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CINE DE HOY CON AÑORANZASPor Mister Arkadin
Bien, lo que quería decir, que, independiente del año de su estreno, Halloween fue una película que me impactó. A mí y a mucha más gente. El comienzo, rodado en cámara subjetiva por medio de vigorosos travellings, era magnifico. Una auténtica carta de presentación de un director que tiene muchas cosas que decir y sabe cómo hacerlo. La importancia de aquella película fue enorme. No solamente dio a conocer a una buena actriz, Jaime Lee Curtis (hija de Janet Leigh y Tony Curtis) sino que abrió la nueva (y a veces) calamitosa corriente del terror de los años ochenta. Bien es verdad que en su nombre (en el de Carpenter y Halloween) se han convertido verdaderas monstruosidades, pero ni el director ni su magnifica película tienen la culpa. Muchas de las constantes estéticas (y quizás éticas) se encuentran ya en esta tercera obra del director norteamericano. La presencia de un mal superior, incluso, a todos nosotros, incapaz de desaparecer, la angustiosa situación de unos seres encerrados en un lugar a lo largo de un pequeño periodo de tiempo, la culpabilidad dominante de los personajes, y... sobre todo, la forma de crear una atmósfera agobiante, aprisionadora, más lograda por el perfecto uso del “scope” en una planificación adecuada al (en función del) sistema. Y es que Carpenter es un perfecto definidor de atmósferas. Ahí está la comisaría atacada por unos jóvenes que desean divertirse con la violencia (Asalto a la comisaría del distrito 13), las transformaciones de los seres solitarios en monstruos venidos de más allá sin olvidar (nuevamente) su enervante comienzo (la persecución de un aparentemente inofensivo perro) en La cosa, la niebla inundado el pueblo antecediendo a la presencia de los muertos que exigen justicia (La niebla), la caravana de los automóviles acudiendo al hospital donde nacerán extraños niños o la misma caravana dejando a los niños en el granero, sin olvidar el paseo –siempre en parejas y como uniformados exceptuando al pequeño David al que le falta su pareja muerta al nacer (El pueblo de los malditos), el primer ataque de los cazadores de vampiros (Vampiros), el pueblo solitario donde acude el protagonista con la chica que lee libros para su publicación en la editorial (En la boca del miedo), el coche rojo de hace bastantes años, convertido en un espíritu demoníaco (Christine), las ciudades convertidas en prisiones de alta seguridad (1997, rescate en Nueva York y 2013, rescate en Los Angeles), una iglesia donde tiene lugar la lucha con el diablo (El príncipe de las tinieblas) o, en fin, las emisiones de televisión interferidas (Están vivos)... Todo ello descrito con unos colores fantasmales donde la importancia del momento es capaz de hacer olvidar hasta la propia historia narrada.
Por otra parte uno de sus géneros predilectos, el western, aparece de forma explícita en varios de sus filmes. Así Asalto a la comisaría del distrito 13 es una visión “actual” de Río Bravo de Hawks (un director al que admira y del que tomará El enigma del otro mundo, producida y según dicen algunos dirigida en parte por él, para convertirla en una obra mucho más interesante que la original, La cosa. Y es que los remakes de Carpenter son mejores que los originales, como es también el caso de El pueblo de los malditos). El nombre del montador de Asalto..., un ejemplo de la unidad con la “peli” de Hawks, es John T. Chance, pseudónimo que sirve para “esconder” al propio Carpenter. ¿Por qué emplea ese nombre? Simplemente porque ese era el nombre del personaje que interpretaba John Wayne en el filme de Hawks. Algo parecido ocurre cuando escribe el guión de El príncipe de las tinieblas que firma como Martín Quatermass, sin duda en honor de las películas inglesas del Doctor Quatermass. ¿Hay más películas que recuerden o homenajean a westerns de explicita manera? Sí, y varias. Me figuro (no la conozco) que su corto La resurrección de Bronco Billy tiene mucho de western. Pero sí conozco los dos Rescates, con personajes y situaciones que nos recuerdan a ese cine. Kurt Russell (el actor que más veces ha trabajado con Carpenter) emula en esos títulos a cualquier anti-heroe de una película de Leone. Vampiros, bello y áspero estudio sobre el mito de los habitantes de la noche, procede directamente de Grupo Salvaje de Peckinpah. Algunos guiones escritos por Carpenter curiosamente sí se han desarrollado totalmente en el terreno de los western. Es el caso de El diablo (un nombre muy ligado a su cine), la historia de un endeble maestro que termina convertido en un furibundo “matón” con... la ayuda de siete hombres. Cada uno de los hombres tiene una determinada actividad. El recuerdo de Los siete magníficos es el claro referente utilizado.
El cine de Carpenter, a pesar de sus homenajes, es totalmente personal. Una forma distinta de acercarse al horror y la violencia existencial. Un realizador polifacético (montador, guionista, autor de la música de sus películas –formó parte de una banda de rock- actor en películas propias y ajenas, casi siempre bajo el pseudónimo de Rip Haight....) que debe ser considerado mucho más que como un buen realizador de serie B.
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