David Lynch

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Un cineasta visionario

El cineasta David Lynch ha fallecido a los 78 años en Los Ángeles, el 15 de enero de 2025. Hablamos de uno de los pocos directores contemporáneos con un estilo propio y, sin lugar a duda, un referente obligatorio en la oferta audiovisual de las últimas décadas.

El cine de David Lynch ha sido etiquetado de manera recurrente con adjetivos tan llamativos como experimental, oscuro, perverso, inquietante, transgresor, cruel, violento, incluso kafkiano. Si acudimos al ensayo que el escritor norteamericano David Foster Wallace dedicó al autor de Mulholland Drive (2001), aportó una definición de lo que debía entenderse por lynchiano. Un término que según el novelista «alude a un tipo particular de ironía donde lo muy macabro y lo muy rutinario se combinan de tal forma que revelan que lo uno está perdurablemente contenido en lo otro» (1).

Es llamativo que la filmografía de David Lynch resulte tan diversa, en cuanto a las temáticas que ha abordado, y a la vez, tenga unas características expresivas muy identificables, en la línea que plantea David Foster Wallace.

David Lynch fue pintor antes que cineasta. Este aspecto resulta relevante a la hora de analizar su andadura cinematográfica. En todo caso, hablamos de un creador cuya visión del mundo se plasmó, más allá del cine, de manera multidisciplinar a través de sus incursiones en la televisión, la radio, la música o la literatura.

Desde su ópera prima, Eraserhead (Cabeza borradora), estrenada el año 1977, su visión impactante y transgresora ya resultó llamativa. Curiosamente, Hollywood le abrió sus puertas, después de su insólito primer filme. Mel Brooks le contrató para dirigir El hombre elefante (1980), narrado en esta ocasión con un lenguaje contenido y actores conocidos. La película obtuvo un gran éxito tanto comercial como de crítica.

Tras El hombre elefante, George Lucas le ofreció la oportunidad de dirigir El retorno del Jedi, la tercera entrega de la saga La guerra de las galaxias, pero Lynch rechazó la propuesta. El productor Dino De Laurentiis propuso a Lynch que adaptara al cine Dune (1984) la novela de culto de ciencia ficción de Frank Herbert, cuyo encargo Lynch sí aceptó; sin embargo, la película no fue bien recibida por el público.

Mejor aceptación tuvieron sus dos siguientes películas: el thriller erótico Terciopelo azul (1986) y Corazón salvaje (1990). Mención especial merece la rompedora serie de televisión Twin Peaks, emitida por la cadena ABC en los años 1991 y 1992. Su éxito fue enorme. No obstante, para entender mejor algunas claves de la trayectoria de este singular director, vayamos al inicio de su recorrido artístico.

Una etapa de formación atípica

David Keith Lynch nació el 20 de enero de 1946 en Missoula (Montana). Poco tiempo después, su familia se mudó primero a Durham (Carolina del Norte) y luego a Alexandria (Virginia), donde David asistió al instituto; allí se interesó por la pintura.

En 1966, con veinte años, Lynch se instaló en la ciudad de Filadelfia, donde asistió a clases en la Pennsylvania Academy of Fine Arts. Allí se dedicó en principio a la creación de complejos mosaicos a base de figuras geométricas, a los que él llamó Industrial Symphonies.

En aquel tiempo, empezó a interesarse por el cine. Su primer corto recibió el título de Six Men Getting Sick (1966). Él lo describió como «57 segundos de desarrollo y pasión, y tres segundos de vómito». Con esta pieza ganó el certamen anual de su Academia.

En cuanto a su actividad pictórica, cabe señalar la influencia que recibió de Francis Bacon; en sus producciones empezó a incorporar elementos provenientes de películas. Aunque abandonó la escuela de arte en 1967, se quedó en Filadelfia durante otros tres años, pintando y realizando cortometrajes.

Dune (1984), fue un fracaso comercial

Una trayectoria cinematográfica poco convencional

En 1970 Lynch recibió una beca del American Film Institute, cuyo proyecto de largometraje terminaría por convertirse finalmente en Cabeza borradora (1977). Una película inclasificable que el director siempre asoció con la ciudad de Filadelfia. Se centraba en la historia de una joven deprimida y un joven perturbado que cohabitaban en una inhóspita zona urbana industrial y cuya vida conyugal resultaba insoportable, entre otros motivos por los ruidos infernales provenientes de las fábricas cercanas.

Como ya hemos mencionado, su primer filme llama la atención de la industria de Hollywood y recibe el encargo de dirigir El hombre elefante (1980). Protagonizada por John Hurt, Anthony Hopkins y Anne Bancroft. Se trata de una crónica realista y dura sobre el maltrato humano. Tuvo un gran éxito tanto de crítica como de público. Recibió ocho nominaciones a los premios Oscar y obtuvo varios premios Bafta.

Aunque su siguiente proyecto, Dune (1984), fue un fracaso comercial, su productor Dino De Laurentiis financió la siguiente película de Lynch, Terciopelo azul (Blue velvet,1986), una sombría historia que describe de forma fascinante y perturbadora la trayectoria de unos personajes patológicos. La película, el primer proyecto personal de Lynch desde Cabeza borradora, exponía sin piedad la depravación de una sociedad que se ocultaba tras una idílica fachada de postal.

En la película, protagonizada por Isabella Rossellini, Dennis Hopper, Laura Dern y Kyle MacLachlan, asistimos a una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en una pequeña localidad de Carolina del Norte. Cinta hipnótica que propone escenas de voyerismo, violación, sadomasoquismo, castración, abusos verbales y físicos, fetichismo y una perversión ritualizada. Aclamada y denostada a la vez, fue nominada al Oscar a mejor director, pero rechazada por el Festival de Venecia.

La siguiente película de Lynch resultó menos controvertida, Corazón Salvaje (1990), una road movie turbadora, protagonizada por Laura Dern y Nicolas Cage en los roles de una joven pareja a la fuga en el suroeste de Estados Unidos; ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1990.

Twin Peaks (1990)

La posmodernidad televisiva

Ese mismo año, Lynch consiguió un triunfo aún mayor al conquistar el mundo de la televisión con Twin Peaks, una inquietante trama que transcurre en el pueblo ficticio que da nombre a la serie y que gira en torno a la investigación sobre la muerte de Laura Palmer (Sheryl Lee), la reina del baile de graduación de una escuela secundaria.

Incluso más que Terciopelo azul, Twin Peaks (realizada en colaboración con Mark Frost) presentaba un número considerable de personajes estrambóticos y, como en cualquier película de Lynch, extrañamente cotidianos, incluido un honesto investigador del FBI (Kyle MacLachlan).

Twin Peaks obtuvo cinco nominaciones a los premios Emmy en su primera temporada. Su misterio se disipó cuando se reveló la identidad del asesino en el primer tercio de la segunda temporada. Sin embargo, la serie siguió adelante, durante los 13 episodios siguientes.

Lynch hizo una precuela de Twin Peaks llamada Fuego camina conmigo (1992), que narra los últimos siete días en la vida del personaje de Laura Palmer. Invirtiendo la premisa de la serie, la película situaba a la chica asesinada en el centro del escenario en un drama autorreferencial de desenfreno adolescente, violación, incesto y vudú.

Lynch y Frost resucitaron Twin Peaks en 2017, retomando el suspenso que puso fin a la serie original un cuarto de siglo antes, aunque manteniendo al agente del FBI interpretado por Kyle MacLachlan hasta el episodio final.

Después de Fuego camina conmigo, Lynch se acercó aparentemente a la autoparodia con Carretera perdida (Lost Highway, 1997). Entre el drama psicológico y el neonoir, con dosis de surrealismo, presenta una historia perturbadora. Fred Madison (Bill Pullman), un músico de jazz, recibe una serie de misteriosas cintas de video, en las que aparece con su mujer Renée (Patricia Arquette) dentro de su propia casa. En la última de ellas, que Fred ve a solas, él está junto a su esposa muerta. Renée ha sido asesinada y la justicia va a culpar a Fred del crimen.  

En su siguiente proyecto cinematográfico, Lynch abordó un sustancial cambio de registro. En Una historia sencilla (1999) dramatizaba la historia real de Alvin Straight, interpretado por Richard Farnsworth; un hombre de 73 años, con una salud precaria que, montado en un cortacésped John Deere viajó casi 500 kilómetros (a ocho kilómetros por hora) desde Iowa a Wisconsin con la finalidad de hacer las paces con su hermano enfermo (Harry Dean Stanton).

La película recibió críticas muy elogiosas y fue nominada a la Palma de Oro, recibió dos nominaciones a los Globos de Oro (banda sonora y actor principal), y Richard Farnsworth fue nominado a los Oscar en la categoría de mejor actor.

Mulholland Drive (2021)

La creación de una obra maestra

Dos años después, Lynch volvió al thriller erótico con Mulholland Drive, con el que obtuvo en Cannes el premio al mejor director. Nombrada mejor película de 2001 por el Círculo de Críticos Cinematográficos de Nueva York, ha sido ampliamente considerada como la obra maestra de Lynch, de hecho, ocupó el octavo lugar en la encuesta Sight and Sound de 2022 sobre las mejores películas de todos los tiempos.

Mulholland Drive se desarrolla en una versión de Los Ángeles que es seductora y maligna a la vez. Creada inicialmente como un programa piloto para una serie de televisión que fue rechazado, trata de las desventuras de dos aspirantes a estrellas de cine, Camilla Rhodes y Diane Selwyn, una morena y misteriosa (Laura Elena Harring), la otra rubia y alegre (Naomi Watts).

La película pasa de un impetuoso sinsentido a otro, tomando literalmente la noción de Hollywood como una fábrica de sueños. En este caso, explora la desconexión entre los sueños y la realidad, precisamente en el contexto de Hollywood. Diane representa a muchas personas que llegan a Hollywood con grandes aspiraciones persiguiendo el éxito, pero que tienen que enfrentarse a la cruda realidad de la industria del entretenimiento. El desenlace de la historia apunta a que el lado oscuro de la búsqueda de la fama puede llevar a la destrucción personal.

Necesariamente, debemos detenernos en la contribución a la filmografía de Lynch        del músico Angelo Badalamenti; una colaboración que se inicia con Terciopelo azul y que se mantiene a lo largo del tiempo. Las imágenes inquietantes y transgresoras de Lynch resultan brillantemente subrayadas por la intrigante música del compositor norteamericano de origen italiano. Su mayor éxito lo obtuvieron con la serie Twin Peaks, cuya banda sonora se convirtió en un éxito mundial de ventas.

Colega generacional de grandes directores influyentes como George Lucas, Martin Scorsese o Steven Spielberg, Lynch no pertenecía a ninguna corriente reconocible, salvo a la suya propia. Así como Lynch nunca aceptó de verdad a Hollywood, Hollywood nunca lo aceptó como propio. Aunque fue nominado varias veces al Oscar, nunca lo recibió.

Su trayectoria se cierra con un enigmático último largometraje, Inland Empire (2006), que él mismo rodó en video. Una propuesta alejada de la narración y centrada en las emociones. Desde ese momento se dedicó a la creación de cortos y mediometrajes de carácter experimental, el último fue filmado en 2024.

Lynch nunca hizo una película de Hollywood convencional y atractiva para el gran público. Pero llamativamente, en 2022 aceptó aparecer en una: el largometraje autobiográfico de Steven Spielberg Los Fabelman, en el que el enigmático Lynch interpretaba a John Ford, el gran director de westerns y mito del cine estadounidense. Fue un gesto sentimental que solo puede calificarse de lynchiano.

Nota
David Lynch conserva la cabeza, en David Foster Wallace: Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, Barcelona, Ed. Mondadori, 2001, pág. 194.

Más información:
Monográfico David Lynch en Encadenados (2002)
Monográfico Mulholland Drive en Encadenados (2021)

Escribe Juan de Pablos Pons

Inland Empire (2006)