Hotel Chevalier (Hotel Chevalier, 2007)

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Breve encuentro

hotel-chevalier-1Si algo tiene Wes Anderson es que su modo de entender el cine, sus imágenes, son absolutamente identificables. La composición de los planos, los temas contenidos en sus narraciones y su universo creativo se puede rastrear a lo largo de toda su filmografía. Es por ello que el análisis de su obra debe ser extendido tanto a los largometrajes como a las piezas más cortas (cortometrajes, espacios publicidad, etc.) que van salpicando su trabajo pues éstas últimas son partes que aportan un contenido relevante para descifrar el significado de su obra.

De hecho, algunos de estos cortos están asociados a los largometrajes. Es el caso de Bottle Rocket (1994), un cortometraje de 16 minutos de duración, rodado en blanco y negro, y que gracias a la repercusión que adquirió en el Festival de Sundance, se convertiría dos años después, y con el mismo título, en el primer largometraje de Anderson.

Un año antes de la filmación de The Darjeeling Limited, Anderson realizó un cortometraje de 13 minutos, Hotel Chevalier, que se convirtió en una especie de prologo del filme, el cual debía acompañar la proyección de Viaje a Darjeeling. Aunque Anderson tuvo dudas finalmente sobre si el cortometraje se exhibía de forma independiente o asociado al largometraje, por lo que según países, el corto pudo verse acompañando el filme (como en su versión en DVD en el que se pueden ver las dos obras juntas) o mediante descargas a través de la plataforma de iTunes (1).

Hotel Chevalier narra el encuentro de una pareja en un hotel de París (2). Un hombre (Jason Schwartzman) se encuentra en la cama de su cuarto, cuando recibe una llamada telefónica de una mujer, conocida, que le solicita el número de su habitación para visitarlo. Ese encuentro centrará el argumento y el personaje masculino es el que servirá de nexo de unión entre el corto y el.

El relato de Anderson no entra en disquisiciones sobre el pasado de la pareja. Intuimos que ha habido una separación y que ambos están a punto de emprender un nuevo camino de manera independiente, por lo que este reencuentro provocado por el personaje femenino (Natalie Portman) parece ser una última despedida antes de emprender ese viaje, quizá una huida.

En realidad no necesitamos más, la canción que Jason Schwartzman prepara para que suene cuando entra en la habitación Natalie Portman, Where do you go to my lovely de Peter Sarstedt, y que ocupa la banda sonora de principio a final, ya nos describe a una mujer atractiva, brillante, conocida, que conoce a gente importante aunque únicamente hay un hombre que es capaz de conocer sus pensamientos.

De hecho el personaje de Portman, desde la sorpresiva llamada telefónica que activa toda la narración, es el que adopta el papel dominante. En su primera aparición en la puerta parece que los roles están cambiados, Portman, con una imagen un tanto andrógina con el corte de pelo a lo garçon, le entrega un ramo de flores al hombre, adueñándose de la situación, con una serie de diálogos que recuerdan a Johnny Guitar, donde parece que ni importa ni el pasado ni el futuro.

Los personajes viven el presente entregados a la delicadeza del encuentro amoroso, el romanticismo de la situación y las vistas del París más clásico desde el balcón de la habitación.

Anderson deja pequeños interrogantes aquí y allá (las moraduras en el cuerpo de la mujer, el viaje que iniciará al día siguiente el hombre) pero en ningún momento hay intención de aclarar estas subtramas pues se apuesta por una historia abierta donde el planteamiento estético del director de Life aquatic es lo verdaderamente substancial.

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Un estilo reconocible

Hemos comentado al principio de este artículo que el estilo de Anderson se muestra en cualquiera de sus obras y Hotel Chevalier no es una excepción. Desde el plano inicial de la recepción del hotel, centrado y simétrico, la posición de la cámara se hace visible para el espectador. Anderson no se oculta y ante el mínimo texto del guión, adquiere más fuerza la combinación de imágenes y música, es por ello que la simetría se repite en una serie de planos aprovechando los elementos que componen el decorado (los espejos de la habitación, la cama con las mesitas de noche a cada lado). Son además planos detenidos en el tiempo, en el que Anderson paraliza la acción ralentizando el ritmo.

También es importante el juego que se produce en la composición de la escena debido al movimiento interno para destacar la importancia de los elementos situados en primer plano. Tenemos el ejemplo del juego con el cepillo de dientes, un cepillo de dientes que se muestra en primer plano (con el personaje masculino) y que posteriormente adquiere fuerza cuando la protagonista se lava los dientes situándose en frente de la cámara).

Este juego interno del plano hace que las escenas con movimiento de Hotel Chevalier se conviertan en una especie de ballet sobre el limitado espacio escénico. Así mientras la cámara permanece fijo, pasamos del plano general que nos muestra a la pareja protagonista y al camarero que trae la cena, al plano medio y primer plano, gracias al movimiento del carrito de la comida.

La cámara juega con estos movimientos incluyendo también suaves panorámicas, de derecha a izquierda, muy visibles, que remarcan la importancia de lo que se quiere contar, caso de la puesta en marcha del Ipod para que suene la canción en el momento en que ella entra en la habitación o el plano con el que finaliza el cortometraje que nos muestra una visión de los edificios de París. Anderson es capaz de forzar esta situación incluso utilizando la cámara lenta para ralentizar el movimiento de los protagonistas hacia el balcón.

Por lo tanto, en Hotel Chevalier la importancia reside en la forma, en el cómo se nos está contando, pues los elementos visuales son el texto, son el contenido. El propio tratamiento del color, una fotografía en tonos anaranjados para el interior de la habitación donde destacan la gama de colores del amarillo al naranja (la colcha de la cama, el batín como elemento de unión entre ambos o la maleta de él) nos habla de la calidez, de la intimidad, de la unión de los personajes, y que contrasta con la frialdad de los tonos azulados del exterior (el balcón y los edificios de enfrente).

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Part 1 of Darjeeling Limited

Concebida como prólogo de Viaje a Darjeeling es razonable que el propio Anderson tuviera dudas en cuanto a su forma de distribución pues Hotel Chevalier puede entenderse efectivamente como un prologo o es susceptible de considerarse una obra independiente.

La relación afectiva del personaje masculino, uno de los tres hermanos protagonistas de Viaje a Darjeeling aporta un significado respecto a su pasado que ayuda a justificar la necesidad de emprender un viaje como metáfora de una búsqueda que reoriente su vida (el mundo oriental como fuente de nuevas enseñanzas). En este sentido, la maleta, que funciona como un recordatorio del viaje, es objeto de cierta atención en Hotel Chevalier y será también uno de los elementos que intervienen en la primera escena del largometraje.

Sin embargo, vistas ambas obras con continuidad, Hotel Chevalier y Viaje a Darjeeling, interaccionan precisamente por su diferente concepción. Frente al ritmo reposado, los planos estáticos, los escasos diálogos, y el silencio de la escena final del prólogo; el largometraje comienza con un ritmo mucho más acelerado que capta el movimiento acelerado de la India (las calles atestadas de gente, el ruido, el tráfico).

Ahora bien, ¿es sustancial el visionado o la confrontación de las dos obras? No. Prólogo y largometraje, cuentan con vida propia y más allá de esos detalles comentados que sirven de nexo ambas películas, Hotel Chevalier tiene la suficiente entidad para ser considerada un trabajo independiente.

El encuentro/despedida amoroso de esta pareja en la habitación de un hotel de París, sustentado por el modo de representación que hemos definido como parte del estilo propio e inherente a Wes Anderson, confiere a esta pequeña historia de apenas trece minutos casi más solidez que el largometraje posterior.

Escribe Luis Tormo


Notas

(1) Para el que desee ver Hotel Chevalier, el cortometraje está disponible en Internet con relativa facilidad.

(2) El corto está rodado en el hotel Raphael de París. El alojamiento, situado junto a los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo, es un hotel de referencia cinematográfica pues ha servido para el rodaje de filmes como Nikitta, Place Vendome o Bon Voyage.

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