Alpha inaugura el festival de la risa y el escalofrío

Recién arrancado el festival y con los ánimos todavía a tope, iniciamos nuestra andadura por un certamen que este año 2025 celebra su 58ª edición, de las que, aunque pueda parecer mentira, el que esto suscribe cumple treinta años acudiendo con la misma ilusión del primer día.
Prometo que esta va a ser la única pincelada personal que incluya en los resúmenes, pero hay queda para los anales que en 1995 la primera película que vi en el Casino Prado fue Vértigo, de Alfred Hitchcock. Inicialmente iban a proyectar Psicosis, pero a última hora cambiaron de película. ¿Qué más da? Obra maestra por obra maestra…
En este primer día de Festival se han otorgado ya los dos primeros premios a personalidades del mundo del cine. Concretamente los galardones han ido a parar a sendas mujeres: el premio Woman in Fan ha sido concedido a Marry Harron, mientras que también se ha concedido un premio honorífico a la carrera de nuestra Carmen Maura, quien además presenta la película Vieja loca, que llega al día siguiente a las carteleras españolas.
Marry Harron, tras debutar en el mundo del largometraje como directora y guionista con Yo disparé a Andy Warhol (1996) llegaría su obra cumbre, American Psycho, una memorable adaptación de la novela homónima de Bret Easton Ellis.
Entusiasta del género, con filmes como The Moth Diaries (2011) o Las chicas de Manson (2018), ha trabajado en las series de televisión A dos metros bajo tierra, Constantine, Fear itself y The Following. En 2017 dirigió seis capítulos de Alias Grace, adaptación de la novela de Margaret Atwood escrita por Sarah Polley. Junto a Guinevere Turner ha firmado el guion de su próximo proyecto: The Highway That Eats People.
Por ahora tan solo hemos podido visionar tres películas, ya que el festival recién acaba de iniciarse. En próximas crónicas iremos sumando todo lo bueno (y lo no tan bueno) que podamos ir extrayendo de las proyecciones a las que acudamos:
Alpha
Se puede reconocer a la cineasta que una vez impactó a Cannes con un asesino en serie teniendo sexo con un coche en muchas de las imágens de Alpha, película que ha dado el pistoletazo de salida a la 58º edición, pero por desgracia podemos afirmar que el enfoque de su visión esta vez sigue siendo demasiado disperso.
Julia Ducournau sigue siendo una voz singular e intrépida en el cine contemporáneo, pero su nuevo trabajo, que tuvo su puesta de largo en el último Festival de Cannes, es el primer fracaso real de su carrera. Es conceptualmente audaz pero dramáticamente inerte (lo que no deja de ser sorprendente dado lo mucho que la banda sonora excesivamente dramática y las interpretaciones emocionalmente agotadoras intentan comunicar lo contrario), ya que desea ser personal en su alcance para esta familia en particular, pero también monumental para las innumerables vidas que se han perdido a causa de la epidemia del Sida.
En el Apocalipsis del Nuevo Testamento, Dios dice: «Yo soy el Alfa y la Omega», lo que significa que él es el principio y el fin de todas las cosas. Al preguntarnos si Alpha tiene el virus o no, comenzamos a preguntarnos si ella será el comienzo de una cura, una representación de la mariquita que aparece al principio de la película.
¿O es este el fin de todo lo que conocemos? Es esa sensación de totalidad la que Ducournau intenta alcanzar, pero que, lamentablemente, nunca logra comprender del todo.

About a hero
Resulta muy interesante la forma en que Piotr Winiewicz aborda el debate sobre la inteligencia artificial en el cine a través del metalenguaje. About a Hero demuestra lo que ya sabemos sobre este tema: que no hay originalidad en la ficción desarrollada casi exclusivamente mediante IA, sino más bien una amalgama extraña y artificial de todo lo que la mente humana ha creado.
Sin embargo, lo que importa no es la conclusión a la que se llega, sino cómo se llega, desde el momento en que entrena a la IA para escribir un documental al estilo de Werner Herzog. Formalmente, el estilo hace justicia al cineasta, con una reproducción, incluyendo la voz, de sus obras.
Sin embargo, por otro lado, la narrativa ficticia construida registra, al menos por ahora, la incapacidad de la máquina para reproducir con precisión el mundo humano, ya sea en la forma en que nos representa a nosotros, al mundo, o incluso en cómo impulsa la trama: confusa e imprecisa.
También resulta fascinante el intelectualismo al estilo Rashomon, de Kurosawa, que presenta al espectador, a veces, cosas que no sucedieron en realidad, en lugar de usar el ojo de la cámara narradora como una lente objetiva.
Y es en esta inexactitud donde reside toda la belleza: ¡aún no podemos ser reemplazados (por ahora)!

La Virgen de la Tosquera
Todo y todos están a punto de estallar en esta película desde la primera escena, donde un vecino golpea a una persona sin hogar casi hasta la muerte, especialmente a alguien que podría considerarse un forastero, y no hace falta añadir brujería aparente para que quede claro; el carrito de la compra abandonado acecha en más tomas de las que uno espera, un recordatorio del potencial para el mal que existe en todos y un presagio de lo peor que está por venir.
De hecho, aunque los elementos fantásticos parecen ser un punto de inflexión, uno se pregunta si se reflejaban más en las otras historias de la colección adaptada del libro Los peligros de fumar en la cama, de Mariana Enríquez. Termina siendo un gran final un tanto desarmado, aunque poco más que una serie de metáforas potencialmente coincidentes a lo largo de la película.
Los cineastas hacen un trabajo impresionante al sumergir a este grupo en lo que parece una época y un lugar muy específicos. Gente de todo el mundo probablemente sonreirá ante la precisión con la que lo sincronizan con la moda, la música y cómo la comunicación por internet apenas comienza a ser una parte importante de la vida de los adolescentes, pero los continuos apagones, la escasez de agua y otros problemas de infraestructura sin duda conmoverán a los argentinos que lo vivieron y sufrieron en sus carnes.
Incluso el lago de la cantera del título, un hermoso oasis, requiere salir de la ciudad y caminar desde la última parada de autobús. Al parecer, está embrujado, tanto por las personas que murieron excavándolo como por la idea de que alguna vez existió un pueblo donde la gente podría vivir una cómoda vida de clase media.
Ahí es donde ocurre el impactante final, y aunque algunos puede que no comulguen con su desarrollo, es innegable que la última línea y la forma en que parece establecer los acontecimientos están bien expresados. No me pregunto mucho qué les pasó a estas chicas después, si es hacia ahí hacia donde va el libro, pero sí que se siente de forma fehaciente el proceso de llegar hasta allí.
Escribe Francisco Nieto
