Entrevista con Laura Jou y Belén Rueda a propósito de «Caída libre»

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«Rodé un melodrama y monté un thriller»

Caída libre es la nueva película como directora de Laura Jou tras La vida sense Sara Amat (2019), en la que Belén Rueda interpreta a una autoritaria entrenadora de gimnasia rítmica a quien se le resquebraja su vida personal. Junto a Belén Rueda, la película está protagonizada también por Ilay Kurelovic, Maria Netavrovana e Irene Escolar.

Laura Jou, tras un largo recorrido como actriz profesional, comenzó a interesarse en la dirección y la psicología de actores y a trabajar como coach junto a directores como Alejandro González Iñárritu, J. A. Bayona y Agustín Villaronga, entre otros. En 2015 escribió y dirigió su primer cortometraje, No me quites, al que siguió el debut en el largo con La vida sense Sara Amat, además de trabajos para televisión como Cucut (TV3) o Fácil (Movistar+).

Belén Rueda interpreta a Marisol, una mujer que roza los 60. Es una icónica entrenadora de gimnasia rítmica de élite, la mejor. Es metódica, controladora, autoritaria, dominante, fácilmente irritable y carente de la menor capacidad de autocrítica.

Ha construido un mundo a su medida, que se resquebraja el día en que Octavio, su marido, le confiesa que se marcha de casa para rehacer su vida al lado de una mujer más joven a la que ha dejado embarazada. Y emprende una excéntrica carrera para recuperar a su marido. Su fracaso repercute en su relación con las gimnastas. Es cada vez más dura e intransigente, llegando a abusar de su poder y posición.

La película es una producción de Ejercicios del equilibrio AIE, Corte y Confección y Suspense Entertainment, cuenta con la participación de RTVE, Movistar Plus+, 3cat, con la financiación del ICAA, ICO, Triodos Banc, el soporte del ICEC, y la participación de CreaSGR. Universal Pictures International Spain estrena la película en cines en España el 17 de mayo.

La directora Laura Jou y la actriz Belen Rueda han estado en los cines Kinépolis de Paterna, dentro de la iniciativa de los Preestrenos del Festival Antonio Ferrandis, para presentar el filme y hemos hablado con ellas sobre cómo ha sido su experiencia con Caída Libre.

¿Cuál es el origen de la película? ¿El hecho de situar la historia en el contexto de la gimnasia rítmica estaba desde el principio?

Laura Jou: El punto de partida es la de una mujer que al ser abandonada por su marido siente que la vida se le acaba, y en lugar de aceptar la situación, lucha para reconquistarlo de una manera feroz, donde pierde la dignidad, la ética y todo. Entonces necesitábamos un entorno profesional de esta mujer que fuera acorde, que compensara como una balanza la vida profesional y la vida personal. En las primeras versiones de guión ella era bibliotecaria, luego fue wedding planner, o sea, nada que ver.

Y un día llegué a casa, la película no funcionaba, no teníamos financiación… Entonces, pongo la tele y había un documental de Irina Viner, una famosísima entrenadora de gimnasia rítmica rusa, terrible, tremenda, y dije: “Es esto. Ya lo tengo. Ahí está”. Lo compartí con los productores y se pusieron muy contentos porque no había habido en la historia del cine ninguna película con este entorno de gimnasia rítmica, sí de gimnasia deportiva, pero no de rítmica, que es estéticamente muy valiosa. Y esto fue como: “Vale, ya lo tenemos, ahora empezamos otra vez”.

Viner es mucho peor que el personaje de Marisol, pero tiene algo trágico que a mí me fascinaba. Marisol es un personaje a medida y creo que es muy original.

Belén Rueda: Y además, hay un momento en que Marisol hace un monólogo sobre lo que es el deporte porque tiene una ayudante, que es el personaje que interpreta Irene Escolar, en el que ella quiere introducir otro tipo de praxis, otro tipo de relación con las gimnastas, pero es verdad que dentro del discurso que me escribieron, que es maravilloso, dice: “Nosotras no hacemos deporte, nosotras competimos. Si ganas, te quedas, y si pierdes, te vas”. Y eso es así, hay veces que piensas que te estás pasando pero es así. También es cierto que en el deporte de competición se ha avanzado mucho, ahora hay psicólogos donde antes era impensable porque es un nivel de exigencia muy alto, físico y personal.

¿Y cómo es el proceso de creación de un personaje tan turbio, con tantas capas, nunca mejor dicho, con máscara?

Laura: Como todas las personas, es un personaje profundo, inspirado en parte en mí, porque el argumento es mío, la película es muy autoral, a pesar de que hay un guionista, Bernat Vilaplana, pero a mí me interesa mucho la psicología, yo estudio psicología también, y bueno, hice trabajo de campo. Hay un tema que para mí es fundamental y es que los personajes más vulnerables son los que tienen la piel más dura, como en la naturaleza, los insectos, ¿no? Los que son más blanditos tienen una piel más dura, una coraza muy dura, como las tortugas o algunos insectos.

Basándome en esta lógica, construí un personaje creíble, intenso, melodramático, trágico, también inspirado en grandes tragedias, en grandes personajes como los de Un tranvía llamado deseo, y yo creo que hemos encontrado un personaje realmente memorable y muy icónico.

Belén: Cuando haces un personaje como el de Marisol, en el que estás intentando contar todas las caretas que lleva, el personaje tiene que salirte de las entrañas. A mí me ha ayudado mucho el entender a Marisol, entender el personaje, aunque siga sin compartir determinadas decisiones que toma ella, pero el entender por qué está haciendo lo que hace. Hay que entender el pasado de Marisol, lo que le pasó antes, para llegar a ser así; ella no empatiza con los demás, pero la primera con la que no empatiza es con ella misma, no sabe hacerlo.

Cuando tú, de alguna manera, llegas a una etapa de tu vida en la que has hecho un recorrido en el que has llegado donde quieres, y de repente ocurre algo inesperado, no estás emocionalmente preparada para enfrentarte a ello porque tendrías que ser vulnerable.

La directora Laura Jou.. Foto: Edu Llorente/Inédito Films

En ese afán de etiquetar las películas con géneros, Caída libre primero parece un thriller psicológico, pero luego es el drama de una mujer.

Laura: Es un melodrama. O sea, yo rodé un melodrama y monté un thriller. Ahí está la doble capa que le da mucha dimensión a la película, pero lo que es en el rodaje, la película es muy melodramática. Y hay mucha textura de melodrama hasta en los decorados, en la luz, había como mucha intención sobre el melodrama. Y luego, en el montaje, lo que hicimos es buscar mucho nervio. Y buscar esta pregunta que aparece todo el rato en la película: qué va a hacer, dónde se está metiendo. Esto está muy buscado y muy pensado.

El riesgo de esta clase de personajes es que terminen siendo exagerados. ¿Cómo fue la búsqueda de ese equilibrio?

Es muy interesante esta pregunta porque en realidad es la pregunta que más nos hemos hecho. Tanto en la preproducción, en el guión, como en el rodaje y después en el montaje: “Hasta dónde lo queremos llevar”. Yo soy muy arriesgada, Jota [Bayoya] también, y Jota además siempre me apoya en mis ideas locas, entre comillas.

Yo soy muy fan de Haneke, de Almodóvar, me gustan las historias extremas. Y el resto de productores son un poco más conservadores. En este aspecto hemos encontrado un equilibrio. Pero es que… las películas tienen que ser memorables. Yo creo que está bien pasarte a veces un poco de rosca.

No es una película de tono realista. Está muy pensado, muy buscado. Yo soy directora de actores, y siempre busco mucho la naturalidad, pero en esta película no buscaba naturalidad, buscaba la verticalidad de la película, buscaba el melodrama, buscaba la historia, buscaba Douglas Sirk, ¿sabes? Una historia potente que no responde al género realista, responde a una historia memorable, una historia universal, trágica.

Belén: Para mí, Laura tiene un universo muy particular y muy definido. Parece que está de moda el naturalismo, y está muy bien, pero Laura tiene pensado todo. Si vuelves a ver la película y ves el cuadro que está colgado o la escultura que está allá, está pensado para que añada algo, algo que llega al inconsciente del espectador.

En ese sentido es una película muy visual donde dejas patente dónde está la cámara y todo el juego visual.

Laura: Yo tenía muy claro que quería poner simbología casi a nivel subliminal. Tenía muy claro que quería poner simbolismos no sólo para las personas amantes del simbolismo, como yo misma, y que les gusta escudriñar un poco sobre las imágenes, sino también para que funcionara en términos de inconsciente. Y es una cosa que la hablamos Marc Gómez del Moral, el director de foto y yo, desde muy al inicio.

Los círculos, la cinta, es como el sistema nervioso, como el sistema cardíaco de la protagonista; la torre es un símbolo fálico por la que ella está como poseída por ese falo. Es una persona como muy histérica en este sentido, y está todo muy medido y muy pensado, pero mucho, mucho. O sea, que una persona que le guste el simbolismo tiene mucha punta que sacar.

Escribe Luis Tormo

Belén Rueda durante la presentación de ‘Caída libre’. Foto: Luis Tormo