VALS CON BASHIR (5)

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Título original: Vals Im Bashir
País, año: Israel, Alemania, Estados Unidos, Francia, 2008
Dirección: Ari Folman
Producción: Ari Folman
Guión: Ari Folman
Música: Max Richter
Montaje: Feller Nili
Intérpretes: Animación
Duración: 90 minutos
Distribuidora: Golem
Estreno: 20 febrero 2009
Página web:  www.waltzwithbashir.com

Introspección social
Escribe Daniela T. Montoya

¿Un documental animado? ¿Cómo hacer para relatar un acontecimiento que tuvo lugar hace un par de décadas pero del cual no hay imágenes registradas? ¿Recurrir a la concatenación de entrevistas que, desde el presente, ofrezcan una interpretación de los hechos? Pero, ¿qué pasa cuando esos hechos, producto de la sinrazón, son tan vergonzantes que han sido lapidados con el silencio y el olvido?

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El Líbano, 1982

El director israelí Ari Folman realiza un trabajo de introspección mediante el cual se remonta a 1982, año en que tuvieron lugar las matanzas de los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, en Beirut. El resultado es Vals con Bashir, una película de animación que interpela directamente a la realidad, tanto la pasada como (indirecta y desgraciadamente) la presente.

valsconbashir1.jpgEn junio de ese año fue cuando el ejército israelí, siguiendo el despropósito militar ideado por en aquel entonces ministro de defensa Ariel Sharon, entró en el sur del Líbano con la excusa de defenderse del bombardeo que padecían las poblaciones del norte de Israel. El objetivo confeso, era establecer una franja de seguridad de 40 kilómetros que impidiese que los misiles palestinos aterrizaran en territorio israelí; el verdadero plan estratégico, era llegar hasta la capital libanesa y colocar como nuevo presidente al aliado cristiano Bashir Gemayel. En agosto se firmó un tratado que ponía fin a la guerra según el cual, a cambio de la salida de las tropas israelíes, los combatientes palestinos serían evacuados a Túnez. Fue entonces cuando Bashir Gemayel, comandante en jefe de la milicia cristiana falangista, era elegido presidente del Líbano. Y fue en septiembre, mientras pronunciaba un discurso en Beirut, cuando asesinaron a Bashir. Nadie reivindicó el atentado. Esa misma tarde, las tropas israelíes rodearon los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, dejando vía libre para que las tropas falangistas entraran a vengar la muerte de su líder.

Durante tres días, el ejército israelí permaneció apostado en sus puestos oyendo los tiros y bombardeos que se producían en el interior del núcleo de población que rodeaban. No intervinieron. Esperaron, sin más, que los falangistas cristianos dieran por zanjado el asunto. Fue el 16 de septiembre, tras tres días de asedio, cuando algunas mujeres palestinas se abrieron paso hasta donde aguardaban los soldados israelíes. Dentro de los campos de refugiados había precisamente eso, refugiados. Se calcula que esta incursión militar supuso la masacre de unos 3.000 palestinos: hombres, mujeres y niños.

Bailando con Bashir

valsconbashir2.jpg¡Cuán doloroso tiene que ser una experiencia para llegar a borrarla de la memoria! Bien saben de ello los psiconalistas y los psicólogos que investigan sobre la cognición. Hay cosas del pasado que permanecen muy vivas en el recuerdo y, sin embargo, otras son deformadas, reconstruidas, tergiversadas, reinterpretadas o, incluso, totalmente borradas.

Dentro de este último conjunto parecen hallarse los recuerdos de juventud de Ari Folman. Concretamente, cuando cumplió con el servicio militar obligatorio. ¿Qué fue de su vida recién cumplidos los 18 años? Esta pregunta impulsa el proceso de investigación que ha dado lugar a la película Vals con Bashir. Partiendo de la introspección (averiguar por qué hay un vacío en sus recuerdos personales), Folman se entrevista con compañeros y amigos para tratar de sacar a flote esos instantes de juventud que, por desgracia, están tan ligados con la sinrazón política. Lo individual pasa a convertirse en tema de interés social.

Amigos dispersos por el mundo son la fuente de información del pasado que Folman no recuerda haber vivido. Los días previos al ingreso en el ejército, las fiestas en un yate en medio de la bahía, la incursión en tanque por sur del Líbano, los días de permiso y reencuentro con una “antigua” novia, la espera en el aeródromo…

Son instantes difusos que van cobrando forma a medida que los entrevistados van hurgando en sus respectivos pasados. Datos aislados que pasan a ser nudos de una visión conjunta que se va interconectando. Partiendo de lo que era anecdótico (un baño en la playa, una bolsa de patatilla, un mote) se abren puertas hacia lo que se anticipa terrorífico. Folman y sus compañeros formaron parte de ese ejército israelí que invadió el sur del Líbano y llegó hasta Beirut. Ellos fueron quienes escuchaban los disparos que se producían dentro de uno de los campos de refugiados.

Veintitantos años después

valsconbashir3.jpgLos recuerdos de Folman emergen como imágenes surreales. ¿Es un sueño ese instante en que tranquilamente nos bañábamos de noche mientras las bombas iluminaban los edificios sobre los que caían? ¿Es una pesadilla esa bandada de perros enfurecidos que persiguen a uno de los amigos de Folman? ¿Es inverosímil bailar un vals al son de las balas? Quizás sea imposible evitar que lo onírico empañe la realidad cuando ésta se torna un disparate.

Ari Folman, quien se inició en la dirección como documentalista, tenía la necesidad de plasmar en un filme el proceso de reconstrucción de su pasado y las reflexiones a que le han conducido. Asumiendo la imposibilidad de realizar un documental convencional dada la casi inexistencia de material sobre ese periodo que entronca con su juventud, pero también con la historia política de su país, opta por reconstruir su (la) memoria a través del dibujo.

Dibujos planos, con líneas muy marcadas, algunas ilustraciones rozando el esbozo, predominio de los tonos ocres y animación intencionadamente básica. (En ridículo quedan propuestas ultrarealistas, como Polar Express (2004), que se esmeran por dotar de credibilidad al dibujo en lugar de utilizarlo libremente como vía de expresión). El recuerdo puede ser difuso, dificultando definir con precisión los rostros de desconocidos, pero lo que es imborrable es la percepción de la guerra como algo dantesco. La veracidad de la experiencia doliente se impone sobre la espectacularidad de las películas bélicas de ficción, tan “realistas” ellas con sus imágenes que fotografían explosiones de cartón-piedra.

Vals con Bashir es una película iniciada por un desajuste en el ámbito de lo íntimo, cuya conclusión (y conclusiones) arremete(n) contra la realidad más descarnada (y actual), y cuyo planteamiento formal es todo un alarde de osadía. El imaginario puede parecer deformado, pero el trauma al que alude hiere la conciencia colectiva desde la individualidad.

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