Armageddon (Armageddon, 1998) de Michael Bay

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Los peores fueron los mejores

armageddon-0Entonces los reunieron en el lugar que en Hebreo se llama Armagedón. El séptimo ángel derramó su copa en el aire. Una gran voz salió del templo del Trono, que decía: <Hecho está>. Y hubo relámpagos, voces y truenos. Hubo un gran terremoto como nunca lo había habido desde que el hombre está sobre la Tierra«

(Apocalipsis 16, 16)

El gran final, la exterminación del ser humano sobre la Tierra, la Biblia en su libro el Apocalipsis, describe cómo será ese final, y es un desastre natural de tamaño inmenso capaz de arrasar con todo el planeta, aunque la Biblia justifica la extinción del ser humano por su propio comportamiento, egoísmo, crueldad y por supuesto totalmente de espaldas al mal ajeno.

Precisamente el fin del mundo es el eje de la película: la Tierra está en peligro, los científicos, incluso aficionados a vivir observando las estrellas horas y horas, se percatan de algo que no encaja sobre ese cielo estrellado que tan memorizado tienen. Los análisis por desgracia vaticinan la peor de las posibilidades.

Un meteorito del tamaño del estado de Texas, se dirige directo a la Tierra, si ese enorme pedrusco impacta en el planeta, ya puede darse por finalizada la historia del ser humano. Las alarmas se activan, las mejores mentes del momento y con urgencia deben encontrar una solución contando con la tecnología disponible por el hombre.

Los científicos deciden el cómo, hay que perforar el meteorito hasta sus entrañas para poder estallar una cabeza nuclear, que desvíe la trayectoria de la piedra pasando alejada de la Tierra. Todo en teoría, ya que el hombre hace frente a un problema al que nunca han tenido que enfrentarse. Vida o muerte, no hay término medio.

Y aquí empieza nuestra película, una gran producción cinematográfica, es decir, por dinero no va a ser. Dirigida por Michael Bay, un americano nacido en Los Angeles, que se mueve como pez en el agua en este tipo de películas, es apostar sobre seguro, aunque yo me quedo con sus pelis La Roca (1995), Pearl Harbor (2001) y la que hoy nos ocupa Armageddon (1998).

Nuestro viaje espacial está servido, no vamos a investigar, no vamos a experimentar, no vamos a explorar, no vamos a cargarnos ningún alien, esta vez viajamos para salvar el mundo, y sólo disponemos de una oportunidad. Tenemos que ir con naves que aún son prototipos y aterrizar sobre una piedra que va a una velocidad endiablada.

Si hasta este momento todo ha ido bien, que ya es ser optimista, habrá que taladrar cientos de metros sobre un mineral totalmente desconocido. ¿Y quién es el mejor perforador del mundo? Harry (Bruce Willis), un experto en perforaciones petrolíferas; eso sí, Harry, o va con su gente o no va.

Es una película con la que te ríes, te emocionas, te tensas, todo muy bien estructurado, hasta con su peculiar historia de amor. Es un espectáculo de película, totalmente creíble, lo digo por los cientos de películas catastrofistas que existen que te matan de aburrimiento y encima te indigna las chapuceras puestas en escena.

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La búsqueda de los hombres de Harry por parte del FBI urgentemente, me recuerda mucho a la formación del equipo de pistoleros, para ayudar a una aldea de campesinos, quizá os suene el título: Los 7 magníficos (1960) de John Sturges. Los hombres de Harry son un desastre social, para reunirlos tienen que ir a prostíbulos, casinos, rescatarlos de peleas en bares borrachos perdidos, en fin, en los últimos que pensarías para salvar el mundo.

Pero sin embargo en su profesión son los mejores, y Harry sabe que si no va al espacio con su gente las posibilidades de que la misión tenga éxito son menores. Por supuesto la NASA accede a todas sus peticiones ya que saben que lo más probable es que no vuelvan, uno de ellos por ejemplo pide no volver a pagar impuestos en la vida: por supuesto, concedido.

Toda la Tierra pendiente, parece que el ser humano es incapaz de estar unido si no ve que las vidas de todos, desde el más poderoso al más humilde está, en peligro. Y allá van Harry y su equipo en dirección a su meteorito de destino.

Lógicamente, el viaje no es una balsa de aceite, surgen todos los contratiempos que te puedas imaginar, pero hay una virtud que les va a hacer superar todas las dificultades: la piña que forma el equipo de Harry, cimentado con una amistad que les lleva hasta la muerte si la situación lo requiriese.

No puedo dejar de reseñar el nivel de épica en este trabajo cinematográfico, es esa mezcla de sentimiento entre alegría y tristeza que te pone un nudo en la garganta, el mismo que me provoca la última escena de Gladiator (Ridley Scott, 2000) ante un hecho grandioso y heroico.

El cine es entretenimiento, espectáculo y por supuesto sentimiento, sentir miedo, alegría, pena, tristeza, ternura,… y eso es Armageddon. No es el tipo de películas que vaya por el circuito de festivales recibiendo premios, ese no es el objetivo de esta obra.

Su objetivo lo consigue de largo y no es otro que el espectador disfrute.

Escribe Isi Lucas

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