Alain Delon

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Un referente icónico del cine europeo

Con gran repercusión mediática se ha conocido el fallecimiento del actor francés Alain Delon, ocurrido el 18 de agosto, a los 88 años. Hablamos de uno de los actores más carismáticos y representativos del cine europeo en el siglo XX. Con una extensa trayectoria que contempla más de cien películas como actor, productor, guionista y director, sin duda se trata de una estrella cinematográfica, que obtuvo grandes éxitos a lo largo de seis décadas. Alternó con inteligencia su presencia en el cine de autor, dirigido por grandes directores europeos, con películas comerciales destinadas al gran público.

Alain Delon nació en 1935 en el seno de una familia burguesa de origen corso. Sus padres se divorciaron cuando tenía cuatro años. Vivió durante varios años con unos padres adoptivos. Estuvo en varios internados católicos y terminó siendo expulsado por su comportamiento rebelde. A los 17 años se alistó en la Marina francesa y durante dos años sirvió como paracaidista en la Guerra de Indochina, un conflicto colonial que enfrentó a Francia con quienes luchaban por la independencia de los territorios que después conocimos como Camboya, Laos y Vietnam.

En 1956 regresó a Francia, desempeñando diferentes oficios para sobrevivir. Sin ser especialmente alto (1,77 metros) su rostro perfecto y su elegancia natural le facilitaron su llegada al cine. En 1957 su pareja en ese momento, la actriz Brigitte Auber, le llevó como acompañante al Festival de Cannes y allí, con el apoyo de su amigo Jean-Claude Brialy, comenzó su carrera.

David O. Selznick, el productor estadounidense, le ofreció un contrato por varios años para trabajar en Hollywood, pero Delon declinó la propuesta y prefirió comenzar su carrera en Francia. Su primera película fue Quand la femme s’en mêle (1957) bajo la dirección de Yves Allégret. Su primer papel protagonista lo obtuvo en el filme Amoríos (1958), dirigido por Pierre Gaspard-Huit.

El año 1960 supone un hito en la carrera de Alain Delon, ya que rueda y estrena dos grandes películas que suponen un salto cualitativo en su carrera: A pleno sol (René Clément) y Rocco y sus hermanos (Luchino Visconti). A estas películas cabe añadir también otras obras relevantes en los siguientes años, como: El eclipse (Michelangelo Antonioni, 1962), El gatopardo (también con Visconti, 1963) o El silencio de un hombre (Le samouraï, dirigida por Jean-Pierre Melville, 1967).

El éxito de crítica y público de estas películas consagran a Delon como un actor carismático, pero también con talento y versatilidad para la interpretación, y a partir de entonces su trayectoria le consagrará como referente del cine europeo.

A lo largo de su carrera rodó con directores europeos relevantes, como Anthony Asquith (El Rolls-Royce amarillo, 1964); Louis Malle (Historias extraordinarias, 1968); Jack Cardiff (La chica de la motocicleta, 1968); Granier-Deferre (La viuda Couderc, 1971); Joseph Losey (El asesinato de Trotsky, 1972); o Volker Schlöndorf (El amor de Swann, 1984).

Es destacable su colaboración con el ya mencionado Jean-Pierre Melville, encarnando habitualmente a antihéroes en películas como Círculo rojo (1970) o Crónica negra (1972). De hecho, Delon se convierte en el actor de referencia de los directores más significativos del cine policiaco francés (polar), como Henri Verneuil (El clan de los sicilianos, 1969); Jacques Deray (Borsalino, 1970, junto a Jean Paul Belmondo); o José Giovanni (Dos hombres en la ciudad, 1973; Alias el gitano, 1975). También rodó una película a las órdenes de Jean-Luc Godard (Nouvelle Vague, 1990).

"A pleno sol" de René Clement.
«A pleno sol» de René Clément.

Su versatilidad le permitió participar en producciones europeas de corte más comercial, transitando por diferentes géneros. Es el caso de las aventuras de capa y espada: El tulipán negro (Christian-Jaque, 1964); El zorro (Duccio Tessari, 1975); wésterns: Texas (Michael Gordon, 1966); Sol rojo (Terence Young, 1971); cine bélico: ¿Arde París? (René Clément, 1966); Mando perdido (Mark Robson, 1966); intriga internacional: Scorpio (Michael Winner, 1973); Teherán 43 (Aleksandr Alov, y Vladimir Naumov, 1981) e incluso en el cine de catástrofes: Aeropuerto 80 (David Lowell Rich, 1979).

Cabe recordar aquí que Alain Delon fue guionista de algunos de sus filmes, llegando a dirigirlos en algunos casos. Adaptó a la pantalla tres novelas de Jean-Patrick Manchette, uno de los escritores vinculados al polar francés: El derecho a matar (Jacques Deray, 1980); Por la piel de un policía (1981) y El choque (1982), estas dos últimas dirigidas por el propio Delon.

También participaría como director en Cerco de muerte (1983) y como guionista en La última esperanza (José Giovanni, 1976), también son suyos los guiones de los filmes de José Pinheiro Palabra de ley (1985) y No despertar a un policía que duerme (1988), y otros filmes: Trayecto mortal (René Manzor, 1986), Dancing machine (Gilles Béhat, 1990) y Un crime (Jacques Deray, 1993).

Capítulo aparte, pero que contribuyó a la popularidad del actor, lo constituyen sus relaciones con las mujeres. Se casó dos veces (con la francesa Nathalie Delon y la holandesa Rosalie Van Bremen). Pero también mantuvo otras relaciones muy importantes en su vida. Es el caso de las actrices Romy Schneider (1938-1982) y Mireille D’Arc (1938-2017).

A Romy Schneider, la conoció en 1958, durante el rodaje de Christina (1958). En aquel momento, él era un desconocido, mientras que ella ya era una estrella popular por sus interpretaciones de la emperatriz Isabel de Austria (Sissi) en una serie de películas rodadas a mediados de los años cincuenta. En 1963, Delon cortó esa relación porque conoció a Nathalie Barthélémy, la futura «señora Delon». Sin embargo, el actor mantuvo su amistad con la actriz austriaca. Incluso trabajaron juntos en varias películas, como La piscina (Jacques Deray, 1969) que obtuvo un gran éxito comercial, debido al carácter erótico de algunas escenas.

"Círculo rojo", de Jean Pierre Melville.
«Círculo rojo», de Jean Pierre Melville.

El encuentro con Mireille D’Arc se produjo en 1968, durante el rodaje de la película Jeff, de Jean Herman. La relación duró 15 años y se convirtieron en la pareja emblemática del cine francés. Mireille D’Arc saltó a la fama tras protagonizar Week-end (1967), una obra de vanguardia de Jean-Luc Godard. También trabajó en largometrajes exitosos como La rubia del zapato negro (1972).

La relación terminó en 1983, después de que Alain Delon conociera a la actriz Anne Parillaud, treinta años menor que él, durante el rodaje de la película Pour la peau d’un flic. La última mujer de su vida fue Hiromi Rollin, a quien Delon consideró «una dama de compañía». Los tres hijos del actor la terminaron expulsando de la propiedad de la familia en Douchy (Loiret), acusándola de maltratar y manipular a su padre, aquejado ya de problemas de salud importantes.

Situados en el siglo XXI, cabe decir que Alain Delon ha sido víctima de prejuicios, como si no fuera aceptable que alguien de su gremio no pudiera ser de derechas, algo muy generalizado en estos tiempos en los que la descalificación política se ha convertido en una profesión. Delon nunca tuvo inconveniente en declarar su adscripción ideológica conservadora, lo que le convirtió en diana para los expertos en propagar el desprestigio profesional y social.

En el año 2019, Alain Delon recibió la Palma de Oro honorífica del Festival de Cannes por sus seis décadas de trayectoria cinematográfica; acto no exento de críticas por parte de varios sectores artísticos y profesionales.

Como su compañero de generación Jean-Paul Belmondo, fallecido en 2021 exactamente a la misma edad, Alain Delon ha sido un símbolo de una época en la que la industria europea del cine fue capaz de dar réplica a la poderosa maquinaria de Hollywood. En la lista de estrellas europeas que contribuyeron con éxito a ese desafío hay que situar en un lugar preferente a Alain Delon, un actor atractivo, con carisma y dominio de su oficio en todas sus facetas.

Escribe Juan de Pablos Pons

Alain Delon y Romy Schneider en "La piscina".