La traca final
Escribe Daniela T. Motoya
Ya están todas las cartas sobre la mesa. Se reservaron para el final, Andrzej Wajda y Theo Angelopoulos, así como las ultimas películas (auto)promocionales.
La mañana del viernes estuvo “dedicada” a The Pink Panther 2, secuela de la Metro sacándole el jugo a la antaño divertida Pantera Rosa; y Deutschland 09 / Germany 09, suma de 13 cortometrajes que pretenden dar cuenta del estado de Alemania 20 años después de la caída del muro (y 30 años tras el “verano alemán”, y 40 años tras la revolución estudiantil, y 60 años tras el fin de la primera Guerra Mundial). Pero el inspector Clouseau ha perdido la gracia que tenia cuando lo encarnaba Peter Sellers, y a Alemania (y al resto de Europa) parece abrirse a nuevos cambios sociales en lo que parece devenir “el primer año de la megacrisis”.
En cambio, en la mañana del jueves se pudieron ver el segundo largometraje realizado por la joven peruana Claudia Llosa, La teta asustada, y la producción estadounidense (de las pocas interesantes) My One And Only, dirigida por Richard Loncraine (Ricardo III, 1995) y protagonizada por Renée Zellweger y Kevin Bacon.
A tener en cuenta
En La teta asustada, Fausta (Magaly Solier) es una joven mapuche que ha llegado a la capital traída por su madre. De ésta ha mamado el miedo. Un miedo que le hace sangrar inesperadamente y que la paraliza cuando ha de moverse sola. Su madre le canta los motivos y le pide que no olvide, que recuerde estas melodías que llevan en las letras los recuerdos de su vida.
Segunda película de Claudia Llosa (Madeinusa, 2006), La teta asustada, tiene como hilo conductor a Fausta, en concreto, su miedo a ser violada (al igual que su madre) y cómo hace para evitarlo (introduciéndose una patata en la vagina). Pero el discurso de esta joven directora peruana no se limita a una historia concreta, ya que el retrato social contenido en el filme hacen de éste una reivindicación de las formas de vida tradicionales.
Rodado en buena parte con actores no profesionales, La teta asustada retrata las vidas de las gentes que bajan de la sierra y se insertan en la modernidad con entusiasmo. Festejan a ritmo de cumbia los matrimonios entre los nuevos llegados a los suburbios de Lima. Las familias y amigos se congregan con lo poco que tienen para celebrar el inicio de estas nuevas vidas. Pero, donde no hay nada, al menos que lo parezca. Se podría hablar de la absorción por imitación (rayando el kitsch) respecto a los modelos de abundancia occidentales, pero también de expolio cultural por quienes se apropian de la tradición popular para reconvertirla en “alta cultura”.
Con La teta asustada, Claudia Llosa expone la pugna que existe entre la pervivencia de la tradición (donde el tubérculo de la papa, las raíces, la tierra y la vida están íntimamente unidas) y el influjo de nuevos modelos de “modernidad”. ¿Cómo puede entender la enfermedad de la teta asustada un médico de bata blanca? Las recetas prescritas no pueden suplir el poder curativo de ungüentos y chamanes. Sin embargo, en una población donde la adscripción a la civilización viene dada por la inscripción en un registro (que determina el nacimiento, facilita los trámites de muerte y, en definitiva, conlleva “existir” para las instituciones), resulta paradójica la absorción de esquemas occidentales, aunque sólo sea por medio de la imagen.
Menos transcendental, pero no menos efectivo, estuvo Richard Loncraine con My One And Only. Entretenida road movie de costa a costa estadounidense, Anne Devereaux (Renée Zellweger) es una mujer que inicia un viaje hacia la independencia. Cansada de su marido Dan (Kevin Bacon), director de orquesta que casi cuenta con tantas actuaciones como amantes, Anne decide tomar las riendas de su vida y llevarse a sus dos hijos adolescentes en busca del sueño americano. Pero quizás la vida no sea tan fácil como la pintan las películas hollywoodienses de la década de los 50…
Ambientada a principios de los años 50, el viaje que Anne inicia está influenciado por la imagen que transmiten las películas y el stars-ystem de la época. Anne, reflejo de Marilyn Monroe, ha vivido en una burbuja de ensueño en que las mujeres son damas que se dejan seducir por ricos pretendientes. Lanzada a la caza de una riqueza que la mantenga, pronto se topará con la realidad. Para conducir hay que mirar el retrovisor, los hombres mejor plantados no son el mejor partido, el James Dean que tiene por vecino puede ser el hombre más galán de la tierra y, probablemente la principal cuestión, para lograr la independencia económica alguien tendrá que trabajar. Entonces, ¿en que queda el matrimonio, cuando se encuentra otra fuente de recursos?
Una vez más, hay que preguntarse cómo lo hace Renée Zellweger para conseguir papeles tan atractivos y, sin embargo, ser excluida de las portadas de los magazines. De lo poco que se puede achacar a esta parodia con unos personajes secundarios desternillantes es la brusquedad con que zanja algunas tramas secundarias (caso del marido de Anne) o finalmente asumir aquello que la misma cinta cuestiona, a saber, que en la meca de los sueños está la felicidad.
Por ultimo, dos cineastas veteranos pusieron la nota poética al final de la competición. Andrzej Wajda, con Tatarak / Sweet Rush, y Theo Angelopoulos, con I skoni tou chronou / The dust of time, hicieron sendas películas metacinematográficas. El primero, haciendo que la realidad de la actriz protagonista interfiera directa y explícitamente el la ficción; el segundo, construyendo un filme críptico, siguiendo la línea iniciada con Eleni (2004), en que los recuerdos y deseos se entremezclan en la reconstrucción de la biografía de los padres del director.
Tatarak tiene dos niveles de acción. Por un lado, una película dulcemente clásica sobre una mujer madura enamorada de un joven del pueblo; por otro, la actriz que interpreta la mujer madura en la película expone en un monólogo los sentimientos que experimentó durante el rodaje de la anterior ficción. Como ligazón, los planos en que se explicita que se está en un rodaje.
La actriz es doblemente protagonista de Tatarak es Krystyna Janda, mujer del cámara fallecido (y a quien Wajda dedica el filme) Edward Klosinski. Por momentos, ella encarna a Marta, la mujer madura, casada con el doctor del pueblo, que inicia un flirteo con el veinteañero Boguś. Pero la seducción que se representa entre los paisajes primaverales de la Polonia rural, es interrumpida por los largos monólogos en que Janda, arrando sus sentimientos más íntimos en un cuarto grisáceo, proporciona a Tatarak una dimensión reflexiva. En la película de Wajda, ficción y realidad acaban confrontándose como dos esferas similares (tanto en una como en la otra están presentes la vida y la muerte) pero, necesariamente, una deviene prioritaria frente a la otra.
Por su parte, el griego Angelopoulos prosigue con I skoni tou chronou / The dust of time la segunda parte de su trilogía (cuyo ultimo capitulo, sin ser definitivo, podría titularse Tomorrow) sobre la historia de su país e, inevitablemente, de sus propios recuerdos. Protagonizada por un realizador (Willem Dafoe), tan sólo nombrado como A., es inevitable establecer paralelismos entre el personaje y el director. En The dust of time, A. llega a los estudios Cinecittà con el objetivo de rodar la historia de amor de sus padres, Spyros y Eleni, emigrantes griegos que son testimonios directos de los años que sucedieron a la muerte de Stalin, la guerra fría y el exilio hasta que la caída del muro de Berlín abre un nuevo periodo en sus vidas.
En sus preparativos en los estudios romanos, el pasado, e incluso el futuro, devienen presente para A., quien se muestra incapaz de separar la ficción de la realidad. En la película de Angelopoulos, tres líneas narrativas se entrecruzan incidiendo en esa actualidad de los recuerdos (pasados) y deseos (futuros). A. se mueve por los estudios con el mismo desconcierto con que anda por una película que aun no está filmada pero que es vivazmente perceptible en su imaginación.
Especulaciones
A la espera de que Costa-Gavras clausure la Berlinale con Eden à l’ouest / Eden Is West (presentada fuera de concurso), ya se hacen apuestas sobre los posibles ganadores (y las maletas).
Parecen descartadas de la competición Rage, Everyone else o Mammoth, pero siempre cabe esperar sorpresas. Entre las predilectas para el Oso de oro, parece que las cintas más modestas como Gigante, London River, La teta asustada o About Elly se imponen a los grandes proyectos y directores de carismáticos, pero tampoco habrá que olvidar que Tatarak se ha hecho esperar hasta el final.
Donde sí lo tendrá más fácil el jurado será al elegir al mejor intérprete masculino ya que, al contrario que las féminas, han destacado por su escasez en papeles principales. Así, quizás el sorprendente Sotigui Kouyate (London River) podría disputárselo con el carismático Sergi López (Ricky) y Horacio Camandulle (Gigante).
Mientras que entre las actrices, el asunto es más diverso: Krystyna Janda (Tatarak), Renée Zellweger (My One And Only), Hilda Peter (Katalin Varga), Magaly Solier (La teta asustada) o Taraneh Alidousti (About Elly) son nombres que bien podrían mencionarse sin que piten los oídos. En cualquier caso, el sábado 14 de febrero, por la tarde, saldremos de dudas.