Jonás Trueba y Vito Sanz nos hablan de «Volveréis»

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«En mis películas intento dar una forma cinematográfica a un estado vital»

Volveréis es el nuevo trabajo de Jonás Trueba. Protagonizado por Itsaso Arana y Vito Sanz, la película fue galardonada con el Europa Cinemas Cannes Label Prize a la Mejor Película Europea de la Quincena de cineastas del Festival de Cannes, el máximo premio que se otorga en esta sección. Producida por Los ilusos films, Les films du Worso (Francia) y Arte France Cinéma, ha sido escrita por el director y los dos protagonistas.

Después de 15 años juntos, Ale y Alex tienen una idea que podría parecer absurda: organizar una fiesta para celebrar su ruptura. Este anuncio deja perplejos a sus seres queridos, pero ellos se mantienen firmes en la decisión de separarse. ¿O quizá no? Bajo esta anécdota, Jonás Truena aborda la ruptura del amor, su celebración y la delgada línea que separa ficción y realidad, a la vez que realiza un homenaje a la capacidad del cine para contar historias.

Jonás Trueba (Madrid, 1981) es autor de las películas Todas las canciones hablan de mí (2010), Miniaturas (2011), Los ilusos (2013, Los exiliados románticos (2015), La reconquista (2016), La virgen de agosto (2019), Quién lo impide (2021) y Tenéis que venir a verla (2022).

Con Jonás Trueba y el actor Vito Sanz, que en este caso también firma el guion junto a Itsaso Arana y Trueba, hemos mantenido una conversación con motivo de su visita a los Cines Lys para presentar Volveréis, en la que hablamos de la idea que está en el germen de este proyecto, la confección del guion y la variedad de temas presentes en este filme, que van desde el retrato generacional hasta el juego de realidad y ficción.

Has comentado que el origen de Volveréis está en una anécdota que contaba tu padre. ¿En qué momento te das cuenta que en esa idea hay posibilidad de realizar una película?

Jonás Trueba: Es una cosa que me he preguntado ahora y tampoco estoy muy seguro. Desde luego muchos años después de que él me soltara esa frase. Cuando me la dijo creo que yo tendría 15 ó 16 años, es decir, que he aguantado mucho tiempo. Una vez ya siendo cineasta, o sea, habiendo dirigido varias películas, es el momento en que me doy cuenta que esa frase puede ser el germen de una película. Y que probablemente lleva ya como un código genético de comedia. Porque al pensar el tema de celebrar la separación a mí me sonaba a comedia clásica.

Pero se lo comenté a una amiga, que era pareja con otro amigo, una pareja maravillosa y que se estaban separando, y ni siquiera ellos que se estaban separando en buenos términos fueron capaces de hacer una fiesta. Y ahí es donde me dije: “Pues quizás lo tengo que hacer yo en una película”.

Vito, tanto tú como Itsaso Arana, que sois la pareja protagonista, participáis en la escritura del guion. ¿Cómo fue ese proceso? ¿En qué momento os incorporáis?

Vito Sanz: Llevamos trabajando juntos como 10 años y muchas películas, con una forma de trabajar que hemos ido conquistando con Jonás. Las películas que hemos hecho anteriormente sí que es verdad que no tenían un guion tan cerrado como el que tiene Volveréis, pero sí que el trabajo del actor en las películas de Jonás siempre ha tenido algo como que también escribe en la película con sus interpretaciones y Jonás deja ese espacio para que lo podamos hacer con libertad. Es verdad que no improvisamos, son películas muy habladas, donde conversamos mucho, hablamos sobre la secuencia, entonces esa manera de trabajar la tenemos interiorizada.

En este caso es un ofrecimiento que nos hace Jonás, a Itsaso y a mí. Un regalo, al menos nosotros lo recibimos como tal, por varios motivos, uno, es una cosa de compañía, de acompañar el proceso, acompañar a Jonás, la escritura siempre es muy solitaria y él necesitaba que estuviéramos allí y también nosotros, creo que eso a nosotros nos gustó.

Otro motivo es que te permitía entrar dentro del proceso desde el inicio de película, algo que no habíamos hecho nunca directamente, y eso te permitía comprender la totalidad de la película. Los demás actores entraban y salían en escena poco, tenían una secuencia o dos, y eso hacía que nosotros pudiéramos arropar a esos actores para que entendieran el tono desde el que íbamos a trabajar.

Durante la escritura del guion trabajamos sobre películas de los años 30 y 40, comedias muy particulares que son como de “rematrimonio”, son películas que empiezan con una pareja que decide separarse al principio y que luego al final de la película se juntan de nuevo. Trabajamos sobre eso y sobre el ritmo, sobre ciertas cosas que tenía claro Jonás que quería en la película y nosotros teníamos que llevarlo a la práctica. El hecho de estar en todo ese proceso desde el principio lo facilitaba mucho.

Jonas Trueba y Vito Sanz durante la presentación de Volveréis

La película en principio parece muy ligera y conforme avanza el metraje nos vamos dando cuenta que se convierte en un retrato generacional con mucha carga de profundidad.

Jonás: Sí, eso es verdad, supongo que esa carga de profundidad que dices está desde el principio y tiene que ver con el momento vital que atravesamos en general y con todos los que hacemos la película que es un momento como de crisis existencial o profesional. Eso está ahí en la película desde el principio por debajo. Lo que pasa es que la película está planteada como intentando tapar eso, hay un deseo de soterrar el drama. Y lo emocionante, para mí, de la película es como ese drama va apareciendo y al final acaba emergiendo.

Pero es verdad que toda la película está plantada como un intento de desdramatización del propio drama de la pareja protagonista.  En general intentamos trabajar con ligereza la hondura, si se puede decir así.

En la película hay una escena que los protagonistas hablan sobre 10, la mujer perfecta, la película de Blake Edwards. Es una película que trata sobre la crisis de un matrimonio, pero por debajo está hablando de la dificultad de la creación y del dolor que eso supone para un pianista que termina componiendo su mejor música. En Volveréis hay reflexión sobre la creación, sobra la capacidad del cine de narrar historias.

Jonás: Nos preguntan a raíz de esta escena sobre el revisionismo, sobre qué pensamos de esta película, pero eso es otro debate. He visto muchas veces esa película y creo que es muy moderna. Es verdad que puede tener problemas o ser conflictiva con los códigos de hoy pero hay una parte de la película, como tú muy bien dices, en el que vemos que es una película sobre la creación. Se nos olvida que es una película de un pianista en crisis y que al final, efectivamente, acaba consiguiendo hacer su mejor canción a partir de su crisis. Habla de ese momento en la vida de cualquier creador, pero no cuando estás haciendo el disco o vendiéndolo, sino cuando estás recogido en los problemas de tu vida cotidiana. Y en ese sentido, se parece mucho a la nuestra.

La película fue conocida porque él se fuga detrás de una mujer más joven y tiene escenas realmente hilarantes y que son maravillosas, de comedia loquísima, pero se olvida toda la otra parte de la película, que probablemente es un porcentaje más grande, que tiene que ver con esa crisis de pareja, crisis de los 40 y que me imagino que Blake Edwards y Julie Andrews, que eran pareja en esa época, probablemente pusieron en esa película sus propias discusiones.

Ahora que hablas de incorporar experiencias personales en la película. Creo que Volveréis es muy confesional, es una película en la que muestras mucho de ti.

Jonás: Sí, un primer miedo que tuve con la película cuando la vi terminada es que tenía un exceso de sinceridad. Creo que esto se puede decir y, en general, quizá todas las películas que hemos hecho tienen un poco eso. Parece que jugamos con fuego, yo siempre digo que jugamos con fuego porque utilizamos materiales muy cercanos a nosotros mismos. Eso te puede quemar porque al final es muy delicado, te estás exponiendo mucho, estás ahí viendo con tu cuerpo, con tus cosas, con tus emociones.

Obviamente estás construyendo otra cosa que no es tu vida exactamente, estás precisamente intentando dar forma a algo, ¿no? Pero sí, sí, desde luego que hay una complejidad, hay una carga ahí que hace que no sea fácil hacer las películas así. Yo entiendo que el que hace otro tipo de películas, totalmente alejadas de sí mismo, en el fondo se queda más tranquilo porque está contando una historia y no tiene nada que ver con su vida. No hay conflicto ahí. Nosotros sí vamos al choque, vamos directos al conflicto. Y eso, a veces, genera problemas. La propia película lo muestra, la propia película creo que habla de eso, de lo complicado que es a veces trabajar con los materiales propios de la vida, con ver a tu pareja en la pantalla todo el rato.

Los personajes parecen muy seguros, se repiten continuamente que están bien, pero sabemos de sus dudas e inseguridades. ¿Cómo trabajas el personaje desde esa dualidad?

Vito: Cuando estábamos escribiendo el guion ya notamos que si te quedabas en una parte muy superficial había algo que no calaba porque se relativizaba el conflicto. Pero seguimos trabajando y lo que encontramos fue lo que tú dices, cuando el conflicto cala en el personaje. Y lo encontramos cuando empezamos a rodar la película, ese es el momento en que empezamos a intuir dónde cala en cada uno de ellos ese conflicto.

Lo descubrimos con la interpretación. Cuando ya repites lo de que nos vamos a separar, a un amigo, a una pareja, empieza a sentirse de otra forma. Mientras íbamos rodando, lo íbamos descubriendo. Y eso es algo bonito. Seguir diciendo una cosa, pero en realidad probablemente están pensando en otra.

Jonás: Y eso a nivel de interpretación de actores es maravilloso. La mayoría de los actores lo que hacen es enfatizar la cuestión. Si es drama, dramatizan mucho. Si es comedia, se hacen los graciosos. Pero aquí no se están haciendo los graciosos, y al mismo tiempo están evitando interpretar el drama. Hay algo ahí todo el rato que era un reto para ellos.

Hablamos un montón de esto, del tono, de lo que se dice, cuál era el tono, el registro que tienen, un registro un poco extraño, incluso antinaturalista porque es antiliteral. Nunca dicen exactamente lo que tendrían que decir, ni en el tono. Y eso al final para un actor creo que es un reto pero a la vez es muy interesante.

Entrevistamos a Jonás Trueba y a Vito Sanz a propósito de Volveréis
Jonás Trueba, Vito Sanz y Itsaso Arana durante el rodaje de Volveréis. Foto: Lisbeth Salas / Los Ilusos Films

En tus películas tu estilo es muy natural. Con una cámara muy transparente donde no hay grandes alardes técnicos. Sin embargo en esta película sí que he notado más visibilidad de quién está detrás de la cámara. ¿Es premeditado?

Jonás: Es verdad, o sea, fíjate que hablábamos justo de eso, de la antiliteralidad. Pienso que la manera que tenemos de filmar en nuestras películas, y me ha gustado el hecho de transparente, que es una palabra que yo uso, de no hacer alardes, de no buscar un estilo notorio.

John Ford…

Jonás: Exacto, volver a John Ford, volver a Howard Hawks, esos cineastas que son los más elegantes que ha habido nunca, a base de buscar una especie de invisibilidad, de ponerse al servicio de las cosas y dejar que las cosas respiren y sucedan.

Y eso siempre me ha gustado, pero es verdad que en esta peli hay un elemento que tiene que ver con una incomodidad para mí, no lo sé explicar muy racionalmente, pero que es que la película tiene rarezas que son un poco incluso difíciles de justificar y que obedecen a una especie de tensión que la propia película de pronto se genera a sí misma.

Esos montajes, que yo digo algo de Deconstructing Harry, que aparecen un poco en todos los hechos, para mí tienen que ver con el nervio del montaje mismo, porque al final también son cosas sobre el montaje. Eso lo fui descubriendo poco a poco. Cuando estábamos escribiendo ya lo preveíamos. Pero en el montaje realmente me di cuenta que la película necesitaba esa última escritura final, que pasaba por un cierto jugueteo, por pasárnoslo bien en el montaje, divertirnos, era como el humor final que la película necesitaba. Para mí forma parte del humor, más que de ninguna otra cosa.

Y me gusta haberme atrevido a hacer algunas cosas, en parte porque esta película las aceptaba bien; en otras creo que no me permitiría hacer algunas cosas que hago aquí. Yo soy más tendente a desaparecer en la medida de lo posible. Pero en este caso, no es tanto que yo aparezca, sino que creo que el hecho de que yo esté montando la película, es ella la que aparece. Para mí no soy yo, es más la cineasta de la película la que se hace patente.

Es una película también que tiene un homenaje al cine, al cine como vida, es decir, donde es difícil separar esa frontera entre cine y vida, quizá por todas las personas que salen en la película, que coincide, que son cineastas, guionistas y a la vez también es un homenaje a esa capacidad de narrar del cine. Hablas del montaje, el montaje de la propia vida.

Jonás: Está bien que comentes eso porque tiene que ver con lo que estamos hablando. Es el intento, o es la fantasía, de que pudiéramos montar nuestra propia vida, ¿no? ¿Qué pasaría si pudiéramos montar nuestra propia vida, darle forma? Y en el fondo eso es un poco lo que nos suele motivar, lo que yo suelo intentar hacer con las películas que he hecho hasta ahora, es como un intento de dar una forma cinematográfica a un estado vital, a un momento concreto de mí, de los amigos, del ambiente que tenemos, de cómo estábamos en ese momento.

Creo que es así. Los ilusos, Los exiliados románticos o La reconquista, o todas las películas que yo he hecho, las veo un poco así. Son un intento de capturar una atmósfera, un ambiente, el nuestro, con unas energías, unas dudas, unas cuestiones que están en el aire, bajo una formación cinematográfica. Y ésta, también. Pero es verdad que Volveréis, además, incorpora como todas las crisis y las dudas del propio cine, con lo que tiene de emocionante, de bello gesto, pero también de condena.

Escribe Luis Tormo

Jonás Trueba, Luis Tormo y Vito Sanz en los Cines Lys de Valencia