UN CUENTO DE NAVIDAD (2)

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Un conte de Nöel
Original: Un conte de Noël
País, año: Francia, 2008
Dirección: Arnaud Desplechin
Producción: Pascal Caucheteux
Guión: Emmanuel Bourdieu y Arnaud Desplechin
Fotografía: Eric Gautier
Música: Grégoire Hetzel
Montaje: Laurence Briaud
Intérpretes: Catherine Deneuve, Anne Consigny, Mathieu Amalric, Hippolyte Girardot, Jean-Paul Roussillon, Melvil Poupaud, Emmanuelle Devos
Duración: 150 minutos
Distribuidora: Alta Classics
Estreno: 27 marzo 2009
Página web:  www.bacfilms.com/site/conte

Decrepitud francesa
Escribe Juan Ramón Gabriel

Un buen ejemplo de cine francés...Las connotaciones del adjetivo francés han sido variadas y plurales. Por una parte, se utiliza como sinónimo de elegancia, de prestancia intelectual y estilística; de qualité. Por otra, arrastra una carga semántica asociada a la libertad, a la vanguardia, incluso al libertinaje.

Como derivación del adjetivo, también ha surgido el término francesada, siendo ésta la mejor definición de la película que nos ocupa. La grandeur mengua paulatinamente, hasta devenir cáscara y cascarilla de un edificio que lleva varias décadas en equilibrio inestable y constante riesgo de demolición. Pero haciendo gala de su inagotable capacidad crítica, incluso esta cinematografía exhausta es capaz de extraer materia del propio material de derribo, de la cascarilla que recubre su anterior esplendor.

Aparentemente, hay una cierta trasgresión al encarar el retrato de una familia

El objeto de disección de este filme es el inconmensurable territorio de la familia y toda la geografía de sentimientos adheridos a su núcleo: el dolor, la frustración, la insatisfacción, los celos, la hipocresía, el odio y el amor, la muerte. Palabras mayores, invariantes de la condición humana, alma mater que abona la producción artística desde la tragedia griega hasta hoy.

La aportación novedosa a tema tan antiguo radicaría en la aparente trasgresión con que el director y guionista encara el retrato de una familia francesa, burguesa y de provincias; en la pretendida desnaturalización con que se aproxima a ese dédalo inextricable de bajas y oscuras pasiones que se agitan latentes en la formalidad epidérmica, a fin de hacer ostentación de la hiel que supura e infecta hasta el hueso.

Catherine Deneuve, más seductora que nuncaLa figura materna, genesiaca, es el epicentro desde el que se expanden las ondas sísmicas del desamor, metafóricamente destacada esta su incapacidad de amar a través de la enfermedad que se le desata y que, en un pasado lejano pero todavía cercano emocionalmente por el peso oneroso que supone para algunos personajes, fue causa de la muerte del primogénito, punto de inflexión que trastocó todo el andamiaje patriarcal-burgués.

Pero no es tan fiero el león como lo pintan, y esta supuesta carencia de instinto maternal, origen y causa de la desestabilización emocional y psíquica de sus vástagos, resulta decepcionante por su ausencia de profundidad revulsiva, por su mera impostura y por su fallida incardinación como fisión liberadora de la energía del guión. Hace ya cien años, Strindberg expuso con mayor maestría las consecuencias funestas de una madre descastada en El pelícano.

A partir de aquí, las lagunas se rellenan preñando la película con la vitola por excelencia de "lo francés": ostentación del discurso cultural y, en especial, exhibición de todo un rosario de frases altisonantes, literarias y poéticas, trascendentes, enunciadas por unos actores que consiguen interpretar y dotar de suficiente verosimilitud a unos personajes que no dejan escapar ocasión para la esgrima verbal. Este desajuste entre la palabra y la imagen, con prevalencia de la primera sobre la segunda, insufla un tono farragoso al ritmo de la narración, induciendo al fracaso la escena climática (la cena de Nochebuena) que debería servir de cúspide catártica.

Desplechin ha rodado una película excesivamente pretenciosa y largaLa autosatisfacción del director-guionista se contagia a sus personajes; su perspectiva endogámica se regodea en su supuesto dolor, cuya levedad resulta tan "insoportable" que se transforma ipso facto en bienestar y aceptación personal de lo hasta entonces desgarrador.

La película discurre por un manierismo francés que busca su fuente de inspiración en un modo de representación nacional  (la nouvelle vague) mediatizado por el cine indi norteamericano. Deja de lado como posible modelo (craso error) las radiografías de este mismo microuniverso burgués provinciano realizadas por Chabrol, su fina y acerada ironía, que aquí brilla por su ausencia.

Como buen ejemplo de cine francés, no podía dejar de lado ciertos brochazos sociales, en este caso la abundante presencia, como corifeos y sitiadores de la isla (casi) étnicamente pura de la familia Vuillard, de magrebíes, así como el acierto de que la misa del gallo sea oficiada por un cura católico negro.

En resumidas cuentas, notable labor por parte de los actores, en especial de la "gélida y glacial" Deneuve, que se ofrece a los espectadores más sensual, bella y carnal de lo que nunca se ha mostrado, lastrando la verosimilitud antipática y egoísta del personaje al que insufla vida.

Como buen ejemplo de cine francés, no podía dejar de lado ciertos brochazos sociales