Joe Dante recibe el Gran Premio Honorífico

Parece que fue ayer cuando aterrizamos en tierras sitgetanas y ya cumplimos nuestros primeros cuatro días de Festival. Es lo que tiene cuando entras en dinámicas festivaleras. Los días pasan cual centellas y cuando nos demos cuenta ya estaremos de nuevo añorando este ritmo frenético desde nuestras nada (ahora mismo) apetecibles rutinas.
En lo que va del pasado viernes a hoy domingo se han repartido premios por doquier a más de un talento nacional e internacional. Hagamos bagaje: el mismo viernes por la noche se reconocía a la actriz Nancy Loomis, conocida sobre todo por dar vida a uno de los personajes principales de la saga de Halloween. A lo largo de su vasta carrera también se le pudo ver en otros clásicos del cine de género como La niebla, de John Carpenter (película que ha tenido la oportunidad de presentar en la sección Sitges Classics de este año), La dimensión desconocida o Asalto al Distrito 13. Se le otorgó el Woman in Fan Award.
El sábado llegó el turno de entregar el Premio Nosferatu de este año, una distinción honorífica de carácter restrospectivo que se otorga a personalidades cinematográficas de ámbito estatal y europeo. En esta edición de 2025 el afortunado fue el actor, productor, guionista y director mexicano Hugo Stiglitz, figura indiscutible del cine de su país de los años setenta del siglo pasado, con títulos en su haber como El rey de los gorilas, El juez de la soga o El triángulo diabólico de las Bermudas (que por cierto se ha podido ver restaurada en el festival).
Y para cerrar el fin de semana uno de los premios más importantes, el Gran Premio Honorífico, le fue otorgado al gran Joe Dante, quien suponemos no necesita presentación alguna. Solo hay que echar un vistazo a algunos de sus títulos —Gremlins, El chip prodigioso, Aullidos o Piraña— para simplemente llevar a cabo una genuflexión ante este auténtico mito viviente del cine.
Y ahora, las películas vistas hasta la fecha.
Transcending Dimensions
Comienza con Ryosuke (Yosuke Kubozuka), una especie de monje, sentado en la naturaleza, reflexionando; pero pronto se encuentra visitando un retiro dirigido por el maestro Ajari Hanzo (Chihara Jr.), quien viste la túnica, pero tiene una vena sádica.
Reta a un visitante, Yazu (Masahiro Higashide), a cortarse un dedo porque ningún conocimiento llega sin sacrificio; otro, Teppei (Kiyohiko Shibukawa), comprende adónde lleva esto e intenta irse. Otro, Shinno (Ryuhei Matsuda), es un sicario a instancias de Nonoka (Haruku Imo). El monje Ryosuke era su novio y desapareció aquí, así que quiere a Hanzo muerto. Pero ¿está Rosuke en el bosque, en el fin del universo o en algún lugar desconocido?
A medida que todo esto sucede, no debe pasarse por alto hasta qué punto Transcending Dimensions es simplemente una experiencia lisérgica, sobre todo teniendo en cuenta que su visionado fue a las ocho y media de la mañana recién levantados.
Se presta mucha atención a las escenas en el espacio o en las habitaciones con espejos, pero en general se ve impecable, ya sea con efectos especiales caleidoscópicos por computadora o en plena naturaleza. La banda sonora jazzera, con el sonido diegético de monjes soplando caracolas, es excelente, y el diseño de sonido también es magnífico, ya sea ordinario pero envolvente o construido de tal manera que sugiere una mayor sensibilidad y atención cada vez que el bastón de Ryosuke golpea una piedra.
Lo más sorprendente es hasta qué punto el asesino es quizás el personaje más sensato y centrado de todos. Mientras que los monjes y maestros parecen dedicar toda su vida a la búsqueda de la iluminación, él da la impresión de ser alguien que, en realidad, podría estar viviendo al margen de su trabajo, alejado de la moral convencional, pero con instintos para comprender cómo se conectan las cosas. La iluminación, sugiere la película, no es un objetivo particularmente importante en sí misma; el proceso no ha convertido a Matter Hanzo en una mejor persona, y Ryosuke, meditando hasta el fin del mundo, no contribuirá mucho a ello.
El reparto es impresionante interpretando esto, desde el sadismo alegre de Chihara Jr. hasta la sincera desconexión de Yosuke Kubozuka, con la frustración de Kiyohiko Shibukawa, hilarante, y Haruka Imo, que finalmente le da a Nonoka una perspectiva a la vez humana y etérea.
Tener eso como eje central de la película probablemente facilita contar una historia cuando no es tan importante comunicar algo grandioso y espiritual. Transcending Dimensions tiene muchos giros inesperados, narradores poco fiables, desvíos y revelaciones sutiles, pero el cineasta Toshiaki Toyoda sabe aprovechar el tiempo para dejar que un chiste o una sorpresa respire y así el resto de la película también se asimile, lo que significa que ensamblarlo todo es más sencillo de lo que se piensa.

Exit 8
Exit 8 logra hacer tangibles todos los miedos que uno se pueda llegar a imaginar y presentarlos de la peor manera posible. Por supuesto, la claustrofobia, la apeirofobia y la tanatofobia impregnan la narrativa de principio a fin y sirven de base para el largometraje dirigido por Genki Kawamura.
El cineasta japonés hace realidad estos temores extremos, exponiéndolos a los acongojados espectadores que deben superar una dura prueba para enfrentarlos. Exit 8 es una experiencia terrible. Nada anormal, fue concebida así. Depende de ti armarte de valor para verla, porque da miedo y está plagada de scarejumps.
Si por algo destaca es por su increíble fotografía. Uno queda completamente absorto en esta película y aunque lo estés sufriendo en tus retinas no puedes apartar la vista de la pantalla. Cada decisión de dirección, de música o de montaje contribuye a crear una ambientación fuera de todo lugar de la que te impregnas y ya no puedes escapar.
Puede que no sea una auténtica película de terror, pero existen momentos escalofriantes. Las actuaciones comprometidas y la cautivadora banda sonora te sumergen en este mundo claustrofóbico, y rara vez tienes un momento de descanso; ese impulso es clave para que esta experiencia sea tan efectiva.
Aunque el filme se resiente de algunos pequeños problemas con el ritmo, los tipos de puzles que se presentan o el formato narrativo, en definitiva, se trata de un logro monumental de adaptación y, lo más importante, una película espectacular.
Basada en el videojuego homónimo, es una nueva película de terror social japonesa, ambientada en un pasaje del metro, donde el protagonista se queda atrapado en un bucle tras bajarse del tren y hablar por teléfono con su exnovia.
La película ofrece una forma atractiva de criticar la sociedad japonesa moderna (y quizá la internacional), donde cada individuo está centrado en sí mismo, ciego al mundo exterior, incapaz de afrontar los retos emocionales y reacio a salir de su propio bucle.

Hi-Five
El MCU tiene un nuevo y digno competidor, y viene de Corea del Sur. Hi-Five es un espectáculo tremendamente atractivo, emocionante, cautivador y épico. No es que su narrativa sea precisamente espectacular, porque nos hallamos ante la típica película de superhéroes que probablemente hayas visto cientos de veces, con una trama que importa más bien poco, pero el encanto y la energía que destila el guion sí que es digno de aplauso.
Si combinamos las dos partes de The witch y Guardianes de la galaxia con una dirección al estilo de Park Hoon-jung/James Gunn, sentido del humor y un gusto musical excepcional, Kang Hyoung-chul nos ofrece toda la emoción y aventura que uno esperaría de una película de superhéroes.
Está impregnada de una ejecución muy cómica, la construcción de un universo que no es demasiado oscuro ni melancólico, e incluso se permite el lujo de experimentar con efectos visuales novedosos.
El filme logra un equilibrio perfecto entre diversión y emoción, gracias a la química existente entre los cinco superhéroes novatos y la dinámica camaradería entre Yoo Ah-in y Ahn Jae-hong, quienes consiguen que la experiencia sea aún más ingeniosa y electrizante. Los últimos treinta minutos de metraje son de toma pan y moja.
Una película necesaria en estos tiempos difíciles en los que, nunca mejor dicho, las películas de superhéroes están de capa caída.

Starman
Starman ofrece un cautivador y merecido homenaje a Gentry Lee, ingeniero, narrador y colaborador de toda la vida de Carl Sagan y Arthur C. Clarke. Para quienes disfrutamos de un buen documental al estilo Cosmos, aquí hay mucho que disfrutar: ricas imágenes de archivo, anécdotas tras bambalinas y una profunda apreciación del asombro ante los descubrimientos científicos.
La película se construye hacia lo que parece una promesa: que Lee podría ofrecer su propia respuesta a una de las preguntas más importantes: ¿estamos solos en el universo?
Quizás sea un spoiler, pero en su conclusión, en lugar de señalar hacia el exterior, Lee nos recuerda lo excepcional y valioso que es nuestro planeta —un paraíso en un universo por lo demás implacable— y nos insta a protegerlo. Puede que no sea la revelación cósmica que los espectadores esperan, pero es una conclusión conmovedora y realista de un hombre que ha pasado toda su vida contemplando las estrellas.
El resultado de este valioso documento es una mezcla preciosa de material de archivo de todas las misiones de la NASA que Lilly puede nombrar. Y los amantes del cine de ciencia ficción van a alucinar, ya que, a lo largo de los ochenta y cinco minutos de metraje, que se nos hacen muy cortos, se incluye un montón de clips de películas clásicas del espacio y extraterrestres.
Uno puede perderse un poco en el tema de la animación, pero las laboriosas explicaciones de cosas que uno desconoce y la pasión que se deriva de cada uno de los participantes son más que suficientes para recomendarlo.

All you need is kill
All You Need is Kill nos ofrece una adaptación bellamente animada de la misma historia que inspiró Al filo del mañana, pero esta vez predominantemente desde la perspectiva de Rita, una voluntaria apostada cerca de una inquietante flor alienígena llamada Darol.
Cuando de repente florece y se convierte en una aterradora trampa mortal, liberando monstruosas criaturas que arrasan la base, Rita muere… y luego despierta justo al comienzo de su día, condenada a revivirlo una y otra vez. Cada ciclo la acerca a dominar las habilidades de combate y la memoria muscular necesarias para sobrevivir.
Rita es una protagonista cautivadora, y su arco argumental se profundiza cuando se cruza con Keiji, un hombre tranquilo pero ingenioso que también ha estado atrapado en el mismo círculo vicioso. No he leído el material original; solo he visto la película de Cruise y Blunt. La historia sigue muchos de los ritmos habituales, pero una de las diferencias más convincentes es que Rita y Keiji quedan atrapados juntos en el bucle, y si alguno de los dos muere, el día se reinicia, lo que añade peso táctico y emocional a su colaboración.
La animación es de primera categoría, con una coreografía de acción impecable y un gran contraste visual entre la vibrante biología alienígena y los trajes mecánicos que llevan los soldados, que resaltan a la perfección en la animación. Dicho esto, padece el mismo problema que la película de acción real. Una vez que el bucle se detiene, o se reduce significativamente, la dinámica de la historia cambia de marcha. Hay un ritmo cinematográfico natural que se produce cuando te ves inmerso en el modo de vivir-morir-repetir, por lo que es casi inevitable sentirse un poco desconcertado cuando ese ciclo termina.
Aun así, los riesgos emocionales entre Rita y Keiji le dan al tramo final la fuerza suficiente para llevarlo a cabo. Una adaptación sólida que aporta nueva profundidad al cambiar el punto de vista, el filme combina terror existencial, suspense de ciencia ficción y un toque de romance fatal en un bucle temporal cautivador. Incluso si ya sabes hacia dónde se dirige la historia, la animación y la pareja protagonista le dan una sensación de frescura.

Arco
Estoy obsesionado con el trío de hermanos villanos, torpes y desmañados, sin mencionar el estilo artístico y la magia que desprenden las imágenes. Es una película dirigida a los niños, pero no me importa reconocer que me ha llegado y mucho.
Hay una innegable influencia de Ghibli, pero también algo de modernidad de los dibujos animados de los 50, con su estilización del desenfoque de movimiento y su precedencia en los viejos dibujos de Astro Boy. Sin embargo, crea su propio mundo a partir de todo eso, imaginando un futuro y luego imaginando el futuro de ese futuro. Imaginando el sueño de una utopía familiar, ciertamente no la de estilo robado y sin sustancia que ofrecen la mayoría de los derivados de Ghibli.
Una duda que me ha quedado es la de que si todos los trabajos de cuidado, educación y bomberos, etc., se han externalizado a los robots, ¿qué tipo de labores aún existen que mantienen a los padres de la protagonista fuera de casa? ¿Acaso no hemos cedido a los autómatas la banca de inversión, las ventas de hoteles y los representantes farmacéuticos para 2075?
Quizás uno está demasiado atrapado en la ilusión de la era en la que vive y no puede imaginar un futuro donde la gente ya no necesite trabajar. Por cierto, resulta una gran idea la de que los nombres de los héroes de la función sean Arco + Iris.
Una pequeña historia de amor atemporal sobre viajes en el tiempo. Lloras, ríes, vuelves a llorar… Un clásico instantáneo que, de alguna manera, superó mis expectativas. También me recordó a ese episodio de la mítica La Dimensión Desconocida con el astronauta, el cohete y la animación suspendida (temporada 4, capítulo 14).

The Furious
Dirigida por el aclamado coreógrafo de acción Kenji Tanigaki, The Furious ofrece acrobacias épicas y coreografías trepidantes que deleitarán a los fanáticos de la acción de todo el mundo.
La trama no es precisamente la más original del mundo: tras el secuestro de su hija (Yang Enyou) por traficantes de personas, un padre (Xie Miao) busca rescatarla y vengarse. Puede sonar a cliché, pero no hay que llevarse a engaño: esta impactante película de acción está repleta de acción de artes marciales y acrobacias, que recuerdan a la época dorada del cine de acción de Hong Kong.
Las escenas dramáticas son, en última instancia, superficiales, actuando como el andamiaje sobre el que se puede colgar un glorioso tapiz de violencia y acción. Después de todo, ¿a quién le preocupan los detalles de la trama cuando el protagonista está literalmente construyendo una torre de cuerpos dentro de un octágono al estilo de la UFC, lanzando martillazos al estilo Oldboy mientras trepa cada vez más por sus cuerpos inconscientes.
La película reúne a estrellas de acción de películas como The Raid, The Raid 2, The Night Comes For Us, John Wick: Capítulo 3 – Parabellum y Todo a la vez en todas partes. Con esta cantidad de talento en artes marciales frente a la cámara, los aficionados a la acción podrían tener grandes expectativas, y The Furious las cumple con creces.

Blazing Fists
Una constante que se encuentra en las grandes películas de artes marciales es una tensa línea de camaradería, donde las sangrientas peleas existen principalmente como un pretexto para acercar tensiones palpables —amistosas o no, a regañadientes—; el honor, la hermandad y su venganza están tan arraigados en estas películas de acción orientales como las armas, espadas o puños desnudos que se utilizan para poner estos elementos en primer plano.
Considerando su legendaria prolificidad, Takashi Miike ha explorado estos vínculos a través de la fractura de huesos en todo tipo de contextos japoneses, desde dramas yakuza hasta obras de la época jidai-geki. Por lo tanto, Blazing Fists, como drama casi deportivo, le da al ecléctico estilista otra dimensión a través de la cual canalizar la volubilidad de la masculinidad.
Pero cuanto más avanza la película, menos se convierte el deporte central (kickboxing) en un motor principal del drama. Más bien, en este arte marcial maleable, Miike encuentra la vía de escape para afrontar la fricción de ese drama ante los empalagosos conflictos interpersonales que se acumulan como una pila de cuerpos flácidos machacados hasta convertirse en pulpa sangrienta.
En esencia, Blazing Fists es un testimonio de la comprensión de Takashi Miike sobre el sentimiento intuitivo por encima de la precisión de alcance, ya que incluso las escenas de lucha que pueblan la película evitan una distancia preferible de la cámara en favor de una obra desenfrenada, violenta y asertiva, que cobra la mayor parte del peso cuando se lanzan puñetazos y los cuerpos chocan con las cuerdas.
Por cada momento dedicado a lamentarse de cómo un personaje presentado hace 30 segundos fue en realidad instrumental en el tormento interno de alguien más, Miike nos da un puñetazo más en los dientes, golpeando la cámara con toda la fuerza de un tren de carga cuya presión se ve aún más influenciada por la historia de las vías tendidas ante él.

The things you kill
The things You Kill es un estudio inquietante y elíptico sobre el duelo, la herencia y la naturaleza cíclica de la violencia, tanto familiar como de otro tipo. Dirigida por Alireza Khatami, la película sigue a Ali (Ekin Koç), un profesor de literatura cuya tranquila vida en la Turquía rural se desmorona tras la sospechosa muerte de su madre enferma. El dolor rápidamente da paso a la revelación cuando Ali comienza a sospechar que su padre, distanciado y abusivo, podría estar detrás de todo.
La temática más interesante aquí es la idea de la transformación como una especie de autoborramiento. En una de sus conferencias, Ali explica que la raíz árabe de «traducir» —rajama— también puede significar «matar». Es una potente metáfora para la propia película: cruzar el abismo del trauma es matar al yo que cargó con su peso.
Conmovedoramente, Ali decide tomar la venganza en sus propias manos, y en las manos de su jardinero recién contratado, Reza. Pero a medida que se desarrolla el violento camino de Ali, la película se pregunta: ¿Es Ali tan diferente de su padre? ¿Qué sucede cuando se mata una versión de uno mismo? ¿Qué queda atrás? ¿Nace un nuevo yo en su lugar?
Los motivos de entierro, agua, silencio y fertilidad son profundos, y hay mucho más que desentrañar. El nombre del jardinero, Reza, junto con Ali, forma una discreta duplicación del nombre del director, Ali-Reza, lo que hace que la estructura y los temas de la película sean aún más curiosos. Un thriller que invita a la reflexión.
Escribe Francisco Nieto | Fotos Sitges 2025
