El cine policíaco
En 1996, el siempre sorprendente Alejandro Amenábar creó su primer largometraje, la inigualable Tesis, fascinante obra que resultó ser un preludio del giro al cual se aproximaba el cine patrio.
Su obra, clásica en la forma, no lo es en el fondo. Enmarcada en el género policiaco o de detectives, carece de mujer fatal seductora pues, su protagonista, la encargada de investigar los terribles asesinatos grabados en unas cintas snuff, es una mujer. Ángela será llevada a la perdición por un hombre atractivo y seductor.
Un refrescante cambio de rol que, sin embargo, andado el tiempo se perdería a manos de Schumacher, quien realizó en 1999 Asesinato en 8mm, obra que mantiene similitudes temáticas con la de Alejandro, no obstante este realizador consagrado no logró dar el interés y la sorpresa a un argumento que un joven estudiante con muchos menos medios sí consiguió.
Absurdo comparar a ambos artistas, aunque algo obligatorio teniendo en cuenta que el norteamericano también centró su investigación en las cintas snuff.
La figura del guía de la heroína
Ángela tendrá un “Robin” que la ayude en su investigación: Chema, el friki de la facultad, él es quien la guía en su búsqueda de la verdad y la adentra en el submundo de las obras snuff y del género gore. Chema se convierte en la figura del anciano guía durante el camino que recorre la heroína al perder al inicial: Figueroa, su director de la tesis que realiza sobre la violencia en el audiovisual. Él es quien encuentra la cinta del asesinato y fallece de un infarto durante su visionado.
El género snuff es en realidad inexistente, hasta el momento se desconocen crímenes reales, macabros, grabados con fines comerciales. Su existencia es una leyenda urbana con diversos orígenes. En 1960 la película de Michael Powell Peeping Tom, el asesino graba sus crímenes, y en 1971, el libro de Ed Sanders, sobre los crímenes de Manson, acuña el término Snuff film.
La mujer en Amenábar
Como ya viene siendo habitual en las obras de Alejandro Amenábar, la heroína es una mujer fuerte y autosuficiente, capaz de empuñar un arma y disparar sin dudar. Inolvidable la imagen de una aterrada, pero decidida Nicole Kidman en Los otros, asiendo con firmeza su escopeta.
Son seres inteligentes y unas luchadoras tan válidas como cualquier hombre o incluso superior, como Hipatia en Ágora. Indiferentemente del ámbito en el cual sean ubicadas no aparecen cosificadas, no son meros objetos.
En el audiovisual es muy habitual que si una mujer posee sensualidad, sexualidad o elegancia, sea enfocada como un objeto para deleite de los ojos de los hombres, quienes las observan en la pantalla como voyeurs. Sin embargo, con Amenábar esto se rompe: poseedoras de toda su feminidad, dejan de percibirse como simples objetos sexuales. Un cambio que es de agradecer.
Antagonista
El antagonista de Ángela, Bosco, no es un personaje plano, al igual que Chema, quien poco tiene que ver con ella y sus valores, pese a convertirse en el guía y mentor de la protagonista. La ambigüedad con la cual se muestran a los antagonistas es con lo que el director juega para confundir al espectador, manteniendo la intriga sobre la verdadera identidad del asesino hasta el final.
Haciendo dudar tanto a Ángela como al espectador, pues manipula a ambos y a sus percepciones, cual titiritero, nos lleva dando tumbos hasta el desenlace.
Resulta más que evidente su pasión, admiración y profundo conocimiento de la obra del maestro Alfred Hitchcock, en el logro de esa interminable prolongación del suspense.
Detectives e investigación
Como toda buena obra de detectives, la investigadora debe enfrentarse a un inframundo de perversión, donde se desarrollan los asesinatos. Hombres situados en altas esferas manejan los hilos de la trama de los crímenes. Son seres despreciables y casi intocables.
Ángela es una buena chica de clase acomodada y estudiosa, representante de las virtudes, termina por casualidad atrapada en un mundo decadente, vicioso y muy oscuro, al cual no pertenece y al que las circunstancias la arrastran. Un peligro que la acecha cada vez más, a medida que intima con Bosco: el hombre fatal que la hundirá en el peligro. Un personaje tipo, seductor, malvado, que vampiriza a sus víctimas.
Este primer largometraje de Alejandro fue tan reconocido que lo encumbró en lo más alto del cine español. Ocho nominaciones en los Goya de las cuales sólo perdió una, la dirigida a Ana Torrent como Mejor Actriz. Pero se hizo con otros tan notables como el del guión, la película o el director novel, entre otros.
Este fue el inicio de una satisfactoria y fructífera carrera que tantas alegrías y deleite ha dado al espectador.
Escribe María González