito, un éxito que vino casi de sopetón, como una ola en el mar bravío.
Sin duda este documental habría podido tener algo más de hierro, ahondar más en el desgaste, más mordiente. Porque al principio todo es bonito, pero llega siempre en un grupo musical el momento dramático cuando hay que darle estructura y solidez al proyecto, es decir, cuando se está «cansado» y se busca algo más elevado y brillante.
Al final, el documental deja caer que la banda debía existir, que sus canciones hacen bien a muchos, pero que tal vez su carrera artística tendría que haber desoído gurús y terceros «consejeros». Ahora luchan, a su manera centennial, para huir de un origen que los lastra.
Escribe Enrique Fernández Lópiz | Fotos Filmin