El biopic de un pornógrafo libertario

Película que tiene su interés, y a través de ella conocemos a un personaje real interesante, polémico, arrojado y controvertido: Larry Flynt, un hombre hecho a sí mismo (self made man), aunque para ello recurrió a negocios que a muchos no gustan, pero cuyo producto mucha gente consume: revistas porno y de mujeres desnudas.
Es por lo tanto una cinta que, además de su interés, también ahonda en el concepto de libertad y esa famosa Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que recoge cinco libertades fundamentales: la libertad de religión, la libertad de expresión, la libertad de prensa, el derecho a reunirse pacíficamente y el derecho a solicitar al Gobierno la reparación de agravios.
Un ser de carne y hueso
El protagonista de esta película fue una persona nacida en 1942 en Lakeville (Kentucky) en una humilde familia. Su madre se divorció del padre, un obrero del campo alcohólico, antiguo veterano en la II Guerra Mundial, y Larry junto a su madre y sus dos hermanos, Jimmy Ray y Judy, fueron a vivir a Hamlet, Indiana.
Según su autobiografía, fue un niño montaraz que incluso mantuvo relaciones sexuales con gallinas. Cuando solo tenía quince años, Flynt, a quien no le gustaba estudiar, se alistó en el ejército utilizando un certificado de nacimiento falso, dejándolo al año. Después de hacer trabajos manuales acabó transportando licor ilegalmente y en 1960 se unió de nuevo a la Marina como operador de radar.
Tras dejar la Marina usó sus ahorros para comprar a su madre el bar que mantenía en Dayton (Ohio), el cual mejoró, logrando abrir otros dos bares de éxito. A los 26 años inauguró un bar-club de striptease en la misma Dayton, el primero de ese estilo en la ciudad, que bautizó como Hustler Club. Después abriría otros locales similares.
Flynt tuvo cinco hijos y se casó cinco veces; su matrimonio más duradero fue con su cuarta esposa, Althea Leasure, cuyo enlace duró desde 1976 hasta la muerte de ella en 1987, por sobredosis de heroína.
Se vio envuelto en muchas batallas legales relacionadas con la pornografía y la libertad de expresión, acusado con cargos de obscenidad y crimen organizado.
Larry Flynt murió el 10 de febrero de 2021 en Los Ángeles, a la edad de 78 años, después de una insuficiencia cardíaca. En esta película se recoge una parte importante de la historia, los negocios y avatares legales de tan singular sujeto que, más allá de todo, fue un hombre que defendió la libertad por encima de todo.
Los reparos iniciales de Forman
Cuando le propusieron a Forman dirigir esta película, su primera respuesta fue un rotundo «no». Los reparos de nuestro director partían de la mala fama del personaje, un oscuro propietario de un club de striptease convertido en el mayor magnate de la industria porno de los Estados Unidos. Con su revista Hustler, consiguió que sus competidoras Penthouse y Playboy parecieran cándidas publicaciones infantiles.
Pero aceptó cuando su representante le dijo que detrás del proyecto, involucrado de lleno en la producción, estaba Oliver Stone. Pues, aunque Stone no participaba de la dirección de la obra, sí tuvo un papel en su desarrollo al ser el contacto que presentó el guion a Forman y lo convenció para asumir la dirección del proyecto.
En este punto accedió a leer el guion. Y para que veamos cómo son las cosas de Hollywood, cuando en 1996 se estrenó la película, cuya historia se centra sobre todo en las batallas judiciales del controvertido director de Hustler, Forman declaró: «Larry Flynt es un diablo con alas angelicales, obsceno a buen precio, pero, al mismo tiempo, lleno de distinción digna de admiración».

La película
Comienza la película en Kentucky, 1952, dos niños pobres de solemnidad, con un aspecto deplorable, ropa harapienta, zapatos rotos y una vieja carretilla en medio del lodo, destilan alcohol que luego venden a un anciano por dos dólares.
En una especie de choza vive el padre que, cuando vuelven a la faena, se ha bebido el licor que han fabricado para otros clientes. Los niños le arrojan la garrafa a la cabeza y huyen mientras el hombre, borracho, dispara su vieja escopeta.
Dando un salto, en 1968, Larry y su hermano Jimmy Ray compran un local en Dayton y abren un primer bar, el Hustler. El negocio va bien gracias a la bebida barata y chicas haciendo striptease. Es tal el éxito que en cinco años ya tienen una cadena de bares similares, todos con el mismo nombre, en Cincinnati, Cleveland, Akron, Columbus y Toledo.
Larry tiene olfato para los negocios y vuelve a demostrarlo cuando en 1973 piensa en obtener más clientela si crea un folleto que le publicite de la mejor manera, incluyendo las fotos de las chicas que trabajan para él.
Empieza siendo un boletín de cuatro páginas que se reparte gratuitamente y que no solo le sirve como publicidad, sino que quienes lo reciben en sus manos lo guardan como si fuera una revista. Flynt se da cuenta rápidamente.
Así nace Hustler, la publicación que revolucionaría el mundo editorial estadounidense. Tal vez por provenir del submundo de los bares de strippers, Flynt ve que debe jugar fuerte para imponer su publicación. Lo hace con notas y fotos más audaces que las publicadas por Playboy y Penthouse, y con portadas muy osadas.
Flynt sabe que su producto va a un público diferente al de Playboy y otras revistas: obreros y trabajadores de bajos ingresos. Pero también compra y publica, en 1975, unas fotos de Jacqueline Kennedy que hacen historia. La muestran sin corpiño en unas vacaciones en una isla griega con Aristóteles Onassis. Ese número de Hustler vende tres millones de ejemplares.

El Flynt pornógrafo y libertario
Flynt decía, con tono de superioridad: «Playboy y Penthouse presentan su pornografía como si fuera arte, con el aerógrafo y las lentes blandas. Me di cuenta de que si nos volvíamos más explícitos podríamos conseguir una gran parte de este mercado. Intuí que el sexo crudo era lo que los hombres querían». Y en eso tenía razón.
Sus definiciones de «crudo» y «explícito» van más allá de los límites, porque no sólo se atreve a poner primeros planos de vaginas en las tapas de Hustler, sino también escenas de violaciones en grupo, mutilaciones y zoofilia.
Larry llega a construir un imperio de más de 500 millones de dólares que, además de la revista, incluye clubes privados, un lujoso casino en los suburbios de Los Ángeles, una tienda de juguetes sexuales y otras empresas similares.
Lo que terminó seduciendo a Milos Forman fue que Flynt no tenía reparos en desnudar la hipocresía de la sociedad norteamericana y que no vacilaba en tomar posiciones políticas terminantes. De hecho, siempre se opuso a la pena de muerte —intentó frenar la ejecución del hombre que le disparó—, denunció al presidente Bush por la invasión de los Estados Unidos en Irak y defendió públicamente el derecho al matrimonio igualitario.
Tampoco temió cuando sus adversarios y detractores lo llevaron a los tribunales para sentarlo en el banquillo de los acusados.
Matrimonio y promoción personal
Dirigiendo sus clubes de striptease un tanto cutres y de baja calidad en Cincinatti, empieza a salir con una de sus bailarinas, Althea, que está muy dispuesta a compartir otras mujeres con él y lo apoya a través de los años a pesar de algunos acontecimientos y provocaciones difíciles.
La más atrevida revista mensual de desnudos lo es debido principalmente a sus fotos de entrepiernas abiertas. Es así como se convierte en un blanco importante para los cruzados anti-pornografía. Aunque Larry pierda algún juicio, la publicación sigue prosperando. «Solo soy culpable de mal gusto», declaró mientras asimilaba su estatus como principal defensor de las libertades civiles.
Una de las secuencias visualmente más efectivas de la película coloca a Flynt en el escenario durante un mitin por la libertad de expresión frente a la imagen de una bandera estadounidense gigante, al estilo de Patton, dando una arenga sobre los respectivos grados de obscenidad que se pueden encontrar en la violencia y el sexo, mientras un montaje rápido de imágenes de ambos se proyecta detrás de él.

Los juicios
Las publicaciones de Hustler llevan a Flynt a los tribunales en numerosas ocasiones. Acusado por primera vez con un cargo de obscenidad en 1973, y luego por otro de «crimen organizado» en 1976, este último promovido por el comité anti-pornografía de Cincinnati. Pero Larry siempre sale convertido en el adalid de la primera enmienda de la Constitución americana: libertad, ante todo.
Sentenciado en una ocasión a una pena de 7 a 25 años, solo está 6 días en la cárcel, la sentencia es anulada por un tecnicismo. La escena de este juicio en la película cuenta con la participación del mismo Larry Flynt, quien interpreta al juez Morrisey. Curioso.
Parafraseando al letrado Isaacman, no tienen que gustarnos las acciones de Larry Flynt para apreciar que vivimos en un país donde tiene la libertad de hacerlo. Y este es el meollo del asunto en esta obra, una temática que se transmite con eficacia.
Con la religión hemos topado
El caso más resonante lo enfrenta en 1983 con el pastor evangélico conservador Jerry Falwell, quien lo demanda por 45 millones de dólares tras una publicación de Hustler que lo involucra.
Se trata de un anuncio satírico en el que se sugiere queel primer encuentro sexual del religioso había sido con su madre en una casa de citas, lo que le había provocado a Falwell una «angustia emocional».
Durante cinco años el caso recorre diferentes instancias de la justicia, hasta que en 1988 la Corte Suprema de los Estados Unidos rechaza por ocho votos contra cero la demanda del pastor. El máximo tribunal sostiene que incluso los discursos ofensivos dirigidos a «figuras públicas» como Falwell están protegidos por la Constitución, siempre que no pretendan ser hechos.
Tras del dictamen, los defensores de la Primera Enmienda celebran la decisión como un gran avance para la expresión satírica. «Difícilmente podríamos dibujar como lo hacemos si los sujetos pudieran alegar estrés emocional como resultado», dijo el caricaturista político de Los Angeles Times, Paul Conrad.

FBI y reclusión psiquiátrica
Flynt aparece con un vídeo de la operación encubierta del FBI contra John DeLorean, relacionado con el tráfico de cocaína. Es en esta parte cuando el protagonista actúa de forma más loca y disparatada.
El juez le pregunta en diversas ocasiones de dónde ha salido ese vídeo. Tras respuestas elusivas e impropias y diferentes trifulcas, este le prohíbe salir del Estado. Pero desobedece, lo montan en su avión particular y se dispone a viajar, contraviniendo la orden judicial.
Su abogado Alan Isaacman, agobiado, decide dejarlo. Y Larry le dice a su atribulado pero resiliente letrado: «Soy el cliente de tus sueños. Soy divertido, soy rico y siempre estoy metido en líos».
En otra comparecencia aparece en el tribunal con la bandera americana en modo de pañal pues dice estar siendo tratado como un niño. Entre unas y otras, enfrentamiento con el magistrado e insultos soeces y de todo tipo, el juez dicta orden de que sea encerrado en una cárcel psiquiátrica por quince meses.
Conversión y decadencia
En 1977, Ruth Carter Stapleton, hermana del presidente Jimmy Carter, lo convierte al cristianismo evangélico protestante. En esa época asegura haber tenido una visión divina mientras viajaba en su jet personal a asistir al culto, para sorpresa de sus amistades. Las imágenes de la película recogen con agudeza e intensidad, tanto la relación Flynt con la Carter, como el teatral bautizo en el río con un potente coro de negros cantando góspel.
A renglón seguido, con una gran cruz detrás del personaje, Flynt propone ante sus socios ser más recatados y a continuación lo vemos en otras ceremonias evangélicas con los coros y dando abrazos a Ruth, y a todos los hermanos de religión, bajo la atenta mirada de su mujer.
En ese tiempo de conversión, 1978, sale su portada más controvertida que muestra una mujer desnuda pasada por una picadora de carne. Esto le vale una lluvia de críticas y denuncias. Pero su respuesta (franca) deja atónitos a todos: dice sin ninguna hipocresía ni cinismo que ese montaje es una crítica a la industria del porno (la misma que lo había convertido en millonario). Y es que, como el personaje dice a voz en grito: «Dios está hablando a través de mí».
Al poco de esta epifanía, durante un juicio, acusado de «obscenidad» en el condado de Gwinnett (Georgia), un asesino en serie y supremacista blanco dispara a Flynt y a su abogado Gene Reeves Jr. (en la película la víctima del ataque es el abogado Alan Isaacman).

El asesino confiesa haberse sentido ultrajado por unas fotos pornográficas publicadas en las que aparece un hombre negro y una chica blanca. Larry queda paralizado de cintura para abajo.
Son unas escenas realmente muy bien rodadas que delatan el fanatismo frío del asesino, la planificación del crimen, el dolor y el drama de los abatidos, que tienen que ser evacuados a toda prisa al hospital.
Vemos lo mal que le sienta a Althea esta conversión o «caída del caballo» de Larry. El conflicto no desaparece hasta que Flynt, tras ser tiroteado a la salida de un juzgado, queda paralizado e incapaz de volver a tener relaciones sexuales.
Después del ataque, Flynt renuncia a la religión y se muda con Althea a una mansión de Bel-Air en Los Ángeles (California). Flynt, amén de su discapacidad padece fuertes dolores, lo cual lo convierte en adicto a los calmantes opiáceos. Después de sufrir un infarto por una sobredosis de analgésicos, queda dificultado para el habla. Más tarde es intervenido quirúrgicamente en una operación en la que le anulan los nervios craneales que le producían el intenso dolor.
Su hija mayor Tonya se convierte al cristianismo y se hace activista antipornografía, contra su padre. En su libroasegura que cuando era una niña Flynt abusó de ella sexualmente. Flynt niega los cargos y la deshereda.
Atiborrados de drogas que aturden la mente, Flynt y Althea pasan los siguientes años encerrados en una mansión de Hollywood mientras el imperio está supervisado por el hermano de Larry, Jimmy.
Aunque Larry tiene fuerza de voluntad para dejar su dependencia de los opiáceos, su esposa se deja llevar por la droga y cae en una espiral de adicción que la lleva al sida y, en una escena desgarradora, a su muerte.
Estreno y dos sensibilidades distintas
La película se proyectó, en plan atracción importante, en la clausura del Festival de Cine de Nueva York. Una película que viene a representar la confluencia de dos sensibilidades artísticas fuertes y diferentes: Forman y Stone.
La sátira humanista característica de Forman y su técnica narrativa poco enfática, parecen opuestas a las tendencias descaradas y expresionistas de Stone. Pero en el material que los unió destaca un interés mutuo: el tema del marginado contra la sociedad, el individuo obligado a luchar contra el sistema sin importar el costo personal.
Escrita por Scott Alexander y Larry Karaszewski, cuya parcialidad hacia los inconformistas vimos en su libreto del filme Ed Wood (1994). En el caso que nos trae, la cinta esboza el ascenso casi fortuito a la riqueza de Larry Flynt, un pobre muchacho proveniente de los bosques de Kentucky, con la revista Hustler.

Reparto y aspectos técnicos
Como en otras ocasiones, el reparto de Forman sorprende y resulta asombrosamente acertado con su mezcla de profesionales, alguno conocido, otros desconocidos y personajes secundarios que juegan muy bien sus bazas.
La agradable interpretación principal de Woody Harrelson deja claro que Flynt no tenía grandes planes al principio de su carrera, que no se dejaba llevar por ideales nobles o patrióticos en sus litigios. «Si protegen a un canalla como yo, los protegerán a todos», declara tras su victoria en el Tribunal Supremo, que es hasta dónde llega su filosofía política.
Pero Courtney Love (viuda del cantante roquero Kurt Cobain, líder del grupo Nirvana, que se suicidó pegándose un tiro) es una revelación, excelente y desinhibida, hace una interpretación impulsiva, abiertamente emocional, que da vida al romance central cada vez que aparece en pantalla. Love parece tener un don natural, conecta con la cámara, y consigue expresar los componentes clave de Althea: descaro, inseguridad, fidelidad emocional y ganas de vivir.
Varias escenas de la segunda mitad de la película, con un Larry impotente, confinado en una silla de ruedas, y Althea, drogada, son desgarradoras.
Edward Norton está sensacional como el abogado cuya lealtad a su cliente se quiebra a veces, pero que finalmente está presente y se impone durante su prueba suprema.
James Cromwell y Richard Paul destacan en sus papeles como Charles Keating y Jerry Falwell, respectivamente, mientras que la lista de actores no profesionales está encabezada por el ex director de campaña de Clinton, James Carville, como un severo fiscal antipornografía, y Donna Hanover, como la hermana de Jimmy Carter. Incluso el mismo Larry Flynt tiene su cameo como juez en el primer juicio.
Aunque es más suave e imparcial que otras obras polémicas de la época, este filme posee bastante del sentimiento irreverente y antisistema de las películas de los años 70, lo que la hace refrescante en el contexto del conformista cine de estudio de los 90.
Buena la BSO de Thomas Newman y la fotografía de Philippe Rousselot. Los créditos finales contribuyen de forma sugestiva, aunque discreta, a la sensación de verosimilitud de época.
Cierre
Flynt, el autoproclamado rey de la obscenidad y héroe estadounidense, por improbable que parezca, es el escenario planteado y logrado por esta aventura de Forman, obra polémica desde su cartel, claramente provocador.
Hace Milos una encendida defensa de la tolerancia y la libertad de expresión con esta interesante obra que narra la vida del dueño de una de las revistas pornográficas más famosas del mundo.
Un buen biopic que muestra sus comienzos, su apogeo como magnate de un imperio multimillonario y su etapa más oscura en la que, postrado en una silla de ruedas, se enfrentó a numerosos problemas con la justicia, mientras la mujer de su vida caía consumida por las drogas y la enfermedad.
Entretenida biografía sorprendentemente emotiva de una persona demonizada no solo por la derecha religiosa, sino por la prensa convencional. Una película también airada, que vapulea las afectaciones sociales y la hipocresía rampante. Una cinta inteligente, divertida, desvergonzadamente entretenida y a la vez perfectamente seria.
Por último, cabe preguntarse si no se suavizó en el filme la imagen del magnate editorial para hacerlo más atractivo al público imparcial. Porque no es nada extravagante suponer que Flynt no fue el defensor de los derechos civiles que aparenta ser en la historia; según él mismo admitió: «Solo intentaba ganar dinero honradamente».
Escribe Enrique Fernández Lópiz | Fotos Columbia Pictures
